Con algunas reservas respecto al tibial anterior, considero que había salvado la temporada, renqueando y con buenas carencias, pero más o menos salvada. Me falta mucha montaña -o unos cuantos días al menos-, pasar frío, algún vivac, muchas cuestas, etc. No ha podido ser por las circunstancias de no verme nunca bien y de estar más pendiente de un sóleo o una rodilla que de entrenar lo que pensaba que tenía que hacer. Al menos pude hacer entrenos largos, uno raspando la maratón, otro de cerca de 50 y el más largo de 70km, lo que me dio cierta seguridad aunque no me viese muy fuerte. Hecho este entrenamiento, ya sólo quedaba ir bajando poco a poco y dejar que el cuerpo se recuperase de los excesos de los últimos meses.
No sé el porqué este año ha sido el que más fuerte he tenido el sistema inmunológico, sólo me cogí un costipado por la fría primera noche de la G4 Challenge. Pero nada más, cosa que me alegra, porque siempre he ido justo de salud cuando entreno fuerte. Cuando me cogí lo que creo que fue una gripe la primera semana de 'descanso' acabado el entreno de 70km, lo vi más o menos normal aparte de que no siempre el cuerpo puede luchar contra todos los virus que pululan por el aire. Bueno, me tocó. Incluso pensé que, dentro de lo malo, no era una mala semana para enfermar, no me cortaba entrenamientos fuertes y tampoco estaba tan tan cerca de la carrera.
Pero desde entonces no he dejado de tener fiebre. Esto lo escribo el viernes, y ayer estuve en el hospital porque ya creo que la cosa pasaba de lo normal. Me hicieron pruebas de neumonía, por si me había quedado algo de la gripe; de alguna infección, yo empezaba a apuntar a esa posibilidad; y de mononucleosis, que sencillamente me hubiera impedido correr. Negativas las tres. Sí que me dejaron claro que algo tenía, posiblemente algún virus resistente y puñetero, y que a la vuelta me tengo que buscar qué leches es, porque una fiebre sostenida ni es buena ni es razonable.
Virus, bacterias, tuberculosis, lo que cojones sea, yo sí sé cómo estoy. Sé que de 40' sin mochila y muy suave, según me pongo a estirar me siento abatido y me duermo. Ocho kilómetros. Pretendo correr doscientos.
¿Lo sigo pretendiendo? No. Voy porque tengo que ir, por quien ha confiado en mí y porque está todo comprometido. Saldré exactamente por las mismas razones. Pero no llegaré, porque lo sé. No soy creyente y no creo en milagros de última hora; sé lo que es el 'efecto dorsal' y sé lo burros que podemos ser en carrera. Tengo pensado hacer cambios en el material para poder aguantar la noche. Voy a cambiar el 'chip' y salir con cuidado. Pero no estoy para correr 200km, no me engaño y no quiero alargarlo cuatro días de agonía, no tiene sentido. Sé que puedo replanteármelo como un reto, intentar llegar hasta donde pueda, pero me impone quedarme en medio de la nada sin fuerzas y con frío. Si el año pasado salí con la cabeza agachada por la más que respetable distancia de la carrera, en unos días lo haré por otras razones, de bastante más peso. No quiero tampoco vaciarme del todo y hacerme daño; compito una vez al año de media desde hace casi una década, y no quiero pasarme un buen número de meses desmotivado por haberme desecho sin sentido. Porque no me lo niego, no tiene ningún sentido lo que voy a hacer, y si no fuese por las circunstancias de las temporadas que me busco y por la forma que tengo de afrontar mi deporte, esperaría enrabietado a que pasara la carrera y me buscaría otra un par de meses después. Pero no, no corro maratones de asfalto.
Voy vencido y sin ganas; moralmente no valgo una mierda y, aunque supongo que me motivaré algo con el ambientillo y una vez en carrera sacaré más de lo que creo que hoy tengo, sé que me preguntaré que estoy haciéndome daño, físico y psicológico, que qué hago ahí cuando tenía que estar descansando, porque no debo estar corriendo, y menos tanto.
Estas son las circunstancias que me he encontrado este año; detesto la palabra 'suerte' porque sé que no existe; ha sido moderadamente aleatorio que me haya pillado un virus o lo que sea que tenga, pero no es suerte. Por eso no considero que haya tenido 'mala suerte'. Así me voy a la carrera que más me ha llenado en muchos años, y que quizá suponga mi primera retirada de una ultramaratón. Lucharé, pero razonablemente, me juego más que un puesto.
Gracias a quienes me han apoyado, los de ahí abajo, y por supuesto a los que leéis este blog, que aunque ahora casi deteste, está siendo una bonita e interesante experiencia personal.
s
P.D.: leve mejoría el viernes y el sábado, me sigo sintiendo débil y febril; al menos he recuperado algo de ganas y sí me apetece viajar. Sigo sin saber qué me voy a encontrar pasadas unas horas de carrera, no me espero nada, y sólo espero actuar inteligentemente.