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sábado, 29 de diciembre de 2018
lunes, 17 de diciembre de 2018
martes, 27 de noviembre de 2018
Eurafrica Trail (y 3): Belyounech 25
El traslado a Marruecos fue algo largo pero hay que contar que fueron dos autobuses, un ferry, dos trámites aduaneros, una visita a Tánger, un inesperado paseo y alojamiento en destino. Es bastante tela y además con un grupo grande requiere hacerlo todo con tiempo de sobra para evitar imprevistos. El barco salía de la ventosa Tarifa, arribaba a Tánger y el cruce fue tranquilo y sin mareos, que quieras que no siempre piensas que lo mismo te toca el día tonto y echas el pato por la borda.
La breve visita a Tánger con guía local yo personalmente la agradecí, me gusta ver más que la carrera en sí y siempre que he ido a una carrera he intentado viajar y conocer adónde voy. Estuve meditando si quedarme unos días en el norte de Marruecos pero al final no lo hice, pero tras arañar la superficie de Tánger me quedé con las ganas, Marruecos es muy bonito y tiene mucho que ver, y como he hecho tantas otras veces, correr es una excusa también para viajar, lo ha sido siempre y lo seguirá siendo siempre.
La organización no tuvo en esta edición la mejor de las suertes (eh, que nadie me diga que soy gafe), el viento reinante se llevó una haima por delante pero el alojamiento, en un colegio, se solventó sin problema. Tampoco algún local ayudó, porque a un kilómetro y medio del pueblo los conductores de los autobuses nos descargaron y se dieron el piro, yo me quedé un poco extrañado y fue justo eso, una espantada unilateral: es lo que tiene trabajar en ciertos países, no sabes por dónde te puede venir el problema. Al parecer los autobuseros tenían miedo de quedarse sin frenos en la bajada o sin embrague en la subida, una mierda como una catedral, la carretera no era mala, no eran pendientes tan fuertes pero el caso es que nos dejaron ahí, y ante la incertidumbre, empezamos a bajar como una horda de pijos con miles de euros en material técnico en las maletas por una carretera por la que con quien nos cruzásemos tenía que flipar. Y, de nuevo, no hubo protestas ni malos comentarios, se tiró carretera abajo y listo.
El pueblo de Belyounech es pequeño, protegido en una bahía natural, está justo al lado de Ceuta, y detrás lo flanquean unas buenas moles de piedra. Djebel Musa es el más alto y subiríamos a él al día siguiente, in sha Allah. En la cena nos comunicaron que una de las ascensiones se eliminada y una bajada se neutralizaba. Para mí lo que dice la organización es palabra del Señor, si estoy en una carrera acepto lo que digan y hagan, y si no me gusta, me voy a mi rollo que nadie me obliga.
Desayuné con más moderación que en la etapa anterior por ser más corta y no estar seguro de mi tripa, esperamos más de la cuenta a la salida porque la autoridad local no aparecía y se salió a machete por el pueblo. Nunca entenderé tanta prisa ¡si íbamos a volver al mismo sitio, concha de la madre! (dígase con acento bonaerense). Al kilómetro se acaba la guasa y para arriba. Si algo tengo natural es subir en pendientes entre el límite de andar y correr, me lo tomé con calma al principio, "esquivando" a corredores locales que habían salido un poco optimistas y tratando de llevar un ritmo estable, pero continuamente quien iba delante de mí se ponía a andar, me pegaba carreritas para adelantar y cuando pude ya me puse a correr a mi ritmillo cansino pero que con el mero hecho de hacer el gesto de correr, si no es mucha pendiente, vas claramente más rápido que andando. Así que fui recuperando, adelantando gente y sin esfuerzo, poco antes de coronar alcancé a Beth, la primera mujer, y se vino conmigo. A los 50 m de empezar a bajar, los fantasmas vinieron a hacerme una visita. El pie me dolía muchísimo, me quité la zapatilla, relajé presión, moví los dedos y me calcé de nuevo. No fue un minuto de tiempo real, aunque me quedó en la cabeza unos cuantos más, y tuve una sensación parecida a aquellos dolorosísimos kilómetros de la Maratour de Chartreuse: así no voy a ningún lado, no he encontrado la solución y ya sé dónde tengo el límite del pie. Estoy igual que hace seis meses, y que hace un año y que hace dos. Llevo 26 meses con este puto pie, me han operado dos veces, me falta un nervio, qué más puedo hacer. Aunque Eurafrica iba a ser el test, en realidad la respuesta ya la sabía desde hacía tiempo, quizá me sobre otro nervio, no lo sé, en realidad tenía dos tocados y ahora parece que es el segundo el que quiere independizarse, hijoputa vas a ir al cubo de la basura, que te incineren cabronazo, que tus cenizas las esparzan en la piara más cercana. Desanimado y con estos pensamientos iba en una bajada tirando a tecniquilla, luego que me tuerzo los tobillos y tal por estar pensando en las musarañas. "Estrenaba" zapatillas -las de Francia, unas Altra Olympus, no las usaba desde entonces- y me sentía raro, me iban soplando la nuca (sin chistes) y de vez en cuando obuses locales en zapatillas de asfalto nos pasaban de una forma increíble. Dejé pasar a unos cuantos, no bajé muy allá pero tampoco tan mal, se me hizo algo larga y llegué al primer avituallamiento, el cual me salté. De ahí al segundo -que también me salté- era un sendero que a veces había que intuir, entre arbustos, un subebaja, lento pero donde recuperé algún puesto para mi moral.
Y empezaba el rampón. Casi todo andando, con un descanso intermedio y un avituallamiento que subieron a lomos de burros -en este rellené medio litro, no bebí eso en toda la etapa entre el agua y la comida líquida-, al principio con fuerzas, pero el tramo más duro me costó lo mío, muy pendiente, y notándome algo cansado y flojete: el entrenamiento está sobrevalorado, lo sabemos todos, pero de vez en cuando, ejem, se nota que no estaba fino fino. Toda la etapa son piedras, sendero, empinado, con cierta técnica y con un millón de oportunidades para dejarte los piños, pero moló, fue un gran contraste con las anteriores y esta carrera tiene eso, no son sólo tres países, tres carreras diferentes, dos continentes, además cada etapa es diferente a la otra, con su personalidad y eso no es nada fácil, como decía en la primera parte de la crónica, la caprichosa geografía la tenemos, pero hay que saber exprimirla bien para que salga un cóctel bueno, no vale con mezclar los ingredientes de cualquier manera.
El rampón me acabó hartando un poco porque me noté un poco justo de fuerzas, iba lento y sin buenas sensaciones, pero bueno, se hace, si no te paras es cuestión de tiempo, y en un rato estaba ya bajando, momento en el que viví el único mal momento de la carrera/experiencia. La bajada neutralizada.
Nos lo habían dicho claramente, era neutralizada, había un cartel indicativo y no se podía correr. Al poco de empezar uno me fue cogiendo, corriendo. Era una bajada delicada, para tus dientes y para los de los otros, porque rodaban piedras. No hay que ser muy listo también para suponer que un rescate o un tratamiento médico en Marruecos no es que como en España. Pero sobre todo y por encima de todo nos habían dicho que estaba neutralizada. Cuando me alcanzó el payo en cuestión cruzamos una conversación, que resumida vendría a ser algo algo así como:
Yo: Nos han dicho que esta bajada es neutralizada y que no podemos correr.
El listo: Y qué hago, ¿ando?
Yo: Lo han dicho, son las normas, para todos igual.
El requetelisto: Pues que pongan un avitualliamiento y nos tomamos algo, no he venido a andar.
Yo: No me gusta a mí tampoco pero llevamos un dorsal y tenemos que aceptar el reglamento y lo que nos han dicho.
El espabi: Pues para eso no vengo, esto es una carrera.
Yo: Con un reglamento. Tú mismo.
A regañadientes lo contuve, hasta que llegó un tercero, tan inteligente como éste: un tonto sólo necesita un refuerzo para desplegar toda su tontuna, y claro, pasaron y tiraron adelante. No sé si conseguirías tu ansiado podio veterano para presumir en tu bloque, porque el de la deportividad desde luego que no te lo ganas en la vida, gente con cero valores es precisamente lo que no necesita este deporte, bueno, ni este ni ninguno. Por cierto, hubo unas cuantas caídas y un accidentado de consideración que hubo que evacuar, así que la organización sabía por qué decía las cosas, la bajada era delicada, y si no estás de acuerdo, la haces, respetando lo que te han dicho, y en meta y en tus redes sociales, protestas si te apetece, pero cumple tu parte porque si no quedas como lo que eres: un listillo de medio pelo.
La segunda parte de la bajada (ya no era neutralizada) era la primera del dñia, iba algo cansado con lo que me la tomé con cierta calma tratando de no perder mucho. Me resultó muy curioso cómo menos de tres horas después la bajada parecía otra, entiendo que la luz, la humedad y unos doscientos pares de zapatillas la habían cambiado, y era perfectamente perceptible, se notaba diferente, con el sendero mucho más visible y con otra tracción.
Acabada ésta se ensanchaba, encarábamos el mar y luego nos poníamos en paralelo a él, en un precioso sendero con un azul a nuestra izquierda espectacular, al fondo España y, en medio... España también, porque estaba el islote de Perejil, un pedrusco pegadito a la costa marroquí, sin ninguna chicha ni uso pero que por azares del destino es terreno español y que se hizo famoso hace unos años con aquel asalto marroquí y subsecuente reacción y toma "por la fuerza". Comillas porque si ves el equipamiento de los militares te descojonas, en ese sendero al ser, digamos, frontera, está bastante militarizado, y había que ver en qué condiciones tenían a los pobres chavales, pero bueno, no estábamos a eso nosotros, el sendero era precioso, junto a un precioso mar azul y todo corrible -incluso una corta y empinada subida- si tenías ganas. Un poco hasta las pelotas de piedras empezaba a tener ganas de llegar al pueblo, lo hicimos y me pegué el calentón tonto del día. Quedaba un kilómetro y medio a meta, punta a punta del pueblo, y me puse a correr como si no hubiera mañana, sin más objetivo que porque me apetecía, porque intuyo que no me voy a poner un dorsal en mucho tiempo y porque me lo quería regalar. Con subida el primer mil me salió en 4'17", mola ir así. Subebaja, callejeo y meta. Por poco no alcanzo a un colega, me da lo mismo. Se acabó. Otra vez tengo la sensación de Chartreuse, sí, he llegado, sí, la experiencia es bonita, me ha enriquecido, lo he pasado bien, pero no puedo estar contento del todo, el pie no me deja, no sé qué voy a hacer pero desde luego así no me puedo plantear nada potente. Y aunque no lo eche demasiado de menos que luego se sufre la de dios, quiero al menos sentirme corredor, sin preocuparme de nada y sin sentirme impedido. Sabor agridulce al final, no empaña toda la experiencia y lo vivido, pero que me hace pasar de nuevo a modo lesionado por enésima vez.
El ambiente en meta era relajado, la gente estaba muy contenta con la etapa final, todos estábamos tranquilos, lo suficientemente cansados, las clasificaciones hechas y todos nos conocíamos, el día era soleado, hacía buena temperatura y esto se iba acabando. Pero el ambiente era muy positvo, caras alegres y buen rollo, lo del dorsal estaba hecho, se notaba que había una atmósfera de alegría y creo que más de uno nos dábamos cuenta de todo lo que habíamos vivido en sólo tres días, desde el campamento inundado, el cambio al polideportivo, la etapa veloz de Gibraltar, la de Cádiz con un buen día y un recorrido curioso, los traslados, la experiencia, el hablar con este o el de más allá, lo peculiar que es para nuestros estándares Marruecos, y el buen sabor de boca de la etapa final. Todo condensado a gran velocidad pero con tiempo de paladear. Si por algo me gustan las etapas es por tener este poso y porque las recuerdo mucho más tiempo.
Y poco más, una tarde tranquila, una vuelta larga y ya todo es pasado, pasado con el que nos quedamos unos cuantos. Espero que no surjan ediciones tan problemáticas como esta, nadie se lo merece, pero salvado este match ball creo que ya se puede con todo. Si os llaman la atención las carreras por etapas, esta en concreto tiene ingredientes que la hacen única, dale un tiento, dudo que no vuelvas como volvimos la mayoría, con un buen puñado de recuerdos duraderos.
s
+: Eurafrica Trail
Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo, John Ortiz
La breve visita a Tánger con guía local yo personalmente la agradecí, me gusta ver más que la carrera en sí y siempre que he ido a una carrera he intentado viajar y conocer adónde voy. Estuve meditando si quedarme unos días en el norte de Marruecos pero al final no lo hice, pero tras arañar la superficie de Tánger me quedé con las ganas, Marruecos es muy bonito y tiene mucho que ver, y como he hecho tantas otras veces, correr es una excusa también para viajar, lo ha sido siempre y lo seguirá siendo siempre.
La organización no tuvo en esta edición la mejor de las suertes (eh, que nadie me diga que soy gafe), el viento reinante se llevó una haima por delante pero el alojamiento, en un colegio, se solventó sin problema. Tampoco algún local ayudó, porque a un kilómetro y medio del pueblo los conductores de los autobuses nos descargaron y se dieron el piro, yo me quedé un poco extrañado y fue justo eso, una espantada unilateral: es lo que tiene trabajar en ciertos países, no sabes por dónde te puede venir el problema. Al parecer los autobuseros tenían miedo de quedarse sin frenos en la bajada o sin embrague en la subida, una mierda como una catedral, la carretera no era mala, no eran pendientes tan fuertes pero el caso es que nos dejaron ahí, y ante la incertidumbre, empezamos a bajar como una horda de pijos con miles de euros en material técnico en las maletas por una carretera por la que con quien nos cruzásemos tenía que flipar. Y, de nuevo, no hubo protestas ni malos comentarios, se tiró carretera abajo y listo.
El pueblo de Belyounech es pequeño, protegido en una bahía natural, está justo al lado de Ceuta, y detrás lo flanquean unas buenas moles de piedra. Djebel Musa es el más alto y subiríamos a él al día siguiente, in sha Allah. En la cena nos comunicaron que una de las ascensiones se eliminada y una bajada se neutralizaba. Para mí lo que dice la organización es palabra del Señor, si estoy en una carrera acepto lo que digan y hagan, y si no me gusta, me voy a mi rollo que nadie me obliga.
Desayuné con más moderación que en la etapa anterior por ser más corta y no estar seguro de mi tripa, esperamos más de la cuenta a la salida porque la autoridad local no aparecía y se salió a machete por el pueblo. Nunca entenderé tanta prisa ¡si íbamos a volver al mismo sitio, concha de la madre! (dígase con acento bonaerense). Al kilómetro se acaba la guasa y para arriba. Si algo tengo natural es subir en pendientes entre el límite de andar y correr, me lo tomé con calma al principio, "esquivando" a corredores locales que habían salido un poco optimistas y tratando de llevar un ritmo estable, pero continuamente quien iba delante de mí se ponía a andar, me pegaba carreritas para adelantar y cuando pude ya me puse a correr a mi ritmillo cansino pero que con el mero hecho de hacer el gesto de correr, si no es mucha pendiente, vas claramente más rápido que andando. Así que fui recuperando, adelantando gente y sin esfuerzo, poco antes de coronar alcancé a Beth, la primera mujer, y se vino conmigo. A los 50 m de empezar a bajar, los fantasmas vinieron a hacerme una visita. El pie me dolía muchísimo, me quité la zapatilla, relajé presión, moví los dedos y me calcé de nuevo. No fue un minuto de tiempo real, aunque me quedó en la cabeza unos cuantos más, y tuve una sensación parecida a aquellos dolorosísimos kilómetros de la Maratour de Chartreuse: así no voy a ningún lado, no he encontrado la solución y ya sé dónde tengo el límite del pie. Estoy igual que hace seis meses, y que hace un año y que hace dos. Llevo 26 meses con este puto pie, me han operado dos veces, me falta un nervio, qué más puedo hacer. Aunque Eurafrica iba a ser el test, en realidad la respuesta ya la sabía desde hacía tiempo, quizá me sobre otro nervio, no lo sé, en realidad tenía dos tocados y ahora parece que es el segundo el que quiere independizarse, hijoputa vas a ir al cubo de la basura, que te incineren cabronazo, que tus cenizas las esparzan en la piara más cercana. Desanimado y con estos pensamientos iba en una bajada tirando a tecniquilla, luego que me tuerzo los tobillos y tal por estar pensando en las musarañas. "Estrenaba" zapatillas -las de Francia, unas Altra Olympus, no las usaba desde entonces- y me sentía raro, me iban soplando la nuca (sin chistes) y de vez en cuando obuses locales en zapatillas de asfalto nos pasaban de una forma increíble. Dejé pasar a unos cuantos, no bajé muy allá pero tampoco tan mal, se me hizo algo larga y llegué al primer avituallamiento, el cual me salté. De ahí al segundo -que también me salté- era un sendero que a veces había que intuir, entre arbustos, un subebaja, lento pero donde recuperé algún puesto para mi moral.
Y empezaba el rampón. Casi todo andando, con un descanso intermedio y un avituallamiento que subieron a lomos de burros -en este rellené medio litro, no bebí eso en toda la etapa entre el agua y la comida líquida-, al principio con fuerzas, pero el tramo más duro me costó lo mío, muy pendiente, y notándome algo cansado y flojete: el entrenamiento está sobrevalorado, lo sabemos todos, pero de vez en cuando, ejem, se nota que no estaba fino fino. Toda la etapa son piedras, sendero, empinado, con cierta técnica y con un millón de oportunidades para dejarte los piños, pero moló, fue un gran contraste con las anteriores y esta carrera tiene eso, no son sólo tres países, tres carreras diferentes, dos continentes, además cada etapa es diferente a la otra, con su personalidad y eso no es nada fácil, como decía en la primera parte de la crónica, la caprichosa geografía la tenemos, pero hay que saber exprimirla bien para que salga un cóctel bueno, no vale con mezclar los ingredientes de cualquier manera.
El rampón me acabó hartando un poco porque me noté un poco justo de fuerzas, iba lento y sin buenas sensaciones, pero bueno, se hace, si no te paras es cuestión de tiempo, y en un rato estaba ya bajando, momento en el que viví el único mal momento de la carrera/experiencia. La bajada neutralizada.
Nos lo habían dicho claramente, era neutralizada, había un cartel indicativo y no se podía correr. Al poco de empezar uno me fue cogiendo, corriendo. Era una bajada delicada, para tus dientes y para los de los otros, porque rodaban piedras. No hay que ser muy listo también para suponer que un rescate o un tratamiento médico en Marruecos no es que como en España. Pero sobre todo y por encima de todo nos habían dicho que estaba neutralizada. Cuando me alcanzó el payo en cuestión cruzamos una conversación, que resumida vendría a ser algo algo así como:
Yo: Nos han dicho que esta bajada es neutralizada y que no podemos correr.
El listo: Y qué hago, ¿ando?
Yo: Lo han dicho, son las normas, para todos igual.
El requetelisto: Pues que pongan un avitualliamiento y nos tomamos algo, no he venido a andar.
Yo: No me gusta a mí tampoco pero llevamos un dorsal y tenemos que aceptar el reglamento y lo que nos han dicho.
El espabi: Pues para eso no vengo, esto es una carrera.
Yo: Con un reglamento. Tú mismo.
