martes, 24 de marzo de 2009

Rock and Ice Ultra live!: Etapa 1: directos al congelador

Para empezar, qué mejor que un día frío para que no haya aclimatación posible excepto a lo bruto. Amaneció el primer día nublado, bastante ventoso y en contra, claro, con lo que o nos centrábamos rápido o no había adaptación posible.

Con la ropa que tenía pensado del día anterior, la cual me despertaba algunas dudas, salimos a las 0900h. Bueno, salieron, una vez más me pilló la salida a contrapie, poniéndome el arnés y saliendo el último. Sin problemas, queda un mundo. Desde el principio trato de centrarme en mí, olvidándome de competición alguna, probando si el material era el correcto y relajado. Relajado dentro de lo que es tirar de un trineo de al menos 15kp, dobladísimo, y con viento de lado. Pronto, en unos tres o cuatro kilómetros me paré a quitarme las raquetas porque consideraba que iba mejor sin ella y porque se me empezaban a cargar los tibiales... y me quedaban 220km... Me las quité y con tranquilidad seguí, todo corriendo por ahora.

El avance era extraordinariamente lento, calculaba que no más de 5km/h, y eso corriendo y haciendo esfuerzo; me centré en un ritmo tranquilo y sin acalorarme para no sudar; no me pegaba calentón alguno y si había que andar en cortos tramos, lo hacía. Aún así, estaba corriendo un 95% del tiempo. La nieve estaba blanda y se avanzaba a un ritmo lamentable, pero pronto coincidí con dos fuertes corredores, Francesco Galanzino -italiano, creo que ha hecho los 4Deserts- y Didier LeMauff, viejo conocido mío porque el año pasado tuvimos un pique durísimo en la Libyan y nos destrozamos el uno al otro. Sin embargo, Didier se quedó muy rápido, algo que me sorprendió muchísimo, y no le vi con soltura; poco después yo me quedé de Francesco, que corría realmente rápido. En 2h48' llegamos al primer control, yo empezaba a ir cansadillo de coco, pero muy bien de cuerpo, de hecho, iba nuevo. En cuanto giramos a la derecho -km10- el viento nos pegó de cara y así lo haría hasta meta. El terreno era cada vez más blando, costaba muchísimo mover el trineo, y era desesperante ver lo lento que iba; realmente debíamos ir todos igual de doblados, pero el resto, como se puede imaginar, me la trae al pairo, yo iba tronchado y temía lesionarme cadera o espalda tal era el esfuerzo. El terreno, nieve aparte, es o lagos helados -con nieve, no sobre hielo-, o bosques -sendero, muy bacheado, poco desnivel-. Cuando iba por el lago deseabas que llegase el bosque, con los tirones atrás-adelante que pegaba el trineo en el bosque, estabas deseando volver a los lagos. Ahora no, ahora sé que es muchísimo peor el lago, y el 80% o más de la carrera está siendo en este terreno, durísimo. Con los días estoy intentándolo asimilar al desierto, y teniendo en cuenta cómo está la nieve, mi trineo y no otro, y mi carga de peso, es muchísimo -pero muchísimo- más duro que cargar con 12kp en desierto corriendo por arena, increíble el esfuerzo que me está costando ir a 5km/h, tengo poco cuerpo, no lo he entrenado, pero me troncha.

Al entrar en un lago empezó la tempestad, nevada muy fuerte -nevó todo el día, pero aquí se puso muy seria la cosa-, fuerte viento, mucho frío y terreno aún más blando. Decidí pararme a ponerme las raquetas. Me han dejado unas de las que ya hablaré largo y tendido en futuros artículos de material y no conseguía engancharla a la cubrezapatilla. Un intento, dos, tres, mierda; cuatro, cinco, más mierda; me lo pienso medio segundo, me quito un guante e intento ajustarlas a mano desnuda; sé de mi "héroe", Mike Horn, que lo hizo camino del Polo Norte y en menos de dos minutos se le congelaron los dedos, lo siguiente fue volar a Suiza a que le "limasen las uñas"; asumí el riesgo y me di unas tres tentativas; en mucho menos de dos minutos lo conseguí; en cuanto me puse el guante supe que estaba en problemas; y serios. Me jodí las manos en dos minutos con el increíble frío que hacía, salí a correr y me preocupé porque iba a más. Curiosamente me dolía más la izquierda, la que no me había destapado, pero ambas me dolían mucho. Iba con calentadores en las manoplas, pero el dolor era muy intenso. Temí una retirada por el fallo de gañán que no quería cometer. Movía los dedos como una taquígrafa pero no se recuperaban. Algo que he aprendido aquí es que esto es como la vela, hacen un cambio de velas o una ceñida y media hora después saben si les ha ido bien o no. Más de media hora después empecé a recuperar los dedos, excepto uno, que lo tenía como un osito de gominola. Corría y corría para seguir generando calor y en el control de paso más o menos los di por recuperados, sobre todo al vérmelos y no ver color extraño. En ese control estaba Antonio, me sorprendió mucho porque pensé que estaría mucho más adelante, pero no, los tiempos en condiciones parecidas son similares, en esquís o a pie/raquetas. Descubrí con asombro que ése era el tercer control, no el segundo, y me animó una barbaridad; además nos dieron galletas y pude haberme comido 50, aunque me quedé por educación en tres. Otros calentadores en las manoplas, un poco de valor, y a por los últimos 14km hasta meta. Salí pletórico, puse el modo 'Pursue' ('Persecución') como Kitt, y a competir. Alcancé en menos de una hora a nuestro compañero de habitación galés y a dos -tío y tía- del equipo La Sportiva. Quien no lo conozca, 'La Sportiva Running Team' es el mejor equipo de Estados Unidos de carreras de montaña, con profesionales y semiprofesionales, como Karl Meltzer, conocido en este blog por su Appalachian Trail. Saboreé adelantarles y me acerqué lo suficiente para que me leyesen el nombre en el dorsal; quiero suponer que alguno en la Libyan se regodeó adelantándome sabiendo que fui segundo en 2008. Me supo bien adelantarles pero reventé poco después y me obsesioné con la meta. Mi imbécil costumbre de mirar al horizonte buscando controles o metas me deshizo una vez más, es un error que cometo demasiadas veces. Y me destrocé, envuelto en una ventisca y un frío impresionantes. Tantas horas llevábamos en marcha que a partir de las 1530-1600h empieza a atardecer y cae la temperatura. Llegamos a eso de las 1800h con bastante frío en el cuerpo pero en movimiento, lo que nos salvaba. Horas después supimos que la temperatura más el factor del viento hizo que el tema se situase en -33ºC, increíble, con razón pasábamos frío al final. Acabé un poco tostado, pero sólo al final. Buenas sensaciones en general, pero muy muy lento, y los dos días siguientes serían igual.

El campamento era genial, en unas 'dome' de a más de 6000€ la unidad de Mountain Hardware; muy cómodas, con calefacción y con posibilidad de secar todo. A comer lo que tocaba y a dormir a eso de las 2130h.
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