Madrugón, frío importante, desayuno rápido, y últimos preparativos. Al autobús. La salida está a unos 50km del campamento, un ratito en autobús. Luego, hasta la misma salida, serán menos de 5km en todoterreno; este año fuimos tranquilos, pero el pasado nos llevó el Giniel de Villiers de Ghat, a todo rabo.
Mientras esperábamos nuestro 4x4 estuvimos de chachareta con el equipo yankee. Por temas políticos, los yankees han tenido muy difícil entrar en Libia desde hace décadas, y sólo ahora, que Gaddafi ya es amiguito, empiezan a conceder visados. Aún así supongo que habrán tenido que remover Roma con Santiago para conseguirlo, pero está bien que dos países se acerquen un milímetro gracias a un tema deportivo. Dentro que eran yankees -son gentes peculiares, desde luego- eran majetes. Iban en plan hipermediático, con cámara de vídeo y fotógrafo, el mismo que acompañó a Dean Karnazes en sus 50 maratones por sendos estados; saldrá en National Geographic y posiblemente en algunos medios más. Como poco, están consiguiendo bastante más de lo que nunca nosotros conseguiríamos, eso seguro.
Fotos de rigor bajo el arco de meta, meadita, deseos de buena suerte (¿con la misma mano?), y poco más. Un italiano (Ivan) con mirada bastante perdida me dijo que iba a olvidarse de Seb y Guillermo, creo que me lo dijo tres veces, una de ellas a un minuto de salir. Cuenta atrás, nula concentración pre-salida por mi parte. Bocinazo. Dos italianos salen como aviones entre ellos el 'Polizia Milanesa' Ivan, tremendo espectáculo, los hay que no contienen los nervios ni con Valium. Me animé a salir con el grupo de cabeza una vez interceptados los 'spaguetti' porque no veía que fuesen rápido, un pelo por encima de mi ritmo, pero muy muy poquito. Se formó un gran grupo de una docena más o menos, la gente muy centrada y agresiva, me sorprendió muchísimo ver tanto cuchillo brillando bajo el sol libio... ¡machos, que son 200km! Ni puto caso, poco más y me meten el codo. Al poco veo a Guillaume pegar un hachazo y se me ponen los ojos como platos; pero no, éste no lanza salvas, iba sólo a hacer una foto. Curioso que un 're-top' vaya con cámara y haciendo fotitos, me parece cojonudo, buena mentalidad. Casi todo de los primeros ocho kilómetros son campo a través, generalmente sobre piedras, rumbo directo a la base de una montaña. Seb iba marcando el rumbo por lo general y yo una de las veces me alejé casi 500m a la derecha porque hay una pista y se corre más cómodo, quizá algún metro más, pero sin piedras. Aproveché para hacer una foto de la manada.Lo dicho, todos centrados, muchas hormonas por ahí pululando y llegamos a la primera subida, un importante zigzag de 400m de desnivel positivo, un rampón considerable. Y 'baboooom', al nene le empiezan a flaquear las piernas. No me gustó, nada. Vi cómo empezaban a escaparse. Soy malo andando hasta decir basta, pero se me estaban yendo con facilidad, demasiada. Empecé a no sentirme suelto y resoplaba de más sin estar forzando. Me costó más de la cuenta la subida, foto en cima, y un poco tostaete empiezo la bajada. Dromedarios a la vista; los pasé con cuidado y no me gusta nada pasarlos por detrás por si pegan una coz (a uno le pasó, lo vimos en vídeo). Bajada moderada, pedregosa y sin demasiada técnica, sin cebarme. Rápidamente me alcanzó Joey Kelly el de The Kelly Family. A partir de aquí me siguió durante más de 40km, pegado a mi culo: si corría, él corría, si paraba, él paraba; estuve a punto de pegar un frenazo brusco para que se estampase contra mí, pero me relajé y pasé del tema. Prácticamente no me dijo nada en varias horas, siempre pegado a mí, durante unas cuantas horas.
El llaneo arenoso hasta el CP1 se empezó a atragantar y me notaba sin chispa. 'Chispa' entiéndase no como velocidad, pero sí como soltura. Mal vamos, pues. Hasta el CP1 considero que llegué entero, pero ya algo me decía que no iba suelto. Me avituallo con calma, relleno bien de agua porque en este tramo fue en el que me deshidraté el año pasado (empiezas a ir cansado, horas centrales, más de 20km hasta el CP2, segundo control en el km46 de carrera...). Me sorprendió ver a Marc Luciani salir disparado, con la mirada poseída por la competición. En ese control estaba su hija y no tengo muy claro si la llegó a ver. Yo me lo tomé con más calma, dos besos a la susodicha, agüita a la chepa, dejándome a mano comida, algún minutillo más, otros dos besos a la mencionada y a por el siguiente sector. Nope. A la salida del control hay unas pinturas rupestres, el año pasado me las perdí y no lo iba a repetir; de paso así dejaba que Joey se fuera un poquito. Fotitos, segundos de admiración y al tema, esta vez sí.