A regañadientes lo contuve, hasta que llegó un tercero, tan inteligente como éste: un tonto sólo necesita un refuerzo para desplegar toda su tontuna, y claro, pasaron y tiraron adelante. No sé si conseguirías tu ansiado podio veterano para presumir en tu bloque, porque el de la deportividad desde luego que no te lo ganas en la vida, gente con cero valores es precisamente lo que no necesita este deporte, bueno, ni este ni ninguno. Por cierto, hubo unas cuantas caídas y un accidentado de consideración que hubo que evacuar, así que la organización sabía por qué decía las cosas, la bajada era delicada, y si no estás de acuerdo, la haces, respetando lo que te han dicho, y en meta y en tus redes sociales, protestas si te apetece, pero cumple tu parte porque si no quedas como lo que eres: un listillo de medio pelo.
La segunda parte de la bajada (ya no era neutralizada) era la primera del dñia, iba algo cansado con lo que me la tomé con cierta calma tratando de no perder mucho. Me resultó muy curioso cómo menos de tres horas después la bajada parecía otra, entiendo que la luz, la humedad y unos doscientos pares de zapatillas la habían cambiado, y era perfectamente perceptible, se notaba diferente, con el sendero mucho más visible y con otra tracción.
Acabada ésta se ensanchaba, encarábamos el mar y luego nos poníamos en paralelo a él, en un precioso sendero con un azul a nuestra izquierda espectacular, al fondo España y, en medio... España también, porque estaba el islote de Perejil, un pedrusco pegadito a la costa marroquí, sin ninguna chicha ni uso pero que por azares del destino es terreno español y que se hizo famoso hace unos años con aquel asalto marroquí y subsecuente reacción y toma "por la fuerza". Comillas porque si ves el equipamiento de los militares te descojonas, en ese sendero al ser, digamos, frontera, está bastante militarizado, y había que ver en qué condiciones tenían a los pobres chavales, pero bueno, no estábamos a eso nosotros, el sendero era precioso, junto a un precioso mar azul y todo corrible -incluso una corta y empinada subida- si tenías ganas. Un poco hasta las pelotas de piedras empezaba a tener ganas de llegar al pueblo, lo hicimos y me pegué el calentón tonto del día. Quedaba un kilómetro y medio a meta, punta a punta del pueblo, y me puse a correr como si no hubiera mañana, sin más objetivo que porque me apetecía, porque intuyo que no me voy a poner un dorsal en mucho tiempo y porque me lo quería regalar. Con subida el primer mil me salió en 4'17", mola ir así. Subebaja, callejeo y meta. Por poco no alcanzo a un colega, me da lo mismo. Se acabó. Otra vez tengo la sensación de Chartreuse, sí, he llegado, sí, la experiencia es bonita, me ha enriquecido, lo he pasado bien, pero no puedo estar contento del todo, el pie no me deja, no sé qué voy a hacer pero desde luego así no me puedo plantear nada potente. Y aunque no lo eche demasiado de menos que luego se sufre la de dios, quiero al menos sentirme corredor, sin preocuparme de nada y sin sentirme impedido. Sabor agridulce al final, no empaña toda la experiencia y lo vivido, pero que me hace pasar de nuevo a modo lesionado por enésima vez.
El ambiente en meta era relajado, la gente estaba muy contenta con la etapa final, todos estábamos tranquilos, lo suficientemente cansados, las clasificaciones hechas y todos nos conocíamos, el día era soleado, hacía buena temperatura y esto se iba acabando. Pero el ambiente era muy positvo, caras alegres y buen rollo, lo del dorsal estaba hecho, se notaba que había una atmósfera de alegría y creo que más de uno nos dábamos cuenta de todo lo que habíamos vivido en sólo tres días, desde el campamento inundado, el cambio al polideportivo, la etapa veloz de Gibraltar, la de Cádiz con un buen día y un recorrido curioso, los traslados, la experiencia, el hablar con este o el de más allá, lo peculiar que es para nuestros estándares Marruecos, y el buen sabor de boca de la etapa final. Todo condensado a gran velocidad pero con tiempo de paladear. Si por algo me gustan las etapas es por tener este poso y porque las recuerdo mucho más tiempo.
Y poco más, una tarde tranquila, una vuelta larga y ya todo es pasado, pasado con el que nos quedamos unos cuantos. Espero que no surjan ediciones tan problemáticas como esta, nadie se lo merece, pero salvado este match ball creo que ya se puede con todo. Si os llaman la atención las carreras por etapas, esta en concreto tiene ingredientes que la hacen única, dale un tiento, dudo que no vuelvas como volvimos la mayoría, con un buen puñado de recuerdos duraderos.
s
+: Eurafrica Trail
Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo, John Ortiz
lunes, 19 de noviembre de 2018
Eurafrica Trail (2): Alcornocales 50
La segunda etapa ya sabíamos que estaba recortada, de 50 a 40 km, suficientes. Las lluvias al parecer habían hecho estragos y, sin embargo, el día amaneció soleado y así se mantuvo hasta el final del viaje, con una temperatura ideal. Lo peor, en el tema meteorológico, había pasado. Y se agradecía, porque meterte 50 (o 40) kilómetros bajo la lluvia me seducen lo justo.
Antes de la salida tuve un encuentro nostálgico un colega de fatigas y foros de antaño, me alegró, este deporte a lo largo de los años me ha puesto en contacto con gente de muy diferentes procedencias, que aunque aparentemente sólo te una lo de poner un pie delante del otro en entornos abiertos al final no es difícil que con algunos de ellos haya surgido algún acercamiento más personal y siempre es agradable encontrarte años después con esta gente, que creías a veces perdida, pero con quien sigues teniendo algo de cercanía mucho tiempo después. Me gusta y fue un agradable momento presalida.
En mayo, en Chartreuse, me sentí bastante desubicado por ritmos y forma espídica de correr. Esta vez, sin llegar a tener esa sensación, volví a sentir en mis carnes los espectaculares ritmos de salida de estas carreras "sprint", manda huevos. Durante unos kilómetros tuve la fortuna de disfrutar del sano pique entre las cuatro primeras mujeres, cómo se iban atizando, siempre a la vista y muy centradas en no perder comba la una de la otra, un auténtico disfrute. Hacia el kilómetro seis un despiste del primero del grupo -y todos detrás como ceporros, claro- nos desviamos un poco y las féminas cambiaron las posiciones, y vuelta al pique. Un kilómetro más adelante entramos en una pista de bajada y en ese kilómetro marqué un 3'55"/km, un misil llamado Beth Pascall, a la postre ganadora de la general (y de las tres etapas), nos lijó pero bien. Haciendo un cálculo rápido, nos pasó de cuarta a primera y algo de ventaja nos cogió, con lo que se cascó un mil en 3'30"/km tranquilamente. Para un tipa que ha hecho cuarta en el UTMB hace dos meses, de larga distancia que se la presupone más trotona, da idea de cómo va la tía y cuán rápidas son las carreras de montaña ahora.
Desde el swimrun básicamente me había puesto malo tres veces, había hecho una maratón y a ritmo torpe pero sin cansarme mucho y había estado dando tripazos aquí y allá sin mucha gana. Llevaba exactamente dos días de montaña desde mayo, me noté bastante torpe bajando, no se le pueden pedir peras al olmo. Operación, recuperación, trabajo, enanas, falta de tiempo crónica, swimrun... todo comprimido en muy poco espacio de tiempo, no di para más y no me solté en montaña, necesito más, y en esa primera bajada se me vio el plumero. Como me lo esperaba, no me sorprendió ni decepcionó, les dije adiós con la manita a mi grupo y a tirar millas.
El recorrido de esta etapa es muy ratonero, la gran mayoría por sendero, con arbustos que te desguazan las piernas (estábamos avisados) y con alguna que otra trampa. Pero bonita y variada, casi todo bosque, un bosque bastante peculiar y nada común para mí -alcornocales-, a veces cerca de ríos, otras veces con amplias vistas, muchas piedras, corrible, dura en su justa medida. Lenta para un tipo torpe como yo, pero aún así, rápida para la mayoría y sin descanso, me gustó, no permitía relajarse, era cambiante y te mantenía siempre con un puntito de tensión, sin grandes subidas ni largas bajadas, un terreno más de monte que de montaña pero agradable y diferente para competir, en este mundo que en ocasiones parece que se quiere reducir a desniveles de decenas de miles de metros, montañas alpinas peladas, subidas de horas y demás, es también bonito otro tipo de terreno, el trail es mucho más que los Alpes, los Pirineos, el skyrunning, el UTMB y la madre que los parió, a mí me parece también algo monótono e insulso meterte kilómetros verticales uno tras otro en terreno de pinar y zona alta desértica, y para abajo, otra vez bosque, y para arriba, bosque-desierto, no lo rechazo, pero hay más mundo y el trail lo debe abarcar todo. Así que contento con este inmenso bosque de alcornocales.
Hacia el kilómetro doce iba alcanzando a Ester Casajuana -campeona nacional de las skyrunners de este año- y justo al llegar al avituallamiento me empezó a doler el pie, es insoportable lo de un nervio, creo que tengo experiencia en unos cuantos tejidos rotos, dañados o inflamados y afirmo con la mano en el vademécum que los dolores nerviosos son lo peor de lo peor, quizá, sólo quizá comparable a parir quintillizos sin epidural y habría que verlo. Total, que al llegar al avituallamiento me descalcé, arramplé con algo, y cuando consideré que los metatarsos ya habían dejado de presionar el nervio -o lo que coño fuera-, me calcé y seguí en carrera.
El problema vino en el dieciocho. Avituallamiento, cojo dos tercios de plátano y dos onzas de chocolate, la salida es en subida, voy a mi ritmo y el estómago dice que le apetece el programa de centrifugado. No sé qué pasa, nunca me había sentido revuelto en carrera, he comido plátano y chocolate infinidad de veces antes o durante pero tengo un revoltijo serio, me quedo sin energía y con un malestar importante. Y ahora qué. Durante un buen rato medito entre meterme los dedos y echar hasta el roscón de Reyes del 97 o dejar de comer y beber hasta que se pase, opto por lo segundo, hacer el vaciado lento, alguna vez lo he probado y como la primera de las soluciones tampoco me garantizaba nada y te puede dejar un ligero mal sabor de boca, creo que hive bien a toro pasaso. Al menos hasta el 30 peno a un ritmo lastimoso, cuando se suaviza el terreno y amago con correr se me pone el estómago en la boca, con lo que a seguir andando, me pasa alguno y ni intento seguirle, para qué. Sólo me anima una espectacular vista del mar, con Marruecos a los lejos, precioso, me paro hasta hacer fotos, total, ya la carrera está cagada. Con un desnivel más duro, con algo mejor de forma, pero terreno con similitudes, en Chartreuse tardé casi 40' menos y era la tercera, no la segunda etapa. Así que échale lo que perdí.
Pero me recuperé, funcionó el vaciado y en el 30, horas y horas después, recuperé el estómago, y volví a beber y a comer con timidez. Primero pista, luego un sendero, volvía a andar en subida con ciertas ganas aunque ya pesaban las horas. Fue agradable esta parte porque nos juntábamos la versión 27k y la 50k, con lo que volvía ver gente y a adelantar, incluso en bajada. Con un cuarteto, en un sitio muy estrecho, me dejé 5' fácil, no puedo entender que tengas que estar pidiendo paso, saben que vienes mucho más rápido, que posiblemente no seas de la misma carrera, que has pasado a uno, a dos, a tres de ese cuarteto y tienes que pedir paso por cuarta vez, no lo entiendo mucho, fue un caso aislado, porque en general todos me dejaban pasar y en otros momentos yo dejo pasar sin perder tiempo ni hacerlo perder.
Tiempo después entramos en una pista y por el perfil olía a que eso nos llevaba a meta. Cuando vi la torre de la cárcel (el campamento original, salida y meta de esta etapa, estaba al lado de una cárcel) supe que sí, que tres, cinco o siete kilómetros pero ya olía a meta. Volví a correr a buenos ritmos, adelanté a alguien más y con cierta pesadumbre llegué. Doce kilómetros lentísimo y penando por algo que nunca me había pasado no son un plato que se digiera tan rápido, pero cuando estaba lamiéndome las heridas era consciente a la vez de que había salvado la situación sin bajar los brazos y actuando bien, a veces no queda otra que pasar el mal trago, si no es algo serio, casi todo es cuestión de tiempo, pero lo que pase por tu cabeza ese tiempo depende sólo de ti, creo que no lo afronté mal, fue básicamente resignación y seguir avanzando, que suena fácil ya al teclado, pero en el momento iba francamente molesto y desconcertado por el problema, ya digo que me como muchas veces un plátano antes de salir a entrenar, el chocolate no le puede sentar mal a nadie ¡por dios! y la intensidad, la meteo, y todo era de lo más normal. En fin, a veces nunca sabrás por qué pasan ciertas cosas, el cuerpo no deja de ser un gran enigma -especialmente cuando lo sometes a presión- y será otra de esas incógnitas con las que me iré a la tumba (deportiva).
Hecho el trabajo, queda ducharse, comer, tumbarse al solete a hacer la fotosíntesis y palique, porque otra cosa no, pero en las etapas se habla por los codos, ya digo que me gusta la parte social de estas carreras, te juntas con gente con la que seguro tienes algo en común -la pasión por este deporte y los arañazos en las piernas- y es fácil entablar conversación, la gente en general es muy cercana y se agradecen conversaciones más o menos banales, olvidarse de trabajos y quehaceres diarios y disfrutar relajadamente del momento. Más o menos todos hemos venido a esto. Ya conocíamos nuestra casita de estos días, la comida, dónde plantar un pino, charlabas, la vida era sencilla y amena, estábamos en casa, casa temporal pero en casa. Home sweet home.
Mañana tenemos día de traslado, nos hemos quitado la larga de encima, hay descanso de correr (bueno, de competir, alguno salimos a rodar por la mañanita) pero creo que todos teníamos la mosca detrás de la oreja con la etapa marroquí que la ponían como dura y técnica.
s
+: Eurafrica Trail
Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo
Antes de la salida tuve un encuentro nostálgico un colega de fatigas y foros de antaño, me alegró, este deporte a lo largo de los años me ha puesto en contacto con gente de muy diferentes procedencias, que aunque aparentemente sólo te una lo de poner un pie delante del otro en entornos abiertos al final no es difícil que con algunos de ellos haya surgido algún acercamiento más personal y siempre es agradable encontrarte años después con esta gente, que creías a veces perdida, pero con quien sigues teniendo algo de cercanía mucho tiempo después. Me gusta y fue un agradable momento presalida.
En mayo, en Chartreuse, me sentí bastante desubicado por ritmos y forma espídica de correr. Esta vez, sin llegar a tener esa sensación, volví a sentir en mis carnes los espectaculares ritmos de salida de estas carreras "sprint", manda huevos. Durante unos kilómetros tuve la fortuna de disfrutar del sano pique entre las cuatro primeras mujeres, cómo se iban atizando, siempre a la vista y muy centradas en no perder comba la una de la otra, un auténtico disfrute. Hacia el kilómetro seis un despiste del primero del grupo -y todos detrás como ceporros, claro- nos desviamos un poco y las féminas cambiaron las posiciones, y vuelta al pique. Un kilómetro más adelante entramos en una pista de bajada y en ese kilómetro marqué un 3'55"/km, un misil llamado Beth Pascall, a la postre ganadora de la general (y de las tres etapas), nos lijó pero bien. Haciendo un cálculo rápido, nos pasó de cuarta a primera y algo de ventaja nos cogió, con lo que se cascó un mil en 3'30"/km tranquilamente. Para un tipa que ha hecho cuarta en el UTMB hace dos meses, de larga distancia que se la presupone más trotona, da idea de cómo va la tía y cuán rápidas son las carreras de montaña ahora.
Desde el swimrun básicamente me había puesto malo tres veces, había hecho una maratón y a ritmo torpe pero sin cansarme mucho y había estado dando tripazos aquí y allá sin mucha gana. Llevaba exactamente dos días de montaña desde mayo, me noté bastante torpe bajando, no se le pueden pedir peras al olmo. Operación, recuperación, trabajo, enanas, falta de tiempo crónica, swimrun... todo comprimido en muy poco espacio de tiempo, no di para más y no me solté en montaña, necesito más, y en esa primera bajada se me vio el plumero. Como me lo esperaba, no me sorprendió ni decepcionó, les dije adiós con la manita a mi grupo y a tirar millas.
El recorrido de esta etapa es muy ratonero, la gran mayoría por sendero, con arbustos que te desguazan las piernas (estábamos avisados) y con alguna que otra trampa. Pero bonita y variada, casi todo bosque, un bosque bastante peculiar y nada común para mí -alcornocales-, a veces cerca de ríos, otras veces con amplias vistas, muchas piedras, corrible, dura en su justa medida. Lenta para un tipo torpe como yo, pero aún así, rápida para la mayoría y sin descanso, me gustó, no permitía relajarse, era cambiante y te mantenía siempre con un puntito de tensión, sin grandes subidas ni largas bajadas, un terreno más de monte que de montaña pero agradable y diferente para competir, en este mundo que en ocasiones parece que se quiere reducir a desniveles de decenas de miles de metros, montañas alpinas peladas, subidas de horas y demás, es también bonito otro tipo de terreno, el trail es mucho más que los Alpes, los Pirineos, el skyrunning, el UTMB y la madre que los parió, a mí me parece también algo monótono e insulso meterte kilómetros verticales uno tras otro en terreno de pinar y zona alta desértica, y para abajo, otra vez bosque, y para arriba, bosque-desierto, no lo rechazo, pero hay más mundo y el trail lo debe abarcar todo. Así que contento con este inmenso bosque de alcornocales.
Hacia el kilómetro doce iba alcanzando a Ester Casajuana -campeona nacional de las skyrunners de este año- y justo al llegar al avituallamiento me empezó a doler el pie, es insoportable lo de un nervio, creo que tengo experiencia en unos cuantos tejidos rotos, dañados o inflamados y afirmo con la mano en el vademécum que los dolores nerviosos son lo peor de lo peor, quizá, sólo quizá comparable a parir quintillizos sin epidural y habría que verlo. Total, que al llegar al avituallamiento me descalcé, arramplé con algo, y cuando consideré que los metatarsos ya habían dejado de presionar el nervio -o lo que coño fuera-, me calcé y seguí en carrera.
El problema vino en el dieciocho. Avituallamiento, cojo dos tercios de plátano y dos onzas de chocolate, la salida es en subida, voy a mi ritmo y el estómago dice que le apetece el programa de centrifugado. No sé qué pasa, nunca me había sentido revuelto en carrera, he comido plátano y chocolate infinidad de veces antes o durante pero tengo un revoltijo serio, me quedo sin energía y con un malestar importante. Y ahora qué. Durante un buen rato medito entre meterme los dedos y echar hasta el roscón de Reyes del 97 o dejar de comer y beber hasta que se pase, opto por lo segundo, hacer el vaciado lento, alguna vez lo he probado y como la primera de las soluciones tampoco me garantizaba nada y te puede dejar un ligero mal sabor de boca, creo que hive bien a toro pasaso. Al menos hasta el 30 peno a un ritmo lastimoso, cuando se suaviza el terreno y amago con correr se me pone el estómago en la boca, con lo que a seguir andando, me pasa alguno y ni intento seguirle, para qué. Sólo me anima una espectacular vista del mar, con Marruecos a los lejos, precioso, me paro hasta hacer fotos, total, ya la carrera está cagada. Con un desnivel más duro, con algo mejor de forma, pero terreno con similitudes, en Chartreuse tardé casi 40' menos y era la tercera, no la segunda etapa. Así que échale lo que perdí.
