viernes, 19 de abril de 2013

Baikal13 - Entrenamientos (4): cuarto mesociclo - tope

El segundo test me dejó decepcionado por el tema de los tibiales anteriores. ¿Qué cambió en este test para que en el anterior no acabase tocado y en este sí? Unos kilómetros más (poco)... y las zapatillas. Tras años con este problema y tras mucho darle vueltas, concluyo que no solo debo reforzar los tibiales (a lo que me pongo inmediatamente), sino que una zapatilla que me haga pronar menos al despegar el pie (solo andando, corriendo no me pasa, curioso) me evita un trabajo al que los tibiales no están acostumbrados. Aún así refuerzo los tibiales como buenamente puedo, con electroestimulación y varios estiramientos diarios. Voy tarde en esto y me culpo por ello, tendría que haber incidido en varias áreas a la vez, no solo en andar.

Sigo apurado con el Aquiles, pero sin duda ha habido una excelente evolución. Al principio necesité algún masaje, pasado el tercer mes no necesito ninguno, aunque sigo haciendo tres o cuatro ejercicios excéntricos al día como poco. Unido al entreno a pie, lo mucho que lleva andar, los dos días de excéntricos (del resto del cuerpo), dominadas y mariconadas del tren superior, y que el día de andar estoy doblando (con natación), no bajo de unas 4-5 h pringadas a diario. El desgaste en todos los sentidos es enorme. Y súmale la parte de material, tuneo vario de algunas cosas, logística y otra preparación, aunque me haya dejado el último mes para eso.

L - 20' cc + 2h 'pulka' + 20' cc
M - 2h carretera/1500 m natación
X - 2h 30' cc
J - 4h30' pateo + 1500 m natación
V - 20' cc + 2h 'pulka' + 20' cc
S - 2h carretera
D - 2h30' cc

Peso

Para el frío es bueno ir con cierto sobrepeso (en expediciones largas no solo 'cierto', sino que hay que ir algo fondón), pero nunca he ganado nada mientras entrenaba, y poquísimo fuera de entrenamiento. Corriendo ya unos 25 km al día como como una lima, las tres normales, más tentempié y merendola, pero empiezo a comer a destajo a ver si consigo ganar algo de peso. A mi habitual querencia por carnes, fritos y demás, añado Nocilla (no bajo de medio kilo a la semana), aceite (lo más calórico que hay, empiezo suave con tres cucharadas y acabo con 50 g, puede que te suelte la tripa bastante) y aumento en mantequilla (cerca de 400 g a la semana). No gano nada, ni un mísero gramo.

¡Nieve!

Paciencia hubo que echarle, pero al final llegó la nieve. Poco antes había recibido el pulka y estaba deseando probarlo. Salgo un día a probar en montaña -el pulka requiere 100 % nieve y sin desnivel- y me gusta cómo va; eso sí me hago unas heridas tremendas en los pies por correr unos pocos kilómetros con zapatillas-botas con calcetines bajos. Pero lo peor estaba por llegar: volviendo a casa tengo un bajón increíble de moral porque no sé si me estoy metiendo en un lío demasiado gordo. Recuerdo en esos momentos, y no puedo estar más de acuerdo, una cita de Albert Einstein sobre que la ciencia tiene mucho de esfuerzo y de saber abandonar aunque ese esfuerzo haya sido ingente. El deporte en parte es igual, hay que saber decir basta, no perpetuar una lesión o meterte donde no te llaman. Casi siempre en mi vida deportiva he sido consciente de mis limitaciones, pero a la vez he intentado empujar mi límite más y más allá; he logrado llegar muchísimo más lejos de lo que nunca hubiera imaginado, pero pensar que iba a estar en Siberia, con mucho frío (que odio, no sé si lo he comentado ya), dependiendo solo de mí, con cierto riesgo (y no precisamente de abandonar...). Se me hizo un mundo, me iba a jugar la vida un poco (o un mucho), eran bastantes días, y no sabía si eso era para mí. Me hizo dudar un tipo muy fuerte y experimentado, pero que está bastante zumbado el pobre. He conocido quizá dos o tres personas en mi vida de su nivel y no me refiero a lo físico. No lo pasé bien, demasiado pensar, pero lo solucioné de la forma más simple: me compré los billetes de avión, me dejé 670 pavazos y ya no había vuelta atrás. Me iría sí o sí.

De nuevo en otro pequeño golpe de suerte justo cuando iba a hacer el tercer test cae una nevada potente y me deja muchas pistas aptas para arrastrar pulka. De nuevo este mesociclo es de cinco semanas, y la penúltima bajo para hacer un buen test, esta vez de nueve días totales 2h 'pulka'+3h 'pulka'+3h40' pateo 'pulka'+2h40' pateo 'pulka'+8h20' pateo pulka+10h 30' pateo pulka+6h pateo pulka+2h45' cc+2h30' cc. Como se ve, muy centrado en andar para ver si salía la tara de los tibiales. Y no.

113 (133), 107 (134), 88 (101), 60 (163) y 55 km (58 km).