Curiosamente no reconocía demasiado del año pasado, casi iba de nuevas, pero sí sabía que se alternarían pistas de arena muy muy blanda con zonas pedregosas. Akakus a la derecha, correr cansino, Joey en mi culo -qué pena no haberme enfriado un poquito-, paso por unas miserables haimas, otras pinturas rupestres que veo por casualidad. Se sucedía la arena con los regs -llanuras pedregosas, como las imágenes de Marte-, suelo compacto pero infinitas piedras.
No recuerdo el momento, pero sé que por aquí ya daba por olvidada la competición, me centraría en correr para mí, leerme a cada momento y tratar de llegar a meta. No es que me encontrase mal mal, pero sabía que no estaba bien, eso también lo tenía muy muy claro. Empezaba a flojear considerablemente y me imponía saber lo que tenía delante. Sinceramente, me dejaba ir sin saber si en diez minutos estaría revolcado por la arena o me iba a ir mejor de lo que pensaba. El segundo control está a unos muy considerables 46km, ya has cubierto de largo la distancia maratón y has repostado sólo una vez. Simplemente por este hecho ya hay que tener cuidado y saber adónde vas. Ahora lo pienso con calma y no sé ni qué carajo hacía, afortunadamente me dejé ir y esperé acontecimientos, pero no sé ni qué coño se me pasaba por la cabeza en esos momentos; iba preocupado porque me sabía débil, pero mantenía la calma. No había nadie delante de mí, sólo me veía a mí, me olvidé de puestos, rivales y leches, sólo estaba yo y mi cuerpo, leía cada mínimo síntoma, algo [razonablemente] hipocondríaco.
En ese CP2 me alcanzó Jaume. Me sorprendió. No es que no me lo esperase, pero de repente verle me sorprendió. Hablamos un poco, nos hicimos alguna foto tranquila, recuperamos fuerzas y salimos, yo un poco por delante, al PC3 -¡kilómetro 72,34!-. Había que llegar de día y ahí prepararnos para la noche. En esos momentos sabía que Jaume, o reventaba él solito, o me iba a ganar. No me gusta que nadie me gane, y no tengo especiales sentimientos de compasión o envidia hacia mis compatriotas, simplemente él me ganaba si no fallaba, lo sabía.
Me alcanzó con rapidez, quiso tirar de mí, pero le dije que se fuera, era más rápido, iba centrado y tenía que hacer su carrera. Se me empezaba a hacer largo. En una larga recta en la que íbamos a la vista unos cinco o seis corredores, yo era el que me iba quedando y no progresaba, los iba perdiendo de vista unos minutos después y rato más tarde ya no veía a nadie. La tarde se me empezaba a echar encima y no tenía tan claro que llegara de día al siguiente control. Este tramo se me alargó considerablemente, algunas dudas de motivación, unos cuantos kilómetros más en mi cabeza que en las piernas, y me acerqué a donde el año pasado pegué un pequeño atajo. No recordaba dónde era, volví a arriesgar casi a ciegas y recorté unos dos minutos. De nuevo, divertido pero arriesgado. En tiempos soñé que le recortaba esos dos minutillos a Seb, hoy me conformaba con que fuera a Hervé (creo). Un rato más y CP3, reencuentro con Jaume, con las últimas luces del día, como en 2008.
El último día pudimos ver un vídeo resumen de la carrera que montaron con rapidez allí mismo. En ese CP3 me entrevistaron un poco y al verme en la pantalla días después me reconocí la cara agotada; me impresionó, de verdad; afortunadamente no había espejos por allí, pero tenía muy mala pinta. Tenía cara de llevar 150km no 70. Ignorante de mi careto de agotamiento, sentía que empezaba a ir justo, pero el primer asalto, el primer tramo diurno, estaba completado. A por la noche. La temible noche. Donde algunos se deshacen y otros crecen.
s
Vaya con el Kelly, al menos agradece que no se te haya puesto a cantar jaja. Muy buena la crónica de la carrera tan detallada.
ResponderEliminarA ver si el último se quedó así a propósito. Estupendo post. Ánimo campeón.
ResponderEliminarFuracán, tenías que haberle oído tras la carrera, una voz poco más que un susurro. Teníamos un poco de coña con él, todo el día con un plumas y un pasamontaña puesto. Un poco curioso. Un día a Jaume y a mí nos dijo si queríamos jugar al póker... tenía una competición y tenía que entrenar...
ResponderEliminarFrancis, también tuvimos coña con alguno que creíamos que perdía aceite, yo creo que jaume se dio cuenta, se lo dijo, y claro, le ganó.
Saludos,
s
Buena crónica, si señor.
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