Pero me recuperé, funcionó el vaciado y en el 30, horas y horas después, recuperé el estómago, y volví a beber y a comer con timidez. Primero pista, luego un sendero, volvía a andar en subida con ciertas ganas aunque ya pesaban las horas. Fue agradable esta parte porque nos juntábamos la versión 27k y la 50k, con lo que volvía ver gente y a adelantar, incluso en bajada. Con un cuarteto, en un sitio muy estrecho, me dejé 5' fácil, no puedo entender que tengas que estar pidiendo paso, saben que vienes mucho más rápido, que posiblemente no seas de la misma carrera, que has pasado a uno, a dos, a tres de ese cuarteto y tienes que pedir paso por cuarta vez, no lo entiendo mucho, fue un caso aislado, porque en general todos me dejaban pasar y en otros momentos yo dejo pasar sin perder tiempo ni hacerlo perder.
Tiempo después entramos en una pista y por el perfil olía a que eso nos llevaba a meta. Cuando vi la torre de la cárcel (el campamento original, salida y meta de esta etapa, estaba al lado de una cárcel) supe que sí, que tres, cinco o siete kilómetros pero ya olía a meta. Volví a correr a buenos ritmos, adelanté a alguien más y con cierta pesadumbre llegué. Doce kilómetros lentísimo y penando por algo que nunca me había pasado no son un plato que se digiera tan rápido, pero cuando estaba lamiéndome las heridas era consciente a la vez de que había salvado la situación sin bajar los brazos y actuando bien, a veces no queda otra que pasar el mal trago, si no es algo serio, casi todo es cuestión de tiempo, pero lo que pase por tu cabeza ese tiempo depende sólo de ti, creo que no lo afronté mal, fue básicamente resignación y seguir avanzando, que suena fácil ya al teclado, pero en el momento iba francamente molesto y desconcertado por el problema, ya digo que me como muchas veces un plátano antes de salir a entrenar, el chocolate no le puede sentar mal a nadie ¡por dios! y la intensidad, la meteo, y todo era de lo más normal. En fin, a veces nunca sabrás por qué pasan ciertas cosas, el cuerpo no deja de ser un gran enigma -especialmente cuando lo sometes a presión- y será otra de esas incógnitas con las que me iré a la tumba (deportiva).
Hecho el trabajo, queda ducharse, comer, tumbarse al solete a hacer la fotosíntesis y palique, porque otra cosa no, pero en las etapas se habla por los codos, ya digo que me gusta la parte social de estas carreras, te juntas con gente con la que seguro tienes algo en común -la pasión por este deporte y los arañazos en las piernas- y es fácil entablar conversación, la gente en general es muy cercana y se agradecen conversaciones más o menos banales, olvidarse de trabajos y quehaceres diarios y disfrutar relajadamente del momento. Más o menos todos hemos venido a esto. Ya conocíamos nuestra casita de estos días, la comida, dónde plantar un pino, charlabas, la vida era sencilla y amena, estábamos en casa, casa temporal pero en casa. Home sweet home.
Mañana tenemos día de traslado, nos hemos quitado la larga de encima, hay descanso de correr (bueno, de competir, alguno salimos a rodar por la mañanita) pero creo que todos teníamos la mosca detrás de la oreja con la etapa marroquí que la ponían como dura y técnica.
s
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Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo
miércoles, 14 de noviembre de 2018
Eurafrica Trail (1): Gibraltar Vertical Race
Desde la edición 0 de la Eurafrica me llamó la atención y la puse como objetivo, para algún día, porque me pareció una carrera con personalidad, lo cual no abunda. También me gustaba la parte del campamento, la del viaje y la cultural. Tenemos miles de carreras en España con lo que hay para todos los gustos, me gustan las etapas por la parte social, este par de últimos años han explotado aquí y las que las conocemos del pasado no nos extraña pues tiene un gran atractivo para un perfil de corredores. Eurafrica tiene además la particularidad de nuestra caprichosa geografía (y política) pues se disputa en dos continentes y tres países.
He ido a elegir la edición más puñetera, que posiblemente sea recordada durante un tiempo, pues días antes estaban por Andalucía con inundaciones, el día previo y el de la primera etapa llovió como si no hubiera mañana. Mal rollo. No me vengo al sur para que me caiga más que en casa, coño, la próxima vez hay que sobornar más y mejor a los hombres del tiempo. Tras un largo viaje -les pilla lejos hasta los andaluces, pero es el pequeño precio a pagar- ya el campamento empezaba a pintar mal, era en un aeródromo, empezaba a acumular barro y la organización empezaba a moverse. Porque pintaba mal para esa noche y el día siguiente. Si en algo tengo experiencia en este deporte es en carreras pequeñas, con organizaciones a veces minimalistas, en países de otra cultura y forma de trabajar de aquella manera, es decir, carreras-experiencias un tanto alejadas de lo convencional. He visto un poco de todo y cuando la cosa se empezaba a poner delicada se vio la estatura de la organización: ante el previsible campamento inutilizable la organización se sacó de la manga un campamento exprés alternativo, un polideportivo. Hay que tener mucha agilidad y cintura para en un rato realojar a todo el mundo, comunicarlo, mandar material de la organización, cocinas y personal a otro sitio, y además compatibilizarlo con el uso normal del polideportivo, porque las horas que no estábamos los niños siguieron entrenando o compitiendo en él. Olé.
La segunda nota buena fue la de los corredores, cuando se comunicaron los cambios, cuando se tuvo que dormir todos juntos en un sitio más ruidoso, cuando la gente se tuvo que adaptar a la nueva situación, cuando se tuvieron que habilitar nuevos transportes para el polideportivo, cuando todo esto pasó, la gente siguió a su rollo, lo aceptó y siguió haciendo su vida de campamento y de carreras, con buen ambiente y sin quejas ni malos modos. La verdad, me sorprendió, viniendo del país de los protestones profesionales. Creo que todos queríamos tener la carrera lo más sana posible, la experiencia deportiva lo más enriquecedora que se pudiera, y también veíamos los esfuerzos de la organización para salvar la situación. Me alegro, denota un punto de madurez, o quizá soy yo demasiado escéptico y crítico con nosotros mismos. Otro ejemplo: la primera noche había un jaleo monumental en el polideportivo, me puse cascos para escuchar música mientras hacía que dormía, a las 23h15 me di cuenta de que las luces estaban apagadas y que todo estaba en perfecto silencio, el toque de queda era a las 23h00 y se respetaba escrupulosamente. Esto en un grupo de 200 personas es extraordinariamente difícil, con que haya uno o dos dando por culo ya destruyen no sólo el silencio sino la experiencia, los nervios de alguno y el ambiente, pero no fue así.
Pero hemos venido a correr, y de aperitivo, una corta y explosiva etapa en Gibraltar. Gibraltar es una de esa peculiaridades geopolíticas de España, un pedrusco prácticamente inoperativo, una miniciudad donde cada centímetro cuadrado es oro y un aeropuerto que cruza la carretera de entrada. El día estaba tontorrón, llegamos allí, bajamos del autobús, cruzamos la frontera a pie y nos subimos a otros microbuses al punto de salida. Viento, lluvia fina, día de perros. Bendita cafetería que nos dejó guarecernos a todos como piojos en costura, algo de gasto se hizo para compensar pero salimos ganando nosotros.
Medio kilómetro vertical en cuatro kilómetros. Un calentamiento breve pero como sé que se sale por asfalto entiendo que voy a poder calentar, para que no me pase el fallo épico de la Chartreuse Trail Festival, carrera con la que guarda bastantes semejanzas, la verdad, y que hice en mayo (las elecciones no son casuales). En aquella ocasión las piernas me reventaron en 100 m y tardaron media hora en reaccionar, sensación ya conocida por un servidor y que me pasa siempre que hago cuestas fuertes, aunque venga de correr media hora o más, tras la primera estoy para hacer salchichón del malo. Salí en pareja, con separación de 30" y no estaba en mi sitio. No lo estaba porque adelanté a mucha gente, lo que está bien a priori porque te puedes crecer, pero tampoco tenía referencias. Lloviznando un poco, salí con chaqueta impermeable a pesar de que el esfuerzo iba a ser corto e intenso pero prefería quedármela para el calentamiento y ya en la subida me la pondría en la cintura. La chaqueta era la RaidLight Hyperlight MP+, algún día hablaré de ella, es sencillamente espectacular, algo sudé, claro, pero es que es el peor de los escenarios para una chaqueta, ambiente muy húmedo, esfuerzo muy intenso y calor generado como para calentar una ciudad de tamaño medio. Primer mil, 3'55"/km, ya en subida, eso puede ser un 3'30" en llano, así que bien, se fue empinando hasta salir del asfalto, y, sorpresa, te metes en una torre con escalera de caracol, coño, qué curioso. En algún momento no veía un pimiento los escalones, y a la salida, a pijo sacado de nuevo. El resto de la subida era una sucesión de escalones y tramos de descanso, lo que me venía bien, porque en los escalones se me cargaban bastante las patas y aunque iba con tacto para no pasarme, iba con pulsómetro para controlar un poco y no vi más de 158, aunque descargardos los datos veo algún 161, media 153 ppm, baja para la inmensa mayoría, seguro, pero suficiente para mí. No sabía el tiempo que se podría hacer, ¿media hora?, alguien me dijo que el tiempo del ganador estaría en torno a 25', no, fue poco más de 21, y yo hice 25'30", razonablemente contento, aunque nunca sabes lo que te queda dentro si de verdad no mueres.
El día fue feo, pero alguna vista buena se pudo ver, Gibraltar es un tajo espectacular y los barcos y el mar en un día plomizo eran un buen marco en el que apretarse las tuercas. Cuando vi el resultado -¿13º?- pensé cuánto podría haber rebajado conociendo el recorrido y con una liebre, porque estaba un poco perdido sin referencias y adelantando a gente, creo que unos dos minutos son posibles, pero bueno, quedé satisfecho con el rendimiento, sé que iba con entrenamiento muy justito, uno de los objetivos era probarme el pie (me operé por segunda vez este año el 20 de julio) y fui ambicioso lo necesario.
Al acabar un rápido refrigerio en unos pasadizos de pasado bélico junto a unos cañonazos, y de ahí, a unos 300 m abajo, a una espectacular cueva donde nos podríamos cambiar y se celebraría la entrega de premios. Madre mía, vaya sitio para hacer una ceremonia de este tipo, copón.
De ahí a unos microbuses hasta la frontera con una importante coña de la gente de la zona (para reírte no hay nada como los andaluces, pero nada de nada), frontera andando y autobús al campamento-polideportivo.
Primer asalto. Hollín desatascado.
s
+: Eurafrica Trail
Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo
He ido a elegir la edición más puñetera, que posiblemente sea recordada durante un tiempo, pues días antes estaban por Andalucía con inundaciones, el día previo y el de la primera etapa llovió como si no hubiera mañana. Mal rollo. No me vengo al sur para que me caiga más que en casa, coño, la próxima vez hay que sobornar más y mejor a los hombres del tiempo. Tras un largo viaje -les pilla lejos hasta los andaluces, pero es el pequeño precio a pagar- ya el campamento empezaba a pintar mal, era en un aeródromo, empezaba a acumular barro y la organización empezaba a moverse. Porque pintaba mal para esa noche y el día siguiente. Si en algo tengo experiencia en este deporte es en carreras pequeñas, con organizaciones a veces minimalistas, en países de otra cultura y forma de trabajar de aquella manera, es decir, carreras-experiencias un tanto alejadas de lo convencional. He visto un poco de todo y cuando la cosa se empezaba a poner delicada se vio la estatura de la organización: ante el previsible campamento inutilizable la organización se sacó de la manga un campamento exprés alternativo, un polideportivo. Hay que tener mucha agilidad y cintura para en un rato realojar a todo el mundo, comunicarlo, mandar material de la organización, cocinas y personal a otro sitio, y además compatibilizarlo con el uso normal del polideportivo, porque las horas que no estábamos los niños siguieron entrenando o compitiendo en él. Olé.
La segunda nota buena fue la de los corredores, cuando se comunicaron los cambios, cuando se tuvo que dormir todos juntos en un sitio más ruidoso, cuando la gente se tuvo que adaptar a la nueva situación, cuando se tuvieron que habilitar nuevos transportes para el polideportivo, cuando todo esto pasó, la gente siguió a su rollo, lo aceptó y siguió haciendo su vida de campamento y de carreras, con buen ambiente y sin quejas ni malos modos. La verdad, me sorprendió, viniendo del país de los protestones profesionales. Creo que todos queríamos tener la carrera lo más sana posible, la experiencia deportiva lo más enriquecedora que se pudiera, y también veíamos los esfuerzos de la organización para salvar la situación. Me alegro, denota un punto de madurez, o quizá soy yo demasiado escéptico y crítico con nosotros mismos. Otro ejemplo: la primera noche había un jaleo monumental en el polideportivo, me puse cascos para escuchar música mientras hacía que dormía, a las 23h15 me di cuenta de que las luces estaban apagadas y que todo estaba en perfecto silencio, el toque de queda era a las 23h00 y se respetaba escrupulosamente. Esto en un grupo de 200 personas es extraordinariamente difícil, con que haya uno o dos dando por culo ya destruyen no sólo el silencio sino la experiencia, los nervios de alguno y el ambiente, pero no fue así.
Pero hemos venido a correr, y de aperitivo, una corta y explosiva etapa en Gibraltar. Gibraltar es una de esa peculiaridades geopolíticas de España, un pedrusco prácticamente inoperativo, una miniciudad donde cada centímetro cuadrado es oro y un aeropuerto que cruza la carretera de entrada. El día estaba tontorrón, llegamos allí, bajamos del autobús, cruzamos la frontera a pie y nos subimos a otros microbuses al punto de salida. Viento, lluvia fina, día de perros. Bendita cafetería que nos dejó guarecernos a todos como piojos en costura, algo de gasto se hizo para compensar pero salimos ganando nosotros.
Medio kilómetro vertical en cuatro kilómetros. Un calentamiento breve pero como sé que se sale por asfalto entiendo que voy a poder calentar, para que no me pase el fallo épico de la Chartreuse Trail Festival, carrera con la que guarda bastantes semejanzas, la verdad, y que hice en mayo (las elecciones no son casuales). En aquella ocasión las piernas me reventaron en 100 m y tardaron media hora en reaccionar, sensación ya conocida por un servidor y que me pasa siempre que hago cuestas fuertes, aunque venga de correr media hora o más, tras la primera estoy para hacer salchichón del malo. Salí en pareja, con separación de 30" y no estaba en mi sitio. No lo estaba porque adelanté a mucha gente, lo que está bien a priori porque te puedes crecer, pero tampoco tenía referencias. Lloviznando un poco, salí con chaqueta impermeable a pesar de que el esfuerzo iba a ser corto e intenso pero prefería quedármela para el calentamiento y ya en la subida me la pondría en la cintura. La chaqueta era la RaidLight Hyperlight MP+, algún día hablaré de ella, es sencillamente espectacular, algo sudé, claro, pero es que es el peor de los escenarios para una chaqueta, ambiente muy húmedo, esfuerzo muy intenso y calor generado como para calentar una ciudad de tamaño medio. Primer mil, 3'55"/km, ya en subida, eso puede ser un 3'30" en llano, así que bien, se fue empinando hasta salir del asfalto, y, sorpresa, te metes en una torre con escalera de caracol, coño, qué curioso. En algún momento no veía un pimiento los escalones, y a la salida, a pijo sacado de nuevo. El resto de la subida era una sucesión de escalones y tramos de descanso, lo que me venía bien, porque en los escalones se me cargaban bastante las patas y aunque iba con tacto para no pasarme, iba con pulsómetro para controlar un poco y no vi más de 158, aunque descargardos los datos veo algún 161, media 153 ppm, baja para la inmensa mayoría, seguro, pero suficiente para mí. No sabía el tiempo que se podría hacer, ¿media hora?, alguien me dijo que el tiempo del ganador estaría en torno a 25', no, fue poco más de 21, y yo hice 25'30", razonablemente contento, aunque nunca sabes lo que te queda dentro si de verdad no mueres.
El día fue feo, pero alguna vista buena se pudo ver, Gibraltar es un tajo espectacular y los barcos y el mar en un día plomizo eran un buen marco en el que apretarse las tuercas. Cuando vi el resultado -¿13º?- pensé cuánto podría haber rebajado conociendo el recorrido y con una liebre, porque estaba un poco perdido sin referencias y adelantando a gente, creo que unos dos minutos son posibles, pero bueno, quedé satisfecho con el rendimiento, sé que iba con entrenamiento muy justito, uno de los objetivos era probarme el pie (me operé por segunda vez este año el 20 de julio) y fui ambicioso lo necesario.
Al acabar un rápido refrigerio en unos pasadizos de pasado bélico junto a unos cañonazos, y de ahí, a unos 300 m abajo, a una espectacular cueva donde nos podríamos cambiar y se celebraría la entrega de premios. Madre mía, vaya sitio para hacer una ceremonia de este tipo, copón.
De ahí a unos microbuses hasta la frontera con una importante coña de la gente de la zona (para reírte no hay nada como los andaluces, pero nada de nada), frontera andando y autobús al campamento-polideportivo.
Primer asalto. Hollín desatascado.
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Fotos acción: Jose Miguel Muñoz/Mountain Running Photo
jueves, 18 de octubre de 2018
Epic Landus Swimrun
En mi espiral deportiva descente cercana a la caída libre, me acerco peligrosamente a la palabra que tanto miedo da: ¡triatlón!; y a la que da terror: ¡Aironman! Aún no me veo tan tan mal pero claramente estoy cogiendo el camino equivocado. Ahora cuento porqué.
El mismo día que me operan por segunda vez del pie un Desalmado me dice que si corremos un swimrun. Tres horas antes estaba en un quirófano, alma putrefacta, ¿y me estás diciendo que si hacemos una carrera? Bueno, vale que sí, ya hablamos si eso. La recuperación fue extraordinariamente rápida, no tenía nada en mente más que recuperarme para mi vida y deporte pero el soniquete se quedó por ahí. Pronto empecé a nadar un poco más largo, iba cogiendo seguridad corriendo, evolucionando con paso firme pero muy despacio y fui visualizando lo del swimrun. A estas alturas te estarás preguntando qué carallo es un swimrun.
Alguien que sabe de lo que habla dijo que el swimrun es un deporte raro para gente rara. Básicamente se trata de nadar y correr, pero no como en triatlón (o acuatlón, más bien) de una forma más o menos ordenada, primero nado, luego monto en bici y luego ya si eso hago deporte de verdad, no, en esto del swimrun cambias 10, 20 o 47 veces, un sindiós, vamos, y esta variabilidad y la ausencia de transiciones como tal le confieren personalidad al deporte del swimrun. Porque si cambias 20 veces de nadar a correr vas nadando con zapatillas, y si corres distancias más o menos cortas (porque si no te harías una ultra en la suma de esos 20 tramos) corres con neopreno. Se entiende mejor lo del deporte raro, ¿no? Pues de eso se trata, de correr y nadar siguiendo un recorrido propuesto por un organizador y si lo estás entrenando, por donde te salga del pijo, ir con zapatillas y neopreno (si es que hace fresco) te da la versatilidad de hacer lo que quieras siempre que haya tierra, agua y una forma de salir y entrar de ésta. En la parte competitiva puedes usar palas, pull-buoy, aletas, lo que quieras, siempre que llegues con lo que salgas, me gusta esta parte de autosuficiencia; es normal llevar pull-buoy para levantar las piernas y compensar lo que se bajan con las zapatillas por el peso y palas, si eres capaz de moverlas. No es mi caso, ni llegué a probarlas porque me estuvo molestando un hombro al poco de subir distancia y aunque pude lidiar con él me faltaba ponerme unas palas, duplicar o triplicar la superficie de arrastre y me saco el hombro de sitio.
