
Aquín estamos, en la soleada Río de Janeiro por última vez. Hoy vuelvo, muy a mi pesar, y a algunos os tendré que ver el gepeto horrendo ese que tenéis.
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Vamos con la carrera. La muerte en vida. Tremendo. Yo creo que se les ha ido la mano un poco, hemos aguantado por supervivencia y porque abandonar es una humillación que luego arrastraríamos el resto de nuestra vida deportiva; porque, desde luego, ha habido algunos momentos en los que el abandono era lo más lógico y razonable. Todo tiene un límite, y el sufrimiento voluntario también. Una de las cosas buenas de la prueba es que he subido mi listón un poco en cuanto a animaladas físicas, pues considero que es la competición más dura que he hecho hasta la fecha. En eso ha estado bien, desde luego, pero en otras no.
Fallos organizativos, algunos de cierta importancia; un recorrido realmente inhumano (y no me quejo por cualquier mariconada); y unas condiciones difícilmente igualables. Se han es
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Voy. Primera etapa, 16km, selva densa, se promete dureza. Pero son 16km, puede ser duro, pero tampoco nos vamos a morir, ¿no? Entreno a 30km diarios, una toma de contacto. Ya. Sin duda los 16km más increíblemente duros de mi vida; subidas y bajadas de manos, cruces de ríos y ciénagas, y una incapacidad para ir bien. No sé las respuestas, pero no me adapté nada bien, intentaba recuperar puestos e iba cada vez peor. Además me atormentaron los calambres, no menos de cien, y no exagero, y así no se puede hacer nada. El tiempo de 4h20' puede parecer de coña, pero sufriendo como un animal es para pensar que algo pasaba. Ese algo es el terreno, muy exigente, lento, tortuoso y difícil. Fue el primer aviso de lo que nos esperaba. Casi fallezco y reconozco que me asusté un poco. Al fin y al cabo llevaba el 4% de carrera y estaba muerto.
Con el susto en el cuerpo, 21km de segundo plato. Más de lo mismo. Muérete, resucita como puedes, y te rematan. Tremendo. Estuve muriéndome unas 3h, y ciego de sufrimiento decidí pensar. Adiós general, adiós todo, o me tranquilizo o me voy a casa. No tiene sentido sufrir por sufrir sin disfrutar nada, tenía que acordarme de porqué iba a la selva. Las otras 4h, aunque fueron de una dureza extrema, me fueron algo mejor.

Os cuento el tipo de terreno que teníamos bajo los pies: estrecho "sendero" abierto a machete, mil raíces con las que tropezar, ramas con las que darse en la cabeza, numerosos cruces de ríos, ciénagas pestosas, árboles caídos (yo calculaba una media de 10 por km) y millones de curvas (no exagero si digo que había una cada 10m, echad cálculo al número total). Nadie podía correr prácticamente nada, y es por esto que esto no era una carrera de atletismo, era una prueba de supervivencia; todos estábamos de acuerdo en ello, Jungle Challenge, Jungle Adventure serán nombre más apropiados que Jungle Marathon. En eso yo me sentí algo "engañado".
En la tercera etapa, de 27km, conseguí por primera vez que no tuviera calambres en las piernas, a base de agua y paciencia (=dejar que el cuerpo se habitúe al entorno), pero me costó buena parte de la carrera. Otras seis horas muy muy duras. Aquí Fernando se retiró. Por la tarde tuve importantes mareos por hambre, cosa que no me apasionó como puede uno imaginarse.
Por la noche hubo amago de motín porque la gente estaba fundida y venía la larga. Hubo una absoluta incomprensión del director de carrera, y casi hay plantón. Jamás me podría haber imaginado que unos ultramaratonianos pudieran quejarse de la dureza de una carrera. La solución, salomónica, salíamos una hora antes para tener más horas de luz en la selva. Bien.
Amanecimos a las 0330h. Teníamos 45km de selva y una maratón de pistas buenas. Bien bien. Y para empezar, un cruce de río de 120m... nocturno... requetebien. A las 0445h estábamos nadando, tras dos kilómetros de carrera nos perdimos casi todos... qué buena manera de empezar. Encima formamos un 'hard pack' cuatro payos (canadiense, germanoitaliano, inglés, españolito) que volaban. En uno de los esfuerzos más increíbles de mi vida aguanté 9h andando-volando por la selva. Me sacaron los ojos y me produjeron un dolor que ya conozco muy intenso y molesto en un tendón de un pie y el tibial anterior. Se me olvidaba que en el km12 nos atacaron abejas y vi una de las situaciones de pánico más acojonantes de mi vida. Yo ni veía el suelo del ritmo, era el más débil andando, y, sin embargo, al final yo fui el que quedé más entero, porque en cuanto llegué a la pista era el único que pudo correr...
Empezaba una maratón que se supone era por buenas pistas y "rápida", recuerdo que llevaba 9h en las patas y era el quinto día. Muy hambriento y con fuertes dolores en el tibial anterior de mi pata derecha, allá que iba, enfilado como una "flecha". Las susodichas pistas buenas eran de arena de playa, con lo que se esperaba más infierno. Pasé a gente, y aunque iba muerto todo corriendo cuando la mayoría iba andando. Alcancé a uno de los primeros (sueco), nos fuimos juntos, iba cuarto-quinto. Nos empezam

Los 20km que tuve que hacer al día siguiente por la mañana para acabar la etapa larga, con un dolor muy importante en la pierna, con un sol de justicia y por un terreno penoso (pistas de arena de playa y playa), solo, fueron lamentables. Llegué porque tenía que hacerlo.
Encima tenía la pata jodida para el día siguie

Desde entonces todo ha sido vaguear, piernas increíblemente hinchadas y me piro que me echan de aquí.
Cuidarse.
Besines a todos.
s13
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