Test 3

Como decía, llegó la nevada y pude hace los tres días con pulka, con nieve, fresco, todo pintaba bien... hasta que la primera noche, cerca de acabar, en una inversión térmica, me empieza a llover a 1500m cuando me había nevado antes (menos frío) y más bajo. Acabo penando, tocado, cansado y apurando. Completamente empapado, sin cenar, me meto en la funda de vivac. Me sirve para recordarme que cualquier día te puedes complicar la vida. Un poco antes, un padre y su hijo, ya entrada la noche, me vieron con el coche, fliparon bastante como es razonable al ver a un tío solo, arrastrando un pulka por la noche sin luz y con el fresco que iba haciendo, y el padre me dijo 'no te hagas el valiente'. No lo hice, pero por una tontería de lluvia se me complicó el tema y acabé sin disfrutar nada la jornada precisamente, y apurando porque pasé frío al final y me encabezoné en llegar a un sitio y me costó. Aunque al día siguiente conseguí secar parte del material, esta segunda jornada me decepcionó el ritmo que llevaba, cierto que iba con ligera subida -los pulkas son muy pesados de arrastrar con desnivel- y abriendo huella, pero aún así fue ridícula... 2'7 km/h. Y para rematar, el tercer día salió un solazo que me deshizo parte de la nieve final y tuve que portear el pulka a la chepa. Ah no, que quedaba el 'bonus': donde me recogen vuelve a llover, paso más frío que un tonto y encima me dejo los bastones de carbono 'a 130 lereles'... y en Raidlight no van a tener hasta dentro de dos meses, cojonudo vamos.

30/01/2013

El tercer día de la semana de regeneración recibo la devastadora noticia de que la carrera se ha suspendido. Otra vez me vuelve a pasar. Día absolutamente desolador, y no solo por la tristeza, sino por el qué hacer. Porque desde el principio me planteo ir sin carrera ni organización ni leches. La parte buena es que me he ahorrado como 1600 €. La mala... es todo lo demás. Nadie de mi entorno me puede animar porque si algo pasara les remordería la conciencia, lo entiendo; pero tampoco me pueden desanimar, porque me ayudarían a perder de vista un sueño. Y saben que estoy en un filo, un pequeño empujón me tira hacia uno de los lados, hubiesen podido decidir por mí fácilmente y yo hubiera aceptado, un pelín de psicología y me quedo en casa o me mandan a la "guerra". No era solo el esfuerzo y la enorme ilusión invertidas, ni el dinero; la verdad es que había disfrutado esta temporada bastante, dentro de que soy una persona que casi nunca disfruta demasiado (por no decir muy poco) entrenando, es más bien un vehículo para disfrutar otras cosas o en otro momento, pero el reto era enorme, pasé unas semanas muy concentrado y me apliqué con muchas ganas, y como muestra, no me puse ni una vez malo de verdad, eso es por la motivación y el cuidado que tuve entrenando, jugando al límite a veces, pero controlándolo. No era, como decía, solo la ilusión y el esfuerzo, era que nunca iba a volver, y lo sabía, era un todo o nada, cuando todo puede significar también pasar un infierno inimaginable, dañarte el cuerpo o la mente irremediablemente, o algo peor. Al final del día la persona más cercana me da la solución: "vete y prueba". No pasaron muchos segundos en darme cuenta de que era la mejor solución, probar, no quedarme en casa rumiando y maldiciendo, ver aquello, intentar algo, vivir un poco la experiencia y ver de qué soy/era capaz, con las lógicas medidas de seguridad, mis medios, mi capacidad, pero sabiendo los nuevos condicionantes de aislamiento absoluto e "imposibilidad" de abandono. Este penoso día es también parte de este Baikal13, el nombre lo encontré rápido por el año y mi 'alias', porque iba a ser un Baikal muy personal. Había finalizado el entrenamiento físico, y empezaba un atareado mes de preparativos.
s

8 comentarios:

  1. Y ni con esas, oye. Al final me llegué a hartar de la Nocilla, dejé de tomarla, no me entraba más, pero a la vez vi lo adictivo que es el chocolate, te lo tomas como una costumbre tras las comidas y el cuerpo acaba pidiéndotelo, pero bien pedido, curioso.
    s

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  2. Así que llevas treinta y pico años vivo en este planeta y te das cuenta ahora de lo del chocolate. ¡Tu eres un sin sangre! Seguro que desayunas cacao en polvo y el café te sienta mal.
    Y los torreznos.

    SPJ

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  3. No si conocía el chocolate (y sí, desayuno 'cola cao', el del Dia, por cierto, que está mejor que el famoso, ¿algún problema?, y no me he tomado un café en mi vida, no me gusta nada), pero es que no lo había tomado de esta forma sistemática y garrula, me faltaba comerlo a cubos. Oye, y sigo con mi tipín. Te dejo que postees sobre ello.
    s

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  4. Alguno decía:
    "No si a mi el deporte ni me gusta ni ná, sólo que salgo a correr para luego poder ponerme cochino de chorizo, huevos fritos y chocolate..."
    Algo de verdad hay en ello, reconozcámoslo...
    Suele pasar que en casa me miran raro cuando después de cenar bastante bien, y ante mis quejas de estar a punto de explotar, en cuarto de hora estoy con la leche con galletas antes de acostarme, y sigo con mi "tipín" como dice Sergio.
    Pena lo de la suspensíón de la prueba...

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  5. No es mi caso porque mi cuerpo se autorregula, cuando entreno, como mucho, cuando corto, bajo. Pero vamos, que no me corto tampoco, y sabiendo que todo lo quemas, sin problema, a destajo cuando toca.
    s

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  6. Entonces tú tampoco entiendes eso de "yo, cuando entreno mucho, pierdo el apetito"? Yo llego de correr y me como a Dios por los pies.
    Q

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  7. Como como una lima, pero no corro para comer como otros. Lo mejor es que cuando dejo de entrenar fuerte dejo de comer, sino sería esférico.
    s

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