La preparación empezó en piscina, cuando cogí seguridad y me agencié un neopreno (de mi sobrino, triatleta -la oveja negra de la familia-, tengo cuerpo de un niñato de 15 años) fui a pantano. Lo de nadar en aguas abiertas tiene su aquel, nunca me ha gustado demasiado, siempre voy algo tenso y aunque no nade mal nunca me ha apasionado pender de un hilo. Es por esto que me agencié una boya, una flotador que llevas arrastrando para en caso de problema, poder agarrarte a él (aparte de que puedes llevar algo dentro como móvil y llaves del coche). El kit consistía en neopreno, zapatillas y boya, las tres cosas me daban mucha seguridad, un tirón o un susto con algún bicho no me mandaban al fondo, las zapatillas te permiten volver andando si tienes algún problema y la boya ya digo que era el salvavidas, aunque el neopreno ya me daba toda la flotabilidad.
Nadar entre semana en un pantano con poco uso y en una zona bastante deshabitada me empezó a gustar cuando iba eligiendo recorridos sobre la marcha, ahora voy hasta aquí, ahora cruzo al otro lado; y cuando hice algún día ya de swimrun para ver qué tal, aún más. Al final me acabó gustando, me sentía seguro y aunque el ritmo era la misma mierda de siempre, en distancia evolucioné bastante bien, pero sobre todo me gustó la libertad de ir por el medio de ninguna parte, sin rumbo y solo. Nado desde hace muchos años para tener algo de tono muscular en tren superior, para no correr demasiado y para variar entrenamientos, lo normal es en torno a 1500-2000 metros, alguna vez más, con frecuencia desde hace un tiempo hago algunos cambios de ritmo para que no sea tan aburrido, pero rápidamente una vez que tenía un objetivo nadé más largo, más fácil y más entretenido que nunca, incluyendo un glorioso día de 5300 m haciendo unos cambios de ritmo en pirámide. Tengo muy claro que no me meto 212 largos del tirón si no tengo algo en mente. Un poco después hice lo mismo en aguas abiertas, sabía que la distancia del Epic Landus ya lo hacía aunque el ritmo era otro cantar.
Epic Landus Swimrun evidentemente era el objetivo, cerca de la ciudad de Vitoria, y ya entrado octubre me daba un poco de yuyu la temperatura. Las distancias, respetables, 29 km a pie y 5,4 (teóricos) nadando. Todo en más de cuarenta tramos cortos, no más de 6 km corriendo (y generalmente mucho más cortos) ni 600 metros nadando, lo que lo hace bastante asequible, pero que la cosa va sumando y al final es una buena tiradita.
No le di una gran importancia al material una vez tenía el neopreno y las zapatillas, pero veía unos ritmos demasiado lentos y empecé a valorar cómo ayudar a que me subiera los pies en el agua -las zapatillas llenas de agua hunden mucho los pies y te frenan-, y una vez fuera del líquido elemento, que evacuasen lo antes posible. Lo primero lo apañé con unas almohadillas de célula cerrada en las espinillas para darme flotabilidad y lo segundo haciendo agujeros en la puntera, a pocos días de la carrera cambié de zapatillas porque iba molesto con el pie lesionado y corrí con unas RaidLight Ultramax que ya conozco bien, aunque muy grandes de talla, me las pillé así para tener más anchura por el mencionado tema de la lesión del puto Morton.
Aún no he dicho otra de las características del swimrun: se corre en pareja. La razón es la seguridad. Mi pareja de baile es un tal David, triatleta y trail runner y ya con un swimrun en su haber. Él a priori nadaba más que yo e intuía que yo podía ser algo más rápido corriendo, pero ya veríamos. No hicimos ningún entreno juntos y no teníamos pensado nada, a las 08h00 de la mañana nos presentamos donde tocaba -Club Náutico Aldayeta-, en el embalse de Ullibarri-Gamboa, al lado de Vitoria. Tras una breve charla técnica nos vamos a los vestuarios a cambiarnos y ya David me pone en sobreaviso que en dos años la gente va mucho mejor preparada. Fuera estamos a unos 7 ºC y la verdad es que apetece correr y meterse al agua lo que yo te diga. Somos unas 30 parejas, no hay mucho preámbulo y en cuanto se puede, se da la salida.
Somos la carrera larga -la primera y ya voy a la larga, nada de lo que sorprenderse, ¿no?-, se sale corriendo un kilómetro y medio donde nos vamos colocando, calentando también, y le sigue un primer tramo de 200 m nadando, el agua está fresca pero como vienes caliente de correr y con ganas, no se notan mucho los 18 ºC del agua. En este primer tramo ya veo una de mis debilidades, la orientación, hago unos generosos arcos cuando creo que más recto no puedo ir; pero cuando salgo del agua encuentro mi fortaleza: voy francamente fácil corriendo, no me quiero calentar mucho porque no voy solo y porque son 30 km pero voy fácil. Un tramo de natación más largo, junto a una pasarela que crucé en una carrera de trail ¡en 2002! me da un bofetón de realidad: soy lentísimo nadando, no me esperaba serlo tanto, soy un lastre para David y me pasan como aviones. Vuelta a correr y en modo recuperar terreno, nadar como el culo, correr razonablemente bien, así fue durante cinco horas, literal, 5:00:00 según las clasificaciones provisionales.
La primera mitad es llana y rápida, se corre bien, se puede ir rápido y se da lo que dan las patas; los tramos de natación no son largos, dado que entro primero al agua tratando de ganar unos segundos de ventaja y David me espera al otro lado, mis transiciones son nulas, no tengo nada de descanso y encima me aprieta en los avituallamientos (no se lleva prácticamente nada encima así que hay que comer y beber algo sí o sí). Nos llovió un rato y es la primera vez en la vida en que no me importa una mierda que me llueva, porque ya voy empapado y porque llevo neopreno. Por cierto, que correr con neopreno no tiene ningún misterio, lógicamente hay que entrenarlo para ver si te roza (en mi caso en el cuello, nadando, y tras las rodillas corriendo largo, me ha hecho unas heridas majas) y tener cuidado con el calor, no transpira nada y es bestial cómo se calienta al sol pasado poco más de un kilómetro por el material y por ser negro, llegué a correr cerca de 3 km a más de 30 ºC con sol y 4,5 continuos con menos calor, pero empiezas a sudar mucho y decae el ritmo de una manera espectacular al ir sobrecalentándote, es tan rápido que se percibe muy bien y hay que estar alerta.
El día no solo estaba fresco y lluvioso, además estaba ventoso y rizaba un poco el agua a ratos. Como éramos pocas parejas en la larga se hacía bastante solitario aunque en el agua, donde se compactaba la cosa, siempre veías alguna otra. Pero en general fue bastante solitario y como en el agua no se habla y corriendo yo iba todo el rato estirándole la cuerda a David, se hizo más individual. Fue una pena que tuviésemos niveles tan dispares 7+3 y 5+5 dan la misma media, pero no hay que ser muy listo para ver que la media es engañosa, parecía que nos hacíamos relevos como pollo sin cabeza, como equipo no teníamos precio, pero como ambos tenemos el culo pelado, no íbamos a estar esperando a cada rato, se tensaba al otro y punto, como si compitiéramos entre nosotros un poco.
En una "casualidad" interesante, al llegar a la zona de salida de la corta ellos acababan de salir, quizá dos o tres minutos de ventaja, los cuales recuperamos en la -en su caso- primera sección a pie de 2,4 km. De repente había gente a la vista, además de que al ser la gente de detrás, eran presa "fácil" (dicho con todo el respeto) lo que nos mantenía activos y con ganas, fue una suerte que llegásemos al poco de salir ellos porque creo que nos dio un plus de motivación tener referencias e ir a por ellas, porque aunque llevasen el gorro de otro color, una presa es una presa. Viniendo de atrás pudimos ver algunas cosas también interesantes: un buen número de mujeres, lo que siempre es bueno; todo el mundo iba bastante bien equipado; y la proliferación de trajes Head, patrocinador de la prueba y que permite alquilarlos, una gran idea para facilitar una primera participación: así se promociona un deporte y no invitando a estrellitas dopadas rebotadas de otro.
Tras dos tramos de natación llegaba una zona delicada: un tramo a pie de 6 km y con desnivel. Delicada por el calor, que no lo hacía, pero con neopreno largo puede tener su punto. No fue el caso, con quitarme el gorro me valió, ni me lo desabroché, pero con algo de calor puede ser muy muy duro e incluso tener un poco de riesgo de golpe de calor. Me empeciné en hacer toda la subida corriendo, mediado el tramo empecé a notarme algo cansado (más de dos horas encima) y se resolvió sin más contratiempos. Poco antes de entrar al pueblo donde haríamos la sección más larga de natación había un tramo de 90 m que me pareció helada porque venía acalorado de correr. También descubrí algo que no sabía: se puede mear nadando.
Los avituallamientos fueron un santiamén, todos, David prácticamente se los saltaba y me metía presión y encima aquí era justo antes de nadar 600 metros. Rodeado de pies algún rato me sentí algo mejor, pero fue un espejismo. 600 metros son más de 10' para mí, que no es tan poco, era frustrante ver cómo me adelantaban, pero no hay más que hacer. A la salida del agua tuvimos el único momento de duda del recorrido, ventoso como estaba se habían volado marcas y había varios senderos posibles, a partir de aquí empezaba la parte más trailera y molaba. Sin demasiada soltura ya, seguía empecinado en no andar y en estirarle el cuello a David, cruzamos al otro lado de un cabo y venía una de las gracias del circuito: íbamos a ir a dos islas interiores del pantano. Una pocholada. La segunda de ellas era tirando a erial y había que rodearla costeando por cantos rodados y aunque no era la primera vez este fue el tramo donde mejor se vio el origen de cada uno. El swimrun requiere ciertas dotes natatorias, el triatleta es tendente a ser abierto de mente, a probar cosas, con lo que ambos se juntan con cierta facilidad. Aunque hay muchos triatletas que combinan la temporada con el trail, los que yo vi eran triatletas puros, no es mi intención ofender, pero que yo me crea Kilian a su lado da idea de su nivel en piedras. Con lo malísimo que soy yo cogía ventaja con facilidad y sin forzar nada, vamos, lo que me hace hasta el último pichirichi en cualquier trail. Pero, oye, que me quiten lo bailao, pasar a gente en piedras... se me humedecen los ojos al recordarlo.
Empecé a verle las orejas al lobo en el agua, notaba que tenía aún menos fuerza que antes y tenía la técnica aún más deteriorada. Aunque quedaba ya poco, ese último tramo de 500 m se me hizo largo, vas tan despacio que cuesta percibir que te acercas al otro lado, sin llegar a tener frío empezaba a tener ligero fresco y ya había ganas de meta. Piernas tocadillas, brazos que no dan de sí, rozaduras tras las rodillas, pie a ratos molesto y cansancio general, plato combinado de todo deporte de larga distancia. El siguiente tramo de 2 km tenía una soberana rampa en la que sí hice unos cuantos metros andando -¡mal hecho por mí!- para encima tropezar y hacerme una herida en la mano, que con el agua parecía que venía de matanza. Se nota cuándo es tu deporte si vas arrastradillo y sin mucha gana ni fuerza y no vas nada mal, David no iba mejor pero nos quedaba poco -de hecho menos de lo que pensábamos, o cambiaron el final o algo raro había- pero cuando divisamos el último segmento de natación que ya estaba al lado del Club Naútico que nos vio partir cinco horas antes, sabíamos que pronto estaríamos saboreando la ansiada meta. Ese último tramo de natación fue bastante patético, pero ya me daba un poco lo mismo todo, se hizo, se remontó una rampa y se cruzó bajo el arco donde el punto final. Bastante cansados, pero sin agonizar, finos pero no famélicos, ni poco ni mucho.
Ha habido tanto tramo corto, hemos entrado y salida del agua tantas veces, era todo tan explosivo que se me ha hecho un tanto confuso, diría. Al final me desorienté un poco, pero viendo el mapa me encanta haber escogido la distancia larga, porque aparte del reto en sí le das la vuelta a todo el pantano de una forma natural y chula, con la fuerza de piernas y brazos y haciendo pareja con alguien, algo que me resulta realmente extraño para quien siempre ha hecho deportes individuales y que siempre entrena solo.
Antes de la salida sabía que había merecido la pena porque los días de entrenamiento en pantano me habían gustado bastante una vez cogido el truco. También como sólo lo podré hacer en condiciones buenas (veranito) y con algo de base detrás, puede ser una alternativa diferente a los entrenamientos. Por ese camino recorrido ya estoy contento de haber hecho el swimrun. La carrera -y el deporte- también me han resultado curiosos y estas diez semanas desde la operación hasta competir cinco horas dejándote los huevecillos pero tampoco muriendo, también han merecido el esfuerzo invertido. ¿Habrá más? He dicho que es el primero y último.
El año pasado me motivé tontamente con un 5k, este con el swimrun, me sigue gustando correr, es lo mío y no lo cambio por nada, pero me ha resultado sano e interesante tener otra cosa en la cabeza, algo que no parecía fácil a priori pero que con un poco de dedicación se consigue. Desconozco el futuro de este deporte, en su día afirmé categóricamente que no lo tenía y empiezo a comerme mis palabras, aquí es pequeñito pero con potencial, necesita crear una base crítica y no esperar resultados a corto plazo. Fuera está bastante lanzado, con una franquicia a lo Ironman tirando del carro. Supongo que pronto algún iluminado de alguna gran marca inventará el swimrun, al tiempo, pero por ahora tiene una docena de años, lo practican cuatro y a poco que sepas nadar recomendaría echarle un tiento. Para mí ha sido un soplo de aire fresco, enriquecedor, me ha resultado interesante y guardo ya un buen recuerdo de toda la experiencia. No suelo pedir más.
+: Epic Landus Swimrun
El mismo día que me operan por segunda vez del pie un Desalmado me dice que si corremos un swimrun. Tres horas antes estaba en un quirófano, alma putrefacta, ¿y me estás diciendo que si hacemos una carrera? Bueno, vale que sí, ya hablamos si eso. La recuperación fue extraordinariamente rápida, no tenía nada en mente más que recuperarme para mi vida y deporte pero el soniquete se quedó por ahí. Pronto empecé a nadar un poco más largo, iba cogiendo seguridad corriendo, evolucionando con paso firme pero muy despacio y fui visualizando lo del swimrun. A estas alturas te estarás preguntando qué carallo es un swimrun.
Alguien que sabe de lo que habla dijo que el swimrun es un deporte raro para gente rara. Básicamente se trata de nadar y correr, pero no como en triatlón (o acuatlón, más bien) de una forma más o menos ordenada, primero nado, luego monto en bici y luego ya si eso hago deporte de verdad, no, en esto del swimrun cambias 10, 20 o 47 veces, un sindiós, vamos, y esta variabilidad y la ausencia de transiciones como tal le confieren personalidad al deporte del swimrun. Porque si cambias 20 veces de nadar a correr vas nadando con zapatillas, y si corres distancias más o menos cortas (porque si no te harías una ultra en la suma de esos 20 tramos) corres con neopreno. Se entiende mejor lo del deporte raro, ¿no? Pues de eso se trata, de correr y nadar siguiendo un recorrido propuesto por un organizador y si lo estás entrenando, por donde te salga del pijo, ir con zapatillas y neopreno (si es que hace fresco) te da la versatilidad de hacer lo que quieras siempre que haya tierra, agua y una forma de salir y entrar de ésta. En la parte competitiva puedes usar palas, pull-buoy, aletas, lo que quieras, siempre que llegues con lo que salgas, me gusta esta parte de autosuficiencia; es normal llevar pull-buoy para levantar las piernas y compensar lo que se bajan con las zapatillas por el peso y palas, si eres capaz de moverlas. No es mi caso, ni llegué a probarlas porque me estuvo molestando un hombro al poco de subir distancia y aunque pude lidiar con él me faltaba ponerme unas palas, duplicar o triplicar la superficie de arrastre y me saco el hombro de sitio.
La preparación empezó en piscina, cuando cogí seguridad y me agencié un neopreno (de mi sobrino, triatleta -la oveja negra de la familia-, tengo cuerpo de un niñato de 15 años) fui a pantano. Lo de nadar en aguas abiertas tiene su aquel, nunca me ha gustado demasiado, siempre voy algo tenso y aunque no nade mal nunca me ha apasionado pender de un hilo. Es por esto que me agencié una boya, una flotador que llevas arrastrando para en caso de problema, poder agarrarte a él (aparte de que puedes llevar algo dentro como móvil y llaves del coche). El kit consistía en neopreno, zapatillas y boya, las tres cosas me daban mucha seguridad, un tirón o un susto con algún bicho no me mandaban al fondo, las zapatillas te permiten volver andando si tienes algún problema y la boya ya digo que era el salvavidas, aunque el neopreno ya me daba toda la flotabilidad.
Nadar entre semana en un pantano con poco uso y en una zona bastante deshabitada me empezó a gustar cuando iba eligiendo recorridos sobre la marcha, ahora voy hasta aquí, ahora cruzo al otro lado; y cuando hice algún día ya de swimrun para ver qué tal, aún más. Al final me acabó gustando, me sentía seguro y aunque el ritmo era la misma mierda de siempre, en distancia evolucioné bastante bien, pero sobre todo me gustó la libertad de ir por el medio de ninguna parte, sin rumbo y solo. Nado desde hace muchos años para tener algo de tono muscular en tren superior, para no correr demasiado y para variar entrenamientos, lo normal es en torno a 1500-2000 metros, alguna vez más, con frecuencia desde hace un tiempo hago algunos cambios de ritmo para que no sea tan aburrido, pero rápidamente una vez que tenía un objetivo nadé más largo, más fácil y más entretenido que nunca, incluyendo un glorioso día de 5300 m haciendo unos cambios de ritmo en pirámide. Tengo muy claro que no me meto 212 largos del tirón si no tengo algo en mente. Un poco después hice lo mismo en aguas abiertas, sabía que la distancia del Epic Landus ya lo hacía aunque el ritmo era otro cantar.
Epic Landus Swimrun evidentemente era el objetivo, cerca de la ciudad de Vitoria, y ya entrado octubre me daba un poco de yuyu la temperatura. Las distancias, respetables, 29 km a pie y 5,4 (teóricos) nadando. Todo en más de cuarenta tramos cortos, no más de 6 km corriendo (y generalmente mucho más cortos) ni 600 metros nadando, lo que lo hace bastante asequible, pero que la cosa va sumando y al final es una buena tiradita.
No le di una gran importancia al material una vez tenía el neopreno y las zapatillas, pero veía unos ritmos demasiado lentos y empecé a valorar cómo ayudar a que me subiera los pies en el agua -las zapatillas llenas de agua hunden mucho los pies y te frenan-, y una vez fuera del líquido elemento, que evacuasen lo antes posible. Lo primero lo apañé con unas almohadillas de célula cerrada en las espinillas para darme flotabilidad y lo segundo haciendo agujeros en la puntera, a pocos días de la carrera cambié de zapatillas porque iba molesto con el pie lesionado y corrí con unas RaidLight Ultramax que ya conozco bien, aunque muy grandes de talla, me las pillé así para tener más anchura por el mencionado tema de la lesión del puto Morton.
Aún no he dicho otra de las características del swimrun: se corre en pareja. La razón es la seguridad. Mi pareja de baile es un tal David, triatleta y trail runner y ya con un swimrun en su haber. Él a priori nadaba más que yo e intuía que yo podía ser algo más rápido corriendo, pero ya veríamos. No hicimos ningún entreno juntos y no teníamos pensado nada, a las 08h00 de la mañana nos presentamos donde tocaba -Club Náutico Aldayeta-, en el embalse de Ullibarri-Gamboa, al lado de Vitoria. Tras una breve charla técnica nos vamos a los vestuarios a cambiarnos y ya David me pone en sobreaviso que en dos años la gente va mucho mejor preparada. Fuera estamos a unos 7 ºC y la verdad es que apetece correr y meterse al agua lo que yo te diga. Somos unas 30 parejas, no hay mucho preámbulo y en cuanto se puede, se da la salida.
