jueves, 7 de noviembre de 2013

Baikal13 - Material: acampada (y 2)

Aislantes

Si no descansas eres un cadáver. Necesitas dormir bien, estar confortable y que la tienda no sea una continuación de la tortura diurna. Por eso necesitas estar cómodo, cueste lo que cueste, o pese lo que pese. Dormir sobre hielo implica que la espalda podría estar a -20 ºC y evidentemente no hay saco en el mundo que evite que te quedases tieso, apoyando todo el cuerpo sobre una superficie fría o te aíslas bien o todo lo que te hayas gastado en sacos habrá sido dinero perdido. Yo además tengo un factor extra de caderas huesudas y obligatoriedad de dormir de lado, algo que me ha llevado a descansar cero patatero más de una y de dos veces.

Me decanté por un doble sistema de aislante tanto por motivos gélidos como óseos. El primer aislante era un Thermarest de huevera de toda la vida, voluminoso, razonablemente buen aislante… pero obviamente insuficiente para temperaturas siberianas.

Por lo que debía ir reforzado con un segundo aislante, el nuevo Thermarest Neo Air XLite, que como su segundo apellido indica, es de aire, y como su tercero, la auténtica leche de ligero. Pero la leche. Al inflarlo la primera vez, casi transparente, se te queda cara de tonto pensando si eso te va a aguantar más de diez minutos, incluso para un tío relativamente ligero como yo. No pesa nada, se pliega con razonable facilidad, se guarda en su bolsita, válvula que no te deja inflarlo a gran presión, tampoco requiere mucho tiempo ni esfuerzo y francamente cómodo. Incluso con cierta práctica y cuan hombre orquesta, puedes inflar solo con la boca y con las manos ir desplegando sacos y demás parafernalia. Alucinante es decir poco, una auténtica maravilla. Y cero problemas de pérdidas de aire, así que sí, aguanta. Aun así, para un futuro me compraré parches de la marca (llevé de bici, desconozco si funcionarán) por seguridad, pero es un producto excelente y que en dos plácidas noches has amortizado, y no es precisamente poco dinero, pero es que descansar bien no tiene precio. Y a poco que seas de culo inquieto puedes usar en bastantes ocasiones.

Sacos de dormir

Esta es la segunda parte de la ecuación para dormir plácidamente. Y qué te compras y a qué precios, porque oferta hay para aburrir, pero el presupuesto no es ilimitado y tampoco la posibilidad de hacer pruebas, así que debes estimar lo que consideres justo y jugártela a una carta, de ello depende descanso, bolsillo, muchas posibilidades cumplir objetivos e incluso cosas serias como deditos.

La primera decisión fue la de usar pluma o aislante sintético. Para ambientes húmedos es mejor lo sintético dado que la pluma pierde propiedades al humedecerse, se apelmaza, aumenta su conductividad térmica… pero la pluma es más cálida. Qué hacer. Me decanté por la pluma y por dos sacos porque es un sistema más versátil, y en mi opinión, más cálido por dejar aire entre ambos y servir asimismo de aislante. Había otra ventaja de tacañón: usar dos sacos implica que puedas tener dos sacos majos para el futuro, pero útiles, un saco de -30ºC es posible que no lo vuelvas a usar nunca más.

Un primer saco fino, marca Sierra Designs, de 600-700 g, de los de tipo Sables, ligero, sin cremallera para aligerar -detalle que me parece demasiado-, excelente. Y muy caro. Comprado de segunda mano. No se vende ya, es antiguo. Y bueno, Sierra tampoco se vende en España ni Europa, así que tampoco merece la pena hablar demasiado de un producto descatalogado, pero sí de qué tipo de producto hablo.

Y un segundo saco “para la guerra”. Elegí un Vertical Combi Duvet -15ºC, me gustaba la idea de poder usarse como chaleco o simplemente para poder desayunar sin sacar casi todo el cuerpo del saco, sistema heredado de su prima hermana Raidlight, que ya conocía; pero además es de pluma de buena calidad y muy compresible (alto cui, en torno a 650-700 si no recuerdo mal). Es relativamente estrecho, con capucha como si fuera una chaqueta, con cremallera centrada y muy confortable. Desplegado eres un auténtico muñeco de Michelín con él puesto, pero qué cojones, se trata de dormir calentito, y con la combinación de ambos lo hice, de auténtica maravilla. Gran acierto. Por supuesto dormía con toda la ropa puesta, la misma con la que iba en el día más el Micropolar. Y los patucos, ver infra, qué invento.

