lunes, 30 de junio de 2008

24Doce

Siempre digo que la bici es de tres a cuatro veces menos duro que el atletismo, y casi me quedo corto. Pero tras soltar esta aseveración, hoy puedo afirmar sin miedo a equivocarme que lo de ayer fue un infierno bien comparable a alguna de las pruebas más duras que he corrido, no sólo por estar 24 horas dale que te pego al pedal, sino por las condiciones climatológicas tan severas y por los probemas físicos que sentí durante casi toda la carrera.

Decía en el post previo que no iba muy motivado. Pues esa misma noche, la previa, dormí de pena porque no fui capaz de encontrar la luz de la bici y me veía con dos luciérnagas iluminando mi camino; me harté a buscar, me acordé de toda divinidad conocida y finalmente desistí... para encontrarla justo cuando tomábamos rumbo a la carrera. Pero aparte de esta preocupación, el intenso calor de la noche no me dejaron dormir más de cuatro horas. Así se empiezan las carreras.

Por todos era sabido que el calor iba a ser determinante y casi peligroso, porque aparte de los 35ºC anunciados -a los que hay que sumar el factor del Sol, que no lo miden las estaciones meteorológicas- el problema era que no estaba adaptado, primero por el larguísimo mayo lluvioso y segundo por estar en Francia cuando aquí empezaba a calentar un poco. Si además tienes un cuerpo poco entrenado, la adaptación es peor.

Aunque salí con el freno muy "echado" y una vez más no me preocupé ni lo más mínimo de lo que hicieran los demás, me sorprendieron, desde la primera vuelta, las fortísimas subidas, impropias quizá para unas 24h individuales. El circuito era realmente exigente, compuesto por dos subidas y sus respectivas bajadas, de 9,1km según la organización (algo más según los allí sufridos bikers), y con profusión de plato pequeño+corona grande desde la salida... y unas bajadas que prometían emoción durante la noche. Pronto me di cuenta de que aquello iba a ser serio, que no sería un paseo -24h aparte- y que sufriríamos bastante...

...Pero desde luego que no me esperaba estar en cuatro vueltas reventado, con un importante dolor de cabeza, con la tripa revuelta y con muchísimas dudas de mi futuro cercano. Es como "cascar" en el kilómetro 7 de una maratón... es para hacérselo mirar. Tenía bastante contracturado el cuello y creo que por eso eran los dolores de cabeza, pero probé más cosas, como aflojar el casco a ver si era eso. O quizá eran los 40ºC que teníamos de sensación que nos aplastaban contra el manillar especialmente en la segunda e infinita larga subida a 4-5 km/h. Mi hermano, mientras, se "entretenía" con calambres y tirones.

Cuando las cosas pueden ir a peor, ten por seguro que lo harán. Iba escandalizado de cuánto líquido iba bebiendo, agua y sales+carbohidratos, casi un bidón por vuelta (de entre 45-55'), eso es muchísimo, al menos para mí. Demasiado pronto el estómago me empezó a dar malas señales, un revoltijo increíble, una incapacidad para asimilar nada y me iba encontrando peor. Confiaba en la tarde, en que al bajar las temperaturas nos recuperásemos. Y así fue, porque marqué unas buenas vueltas con "sólo" el dolor de cabeza.

Me entretenía también cambiando frecuentemente la posición de las manos porque siempre tengo problemas con los túneles carpianos (ahora tengo una de dedos dormidos pero mucho menos que otras veces) y con los dedos de los pies, que también se me duermen en tiradas muy largas, pero con cambios de forma de pedalear y moviendo los dedos con frecuencia ayudados por mis fantásticos Injinji -dedo a dedo- no fue a más la cosa. También, tras unos primeros momentos algo estresados, la educación brilló y los equipos, que iban infinitamente más rápidos que nosotros, nos pedían con buena educación paso y las "tortuguitas" nos tuvimos que apartar quizá cientos de veces, algo que no supone esfuerzo alguno si se pide de buenas maneras. Otros entretenimientos fueron un inglés con una single speed que tenía que hacerse muchas subidas andando e iba tan risueño el tipo... aunque no le vi mucho, quizá se le quitase el buen humor de un golpe de calor...

La cena apenas me entró y no me gustó que mi cuerpo rechazase la comida de verdad, porque que te hartes de barritas y geles, que apenas consumí, es normal, pero la pasta es sagrada. Me empezaría a debilitar por falta de energías a partir de que callese la noche, muy revuelto, molesto y con la motivación resintiéndose porque no encontraba forma de mejorar mi situación.

La primera vuelta nocturna tuvo la 'agradable' sorpresa de quedarme sin pilas en el frontal: evidentemente no eran pilas nuevas como yo creía, con lo que me hice unas bajadas con su peligro como un auténtico topillo, porque la tenue luz del manillar apunta al camino si llevas el manillar recto, si no no. Un poco de mal rollo, pero se pudo completar sin caída. Cambié pilas y a afrontar la noche, que aunque es la más corta de todas mis noches deportivas, siempre se hace largo y pesado. Sin duda una de mis grandes carencias era la iluminación, porque en un circuito con cierta técnica, senderos y trampas por todos lados, se tiene que disponer de una luz de verdad, potente y amplia, si no, aparte de ir con bastante peligro, pierdes mucho tiempo. Las luces buenas de bici son carísimas y a mí no me parece justificado cuando he hecho una prueba de 24h al año, pero en circuitos como este es una temeridad ir tan flojo de iluminación porque te la puedes pegar gorda.