Somos la carrera larga -la primera y ya voy a la larga, nada de lo que sorprenderse, ¿no?-, se sale corriendo un kilómetro y medio donde nos vamos colocando, calentando también, y le sigue un primer tramo de 200 m nadando, el agua está fresca pero como vienes caliente de correr y con ganas, no se notan mucho los 18 ºC del agua. En este primer tramo ya veo una de mis debilidades, la orientación, hago unos generosos arcos cuando creo que más recto no puedo ir; pero cuando salgo del agua encuentro mi fortaleza: voy francamente fácil corriendo, no me quiero calentar mucho porque no voy solo y porque son 30 km pero voy fácil. Un tramo de natación más largo, junto a una pasarela que crucé en una carrera de trail ¡en 2002! me da un bofetón de realidad: soy lentísimo nadando, no me esperaba serlo tanto, soy un lastre para David y me pasan como aviones. Vuelta a correr y en modo recuperar terreno, nadar como el culo, correr razonablemente bien, así fue durante cinco horas, literal, 5:00:00 según las clasificaciones provisionales.
La primera mitad es llana y rápida, se corre bien, se puede ir rápido y se da lo que dan las patas; los tramos de natación no son largos, dado que entro primero al agua tratando de ganar unos segundos de ventaja y David me espera al otro lado, mis transiciones son nulas, no tengo nada de descanso y encima me aprieta en los avituallamientos (no se lleva prácticamente nada encima así que hay que comer y beber algo sí o sí). Nos llovió un rato y es la primera vez en la vida en que no me importa una mierda que me llueva, porque ya voy empapado y porque llevo neopreno. Por cierto, que correr con neopreno no tiene ningún misterio, lógicamente hay que entrenarlo para ver si te roza (en mi caso en el cuello, nadando, y tras las rodillas corriendo largo, me ha hecho unas heridas majas) y tener cuidado con el calor, no transpira nada y es bestial cómo se calienta al sol pasado poco más de un kilómetro por el material y por ser negro, llegué a correr cerca de 3 km a más de 30 ºC con sol y 4,5 continuos con menos calor, pero empiezas a sudar mucho y decae el ritmo de una manera espectacular al ir sobrecalentándote, es tan rápido que se percibe muy bien y hay que estar alerta.
El día no solo estaba fresco y lluvioso, además estaba ventoso y rizaba un poco el agua a ratos. Como éramos pocas parejas en la larga se hacía bastante solitario aunque en el agua, donde se compactaba la cosa, siempre veías alguna otra. Pero en general fue bastante solitario y como en el agua no se habla y corriendo yo iba todo el rato estirándole la cuerda a David, se hizo más individual. Fue una pena que tuviésemos niveles tan dispares 7+3 y 5+5 dan la misma media, pero no hay que ser muy listo para ver que la media es engañosa, parecía que nos hacíamos relevos como pollo sin cabeza, como equipo no teníamos precio, pero como ambos tenemos el culo pelado, no íbamos a estar esperando a cada rato, se tensaba al otro y punto, como si compitiéramos entre nosotros un poco.
En una "casualidad" interesante, al llegar a la zona de salida de la corta ellos acababan de salir, quizá dos o tres minutos de ventaja, los cuales recuperamos en la -en su caso- primera sección a pie de 2,4 km. De repente había gente a la vista, además de que al ser la gente de detrás, eran presa "fácil" (dicho con todo el respeto) lo que nos mantenía activos y con ganas, fue una suerte que llegásemos al poco de salir ellos porque creo que nos dio un plus de motivación tener referencias e ir a por ellas, porque aunque llevasen el gorro de otro color, una presa es una presa. Viniendo de atrás pudimos ver algunas cosas también interesantes: un buen número de mujeres, lo que siempre es bueno; todo el mundo iba bastante bien equipado; y la proliferación de trajes Head, patrocinador de la prueba y que permite alquilarlos, una gran idea para facilitar una primera participación: así se promociona un deporte y no invitando a estrellitas dopadas rebotadas de otro.
Tras dos tramos de natación llegaba una zona delicada: un tramo a pie de 6 km y con desnivel. Delicada por el calor, que no lo hacía, pero con neopreno largo puede tener su punto. No fue el caso, con quitarme el gorro me valió, ni me lo desabroché, pero con algo de calor puede ser muy muy duro e incluso tener un poco de riesgo de golpe de calor. Me empeciné en hacer toda la subida corriendo, mediado el tramo empecé a notarme algo cansado (más de dos horas encima) y se resolvió sin más contratiempos. Poco antes de entrar al pueblo donde haríamos la sección más larga de natación había un tramo de 90 m que me pareció helada porque venía acalorado de correr. También descubrí algo que no sabía: se puede mear nadando.
Los avituallamientos fueron un santiamén, todos, David prácticamente se los saltaba y me metía presión y encima aquí era justo antes de nadar 600 metros. Rodeado de pies algún rato me sentí algo mejor, pero fue un espejismo. 600 metros son más de 10' para mí, que no es tan poco, era frustrante ver cómo me adelantaban, pero no hay más que hacer. A la salida del agua tuvimos el único momento de duda del recorrido, ventoso como estaba se habían volado marcas y había varios senderos posibles, a partir de aquí empezaba la parte más trailera y molaba. Sin demasiada soltura ya, seguía empecinado en no andar y en estirarle el cuello a David, cruzamos al otro lado de un cabo y venía una de las gracias del circuito: íbamos a ir a dos islas interiores del pantano. Una pocholada. La segunda de ellas era tirando a erial y había que rodearla costeando por cantos rodados y aunque no era la primera vez este fue el tramo donde mejor se vio el origen de cada uno. El swimrun requiere ciertas dotes natatorias, el triatleta es tendente a ser abierto de mente, a probar cosas, con lo que ambos se juntan con cierta facilidad. Aunque hay muchos triatletas que combinan la temporada con el trail, los que yo vi eran triatletas puros, no es mi intención ofender, pero que yo me crea Kilian a su lado da idea de su nivel en piedras. Con lo malísimo que soy yo cogía ventaja con facilidad y sin forzar nada, vamos, lo que me hace hasta el último pichirichi en cualquier trail. Pero, oye, que me quiten lo bailao, pasar a gente en piedras... se me humedecen los ojos al recordarlo.
Empecé a verle las orejas al lobo en el agua, notaba que tenía aún menos fuerza que antes y tenía la técnica aún más deteriorada. Aunque quedaba ya poco, ese último tramo de 500 m se me hizo largo, vas tan despacio que cuesta percibir que te acercas al otro lado, sin llegar a tener frío empezaba a tener ligero fresco y ya había ganas de meta. Piernas tocadillas, brazos que no dan de sí, rozaduras tras las rodillas, pie a ratos molesto y cansancio general, plato combinado de todo deporte de larga distancia. El siguiente tramo de 2 km tenía una soberana rampa en la que sí hice unos cuantos metros andando -¡mal hecho por mí!- para encima tropezar y hacerme una herida en la mano, que con el agua parecía que venía de matanza. Se nota cuándo es tu deporte si vas arrastradillo y sin mucha gana ni fuerza y no vas nada mal, David no iba mejor pero nos quedaba poco -de hecho menos de lo que pensábamos, o cambiaron el final o algo raro había- pero cuando divisamos el último segmento de natación que ya estaba al lado del Club Naútico que nos vio partir cinco horas antes, sabíamos que pronto estaríamos saboreando la ansiada meta. Ese último tramo de natación fue bastante patético, pero ya me daba un poco lo mismo todo, se hizo, se remontó una rampa y se cruzó bajo el arco donde el punto final. Bastante cansados, pero sin agonizar, finos pero no famélicos, ni poco ni mucho.
Ha habido tanto tramo corto, hemos entrado y salida del agua tantas veces, era todo tan explosivo que se me ha hecho un tanto confuso, diría. Al final me desorienté un poco, pero viendo el mapa me encanta haber escogido la distancia larga, porque aparte del reto en sí le das la vuelta a todo el pantano de una forma natural y chula, con la fuerza de piernas y brazos y haciendo pareja con alguien, algo que me resulta realmente extraño para quien siempre ha hecho deportes individuales y que siempre entrena solo.
Antes de la salida sabía que había merecido la pena porque los días de entrenamiento en pantano me habían gustado bastante una vez cogido el truco. También como sólo lo podré hacer en condiciones buenas (veranito) y con algo de base detrás, puede ser una alternativa diferente a los entrenamientos. Por ese camino recorrido ya estoy contento de haber hecho el swimrun. La carrera -y el deporte- también me han resultado curiosos y estas diez semanas desde la operación hasta competir cinco horas dejándote los huevecillos pero tampoco muriendo, también han merecido el esfuerzo invertido. ¿Habrá más? He dicho que es el primero y último.
El año pasado me motivé tontamente con un 5k, este con el swimrun, me sigue gustando correr, es lo mío y no lo cambio por nada, pero me ha resultado sano e interesante tener otra cosa en la cabeza, algo que no parecía fácil a priori pero que con un poco de dedicación se consigue. Desconozco el futuro de este deporte, en su día afirmé categóricamente que no lo tenía y empiezo a comerme mis palabras, aquí es pequeñito pero con potencial, necesita crear una base crítica y no esperar resultados a corto plazo. Fuera está bastante lanzado, con una franquicia a lo Ironman tirando del carro. Supongo que pronto algún iluminado de alguna gran marca inventará el swimrun, al tiempo, pero por ahora tiene una docena de años, lo practican cuatro y a poco que sepas nadar recomendaría echarle un tiento. Para mí ha sido un soplo de aire fresco, enriquecedor, me ha resultado interesante y guardo ya un buen recuerdo de toda la experiencia. No suelo pedir más.
+: Epic Landus Swimrun
lunes, 8 de octubre de 2018
€uros: ¿mirando a China?
Años ha del último €uros. Alguna noticia ya bastante pasada, pero a veces ayuda a tener perspectiva.
Adidas, bastante inquieta últimamente, lanza la serie/concepto Speed Factory. Se trata de pequeñas series, simples como el asa de un cubo para poder hacer estas series, adaptadas a ciudades y los gustos/necesidades de los corredores locales. Por supuesto, tipo Flyknit, Nike sigue siendo la mayor innovadora del mundo del calzado, con mucha mucha diferencia, y es que esta forma de hacer uppers es ideal para series cortas (y para ganar mucho). Se hacen con esos clásicos robots tan vistos en la industria de la automoción, aunque el upper lo hace otra, más o menos la que hace calcetines. Por cierto, que esa máquina tampoco es tan novedosa, la ha usado Keen para hacer unas sandalias con cordón curiosas. Llamarlo zapatillas personalizadas es exagerar tirando a mucho o no haber comprendido el concepto. O bien copiapegar un comunicado de prensa, no sé qué es peor. Por ejemplo, si los corredores de Nueva York son más pesados o talonan más, se hace una mediasuela más densa. Primero se lanzaron las edición Berlín, luego Londres, habrá París, Nueva York... Lleva implantado un chip NFC que permitirá descargarse datos, aún no revelado para qué ni para quién... porque ni que decir tiene que el data mining es una parte importante de la apuesta. Un dato: 164 millones de dólares de inversión en 2016. 220 €.
Runner's World, la revista más importante del mundo del running, y otras famosas como Men's y Women's Health, ha sido vendida al conglomerado de medios Hearst que posee, entre otros, la cadena de televisión ESPN, el periódico San Francisco Chronicle o las revistas Elle, Car and Driver o Cosmopolitan. Puede haber cambios en España, importantes.
Importante movimiento, posiblemente uno de los del año, en el sector: Iceabreaker -la famosa empresa neozelandesa que fabrica con merino- pasa a formar parte de VF Corporation, los de The North Face, Vans, Timberland, Smartwool, Reef, Lee y alguna más. Ice facturaba en torno a los 150 millones de dólares anuales, échese un rápido cálculo de cuánto ha costado la adquisición. Uno de los movimientos del año.
Pero aún mayor fue la compra de Altra, por parte de los mismos, VF. La verdad es que The North Face parece que empieza a hacer zapatillas buenas... pero han tardado casi dos décadas. Posiblemente si hubieran tenido más éxito en calzado esta compra nunca se hubiera producido (...o sí), pero había puertas abiertas por la que alguno ha metido la patita. Altra está diversificando -siempre diré que el zero drop y alguna cosa más son sus señas de identidad pero también sus ataduras para crecer- a calzado de calle -zapatos, botas- y hasta de gimnasio (¿tipo Inov8?). Curioso.
Y como tercera de VF, se deshace de Nautica.
Cambios de manos también en Kathmandu, Ibex o Endura.
Helly Hansen cambia de mano y pasa a un "Carrefour canadiense".
Y el grupo Amer (Salomon, Arc´teryx, Mavic, Atomic, Enve...) se hace con Peak Performance. Entiendo que es por meterse en el mercado del outdoor fashion, esa nueva categoría de pasarela con herencia outdoor. Muchas marcas de lujo están "bajando" al "monte urbano" y algunas deportivas están sacando líneas que podrían desfilar en pasarelas internacionales. Algún proyecto ha sacado The North Face con algún diseñador o se puede asemejar a Rossignol Apparel.
Finalmente Amazon lanza dos marcas de ropa deportiva, Peaks Velocity y Rebel Canyon, muy sportwear y sólo en Estados Unidos. Senda Decathlon. También lanzan una línea de muebles MTM (Móntalo Tú Mismo) al estilo Ikea pero sin portes. Van fuerte los amazónicos. Recientemente se ha sabido que lo mismo se hará en Europa-España y alguno ha tenido que ponerse pañal.
Me pareció interesante la movida de Vista y la NRA (National Riffle Association). Pues Vista, propietaria de Camelbak, Bell, Bollé, Giró entre otras, sufrió un boicot porque apoya a la NRA. No es un tema nada fácil porque Vista tiene una división de armas de fuego, que todos sabemos que son sagradas en los States. Y seguimos algunos sin saber si comprar los productos de las marcas compramos el 'pack' completo de lo que hace y deshace la marca, o incluso su grupo empresarial. Porque, como ejemplo, casi todas las marcas de cierto tamaño tienen fondos de inversores de todo tipo, y la reputación de algunos deja mucho que desear. Una de las consecuencias ha sido que Vista se ha desprendido de Cébe y Bollé. Pretenden centrarse en hidratación y lo relacionado con caza y armas. Así que el tiro por la culata (lol) ha salido lo de las presiones en esta ocasión. 158M$, no se sabe comprador pero es europeo.
Y otra más: la aplicación MyFitnessPal, propiedad de Under Armour, fue hackeada y 150 millones de usuarios han podido accederse. No es que necesariamente defienda lo de "zapatero a tus zapatos", pero meterte en cosas electrónicas es jugar a otro deporte que no es fácil de controlar porque sus variables son difíciles y complejas.
Oysho, del grupo Inditex (ya sabes, Zara, Bershka...) se mete en el esquí. Como reclamo, chaqueta y pantalón por 240 €. Oysho factura 500 millones.
GoPro abandonó los drones. Entiendo que comercialmente no ha sido rentable. Pero hay una segunda razón: la legislación. Cada vez más seria, quizá llegue el día en que se requiera licencia oficial para volarlos (ya es así sobre zonas habitadas y para usos comerciales), y si esto llega algún día, morirán a nivel público generalista. DJI -china- se queda sola en ese nicho entre los Made in China baratillos y los profesionales, es decir, el mismo cliente que GoPro, cliente serio que quiere un producto bueno y paga por él. Aún más, GoPro parece que si no está a la venta, busca al menos compañero de baile. Que esto se sepa no es buena señal porque es fácil dejar hacer, que quiebre y se compre a precio de saldo. Mientras tanto, preparan una cámara 'low cost', que con marca GoPro puede ser una superventas tranquilamente, y llegar a esos hogares (y palos selfies, y cascos, y tablas, y manillares...) donde aún no había llegado porque tiene pinta de ser el típico producto capricho que no sabes si te va a molar y dejarte 400 € en algo así da palo.
Hace días GoPro presentó la Hero 7 con la particularidad del mejor sistema de estabilización del mercado. Tanto que empiezo a dudar que se necesiten los estabilizadores. ¿Y sabes qué? Pues que en un ironía de la realidad, si los drones se han quedado en manos de DJI es posible que GoPro haya devuelto el puñetazo matando a los palos estabilizadores que domina DJI.
Dejo para el final las dos noticias, para mí, más interesantes del sector. Amazon se alía con Ironman para Hawai. Poco después se sabe que Amazon abre una tienda de nutrición que incluye productos con licencia Ironman y marca propia. ¿Qué pinta Amazon en Ironman? No nos quedemos en que Amazon es una tienda online y ya, es una de las mayores plataformas de servicios de almacenamiento web, es Kindle o es Video. ¿Y si Hawai sólo se pudiera ver por Prime el año que viene? Por divagar. ¿Dónde es floja Amazon? En China. ¿Y quién compró Ironman hace un tiempo? Wanda. Más chinos que la muralla. Tengo curiosidad por lo que puede deparar esta unión que va más allá de un logo, sin duda, ahí hay negocios y un plan comercial perfectamente definido.
Y acabo con la que pudiera ser la noticia del año. Una empresa china se ha interesado por el grupo Amer. Amer es dueña de Salomon, Suunto, Arc'Teryx, Mavic y más. A ver si hay que empezar a llamarlas Chalomon y Chuunto. Por un lado he leído que el accionariado está muy fragmentado, lo que sería problemático (los chinos quieren el 100 %), y por otro me han comentado que "está hecho". Si alguien se cree que el outdoor iba a estar alejado de las corrientes económicas, este es un recordatorio. Si se confirmase la operación, qué ocurriría. Ni idea, pero aunque hay ejemplos de haber desguazado lo que han tocado, hay otros de China (y la India) de éxito, como en coches, Volvo, Land/Range Rover y Jaguar que no pueden estar mejor. Veremos. Lo que sí parece claro es que la división de bicis -Mavic y Enve- están lastrando las finanzas y parece probable que se desprendan de ambas como un pack. La bici es muy golosa porque es un mercado muy grande, pero no es tan sencillo como algunos gurús hacen creer.
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Adidas, bastante inquieta últimamente, lanza la serie/concepto Speed Factory. Se trata de pequeñas series, simples como el asa de un cubo para poder hacer estas series, adaptadas a ciudades y los gustos/necesidades de los corredores locales. Por supuesto, tipo Flyknit, Nike sigue siendo la mayor innovadora del mundo del calzado, con mucha mucha diferencia, y es que esta forma de hacer uppers es ideal para series cortas (y para ganar mucho). Se hacen con esos clásicos robots tan vistos en la industria de la automoción, aunque el upper lo hace otra, más o menos la que hace calcetines. Por cierto, que esa máquina tampoco es tan novedosa, la ha usado Keen para hacer unas sandalias con cordón curiosas. Llamarlo zapatillas personalizadas es exagerar tirando a mucho o no haber comprendido el concepto. O bien copiapegar un comunicado de prensa, no sé qué es peor. Por ejemplo, si los corredores de Nueva York son más pesados o talonan más, se hace una mediasuela más densa. Primero se lanzaron las edición Berlín, luego Londres, habrá París, Nueva York... Lleva implantado un chip NFC que permitirá descargarse datos, aún no revelado para qué ni para quién... porque ni que decir tiene que el data mining es una parte importante de la apuesta. Un dato: 164 millones de dólares de inversión en 2016. 220 €.
