martes, 12 de enero de 2021

Sobre bots rusos y patrocinadores

A raíz de un hilo de Mario Olmedo me animo a escribir un poco. Disclaimer: no va en contra de nadie, este hilo es sólo una excusa para tratar uno de los temas que nunca me he aventurado a tratar, marketing, búsqueda de patrocinios, cómo se hacen las cosas por ambas partes, autopromoción, redes, currículos deportivos y demás. 

Juego en casa en una cosa: he estado o estoy en ambos lados, buscar y dar, lo que me puede dar cierta perspectiva de cómo se hacen las cosas por ambos lados, errores que se cometen y potenciales mejoras.

En 2021 creo que nadie duda de que tener patrocinadores implica más que resultados, excepto que tu deporte sea un "deporte estatal": llamo así a esos de los que sólo sabemos en los Juegos Olímpicos y que son mantenidos por Estados que luego se cuelgan medallas, pero que tienen cero tirón mediático y no lucen más espónsores que los de la federación de turno. El trail no es un "deporte estatal" con lo que hay que buscarse las habichuelas el 90 % del tiempo, incluso si tienes becas públicas para ejercer tu deporte.

Dado que papá Estado no te paga como para vivir, dado que tienes que gestionar patrocinadores y dado que el siglo XXI está ya avanzado, sí, debes tener redes sociales, sí debes mantenerlas y nutrirlas adecuadamente y sí, los seguidores cuentan.

Como ya apuntó Albert Jorquera acertadamente, el responsable de marketing o patrocinios de la marca que sólo se fije en seguidores es un mal profesional. De igual manera que si sólo te fijas en resultados no estás haciendo una buena labor. Guste o no resultados y comunicación van unidos.

Vamos con las redes porque los resultados se pueden resumir en puntos ITRA, campeonatos, podios o victorias, te puedes hacer un Excel valorando la importancia de cada resultado y hacerte tu propia clasificación interna. Tampoco trataré temas de relaciones con prensa, presentación de currículo, "marketing interno" y demás, no me quiero extender.

Las redes, las odiadas a la par que amadas redes sociales. El número de seguidores se debe presentar en cualquier currículo deportivo serio, pero éstos son sólo los entrantes de un buen festín. Porque si no, como bien apunta Mario, con comprar bots rusos a cuatro euros el puñado, ya estaría solucionado. En qué se debe fijar alguien que tenga interés en un corredor (lo comenta más o menos Chito): en seguidores, en calidad de contenido, en qué dice, en cómo lo dice, si lo hace en varios idiomas, en si responde cuando la gente pregunta, si es generoso/a repartiendo comentarios en otros perfiles... en sus 'stories', que a veces conoces mejor a la persona que al personaje por sus 'stories'. Todo esto y mucho más como marca te lo puedes trabajar perfectamente con otro Excel en el que vayas viendo cómo suben me gustas, comentarios, réplicas y demás y comprobar si los crecimientos son orgánicos o no. Si tienes memoria o trabajas a la vez con un calendario competitivo o con la web de algún medio que cubra bien las competiciones, puedes asociar aumentos de me gusta a enseñar cacho o a resultados deportivos concretos. Y sí, si quieres también te puedes hacer en tu Excel un coeficiente de ponderación que pese esos 'likes' si son de calidad o son de "vista cenital con top apretado", porque son 'likes', sí, pero para vender bastones de carbono puede que no te aporten demasiado, o sí, eres tú el que hace esa ponderación. Todo esto lo puede hacer cualquier persona con un mínimo de interés y sin demasiado amor por el trail. Es cuestión de tiempo y ganas. 

Ahora voy a por otro tema: el contenido. Raramente las marcas hablan públicamente de qué esperan de sus corredores y a falta de esa conversación puedes hacértela tú: ¿qué querrías si tú fueses la marca? Eres responsable de patrocinios de la marca Chimpún, qué espero de ellos en cuanto a redes socailes. Algunas marcas exigen un número concreto de posts mensualmente, otros dan libertad y dejan hacer, otras claramente dirigen los contenidos de sus corredores o les dicen exactamente qué deben publicar (o los publican por ellos). ¿Qué haría yo si fuese el corredor? Yo estudiaría bien la marca para la que trabajo o me patrocina (o a la que intento conseguir), vería cuáles son sus valores, sus fortalezas, conocería su catálogo, vería la línea argumental de lo que promocionan, trataría de tener conversaciones con la gente de marketing... y luego haría lo que considerase, con mi estilo, con mi lenguaje, con mis filtros. El filtro eres tú, y se colabora contigo para que filtres el mensaje de la marca, porque las marcas tienen su voz, oficial, y tú eres quien puede ayudar a humanizarla y acercarla a la gente. Y cuando te sientes a hacer una planificación de la temporada deportiva hazte también una de redes sociales, alimenta tu web (si la tienes) con contenido interesante, busca tu nicho y sé tan bueno en esa red o ese contenido como crees que eres corriendo. Y no olvides una cosa: para recibir x tienes que devolver y para que seas rentable; si lo pasas a ventas y números duros, ten por seguro que y >>> x: sólo cuando una marca vende y de un corredor es cuando éste ha sido rentable por los x € que ha invertido.