Creía que con las pilas del frontal y la cena iba a solucionar mis problemas, pero no, y fui hudiéndome en mi particular pozo de revoltijos estomacales, incapacidad para comer nada, reventones por falta de energía, gran dureza del recorrido y desmotivación, porque una cosa me llevaba a la otra y no conseguía buscar un pequeño punto de apoyo. Sin duda lo peor es no tener energía, iba realmente ciego y no daba tumbos porque me pegaba si no contra los árboles: no rendir por hambre es realmente cruel. Seguía obcecado, seguía y seguía, lento, sufriendo demasiado, parando en todas las vueltas. A eso de las 0300h me paré de verdad y me tumbé siete minutos que no me sirvieron de nada porque no conseguí desconectar, no lo había hecho en mis anteriores pruebas de 24h y era algo por lo que también tenía curiosidad, si esas brevísimas 'siestas' te recuperan: pues no si lo haces mal. Una hora después, de nuevo destrozado, me tuve que volver a tumbar, trece minutos (con buena desconexión), prórroga de diez y quince más. Y mirada fija en el techo de la autocaravana para encontrar pensamientos positivos y motivantes que por más que miraba no estaban por ningún lado. Pensando en si lo consideraría un fracaso. Pensando si sería un DNF (DNF: did not finish, retirado). No quiero abandonar nunca en pruebas duras, y sé que algún día lo haré (digo yo...); pero en una prueba de 24h no hay abandonos realmente, te puedes dar una vuelta o quince e irte a casa, pero no hay retirados, simplemente no has continuado, que en este caso no es lo mismo. Ni que decir tiene que no me preocupaba la clasificación ni que alguien lo considerase un abandono, era a mí a quien me tenía que justificar si era razonable quedarse a descansar un rato más o dejarlo de una vez por todas, y sobre todo, saber con qué sensación convivirías el resto de días y semanas. O meses quizá. Como no encontraba nada positivo para continuar, no tenía la claridad para pensar en buenos momentos ni la carrera me motivaba apenas porque no intuía mejora alguna en mi estado físico, tiré por el camino simple: 10... 9... 8... 7... cuenta atrás y a levantarse. Otra cuenta atrás ya calzado y con el casco puesto para subirme en la bici de nuevo... y a seguir. Hay veces que nada te sirve o más bien no logras encontrarlo, y te mueves por esa profunda fuerza interior más cercana a la cojonería que a otra cosa.

No fui a mejor, no se me asentó el estómago, pero para mi sorpresa me entretuvo un rato el siempre bonito amanecer. Me di otra vuelta más, ya completamente de día, y paré a desayunar. Más de media hora me llevó una pequeño tazón de cereales, incapaz de comer, pero lo hice forzándome mucho. Afortunadamente lo hice. Porque el final de carrera, cuatro horas en las que daría unas previsibles cuatro vueltas con cierto margen de "petada", se convirtieron en cinco, de nuevo rodando muy bien las tres primeras, motivado por ese pequeño postre que yo mismo me preparé, y sufriendo especialmente la última agotadas las ultimísimas reservas que me pudieran quedar.

En este tiempo un austríaco arrasó a todo bicho viviente y mi hermano se proclamó el primer Campeón de Madrid de Resistencia. Yo, noveno en la general, y "Subcampeón" de Madrid si hubiera estado federado.

Sin duda, la carrera, bien organizada y con apoyos, se puede convertir en la referencia a nivel nacional, y a ver si despega de una vez como lo hace en otros países (Inglaterra, Italia, Estados Unidos) donde hay muchas y con una participación espectacular. No sé qué fechas tendrá para futuros años, y no veo mal que se repitan estas, porque así más gente podrá experimentar El Infierno, cabroncete que es uno.

Reconocimiento a quien tuviera la idea de poner los LEDs en los puntos peligrosos, porque nos salvó a algunos de pegarnos de lleno contra un árbol, y a la gente de la organización y Protección Civil que muchos se pasaron todas las santas horas viendo pasar a tipejos sin que nadie les relevase de sus puestos.

Reconocimiento mucho más especial a nuestro equipo de apoyo que se pasó toda la carrera atendiendo sin descanso las frecuentes demandas de las "pobres almas que vagaban por el circuito".

Demasiado pronto para analizar casi nada, sí sé a ciencia cierta que ha sido un esfuerzo brutal del que me está costando recuperarme mucho más de lo que esperaba, con algunos bajones, con casi tres kilos menos de peso, aunque, eso sí, con las piernas en muy buen estado (el calor impide cargarte las piernas, alguna ventaja tendría que tener). Quizá -sólo quizá- habría que plantearse si se pueden hacer carreras tan largas sin apenas entrenamiento, sin adaptación al calor y con ese revoltijo tan importante. Quizá menosprecié la bici y su dureza, y me lo ha devuelto multiplado por cien.

Al final de todo, no está tan mal para un atleta desentrenado.
s

Gracias a Buff e Injinji

+: 24Doce

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