Runner's World, la revista más importante del mundo del running, y otras famosas como Men's y Women's Health, ha sido vendida al conglomerado de medios Hearst que posee, entre otros, la cadena de televisión ESPN, el periódico San Francisco Chronicle o las revistas Elle, Car and Driver o Cosmopolitan. Puede haber cambios en España, importantes.
Importante movimiento, posiblemente uno de los del año, en el sector: Iceabreaker -la famosa empresa neozelandesa que fabrica con merino- pasa a formar parte de VF Corporation, los de The North Face, Vans, Timberland, Smartwool, Reef, Lee y alguna más. Ice facturaba en torno a los 150 millones de dólares anuales, échese un rápido cálculo de cuánto ha costado la adquisición. Uno de los movimientos del año.
Pero aún mayor fue la compra de Altra, por parte de los mismos, VF. La verdad es que The North Face parece que empieza a hacer zapatillas buenas... pero han tardado casi dos décadas. Posiblemente si hubieran tenido más éxito en calzado esta compra nunca se hubiera producido (...o sí), pero había puertas abiertas por la que alguno ha metido la patita. Altra está diversificando -siempre diré que el zero drop y alguna cosa más son sus señas de identidad pero también sus ataduras para crecer- a calzado de calle -zapatos, botas- y hasta de gimnasio (¿tipo Inov8?). Curioso.
Y como tercera de VF, se deshace de Nautica.
Cambios de manos también en Kathmandu, Ibex o Endura.
Helly Hansen cambia de mano y pasa a un "Carrefour canadiense".
Y el grupo Amer (Salomon, Arc´teryx, Mavic, Atomic, Enve...) se hace con Peak Performance. Entiendo que es por meterse en el mercado del outdoor fashion, esa nueva categoría de pasarela con herencia outdoor. Muchas marcas de lujo están "bajando" al "monte urbano" y algunas deportivas están sacando líneas que podrían desfilar en pasarelas internacionales. Algún proyecto ha sacado The North Face con algún diseñador o se puede asemejar a Rossignol Apparel.
Finalmente Amazon lanza dos marcas de ropa deportiva, Peaks Velocity y Rebel Canyon, muy sportwear y sólo en Estados Unidos. Senda Decathlon. También lanzan una línea de muebles MTM (Móntalo Tú Mismo) al estilo Ikea pero sin portes. Van fuerte los amazónicos. Recientemente se ha sabido que lo mismo se hará en Europa-España y alguno ha tenido que ponerse pañal.
Me pareció interesante la movida de Vista y la NRA (National Riffle Association). Pues Vista, propietaria de Camelbak, Bell, Bollé, Giró entre otras, sufrió un boicot porque apoya a la NRA. No es un tema nada fácil porque Vista tiene una división de armas de fuego, que todos sabemos que son sagradas en los States. Y seguimos algunos sin saber si comprar los productos de las marcas compramos el 'pack' completo de lo que hace y deshace la marca, o incluso su grupo empresarial. Porque, como ejemplo, casi todas las marcas de cierto tamaño tienen fondos de inversores de todo tipo, y la reputación de algunos deja mucho que desear. Una de las consecuencias ha sido que Vista se ha desprendido de Cébe y Bollé. Pretenden centrarse en hidratación y lo relacionado con caza y armas. Así que el tiro por la culata (lol) ha salido lo de las presiones en esta ocasión. 158M$, no se sabe comprador pero es europeo.
Y otra más: la aplicación MyFitnessPal, propiedad de Under Armour, fue hackeada y 150 millones de usuarios han podido accederse. No es que necesariamente defienda lo de "zapatero a tus zapatos", pero meterte en cosas electrónicas es jugar a otro deporte que no es fácil de controlar porque sus variables son difíciles y complejas.
Oysho, del grupo Inditex (ya sabes, Zara, Bershka...) se mete en el esquí. Como reclamo, chaqueta y pantalón por 240 €. Oysho factura 500 millones.
GoPro abandonó los drones. Entiendo que comercialmente no ha sido rentable. Pero hay una segunda razón: la legislación. Cada vez más seria, quizá llegue el día en que se requiera licencia oficial para volarlos (ya es así sobre zonas habitadas y para usos comerciales), y si esto llega algún día, morirán a nivel público generalista. DJI -china- se queda sola en ese nicho entre los Made in China baratillos y los profesionales, es decir, el mismo cliente que GoPro, cliente serio que quiere un producto bueno y paga por él. Aún más, GoPro parece que si no está a la venta, busca al menos compañero de baile. Que esto se sepa no es buena señal porque es fácil dejar hacer, que quiebre y se compre a precio de saldo. Mientras tanto, preparan una cámara 'low cost', que con marca GoPro puede ser una superventas tranquilamente, y llegar a esos hogares (y palos selfies, y cascos, y tablas, y manillares...) donde aún no había llegado porque tiene pinta de ser el típico producto capricho que no sabes si te va a molar y dejarte 400 € en algo así da palo.
Hace días GoPro presentó la Hero 7 con la particularidad del mejor sistema de estabilización del mercado. Tanto que empiezo a dudar que se necesiten los estabilizadores. ¿Y sabes qué? Pues que en un ironía de la realidad, si los drones se han quedado en manos de DJI es posible que GoPro haya devuelto el puñetazo matando a los palos estabilizadores que domina DJI.
Dejo para el final las dos noticias, para mí, más interesantes del sector. Amazon se alía con Ironman para Hawai. Poco después se sabe que Amazon abre una tienda de nutrición que incluye productos con licencia Ironman y marca propia. ¿Qué pinta Amazon en Ironman? No nos quedemos en que Amazon es una tienda online y ya, es una de las mayores plataformas de servicios de almacenamiento web, es Kindle o es Video. ¿Y si Hawai sólo se pudiera ver por Prime el año que viene? Por divagar. ¿Dónde es floja Amazon? En China. ¿Y quién compró Ironman hace un tiempo? Wanda. Más chinos que la muralla. Tengo curiosidad por lo que puede deparar esta unión que va más allá de un logo, sin duda, ahí hay negocios y un plan comercial perfectamente definido.
Y acabo con la que pudiera ser la noticia del año. Una empresa china se ha interesado por el grupo Amer. Amer es dueña de Salomon, Suunto, Arc'Teryx, Mavic y más. A ver si hay que empezar a llamarlas Chalomon y Chuunto. Por un lado he leído que el accionariado está muy fragmentado, lo que sería problemático (los chinos quieren el 100 %), y por otro me han comentado que "está hecho". Si alguien se cree que el outdoor iba a estar alejado de las corrientes económicas, este es un recordatorio. Si se confirmase la operación, qué ocurriría. Ni idea, pero aunque hay ejemplos de haber desguazado lo que han tocado, hay otros de China (y la India) de éxito, como en coches, Volvo, Land/Range Rover y Jaguar que no pueden estar mejor. Veremos. Lo que sí parece claro es que la división de bicis -Mavic y Enve- están lastrando las finanzas y parece probable que se desprendan de ambas como un pack. La bici es muy golosa porque es un mercado muy grande, pero no es tan sencillo como algunos gurús hacen creer.
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viernes, 21 de septiembre de 2018
Vídeo: Ultra-Trail du Mont Blanc 2018
Si una cosa ha quedado clara del pasado UTMB es que las quinielas que hagamos los enteradillos no valen para casi nada cuando la cosa se pone graciosa. Porque aunque Xavier fuera uno de los favoritos indiscutibles a priori, creo que pocos apostábamos por él. Una mezcla de azar, cerebros en cuarentena y saber estar han coronado a Xavier Thevenard como el mejor corredor del UTMB de la historia. Por ahora.
Porque según acabó la prueba yo ya estaba pensando en 2019, en que tres tíos tienen tres victorias y en que hay que desempatar. Espero que ninguno falte y así podamos vivir la mejor edición de todos los tiempos. Otra vez.
Xavier no sólo tiene el triplete y victorias en el resto de carreras de la semana grande de Chamonix, ha demostrado lo gran corredor que es, lo inteligente de su estrategia, cómo se mantiene la cabeza fría y cómo prepararse para el Día D. Además les dio una sonora bofetada a Hardrock, y la venganza siempre da gustirrinín. Impecable la carrera de Xavier, dejando hacer a los galgos que se fueron autoeliminando y encontrando su hueco en la carrera, manteniendo un ritmo duro y perdiendo lo justo en avituallamientos. Así se ganan las carreras. A ver si nos acordamos para otros años y le ponemos como favorito, o casi, porque ha dado una soberana lección.
Si lo de Xavier fue una sorpresa predecible, lo del rumano Robert Hajnal no lo preveía nadie, absolutamente nadie, ni él si su santa madre podrían prever un resultado así en la meca de este deporte. Y esto es algo que me encanta de las ultras, un don nadie por resultados (consúltense sus datos) se marca un segundo en el UTMB. Destacaría un importante dato que él mismo refutó -con cierta mala leche: "es absolutamente falso"-: la ausencia de asistencias. Posiblemente sea casi imposible ganar sin ellas, pero se puede hacer segundo, palabra de Robert. Si no las llevaba era por imposibilidad, pero me parece que hay que tenerlos bien puestos para hacerlo de esta manera, chapeau, macho.
Lo de Jordi Gamito no diría que es una sorpresa, porque ha estado ya rondando posiciones de honor, y porque algún rival se ha quitado del camino, aparte de que parece que las temporadas son más razonables y se había preparado a conciencia el UTMB. Cuando se hace todo bien en la preparación, se tiene la calidad y se alinean los planetas de salida a meta ocurren estas cosas. Ya digo, no me sorprende porque la calidad está ahí, pero hay que hacerlo, hay muchos potenciales podios y sólo tres al año lo consiguen, eso es que tan fácil no debe ser. Jordi le tienen cogida bastante bien la medida a Chamonix, pero hay que arriesgar y afinar muy bien el tiro, lo hizo y un podio en el UTMB, que se dice pronto, es la recompensa.
Pero es que las sorpresas no pararon aquí, poquísimos nombres realmente conocidos en el Top15 (Damian Hall 5º, Erik Clavery, 8º, Javi Domínguez 10º, Mathieu Blanchard 13º), y es que la criba, una vez más, entre la elite, ha sido muy importante. No sé exactamente qué falla, si lo tarde que es en el calendario, las salidas cañón de año tras año, la presión de que todo el mundo esté mirando o que es un recorrido realmente exigente. Pero el índice de abandonos entre los pros es alarmante y aunque cada uno tenga sus razones o excusas, roza el inaceptable.
Empezando por los primeros. El ritmo fue endiablado, Jim Walmsley no aprendió la lección, Zach Miller no cumplió su palabra, Kilian Jornet tuvo el problema de la picadura, Tim Tollefson una caída y Luis Alberto Hernando problemas con los tobillos. De los cinco top de mi previo sólo llegó uno. Uno. Me parece excesivo. Desde la salida tirar, Jim, quizá no sea la técnica, eres mejor atleta que todos tus rivales, pero si te has vuelto a estrellar es que quizá debas cambiar algo. Zach, tiene pinta de que la presión le pudo, no supo correr como quería o tenía pensado, y por eso Xavier es un grande entre los grandes, porque supo mantener la calma. Lo de Kilian, pues se ha dicho casi de todo, y me ha sorprendido mucho que se haya puesto en duda, la verdad, el escepticismo es muy sano, pero ponerlo todo todo en duda quizá sobrepase la línea roja; para mí el tuit de Athletes for Transparency es definitivo. Sólo me queda la duda de si hubiera ido líder destacado y cómodo qué hubiera hecho, esto ya es trail ficción, pero a veces se sacan fuerzas de flaqueza (o se arriesga más, a veces indebidamente) estando bien colocado y/o más cerca de meta. La caída de Tim, sin saber detalles, es lo más accidental de todos, una caída con consecuencias no es tan normal. Y lo de Luis Alberto, cuando se repite muchas veces quizá algo se esté haciendo mal, y a pesar de que se venda los tobillos desde hace años, el calzado es mucho más importante de lo que parece, lo dice uno que está en el Top 10 de esguinces de tobillos a nivel europeo: hay zapatillas más propensas y menos, desconozco el motivo, pero sé de modelos con los que nunca he tenido un problema y otras que parece que los buscan.
No voy a detenerme en más abandonos, pero el número entre pros me parece excesivo y, como digo, rozando lo inaceptable, mucha gente delante en los primeros kilómetros que no llega al 60, esos son fuegos artificiales y humazo. Si digo que el 70 % de los top se fue a su casa es a todas luces bochornoso cuando la carrera es la que es y las condiciones no fueron especialmente malas: señores y señoras, no se pueden acabar sólo las carreras que vais bien, ni la semana de Chamonix te la debe pagar tu patrocinador para que tú luzcas palmito, un 70 % no es de recibo, si te pilla pasado, pues para otro año, si es mucho, hay otras distancias y si no, macho o macha, aprieta el culo. A ver si los de detrás no pasan por sus infiernos particulares, están muchas más horas y abandonan muchos menos. Me empieza a cansar y me parece muy poco serio.
Y la cosa no va de género porque si pensamos en las mujeres es tres cuartos de lo mismo, el nivel de abandonos es pandémico, de las (/los) americanas podrían crear una compañía de helicópteros que les salía a cuenta: acabó una y octava, y no era de las favoritas, e iban seis de nivel. Las francesas, a pesar del previsible de Chaverot, fueron mucho más sólidas, Lecomte, Pauly, Blanchett o Henriques son parte de una nueva generación de buenas corredoras francesas que vienen de la base, consiguiendo poco a poco resultados destacables a base de pico y pala, no son quizá talentos naturales ni sputniks, pero ahí están. Igual que Beth Pascall, otra hormiguita que se colocó cuarta "sin quererlo" a base de hacer una gran carrera.
Francesca Canepa es, en España al menos, una proscrita por acontecimientos que son los segundo peor tras el dopaje. Pero no nos debemos olvidar de que lleva la tira de años siendo una gran corredora, y la victoria en el UTMB lo demuestra. Alguien una vez me dijo al respecto de su/s Tor/es dudoso/s que confiaba en ella, pero no en su entorno, me lo creo por quién me lo dijo, pero no la exime a ella de culpa y ese forúnculo le perseguirá toda su vida deportiva. No me apena el estigma y a la vez todos tenemos derecho a fallar en condiciones adversas y confusas. Para mí confesando haría tabula rasa pero no creo ocurra ya. Una pena porque quizá no le reconozcamos su gran trayectoria.
Qué decir de Uxue, venerada por fortaleza y sencillez hizo una carrera aparentemente perfecta, competitiva y luchada es fácil empatizar con alguien que se deja los cuernos y siempre rinde bien. Un placer verla en avituallamientos, lo bien (anímicamente) asistida que iba y la garra que debió desplegar también cuando no hay cámaras delante.
De Jocelyne Pauly no tenía muchas referencias, me sonaba y poco más. En la debacle anual de Chamonix otra que supo mantenerse en su sitio, recogiendo cadáveres (un poco pena el de Katia Fori, que se vio ganadora, yo creo), y no alcanzándole nadie. Otra demostración de cómo se corre.
Al igual que en categoría de hombres, muchos nombres no especialmente conocidos y mucha variedad de países, algo siempre bueno pues no hay un país claro dominador. En ambas, también, dos españoles, uno en podio y otro en Top 15 (15ª Teresa Nimes) parece un botín no demasiado amplio pero posiblemente no nos podamos quejar dadas las circunstancias y el reparto de corredores en otras distancias, sin ver un grandísimo relevo en jóvenes, un Pau Capell o un Tòfol podrían haber estado perfectamente en este Top 15 pero se reservan para otras carreras. Por cierto, uno de los cambios reglamentarios de este año eran el kit invernal y el estival, muy acertado en mi opinión, y en el invernal se pedían obligatoriamente gafas claras para la noche, no sé si llamarla Norma Tòfol en su honor por la ceguera temporal del año pasado (que anteriormente tuvo Chaigneau, por cierto), parece que hay quien sigue la carrera y decide en los despachos adecuadamente, o esa es la impresión que me da, porque el reglamento del UTMB -y en general la carrera- es un organismo vivo presto a cambiar cuando se requiere, una inteligente manera de entender de qué va todo esto.
CCC
Lo de Thomas Evans está siendo un escándalo: el mismo tío que les disputa la Marathon des Sables a los hermanos El Morabity, se mete cuarto en el Campeonato del Mundo de Penyagolosa y te gana la CCC. Copón. No tiene una pinta de atleta aparentemente, de hecho está tirando a fuertote (es militar), pero corre que se las pela, porque una CCC no te la gana cualquiera, siempre hay nivel, y este año no era una excepción. Min Qi y Pau Capell completaron el podio.
Sobre China, permitidme una autocitación egocéntrica, decía esto en el previo: "China está empezando a tener corredores de nivel, no me extrañaría que en unos años con el crecimiento tan bestial del deporte allí tengamos un caso de 'a ver quién es el primer chino que gana el UTMB' al igual que estamos ahora en esa fase con Estados Unidos, dicho queda". Eventos, número de practicantes y corredores de calidad no dejan de crecer y ya tenemos dos excelentes resultados de corredores chinos en la meca del trail europeo-mundial. Dos más se metieron en el Top 15 de la CCC. Entiendo que Qi pueda correr el UTMB en 2019, lo que sería un interesante aliciente, pero no debe caer en la mentalidad todo o nada americana (o japonesa, o coreana, o china), es una carrera muchísimo más larga que duplica el tiempo de la CCC.
Y en categoría femenina, la pareja de Qi, Miao Yao se alzó con el triunfo, y además con una buena ventaja, media hora sobre la americana Schide y +40' sobre Ida Nilsson que, injustamente, lo sé, suena a poco. Por curiosidad, cogiendo una categoría y una carrera al azar, el Top 15 tiene representantes de China, Estados Unidos, Suecia, Francia. Finlandia, Eslovenia, Italia, Letonia, Alemania. Canadá y España. Me parece fantástico que todos los países puedan tener a sus héroes y heroínas en puestos de honor, da una idea de la diversificación de este deporte, la rapidez con la que se ha extendido, lo barato y accesible que es su práctica... y las muchas papeletas que tiene de ser olímpico por todo ello.
TDS
Tampoco fue pequeña la sorpresa de la victoria de Marcin Swierc, y fue posiblemente la más disputada y emocionante, el podio -completado con Dylan Bowman y Dimitry Mityaev- en menos de dos munutos. De la TDS me quedo con dos formas de resolver los problemas, me refiero obviamente a la pérdida de Dylan y Pablo Villa, es fácil decirlo pero todos hemos vivido situaciones de todo o nada en ultras, todos nos hemos equivocado y todos hemos acertado, pero saber hacer reset es fundamental en este deporte, sobreponerse a las zancadillas también y mantener la cabeza fría -o cagarse en todo lo sagrado a la par que agachas la cabeza y aprietas el culo- también. Fantástica la reacción de Dylan, buena lección de la que aprender.
Tofol Castanyer y Diego Pazos cierran el Top 5. Me agrada ver a Julien Chorier noveno, y otro chino, Yanqiao Yun, décimo.
En mujeres Audrey Tanguy, ¡Rory Bosio! -a ver si vuelve de una santa vez a su nivel, se la echa de menos- y Caroline Benoit son el podio 2018.
OCC
Ruth Croft, Eli Gordon y Mónica Vives se llevan la carrera más skyrunning de la semana, por eso no sorprende ninguna de las tres, de dónde vienen y que España esté más representada. Y seguimos con chinos, Erenjia Jia gana, Santiago Mezquita es segundo y Kevin Vermeulen, tercero. Buen resultado de Pablo Villalobos y Noel Burgos, tres de cinco no está nada mal.