Dos pequeños fallos del saco Vertical. Uno, las temperaturas no están medidas según la norma EN 13537 de turno, lo que impide comparar entre sacos, pero al no ser una normativa de obligado cumplimiento y costar lo que cuestan los test de laboratorio, la marca se los ha ahorrado, mal hecho en mi opinión. Y, segundo, la cremallera, desde dentro, es dificilísimo de cerrar por el simple error de no ponerle una extensión al carro. Tiene una solución muy sencilla, un cordino largo (unos 20 cm, en rojo en una de las fotos) y solucionado, pero podría venir  de serie. Y un tercer “fallo” y le pongo comillas porque es algo que no es obligatorio: bolsa de compresión. Trae una para almacenarlo, bien grande, pero no para llevarlo en faena. Honestamente yo lo prefiero así porque te compras la que tú quieres y no pagas algo que no te apasiona quizá.


Entre los dos sacos era el espacio ideal para dejar cosas que no aguantasen el frío y/o que por su importancia no quería que estuviesen lejos. En este espacio ‘intersaqueal’ dormían conmigo:

1) Hornillo y gas, obviamente separados.
2) Termo de agua, para tener agua para la noche y para desayunar, y poder abrir la botella por la mañana (la rosca se congela y no la vuelves a abrir).
3) Teléfono vía satélite.
4) Cámara de fotos (se descargaba la batería –aparentemente- en pocos segundos con frío).
5) Botella para mear, imprescindible, muy bien cerrada, de boca ancha (ideal las de Nestea o Aquarius).
6) Frontal.
7) Pilas, mecheros, batería de teléfono satelital…

Es decir, un cisco importante, darte la vuelta era que se te clavase el teléfono en las costillas, el hornillo en los huevos y la cámara por donde os imagináis. Y siempre con la intranquilidad de que no se vaciasen los líquidos. Pero no hay demasiadas formas de que no se congelen cosas.

Aunque no lo parezca por la penosa foto, con la ropa, asilantes, sacos, patucos y demás, dormí francamente bien, y si no dormí más o mejor fue por causas personales tan profundas como 'no me duermo, hay que joderse'. Ni que decir tiene que todo esto pende de un finísimo hielo, más frío, más cansancio, más viento, más hambre, menos hidratación, y todo esto se te descabala y pasas frío, duermes mal y vas en barrena. Debes tener algún comodín (mantas térmicas, más ropa), cuidar la transpiración, aguantar ratos de frío hasta entrar en calor, o incluso hacer adaptaciones en cada noche, echarte a dormir con la tripa llena y cierta actividad en la tienda, a seis horas después en las horas más frías y con nula actividad metabólica son diferencias muy importantes.

Patucos 

Para el campamento, no llenar la tienda de nieve, salir de la tienda a lo que sea, y dormir calentito, me cayó del cielo (regalo) unos patucos –no sé cómo llamarlos- poco antes de irme The North Face, elaborados en pluma, altura de media bota y suela de EVA, que permite usarse fuera de la tienda sin problema, ni resbalones ni nada, dentro de ella y dormir puestos. Se llaman Nuptse Booties III y le den un premio al que las inventó. Pedazo de invento, ¡mucho mejor que la gaseosa!, que dirían en El milagro de P. Tinto. Lo de siempre, nada baratas, a ver qué uso le das fuera del suyo específico… pero qué maravilla dormir calentito, salir a coger cosas al pulka, dejar que los pies descansen y variar calzado. Gran producto, muy recomendable.

Hornillo

Quien siguiera la crónica diaria recordará esa primera noche en la que no pude prepararme comida, ni beber, casi quemo la tienda y temía que fuera el fin de la aventura, apenas empezada. Sabía que algo iba a fallar, no te puede ir todo perfecto, pero no me esperaba que fuera esto, porque lo cuidé bastante. Llevaba dos hornillos de calidad, dos tipos de combustible, bastantes mecheros, muchas cerillas y aun así el primer día no hice que funcionara nada decentemente y casi me quemo a lo bonzo.

Los hornillos son ambos Primus, un Himlayan Multifuel y un ETA Solo prestado. El primero funciona con todos los combustibles imaginados, el segundo solo con gas, que es el combustible que elegí, sabía que podía ser problemático porque estaba al límite de la temperatura de funcionamiento (contando con que era un gas “invernal”, de mejor comportamiento en frío). Por qué gas si sabía de antemano que estaba muy cerca del límite de funcionamiento. Porque es de una gran eficiencia, no emite humo, es rápido, limpio y ligero. El segundo hornillo, aparte de gas, me serviría por si no hacía funcionar bien este o se me acababa el combustible, con lo que aparte de este segundo hornillo llevé seis botellas de medio litro de queroseno (‘white gas’). El problema del Multifuel es que, lo descubrí después, el tubo que conecta el hornillo con la botella estaba rajado internamente, por ahí perdió el queroseno, pringando una manopla y esterilla, justo en el momento en el que saltaba la chispa del mechero. Vamos, que la lié. El tubito, que lleva el regulador, cuesta la módica cantidad de 40 € y no es fácil de conseguir, ni una referencia en España del mismo.

