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Un lustro cumple este blog. Cinco años dando la coña. Miro atrás, hace poco más de un año, y cuánto ha cambiado todo. Estaba recuperándome de una lesión, y a la vez sin saber el rumbo que llevaba el blog, bastante menos preocupado por esto último, como se puede uno imaginar. Sin presiones y sin prisas ha cogido el rumbo que él ha querido, no le voy a marcar yo ninguna senda, sólo le aconsejo. Me parece bien hacia dónde va, bueno, ni bien ni mal.

Sigue decayendo levemente en cantidad de posts, pero me gusta cada vez más expresar opiniones libremente, con cierta cautela porque no todo se puede contar ni pretendo ir de justiciero por el mundo; todos debemos algo, pero que sea a alguien que merezca de verdad la pena, no me viene ahora a la mente ni uno solo relacionado con el deporte o este blog. Es lo bueno de no deberle nada a nadie, ni de tener que ir de coleguita por el mundo. Sólo así eres tú, para lo bueno y para lo malo. Lógicamente tiene sus contraprestaciones, que cada uno use su balanza, la mía es la que es.

Este año he roto alguna atadura con obligaciones que yo me había creado, y sigo sin echarlas de menos.
Este año escribí posiblemente mi entrada más polémica, y le pese a quien le pese sigo opinando lo mismo.
Este año he vuelto a tener una experiencia deportiva que contar, intensamente vivida.

Como casi siempre digo, este blog no tiene ningún futuro, ni rumbo fijo, cualquier día dejo de escribir o puede seguir siendo el lugar de expresión durante cinco años más. Ni idea, ni me lo planteo, para qué. En muchas ocasiones leo y releo, ¿se entenderá lo que quiero decir?, ¿sentará mal según a quién?, ¿a alguien le puede interesar esto? Como pienso que nadie me lee, escribo lo que quiero, menos egocéntrico, más lógico. Más sencillo.

Cerca de 900.000 visitas después; más de 9000 comentarios después; 1250 entradas después. Cinco años ya. Gracias a los lectores, y especialmente a los comentaristas.
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