MCC
A priori la MCC era una carrera para corredores locales, supongo que para poner en valor la zona y tal. Ya tú sabes. Cuando poco antes se anuncia que va a haber un mundial de distancia corta que va a rondar la maratón y a última hora la MCC se cambia a "marica el último", no es por pensar mal, pero con los vasos -cañerías de a 5"- comunicantes que hay, no sé si habrá ayudado al cambio, pero puede que una miajina así sí.
Cesar Costa -otro suizo como Diego Pazos que tiene que tener familia española o hispana sí o sí- fue el primer ganador de esta quinta distancia competitiva y Kate Pallardy la primera femenina.
Y hasta aquí mi resumen. Una vez más es la carrera del año, una vez aprendemos cosas nuevas y una vez más estamos deseando que llegue finales de agosto del año que viene para poder ver la carrera más excitante del año.
+: UTMB
domingo, 26 de agosto de 2018
El previo del Ultra-Trail Mont Blanc 2018
Puede que sea yo, pero me da que este año hay menos hype que otros, desconozco el porqué o si es una percepción mía, pero tras la edición 2017 -que fue la mejor de siempre, un resumen aquí ;)- no pasa nada por relajar un poco. Aun así, como siempre, estamos ante el campeonato del mundo oficioso de ultra-trail y La Carrera, sin discusión, que todo corredor de bien quiere que llegue. Como todos los años, será una pechada para los participantes, habrá sorpresas, petadas de escándalo e historias para contar a los nietos. En unos días sabremos quiénes se coronan en Chamonix. Va habiendo ganas. A paladas. Vamos a ver quién considera el que esto escribe que pueden estar en puestos de honor, sea lo que sea esto del honor.
Kilian Jornet
Volvemos a contar con la participación de lujo del mejor corredor de esto que se llama trail. El año pasado, tras el arco de meta, ya estaba echándole suavemente el guante a François, el cual ha hecho como que no va con él y ha seguido con sus planes, que aunque el segundo puesto en Western está muy bien, rajando y con una diferencia tirando a abismal con Walmsley no creo que le supiera demasiado dulce. Pero François es de alternar años, con lo que confiemos en verle de nuevo en 2019 y esperemos que Kilian no se tome el año sabático según el calendario chamoniano.
A ver, que estamos en 2018, que me disperso. La rotura de pata esquiando -si es que os lo tengo dicho, no hay deporte con más accidentados- puso en duda la temporada atlética, pero entiendo que bien aconsejado y tomando parte activa en la recuperación, lo hizo en un santiamén y parece sólo un mal recuerdo, aunque los perros viejos sabemos que hay lesiones que son para siempre porque algo te cambian. Lógicamente nada es gratis en esta vida, le supuso renunciar a Hardrock y hacer algún apaño más de temporada, pero cuando volvió lo hizo con bastante forma, ganado la Marathon du Mont-Blanc primero y luego batiendo el récord de la Bob Graham's Round, que ya era un esfuerzo largo. No estoy en Strava y si algún día lo hago es por cotillear porque yo no quiero colgar mis entrenamientos, que a nadie le interesan, por eso puedo fallar en apreciaciones, pero cuando colgó una semana de 210 km con sólo +12000 m, hosti tú, este va enchufado. Mi sesgada memoria no me permite recordarle resúmenes semanales contando en kilómetros y tras la solvente victoria en Sierre-Zinal desveló que había estado haciendo velocidad (y kilómetros), entiendo que comparado con el coco Jim que aún tiene sus carencias es mejor no dejarle ventaja. El trail está especializándose a carreras de una gran velocidad, decía hace tiempo que no puedes estar delante de las mejores ultras si no eres alguien de 2h20' en maratón, no porque necesites hacer series a 3'10" como el que se fuma un puro, sino porque en una salida a 3'30" tienes que ir con pulsos controlados, aunque luego patees horas y acabes un día después la carrera, el nivel es tan espectacular que no puedes tener carencias. Las gañanadas de Jim del año pasado -llevar los bastones de adorno para ir pinchando flores, esperar a rivales en los avituallamientos porque no domina el idioma y no sentirse solo, llevar todo el equipaje en la mochila porque no se la guardaban en la consigna del hotel- no van a volver a ocurrir, aún es sorprendente que pasaran en un atleta profesional que debe de tener un entorno con gente que sabe de qué va esto (¡saludos a sus compañeros de equipo, habría que saber qué pensaban cuando salió con el macuto, qué cachondos!). Y si Kilian sufrió en sus carnes lo que corre el puto larguirucho, hay que ponerse las pilas y correr rápido.
Desde fuera es todo interpretación, pero me da que Kilian se apretó mucho en una fase de la temporada, ganó la confianza que requería, y luego ha vuelto a hacer la cabra montesa, que le gusta, le da la resistencia porque tienen pinta de llegar justito a la hora de cenar y es desnivel a cascoporro. Así que si no tenemos al mejor Kilian de todos los tiempos, cerca le anda, porque aunque ya no es un chaval y las temporadas le pesarán como a todos, tiene muchísima más experiencia y se conoce mejor que nadie. Y a ver quién puede ganar al mejor Kilian.
(Nota: lo del tapering en Kima a cinco días del UTMB sigo sin verlo)
Jim Walmsley
Jim, claro. Por fin ganó su Western States, sin volverse loco, sin ir a por subXX, cerrando la herida que ya supuraba -la foto y el comentario lo dicen todo-, y si no recuerdo mal quería correr Hardrock pero se saltó la romería. 2018 no fue un gran año para el bueno de Jim, a pesar de que hizo hongo en el UTMB, llegó en un destacable quinto puesto a Chamonix, eso en, posiblemente, la carrera peor apañada de su vida, o cerca le debe andar. Se le vio dormir, tenía problemas de pies, perder muchísimo tiempo en avituallamientos y vio auroras boreales a la luz del día. Y hace quinto. A ver, que sí, que todos nos descojonamos del pobre americano tirado en el banco de un avituallamiento como nos reímos de Olson cuando tuvo que echarse una cabezada en aquel colchón tirado en medio de la Hardrock que tendría más liendres que todos los puticlubs de la A2 de Madrid a Barcelona, pero lo hacemos sin maldad. Aún tengo grabada su mirada extasiada en la entrevista postcarrera de iRunFar, que si no sabes el contexto no llegas a saber si está en el aparcamiento del after un domingo al mediodía cuando salió de casa un miércoles a tomar algo con los amigos o ha visto alguna fuerza sobrenatural en el mismísimo Lourdes. El mismo año que revienta en UTMB pero se arrastra a meta, revienta y no llega en Western y revienta y no llega en Reunión. Tres de tres. Ni que decir tiene que tuvo su momento de reflexión personal de "vamos a ver qué estoy haciendo con mi vida". Me parece que ha hecho más desnivel, igual que el otro ha hecho más velocidad (¿cuántas veces se espiarán mutuamente los Stravas?), maneja algo mejor los bastones (algo mejor), conoce la carrera, ha aprendido a ser un poco más conservador, ha hecho sólo dos carreras este año y se comentan que no le pasaron dejar el macuto como equipaje de mano y no lo podrá usar en carrera. Me gustaría saber si ha trabajado los avituallamientos, para hacerlos más veloces, alguien me dijo que François el año pasado paró ocho minutos -¡ocho putos minutos!- en veinte horas de carrera, es otra cosa a pulir para Jim. Debería irle claramente mejor. ¿Cuánto mejor? ¿Lo suficiente para ganar a Kilian? Ummmmm.
Tim Tollefson
Me derrito con Tim. Me parece lo mejor de lo mejor, me encanta cómo corre de menos a más y siempre es un duro hueso de roer. Ha sido tercero en Lavaredo y en la Speedgoat este 2018, ¿poco para ganar un UTMB? Más dos terceros en el UTMB. No sé de dónde puede sacar ese puntillo extra -no va con macuto, no creo que pierda la de dios en avitus-, no sé si es hacer una carrera a lo locaza, pero me gustaría que así fuera, porque de atrás adelante con los galgos que hay es muy difícil ganar. Tarde o temprano un americano ganará el UTMB, y va a ser dios porque son los reyes del marketing y porque en el resto del mundo nos gusta tragar sus mierdas con grumos y todo, el que lo sea se lo habrá merecido, pero por mí que sea Tim, así de claro.
Y afirmo que un yanqui va a ganar el UTMB y es obvio que sólo es cuestión de tiempo no sólo por los tres aquí citados, sino por los Hawks, Freriks, Reed o Laney, el atletismo de fondo estadounidense es de una calidad y competitividad enorme, con que "cuatro" de los college se pasen al monte -exactamente lo que está pasando aquí y ahora-, tienen cantera para tres vidas, se necesita orientarlos bien, darles las herramientas, y llegará. Por densidad puede que sea un atleta de Hoka, paradoja siendo una marca de origen francés, actualmente dentro de un grupo americano, pero que sigue fundamentalmente dirigida por sus fundadores franceses y ganando en Francia.
Zach Miller
Aquejado de lesiones, compitiendo menos y na, Zacarías lleva un mes por tierras europeas. El año pasado era el que quería ser el primer americano en ganar el UTMB, este año quiere correrla bien, de principio a fin, que sí, que el show está muy bien pero al que se le pasa el arroz es a él: importante declaración de intenciones. Las condiciones naturales, el pasado deportivo, los entrenamientos cuentan, la actitud mucho, pero quien lleva más de tres temporadas en un deporte sabe que la adaptabilidad es clave, y me da que Zach también ha tenido su momento de reflexión y ha pensado en sí mismo, ha dejado de leer lo que decían de él, y se ha mirado al espejo. Nada como lesionarse para tener esos ratos para proyectarse en el futuro. Y un tipo con su indudable calidad, sabiendo cómo ha corrido ya en Europa y centrado, es para mirar de reojo.
Luis Alberto Hernando
Cuando llevemos diez años sin ganar un mundial nos acordaremos de Luis, que este año ha vuelto a repetir. Y sin embargo en el UTMB no es nadie. Ja. Un segundo, lo sé, pero tiene también algún quiebro de cintura a última hora. No me apasionan los corredores binarios, todo o nada, Luis Alberto no lo es, excepto en esta prueba. Me recuerda a Núria Picas en esta misma carrera, tantas veces ganadora por adelantado, y unas cuantas hostias después lo consiguió. Todos ponen lo mejor de sí mismos para merecer ganar, no porque sea de este terruño merece ganar más que otros, y si con tropecientas carreras de prestigio ganadas y mundiales se queda con esta espinita, pues mira, que lo firmaría él hace unos años, seguro, pero es que desgraciadamente un segundo casi suena a poco, manda cojones, es lo malo de ser un animalaco. Fue de los primeros, o me lo parece a mí, que dio un giro a su temporada -aquellos años locos de hacer ultras como el que iba a por el pan pasaron ya- y se centró en menos objetivos y más definidos, le salió bien, quizá por ser mayor que otros chavales vio cómo iba demasiado al borde de precipicio y eso le ha dado unos indudables réditos. Un título en Chamonix redondería un ya de por sí abultado currículo, aunque no lo veo necesario (y, oye, que un segundo no es precisamente poco). Tiene grandes rivales delante, y de tú a tú puede ganarlos a todos. El único pero, en mi opinión, es que ha estado pocas veces por ahí, en lo largo y profundo de las ultras largas. No tiene nada que demostrar, y si de verdad te crees que es así, creo que es una buen actitud para salir.
Xavier Thevenard
Al bueno de Javito -para los amigos- todavía le debe de durar el mosqueo tras lo de Hardrock (por cierto, añadí un enlace). Uno centra la temporada en dos objetivos, cercanos y duros, echa la moneda al aire, y una estupidez te deja fuera de una pero con el calentón en el cuerpo. Y no precisamente con el calentón de los buenos. El único bicho con patas y orejas que ha ganado todas las carreras del UTMB tiene cabeza, huevos y conocimiento para ganar una tercera vez. ¿Pero ante la jauría? Más o menos esto me preguntaba el año pasado. Y sólo le ganaron François, Kilian y Tollefson. Uno no está, uno es un marciano que lo mismo con Jim se ponen mutuamente en órbita, y no es peor que Tim (10' en 2017). Puede que tenga que pasar algo para que gane Javito, pero no tanto, aunque en Hardrock 2017 estuvo lejos de cabeza fruto de una calorina -de las malas también- es un corredor que en sus objetivos del año es un rival de cuidado. Y si quizá no esté para ganar, que estas carreras largas dan para mucho, le subimos al podio pero ya.
Outsiders
Porque para mí aquí se acaban los claros favoritos a la victoria. Claros favoritos, digo. Porque puede haber un Ludovic Pommeret a la vuelta de la esquina que nos deje las apuestas por los suelos. Por ránking ITRA aparece después un tal Gediminas Grinius, tío que va a estar delante lo sabemos todos; su primo hermano en cuanto a calidad y solidez, Javi Domínguez, tres cuartos de lo mismo; tengo interés en ver a Alex Nichols -¿primera vez en algo potente en Europa?-, un segundo en Western '17 le avalan; Michel Lanne, que ya se atreve a jugar con los mayores, je je, a ver; Jordi Gamito, muy sólido también, con calidad para estar delante; Sylvain Court; Mark Hammond; Ion Azpiroz, ganador de Alpinultras 2017; Ryan Sandes, que lo mismo te cruza el Himalaya que un rato después está corriendo en La Palma -qué ganas-, y que ha tenido el bendito oportunismo de estar donde tenía que estar para vencer en Leadville y Western, pero que se ha estrellado unas cuantas veces en el UTMB, y que es un raider -no creo que haya corredor más duro que él para algo tipo Himalaya o un FKT- pero correr rápido es otra cosa, pero en el UTMB, no sé; Scott Hawker, buen corredor australiano; Timothy Olson, saliendo de un bachecillo; Sondre Amdahl, cuidado con el enamorao, que se rinde bien con el subidón; Kim Collison, buen corredor inglés; o Yeray Durán, a por el coco largo.
Mujeres
Magdalena Boulet, Kaci Lickteig, Stephanie Howe (o Violett o como coño sea, ¿no os parece lo más troglodita del mundo esos países cuyas mujeres adoptan el apellido del marido? mare mía, güey), Amy Sproston, Aliza Lapierre y Clare Gallagher: US Army al ataque. Juor. Estados Unidos ha ganado en categoría femenina el UTMB en el pasado varias veces, pero madre mía el desembarco que traen en 2018, de lo mejorcito del país, vamos que si hicieran el triplete las starts and stripes tampoco nos íbamos a sorprender.
Enfrente, a una Caroline Chaverot, que -sin relacionar causa efecto, eh- la mujer fue pasar a Salomon y torcérsele casi todo, cuando era el momento de demostrar la confianza depositada en ella. No sé cómo andará de autoconfianza y entrenamiento, sabe lo que es ganar en Chamonix pero los galones no valen de nada una vez dada la salida. Me corrija la audiencia si me equivoco pero no recuerdo a Mimmi Kotka en distancias tan largas, a ver qué tal, desde luego a hacer probaturas uno no va el UTMB. Reino Unido, desde la reina del UTMB, no ha levantado mucha cabeza, pero lleva tres representantes de calidad, si no para ganar, para hacerlo bien: Beth Pascall, Jo Meek y Elisabet Barnes, la enamorá, ganadora de Sables dos veces.
Por nuestro lado, con la importante ausencia de Núria, el peso va en los hombros de Uxue Fraile -is back, ojo-, Teresa Nimes -gran corredora, infravalorada en mi opinión- y media Manu Vilaseca, por aquello de que está amancebada ;) por estas tierras, al igual que Fernanda Maciel, que una vez más estará en Chamonix.
CCC
La "hermana pequeña" contará con una parrilla de salida excelente. Lo que se va a correr aquí, madre mía, van a tener que cambiar de zapatillas por desgaste de suela. Pau Capell, por todos conocido, no necesita presentación; Tom Evans muy desconocido pero el único no del sur que ha plantado cara a los Ahansal y compañía en Sables y tercero en el mundial de Penyagolosa, muy versátil, atención que puede dar zuzto; Marco De Gasperi, un poco en terra incognita, pero es un tipo de gran calidad; Cody Reed... oh yeah, que es uno de los Coconinos menos famosos, pero que no le anda a la zaga a otros en cuanto a calidad; Min Qi, chino (China está empezando a tener corredores de nivel, no me extrañaría que en unos años con el crecimiento tan bestial del deporte allí tengamos un caso de 'a ver quién es el primer chino que gana el UTMB' al igual que estamos ahora en esa fase con Estados Unidos, dicho queda); Vaidas Zlabys, el buen lituano que sorprendió en aquella Trangrancanaria con una camiseta de camuflaje, tirando a cachas, barbudo y que parecía más sacado de American Ninja Warriors que de una ultra; Rachid El Morabity, que el año pasado cascó en la CCC pero rodando en cabeza; Alexandre Mayer, un buen corredor francés, sexto en Trans este año; o un Jorge Maravilla, en unas de las carreras que mejor le pueden ir a los americanos. Aparte de Pau, atención especial a Iván Camps, Albert Pujol y me sorprende Mario Olmedo.
En mujeres hay morbillo: Camille Herron es la que más puntos ITRA tiene pero desconozco cómo puede ir por estos lares; estará interesante ver cómo va Ida Nilsson en estas distancias; Anne Lise Rousset es una buena corredora top francesa; y por España, una terna fortísima: Maite Maiora, Azara García yLaia Cañes (se "baja" a la OCC, chivato de Pablo Villalobos en los comentarios, gracias). Ea. Vamos bien servidos, las tres de calidad contrastada y seguro que con el culo apretao para no dejar ni las migajas como tengan ocasión.
TDS
Nadie le quitará al UTMB lo que es, cualquier que gane alguna de las otras carreras no le llegará a la suela de los zapatos en cuanto a repercusión, pero si miras más allá del podio y la foto de meta, la TDS puede ser La Carrera en este 2018.
Apostaría por Hayden Hawks, pero no todo mi dinero, creo que le viene como anillo al dedo, y estoy deseando verle con los mayores en el UTMB, especialmente tras ganar este año Lavaredo. Me dejaría algo para apostar por Tom Owens, por ejemplo, ¿quizá algo por Dylan Bowman?, sí, creo, que sí, tras ningunearle un servidor el año pasado y cascarse un excelente séptimo. Ludo Pommeret se apunta a la TDS, que lo mismo se le ha olvidado correr, pero lo más seguro que no. Gente rápida pero con ciertas dudas pueden ser Zaid, Pablo Villa o Jessed Hernández, nadie habla de que les falte calidad, pero son algo inconstantes, a mi juicio. Lo que no es un viejo rockero como Tofol Castanyer, ojos mediante, un valor seguro, que seguro que va a ver el paisaje. Pero es que la lista sigue: Fabien Antolinos, Diego Pazos, Sylvain Camus, Julien Chorier, Emmanuel Gault, Maxime Cazajous, Fulvio Dapit, Arnaud Lejeune... Y puedes seguir para abajo con el dedito porque hay un listón impresionante.
En mujeres vuelve ¡Rory Bosio! De Megan Kimmel tengo referencias, no de Yiou Wang, pero creo no equivocarme si digo que pueden ir poniendo el himno yanqui porque huele a victoria americana.
OCC
Faltaban Reed y Tim Freriks para completar el vuelo de Coconino Airways, y tenemos a los dos este año. Tiene gente de nivel a quien batir como Nicolas Martin, Thibaut Baronian, por Francia, Ruy Ueda es un muy buen corredor de japolandia, pero creo que españoles llevamos a un grupo muy potente: Pablo Villalobos, Dani García, Eugeni Gil y Santiago Mezquita pueden darnos un gran resultado.