Pero el hornillo principal debería de ser el ETA Solo, a priori, el novísimo hornillo de Primus, no sé si en reacción a los Jetboil que les han ganado mucha cuota de mercado. El modelo Solo es compacto, bastante esbelto (poco equilibrio) y supuestamente de una eficiencia sobresaliente. A -20ºC tararí. No me quiero ni imaginar lo que debe de ser otro tipo de hornillo, cuánto te puedes tirar en deshacer agua para que beban tres personas, por ejemplo. El problema de que no funcionase era la temperatura, pero no solo del gas –lo que se soluciona moderadamente metiéndote el cartucho de gas media hora en la chaqueta y durmiendo con él dentro del saco- sino del propio hornillo –a dormir también con él- e incluso la velocidad a la que se enfría, con lo que tienes, como poco, que aislarlo del suelo. Otra forma es, a la vez que se calienta el agua en el hornillo, tenerlo entre las piernas para darle calor al gas y que no pierda rápidamente eficiencia. Es decir, en la entrepierna te pones medio litro de agua, un cartucho de gas y una llama. Viva la seguridad. Un drama hasta que le cogí el truco, un coñazo cogido este. Pero así podía deshacer agua, lo que te lleva un buen rato diario. Me dio mucha guerra también el que el hornillo estaba tratado con descuido (ese prestamista chapucero...) y no encajaban bien las dos partes (hornillo y cazo, son un todo, digamos), con lo que derramé alguna vez agua dentro de la tienda, lo que sumado a la inestabilidad natural de algo tan esbelto no ayudaba al quehacer diario. Una solución sería colgarlo de la tienda… pero entonces cocinas dentro, lo llenas de vapor, se congela, luego se puede encharcar todo…


Fue la parte del tema material que más problemas me dio, era un auténtico coñazo deshacer nieve (es increíble la cantidad de nieve que tienes que echar para conseguir medio litro de agua, por cierto), eché de menos una palita como las que venden algunas marcas para enterrar heces para estar continuamente alimentando la cacerola, y menos mal que soy de poco beber y luego iba bebiendo hielo y nieve para ahorrar, que si no hubiese estado tres horas al día deshaciendo. Ni que decir tiene que mejor deshacer nieve que hielo, gastas menos. Llevé, si no recuerdo mal, cinco cartuchos de gas (230 g aprox., el medio) y consumí poco más de uno, es decir, cada uno me duraría una semana, consumo increíblemente frugal, contando con que era una persona, sin calentar tienda, consumiendo poca agua y con mucho cuidado del gasto... para luego dejarlos allí porque evidentemente no te los puedes traer de vuelta.
s

+s13: Index: MaterialIndex: Pruebas de material

4 comentarios:

  1. Te he dicho q me voy a Alaska en marzo?? ;-)

    ResponderEliminar
  2. Hola Sergio.
    Dices que dormías con la ropa que llevabas durante el día. Cuando te levantabas y salías del saco, ¿no pasabas frío?
    Otra cosa ¿en esos parajes solamente puedes mear en botella?
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Y "de boca ancha"...
    Qué grande es este Sergio, en general!
    Quique CxC

    ResponderEliminar
  4. ¿Te he dicho que te voy a pinchar las ruedas y vas a perder el avión, graciosete?

    Lo mismo todo el día, excepto el forro fino (Raidlight Micropolar) que solo lo llevaba en el campamento, y al principio de andar, luego me lo debía quitar, y el plumas finito (The North Face Catalyst), como comodín, como segunda capa muy buena, campamento y por si lo necesitaba para dormir (que no fue el caso). La clave es no mamonear demasiado, es decir, llegar, montar tiendas, deshacer agua, comer y a dormir, el mínimo tiempo sin estar dentro del saco (y ya cenaba y desayunaba dentro); y lo mismo para salir, acción en la medida de lo posible (era muy duro arrancar, cada 5' haciendo cosas tenía que parar por las manos, especialmente recoger los sacos, la tela fina era-estaba muy fría y era jodido).

    Se puede mear donde quieres, pero metido en la tienda y en dos sacos, con dos mallas, un pantalón, varias camisetas... apetece muy poco menearse demasiado, así que a la botella con cuidado, bien cerrada y entre los dos sacos para que no se congelase.

    A ver, boca ancha por practicidad, podría entrar en cualquiera, porque vamos, se te queda como un botón... je je.

    Saludos,
    s

    ResponderEliminar

En la medida de lo posible, cíñete al tema de la entrada. Insultos y estupideces varias serán eliminados. Da tu opinión. Intenta aportar. Pásalo bien. Por problemas técnicas ajenos a este bloguero, sólo se puede comentar por móvil, disculpas.