Llevo varios años siguiendo dos interesantes proyectos que reúnen alta tecnología y desafío. El Solar Impulse es uno de ellos. Versión resumida: dar la vuelta al mundo con un avión empleando exclusivamente energía solar. Ni que decir tiene que sería el primer avión en hacerlo.
Piénsese en el increíble desafío tecnológico, pues aunque es un vuelo con escalas, en varias etapas tendrás que volar día y noche, ¿y cómo vuela un avión solar de noche? Con baterías, claro. ¿Y cuánto pesan las baterías? Un quintal. Así que tienes que construir el avión más ligero posible, con la superficie más grande posible para tener la máxima sustentación y la máxima capacidad de generar electricidad posible, con la mayor cantidad de baterías posible, resistente para soportar corrientes e inclemencias, con los motores más eficientes posibles... El sueño y la pesadillla de un ingeniero. Me encanta.
Uno de los pilotos se llama Bertrand Piccard y lo sigo desde 1999, cuando dio la vuelta al mundo en globo sin escalas junto a Brian Jones. Recomiedo su libro La vuelta al mundo en 20 días. La peculiaridad de Piccard es que viene de una familia aventurera de lo más curiosa: su abuelo Auguste Piccard -en el que se basó Hervé para el profesor Tornasol de Tintín- diseñó los primeros batiscafos, y derivados de estos, las primeras góndolas de globos para gran altitud; el padre, Jacques Piccard (y Don Walsh) fue quien llegó con el batiscafo del abuelo al fondo de las Fosas Marianas, el punto más profundo de los oceános, y también subió con el globo a gran altitud siendo el primer ser humano en ver la curvatura de la Tierra; y finalmente el hijo, Bertrand, basándose en las ideas del abuelo y puestas a prueba por el padre, dio la vuelta al mundo sin escalas en globo aerostático. Si esto lo hace un guión de Pedro Almodóvar le ponemos a caldo por fantasioso.
Dentro de muy poco, y tras años de preparativos, Bertrand Piccard y André Borschberg, tratarán de empujar un poco más allá los límites de la ingeniería, la innovación y los desafíos humanos. Se han rodeado de empresas de alta tecnología, buenos partners tecnológicos, y pondrán al límite el conocimiento que actualmente tenemos de las energías renovables. Ya han conseguido algún hito en la historia de la aeronáutica, como volar 24 horas ininterrumpidas con un avión solar tripulado, pero el desafío que tienen por delante es mayúsculo. De la ruta, el tramo más difícil es, lógicamente, el Pacífico, que se hará en dos partes, con escala en Hawai, y el Atlántico, este sí de un tirón; hasta puede que pase por el sur de España o Marruecos, aún no decidido.
Como todo reto del siglo XXI que se precie, se puede seguir por múltiples plataformas, entre las que están su más que recomendable canal de YouTube, Facebook o Twitter, entre otras. Y en la web habrá seguimiento en directo. La primera posible fecha -depende mucho de la meteorología- era el 3 de marzo, pospuesta ayer al 7, partiendo de Emiratos Árabes Unidos, adonde volverá tras 35000 km, 25 días de vuelo y 12 etapas después. Apasionante.
+: Solar Impulse
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