En mujeres destaca la fenomenal Andrea Huser que ha hecho un antológico downgrade del UTMB a la OCC (huele a lesión), la neocelandesa Ruth Croft, la vecina aussie Lucinda Bartholomew, la francesa Lucie Jamsin y del sur, Eli Gordon, Mónica Vives, Cristina Blázquez o Ester Casajuana (7º en 2017). ¡Y Laia Cañes!, incorporación de última hora.
Y ya. En menos de una semana sabremos todos los ganadores y todos nos apresuraremos a decir en las redes y grupos de Whatsapp que ya te dije yo que te fijaras en este o aquel. Mis apuestas, que las dejo escritas presta a ser editadas cuando toque (entrando en meta, se entiende): Kilian, Howe.
Se aceptan correcciones de todo tipo. No os voy a hacer ni puto caso, pero vamos, sentíos libres de aportar vuestro granito de arena.
s
+: UTMB
Kilian Jornet
Volvemos a contar con la participación de lujo del mejor corredor de esto que se llama trail. El año pasado, tras el arco de meta, ya estaba echándole suavemente el guante a François, el cual ha hecho como que no va con él y ha seguido con sus planes, que aunque el segundo puesto en Western está muy bien, rajando y con una diferencia tirando a abismal con Walmsley no creo que le supiera demasiado dulce. Pero François es de alternar años, con lo que confiemos en verle de nuevo en 2019 y esperemos que Kilian no se tome el año sabático según el calendario chamoniano.
A ver, que estamos en 2018, que me disperso. La rotura de pata esquiando -si es que os lo tengo dicho, no hay deporte con más accidentados- puso en duda la temporada atlética, pero entiendo que bien aconsejado y tomando parte activa en la recuperación, lo hizo en un santiamén y parece sólo un mal recuerdo, aunque los perros viejos sabemos que hay lesiones que son para siempre porque algo te cambian. Lógicamente nada es gratis en esta vida, le supuso renunciar a Hardrock y hacer algún apaño más de temporada, pero cuando volvió lo hizo con bastante forma, ganado la Marathon du Mont-Blanc primero y luego batiendo el récord de la Bob Graham's Round, que ya era un esfuerzo largo. No estoy en Strava y si algún día lo hago es por cotillear porque yo no quiero colgar mis entrenamientos, que a nadie le interesan, por eso puedo fallar en apreciaciones, pero cuando colgó una semana de 210 km con sólo +12000 m, hosti tú, este va enchufado. Mi sesgada memoria no me permite recordarle resúmenes semanales contando en kilómetros y tras la solvente victoria en Sierre-Zinal desveló que había estado haciendo velocidad (y kilómetros), entiendo que comparado con el coco Jim que aún tiene sus carencias es mejor no dejarle ventaja. El trail está especializándose a carreras de una gran velocidad, decía hace tiempo que no puedes estar delante de las mejores ultras si no eres alguien de 2h20' en maratón, no porque necesites hacer series a 3'10" como el que se fuma un puro, sino porque en una salida a 3'30" tienes que ir con pulsos controlados, aunque luego patees horas y acabes un día después la carrera, el nivel es tan espectacular que no puedes tener carencias. Las gañanadas de Jim del año pasado -llevar los bastones de adorno para ir pinchando flores, esperar a rivales en los avituallamientos porque no domina el idioma y no sentirse solo, llevar todo el equipaje en la mochila porque no se la guardaban en la consigna del hotel- no van a volver a ocurrir, aún es sorprendente que pasaran en un atleta profesional que debe de tener un entorno con gente que sabe de qué va esto (¡saludos a sus compañeros de equipo, habría que saber qué pensaban cuando salió con el macuto, qué cachondos!). Y si Kilian sufrió en sus carnes lo que corre el puto larguirucho, hay que ponerse las pilas y correr rápido.
Desde fuera es todo interpretación, pero me da que Kilian se apretó mucho en una fase de la temporada, ganó la confianza que requería, y luego ha vuelto a hacer la cabra montesa, que le gusta, le da la resistencia porque tienen pinta de llegar justito a la hora de cenar y es desnivel a cascoporro. Así que si no tenemos al mejor Kilian de todos los tiempos, cerca le anda, porque aunque ya no es un chaval y las temporadas le pesarán como a todos, tiene muchísima más experiencia y se conoce mejor que nadie. Y a ver quién puede ganar al mejor Kilian.
(Nota: lo del tapering en Kima a cinco días del UTMB sigo sin verlo)
Jim Walmsley
Jim, claro. Por fin ganó su Western States, sin volverse loco, sin ir a por subXX, cerrando la herida que ya supuraba -la foto y el comentario lo dicen todo-, y si no recuerdo mal quería correr Hardrock pero se saltó la romería. 2018 no fue un gran año para el bueno de Jim, a pesar de que hizo hongo en el UTMB, llegó en un destacable quinto puesto a Chamonix, eso en, posiblemente, la carrera peor apañada de su vida, o cerca le debe andar. Se le vio dormir, tenía problemas de pies, perder muchísimo tiempo en avituallamientos y vio auroras boreales a la luz del día. Y hace quinto. A ver, que sí, que todos nos descojonamos del pobre americano tirado en el banco de un avituallamiento como nos reímos de Olson cuando tuvo que echarse una cabezada en aquel colchón tirado en medio de la Hardrock que tendría más liendres que todos los puticlubs de la A2 de Madrid a Barcelona, pero lo hacemos sin maldad. Aún tengo grabada su mirada extasiada en la entrevista postcarrera de iRunFar, que si no sabes el contexto no llegas a saber si está en el aparcamiento del after un domingo al mediodía cuando salió de casa un miércoles a tomar algo con los amigos o ha visto alguna fuerza sobrenatural en el mismísimo Lourdes. El mismo año que revienta en UTMB pero se arrastra a meta, revienta y no llega en Western y revienta y no llega en Reunión. Tres de tres. Ni que decir tiene que tuvo su momento de reflexión personal de "vamos a ver qué estoy haciendo con mi vida". Me parece que ha hecho más desnivel, igual que el otro ha hecho más velocidad (¿cuántas veces se espiarán mutuamente los Stravas?), maneja algo mejor los bastones (algo mejor), conoce la carrera, ha aprendido a ser un poco más conservador, ha hecho sólo dos carreras este año y se comentan que no le pasaron dejar el macuto como equipaje de mano y no lo podrá usar en carrera. Me gustaría saber si ha trabajado los avituallamientos, para hacerlos más veloces, alguien me dijo que François el año pasado paró ocho minutos -¡ocho putos minutos!- en veinte horas de carrera, es otra cosa a pulir para Jim. Debería irle claramente mejor. ¿Cuánto mejor? ¿Lo suficiente para ganar a Kilian? Ummmmm.
Tim Tollefson
Me derrito con Tim. Me parece lo mejor de lo mejor, me encanta cómo corre de menos a más y siempre es un duro hueso de roer. Ha sido tercero en Lavaredo y en la Speedgoat este 2018, ¿poco para ganar un UTMB? Más dos terceros en el UTMB. No sé de dónde puede sacar ese puntillo extra -no va con macuto, no creo que pierda la de dios en avitus-, no sé si es hacer una carrera a lo locaza, pero me gustaría que así fuera, porque de atrás adelante con los galgos que hay es muy difícil ganar. Tarde o temprano un americano ganará el UTMB, y va a ser dios porque son los reyes del marketing y porque en el resto del mundo nos gusta tragar sus mierdas con grumos y todo, el que lo sea se lo habrá merecido, pero por mí que sea Tim, así de claro.
Y afirmo que un yanqui va a ganar el UTMB y es obvio que sólo es cuestión de tiempo no sólo por los tres aquí citados, sino por los Hawks, Freriks, Reed o Laney, el atletismo de fondo estadounidense es de una calidad y competitividad enorme, con que "cuatro" de los college se pasen al monte -exactamente lo que está pasando aquí y ahora-, tienen cantera para tres vidas, se necesita orientarlos bien, darles las herramientas, y llegará. Por densidad puede que sea un atleta de Hoka, paradoja siendo una marca de origen francés, actualmente dentro de un grupo americano, pero que sigue fundamentalmente dirigida por sus fundadores franceses y ganando en Francia.
Zach Miller
Aquejado de lesiones, compitiendo menos y na, Zacarías lleva un mes por tierras europeas. El año pasado era el que quería ser el primer americano en ganar el UTMB, este año quiere correrla bien, de principio a fin, que sí, que el show está muy bien pero al que se le pasa el arroz es a él: importante declaración de intenciones. Las condiciones naturales, el pasado deportivo, los entrenamientos cuentan, la actitud mucho, pero quien lleva más de tres temporadas en un deporte sabe que la adaptabilidad es clave, y me da que Zach también ha tenido su momento de reflexión y ha pensado en sí mismo, ha dejado de leer lo que decían de él, y se ha mirado al espejo. Nada como lesionarse para tener esos ratos para proyectarse en el futuro. Y un tipo con su indudable calidad, sabiendo cómo ha corrido ya en Europa y centrado, es para mirar de reojo.
Luis Alberto Hernando
Cuando llevemos diez años sin ganar un mundial nos acordaremos de Luis, que este año ha vuelto a repetir. Y sin embargo en el UTMB no es nadie. Ja. Un segundo, lo sé, pero tiene también algún quiebro de cintura a última hora. No me apasionan los corredores binarios, todo o nada, Luis Alberto no lo es, excepto en esta prueba. Me recuerda a Núria Picas en esta misma carrera, tantas veces ganadora por adelantado, y unas cuantas hostias después lo consiguió. Todos ponen lo mejor de sí mismos para merecer ganar, no porque sea de este terruño merece ganar más que otros, y si con tropecientas carreras de prestigio ganadas y mundiales se queda con esta espinita, pues mira, que lo firmaría él hace unos años, seguro, pero es que desgraciadamente un segundo casi suena a poco, manda cojones, es lo malo de ser un animalaco. Fue de los primeros, o me lo parece a mí, que dio un giro a su temporada -aquellos años locos de hacer ultras como el que iba a por el pan pasaron ya- y se centró en menos objetivos y más definidos, le salió bien, quizá por ser mayor que otros chavales vio cómo iba demasiado al borde de precipicio y eso le ha dado unos indudables réditos. Un título en Chamonix redondería un ya de por sí abultado currículo, aunque no lo veo necesario (y, oye, que un segundo no es precisamente poco). Tiene grandes rivales delante, y de tú a tú puede ganarlos a todos. El único pero, en mi opinión, es que ha estado pocas veces por ahí, en lo largo y profundo de las ultras largas. No tiene nada que demostrar, y si de verdad te crees que es así, creo que es una buen actitud para salir.
Xavier Thevenard
Al bueno de Javito -para los amigos- todavía le debe de durar el mosqueo tras lo de Hardrock (por cierto, añadí un enlace). Uno centra la temporada en dos objetivos, cercanos y duros, echa la moneda al aire, y una estupidez te deja fuera de una pero con el calentón en el cuerpo. Y no precisamente con el calentón de los buenos. El único bicho con patas y orejas que ha ganado todas las carreras del UTMB tiene cabeza, huevos y conocimiento para ganar una tercera vez. ¿Pero ante la jauría? Más o menos esto me preguntaba el año pasado. Y sólo le ganaron François, Kilian y Tollefson. Uno no está, uno es un marciano que lo mismo con Jim se ponen mutuamente en órbita, y no es peor que Tim (10' en 2017). Puede que tenga que pasar algo para que gane Javito, pero no tanto, aunque en Hardrock 2017 estuvo lejos de cabeza fruto de una calorina -de las malas también- es un corredor que en sus objetivos del año es un rival de cuidado. Y si quizá no esté para ganar, que estas carreras largas dan para mucho, le subimos al podio pero ya.
Outsiders
Porque para mí aquí se acaban los claros favoritos a la victoria. Claros favoritos, digo. Porque puede haber un Ludovic Pommeret a la vuelta de la esquina que nos deje las apuestas por los suelos. Por ránking ITRA aparece después un tal Gediminas Grinius, tío que va a estar delante lo sabemos todos; su primo hermano en cuanto a calidad y solidez, Javi Domínguez, tres cuartos de lo mismo; tengo interés en ver a Alex Nichols -¿primera vez en algo potente en Europa?-, un segundo en Western '17 le avalan; Michel Lanne, que ya se atreve a jugar con los mayores, je je, a ver; Jordi Gamito, muy sólido también, con calidad para estar delante; Sylvain Court; Mark Hammond; Ion Azpiroz, ganador de Alpinultras 2017; Ryan Sandes, que lo mismo te cruza el Himalaya que un rato después está corriendo en La Palma -qué ganas-, y que ha tenido el bendito oportunismo de estar donde tenía que estar para vencer en Leadville y Western, pero que se ha estrellado unas cuantas veces en el UTMB, y que es un raider -no creo que haya corredor más duro que él para algo tipo Himalaya o un FKT- pero correr rápido es otra cosa, pero en el UTMB, no sé; Scott Hawker, buen corredor australiano; Timothy Olson, saliendo de un bachecillo; Sondre Amdahl, cuidado con el enamorao, que se rinde bien con el subidón; Kim Collison, buen corredor inglés; o Yeray Durán, a por el coco largo.
Mujeres
Magdalena Boulet, Kaci Lickteig, Stephanie Howe (o Violett o como coño sea, ¿no os parece lo más troglodita del mundo esos países cuyas mujeres adoptan el apellido del marido? mare mía, güey), Amy Sproston, Aliza Lapierre y Clare Gallagher: US Army al ataque. Juor. Estados Unidos ha ganado en categoría femenina el UTMB en el pasado varias veces, pero madre mía el desembarco que traen en 2018, de lo mejorcito del país, vamos que si hicieran el triplete las starts and stripes tampoco nos íbamos a sorprender.
Enfrente, a una Caroline Chaverot, que -sin relacionar causa efecto, eh- la mujer fue pasar a Salomon y torcérsele casi todo, cuando era el momento de demostrar la confianza depositada en ella. No sé cómo andará de autoconfianza y entrenamiento, sabe lo que es ganar en Chamonix pero los galones no valen de nada una vez dada la salida. Me corrija la audiencia si me equivoco pero no recuerdo a Mimmi Kotka en distancias tan largas, a ver qué tal, desde luego a hacer probaturas uno no va el UTMB. Reino Unido, desde la reina del UTMB, no ha levantado mucha cabeza, pero lleva tres representantes de calidad, si no para ganar, para hacerlo bien: Beth Pascall, Jo Meek y Elisabet Barnes, la enamorá, ganadora de Sables dos veces.
Por nuestro lado, con la importante ausencia de Núria, el peso va en los hombros de Uxue Fraile -is back, ojo-, Teresa Nimes -gran corredora, infravalorada en mi opinión- y media Manu Vilaseca, por aquello de que está amancebada ;) por estas tierras, al igual que Fernanda Maciel, que una vez más estará en Chamonix.
CCC
La "hermana pequeña" contará con una parrilla de salida excelente. Lo que se va a correr aquí, madre mía, van a tener que cambiar de zapatillas por desgaste de suela. Pau Capell, por todos conocido, no necesita presentación; Tom Evans muy desconocido pero el único no del sur que ha plantado cara a los Ahansal y compañía en Sables y tercero en el mundial de Penyagolosa, muy versátil, atención que puede dar zuzto; Marco De Gasperi, un poco en terra incognita, pero es un tipo de gran calidad; Cody Reed... oh yeah, que es uno de los Coconinos menos famosos, pero que no le anda a la zaga a otros en cuanto a calidad; Min Qi, chino (China está empezando a tener corredores de nivel, no me extrañaría que en unos años con el crecimiento tan bestial del deporte allí tengamos un caso de 'a ver quién es el primer chino que gana el UTMB' al igual que estamos ahora en esa fase con Estados Unidos, dicho queda); Vaidas Zlabys, el buen lituano que sorprendió en aquella Trangrancanaria con una camiseta de camuflaje, tirando a cachas, barbudo y que parecía más sacado de American Ninja Warriors que de una ultra; Rachid El Morabity, que el año pasado cascó en la CCC pero rodando en cabeza; Alexandre Mayer, un buen corredor francés, sexto en Trans este año; o un Jorge Maravilla, en unas de las carreras que mejor le pueden ir a los americanos. Aparte de Pau, atención especial a Iván Camps, Albert Pujol y me sorprende Mario Olmedo.
En mujeres hay morbillo: Camille Herron es la que más puntos ITRA tiene pero desconozco cómo puede ir por estos lares; estará interesante ver cómo va Ida Nilsson en estas distancias; Anne Lise Rousset es una buena corredora top francesa; y por España, una terna fortísima: Maite Maiora, Azara García y
TDS
Nadie le quitará al UTMB lo que es, cualquier que gane alguna de las otras carreras no le llegará a la suela de los zapatos en cuanto a repercusión, pero si miras más allá del podio y la foto de meta, la TDS puede ser La Carrera en este 2018.
Apostaría por Hayden Hawks, pero no todo mi dinero, creo que le viene como anillo al dedo, y estoy deseando verle con los mayores en el UTMB, especialmente tras ganar este año Lavaredo. Me dejaría algo para apostar por Tom Owens, por ejemplo, ¿quizá algo por Dylan Bowman?, sí, creo, que sí, tras ningunearle un servidor el año pasado y cascarse un excelente séptimo. Ludo Pommeret se apunta a la TDS, que lo mismo se le ha olvidado correr, pero lo más seguro que no. Gente rápida pero con ciertas dudas pueden ser Zaid, Pablo Villa o Jessed Hernández, nadie habla de que les falte calidad, pero son algo inconstantes, a mi juicio. Lo que no es un viejo rockero como Tofol Castanyer, ojos mediante, un valor seguro, que seguro que va a ver el paisaje. Pero es que la lista sigue: Fabien Antolinos, Diego Pazos, Sylvain Camus, Julien Chorier, Emmanuel Gault, Maxime Cazajous, Fulvio Dapit, Arnaud Lejeune... Y puedes seguir para abajo con el dedito porque hay un listón impresionante.
En mujeres vuelve ¡Rory Bosio! De Megan Kimmel tengo referencias, no de Yiou Wang, pero creo no equivocarme si digo que pueden ir poniendo el himno yanqui porque huele a victoria americana.
OCC
Faltaban Reed y Tim Freriks para completar el vuelo de Coconino Airways, y tenemos a los dos este año. Tiene gente de nivel a quien batir como Nicolas Martin, Thibaut Baronian, por Francia, Ruy Ueda es un muy buen corredor de japolandia, pero creo que españoles llevamos a un grupo muy potente: Pablo Villalobos, Dani García, Eugeni Gil y Santiago Mezquita pueden darnos un gran resultado.
En mujeres destaca la fenomenal Andrea Huser que ha hecho un antológico downgrade del UTMB a la OCC (huele a lesión), la neocelandesa Ruth Croft, la vecina aussie Lucinda Bartholomew, la francesa Lucie Jamsin y del sur, Eli Gordon, Mónica Vives, Cristina Blázquez o Ester Casajuana (7º en 2017). ¡Y Laia Cañes!, incorporación de última hora.
Y ya. En menos de una semana sabremos todos los ganadores y todos nos apresuraremos a decir en las redes y grupos de Whatsapp que ya te dije yo que te fijaras en este o aquel. Mis apuestas, que las dejo escritas presta a ser editadas cuando toque (entrando en meta, se entiende): Kilian, Howe.
Se aceptan correcciones de todo tipo. No os voy a hacer ni puto caso, pero vamos, sentíos libres de aportar vuestro granito de arena.
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+: UTMB