Acabé el anterior post con la pregunta sobre la posibilidad de que se te rompiese el hielo bajo tus pies. Es una posibilidad real, claro, igual que te pique un escorpión en el desierto o que te caiga un rayo en la montaña. Ni que decir tiene que mejor ni pensarlo, pero como ignorar un problema no hace que desaparezca, lo mejor es tener información. El día anterior a comenzar la carrera te dan una charla de supervivencia, ya te puedes imaginar, horrorosas fotos de congelaciones por si subestimamos el lugar, avisos de que estemos alerta con todo vehículo de motor en manos de descerebrados (realmente sólo vimos tres motos de nieve ajenas a la organización en seis días), y qué hacer si te caes al hielo. Los valientes que sigan leyendo.
Quiero pensar que el trineo se te desprendería (mi arnés sí lo haría), y si no, y si cayera contigo, lo primero sería desprenderse de él. Lo siguiente es nadar hasta el borde del hielo e intentar salir asiéndote a algo, cosa nada fácil. Para mi sorpresa, en la tienda de deportes local vendían una especie de picahielos para llevar a mano y que en estos casos te servirían para clavarlos y servirte de apoyo para salir. Pero si no consigues agarrarte a nada, tienes que al menos rodear la nieve del borde con los brazos y sacar algo del cuerpo del agua, dejar que se te congelen los antebrazos al hielo y que eso te fije al mismo. Es acojonante, pero pensar en quedarte metido en al agua con los antebrazos soldados al hielo y esperar ayuda es algo que te puede salvar, porque pueden encontrarte incluso una hora después y salvarte la vida, pero si no te sujetas a nada, en menos de dos minutos no podrás agarrar nada y te hundirás.
Todo esto y bastante más nos lo dijeron los de Arctic Response, una empresa que da cursos de salvamento a empresas que trabajan por estas zonas tan inclementes. Estuvieron toda la carrera siempre cerca de nosotros, y sobre todo en la primera etapa, en la que te encuentras de frente con el frío y la realidad, en varios puntos nos miraban con atención la cara para ver si teníamos síntomas de congelaciones o hipotermia. Porque sí, hubo congelaciones e hipotermias y alguno acabó en el hospital. Es ley de vida, en todas las carreras que he hecho, alguno falla por mucho o tiene algún problema serio y queda fuera; si además estás en un entorno tan hostil como este, la posibilidades de que ‘algo’ ocurra se multiplican.
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P.D.: nadie ha caído nunca en el hielo en ninguna de las tres ediciones hasta la fecha y van motos de nieve delante de nosotros mirando si hay grietas, y si las hubiera o algún sitio con agua -que sí vimos en un lugar- se baliza y ya está; no hay motivo para acojonarse. ¡En serio!
tú chica estará mucho más tranquila.
ResponderEliminardiooossss!!!!.. y si no te encuentran en la primera hora, sólo te queda esperar a que venga el oso de la foto y te de por culo para que entres un poquito en calor..
ResponderEliminarMi chica, ignorante de estos peligros, lo estaría; lo malo serán las chicas de los que vayan en futuras ediciones, je je.
ResponderEliminarEl coñazo es no tener una baraja de cartas para hacerte un solitario, porque un ahora ahí esperando sin hacer nada, vaya coñazo.
Ni que decir tiene que cuando escuchas estas cosas se te queda la clásica cara de gilipollas 'qué-hago-yo-aquí' a la par que la neurona opina 'bah-me-la-pela'.
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no sé, hacer solitarios con una mano mojada (porque la otra está tiesa pegada al hielo) debe ser difícil para barajar y todo eso, y luego está el problema de dónde dejar las cartas, porque si las dejas en el hielo no las ves, y si las dejas en el agua por ahí se quedan y se estropean...
ResponderEliminarmejor un yo-yo.
(y ahora que lo pienso, ahí metido, con los nervios, transformas un 6 en un 1 en un santiamén. Pásate por mi blog para entenderlo, gracias).
La variante yo-yo también es válida pero requieres maña porque estás metido en el agua, recuerda.
ResponderEliminarHay muchos otros entretenimientos para esa hora de espera, que si un sudoku, leer algún mail tonto con la Blackberry, escribir entradas sobre truños, etc.
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