A partir de cierta edad parece que todos los años son entre muy y extremadamente difíciles, 2019 no ha estado exento de problemas en todos los ámbitos pero considero que he ido sacando la cabeza, no del todo pero sí en algunas cosas. En lo deportivo entre ellas.
Tercera operación del neuroma de Morton y constatación, si no me equivoco por mucho, de que nunca correré como antes o haré lo que quiera. Cierto es que se me había quitado de la cabeza hacer cosas largas largas, pero ahora lo tengo casi seguro. No creo que la medicina pueda hacer mucho más por mí y voy trampeando como buenamente puedo correr y hacer vida normal con las menores molestias y limitaciones posibles. Quizá lo peor es que esto creo que me acompañará para siempre, en el día a día, una línea que nunca me hubiera gustado cruzar por el deporte. El material, benditas mediasuelas altas, son las que me pueden permitir seguir corriendo, también bastantes cuidados y veremos sin con esto es suficiente para un día plantearme algo interesante.
Esperando al día de la operación, recuperándome de ella y probando hasta dónde puedo llegar (Eurafrica) más o menos se me ha pasado el año, con poca ilusión por falta de objetivos pero acomodado a hacer deporte-salud (más o menos), que tampoco está tan tan mal.
Uno de los hitos sin duda ha sido comprarme bici nueva de montaña, no sólo porque me he enamorado de nuevo de una bici (en propiedad) sino porque me dan ganas de hacer algo más que salir cuando puedo, algún corto viajecillo quizá en un futuro. Y aunque ha sido por casualidad, en este 2019 he cumplido 30 años de mountain bike (¡1989, oh yeah!), una de las actividades más bonitas para un servidor. Aunque a veces duela un poco, pero una piña al año no hace daño.
Otros 365 días hechos (no persigo ningún récord, simplemente he querido y podido), siete maratones, 200 km nadando, un nervio menos y algo de luz al final del túnel.
Espero que tu 2019 haya sido bueno y 2020 sea mejor.
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