Evidentemente daría pena que alguien consiguiese un patrocinador por un número inflado de seguidores, pero el recorrido es corto, las analíticas de tu web, el 'feedback' que obtienes, los "espías" que todos tenemos, cómo es el trato en privado o público o incluso pequeñas trampillas que puedes hacer para ver cómo responde son el pan nuestro de cada día. No, los atletas "no tienen que tirar de trampas" y más les vale que no lo hagan porque su futuro tiene fecha de caducidad si las hacen (y ojo que las marcas hablan entre ellas, no son cámaras de resonancia aisladas). Diría más: esos atletas que compran seguidores están tirando el dinero, sólo marcas de medio pelo se van a fiar de seguidores y cuatro chorradas más, las marcas serias tienen a gente que sabe de este deporte, que puede hacer una análisis longitudinal de tu obra y milagros, que se ha empapado de unos cuantos vídeos de entrevistas (y ya hay histórico importante), que ha llamado a medios para ver si este o aquel suele estar colaborativo o no, que ve cómo ha utilizado y lucido los colores de pasados patrocinadores... y que sí ha mirado los seguidores, claro. El análisis cualitativo se tiene con cierto callo, conociendo este mundillo, con algún año de experiencia, siguiendo sin seguir a corredores y con una visión en diferentes planos. Por eso se llama cualitativo. Ha quedado un poco LinkedIn.
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viernes, 1 de enero de 2021

2020...

Durante algunos días de las últimas semanas, mientras corría, he pensado cómo resumiría el 2020, en una palabra. Tras darle algunas vueltas mi palabra es interesante. Sí, interesante. Te puede dar una idea del personaje singular que escribe esto y de que no me ha afectado gravemente ni a mí ni a mi entorno el bicho. 2020 ha sido un año muy interesante en muchos aspectos, en cómo hemos reaccionado individualmente a los desafíos que se han ido presentando, en cómo los hemos racionalizado, cómo ha evolucionado nuestra forma de pensar, cómo hemos mantenido la tensión y la atención tratando de no decaer, y cómo se han comportado los grupos, de los pequeños (familia, amistades) a los grandes (localidad, barrio, región, país). Todos nos hemos enfrentado a algo totalmente nuevo y que jamás pensaríamos que nos iba a tocar vivir y cada uno sabrá cómo lo ha hecho. Por esto para mí la palabra resumen es interesante. También gris (claro), algo tristón, monótono, íntimo, distante. Y muchas más. La aplicación en la que guardo los artículos que leeré más tarde me dice que he leído en el último año el equivalente a 115 libros, me gustaría saber cuántos han sido dedicados al monotema, pero dado el seguimiento que se ha hecho será un porcentaje altísimo, y me sigue interesando. También ha caído algún libro de verdad para tratar de ahondar, todo por la curiosidad de comprender esto un poco mejor.

Pero ha habido mucho más, y la mayoría de cosas han sido buenas en el 2020, por eso me sorprende la corriente de negatividad y los deseos de quitarse de en medio el año, aunque lo entiendo para quien lo haya sufrido, obviamente. En la duda aprendemos más y mejor, y espero que algunas lecciones de este año no se nos olviden. Sí, soy del reducto de los que cree que saldremos más fuertes, mejores personas, algo diferentes y que el 2020 nos habrá marcado para siempre, con sus cosas buenas y con las malas. No lo echaré de menos tampoco por lo que me ha quitado, pero no soy negativo con él ni creo que lo recuerde mal.

2020 ha sido un año diferente y novedoso en lo personal, raro en lo laboral y ameno en lo deportivo. Excepto los 48 días (si no recuerdo mal) de arresto domiciliario, el resto ha sido ameno, aprendiendo de mi maltrecho pie otro poco, poniéndome dos veces el dorsal (aquí y aquí), dándome una vuelta en bici y corriendo un día un poco largo. Recuerdo que un amigo me preguntó que qué tal el pie tras los 60 km, y me di cuenta de que ni había pensando en él. Con cuidado y sin hacer locuras, con material adecuado y con mimos, puedo correr con cierta normalidad, y también hacer vida, que no lo tenía tan claro en el presente ni lo tengo en el futuro. He echado de menos algunas cosas, algún viaje, algún reto que tenía en mente, algo de chispa, pero no mucho más y asumible para la que ha caído. Espero en 2021 recuperar alguna de las parcelas, no todas, pero sí alguna para hacer de la vida algo un poco más intenso.

Dos caídas y cuarto en bici (ninguna filmada), dos llaves de casa perdidas (más el milagro de que alguien no me quisiera robar el coche en otra pérdida), un neopreno roto, 226 km nadando (con 90 días menos de año), 75000 kilocalorías consumidas en bici de montaña (y disfrutadas, qué bien me lo paso), tres años después vuelvo a hacer pesas caseras (no en el encierro, me mantuve alejado del hierro), cuatro confinamientos, un ERTE, ni nariz ni celebro taladrados aún, un GPS jodido y otros 365 días del año entrenados.

Buen año para el que lea esto, a ver si podemos recuperar poco a poco esas partes que echamos de menos y, sí, ya estamos en 2021.

Vídeo moña resumen:

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