Había hecho tres maratones planas hasta la fecha y unos tres o cuatro días de montaña incluyendo uno de -2400 m a finales de diciembre con lo que me sentí preparado para la maratón, pero ningún día largo de montaña por nieves y aquel día de desnivel se me hacía lejano. Pero cuando intenté hacer más desnivel un día suelto me encontré ingentes toneladas de nieve con lo que hice el tonto y poco desnivel, ideal. Así que cuando me dispuse a inscribirme pensé que estaba preparado para la maratón y debía aprovechar pero no tan tan seguro de mis bajadas que es lo que me preocupa (a ver, entiéndase) porque de todos es sabido que las subidas cansan y las bajadas duelen. Pero venido arriba no miré ninguna otra distancia, más bien no miré nada. Porque el previo tiene su aquel.
Procedo a rellenar datos henchido de soberbia maratonil y uno es "¿En cuánto tiempo tienes estimado acabar?" con opciones entre menos de 6 horas, 6 a 8 y más de 8. Bueno, hombre, que siendo en bajada yo creo que seis horas es realista. Esto era principios de febrero.
Receta para el éxito 1: estudio cuidadoso de la carrera
Acabado el proceso y antes de cerrar la ventana veo que no es una maratón, que tienen 47,8 km. A tomar por culo, ya se me ha ido media hora. Vamos a ver. Vale que la gente del trail no destaca por ser la más lista del mundo, que son un poco caóticos y anarquistas pero parece ser que también miden en cipotes. El campo de fútbol es a la superficie de los periodistas como el cipote a la distancia en trail. Porque, oh sorpresa, una maratón no son 48 km, amigüitos. Sois unos mentirosos. Y mala gente. Por eso en el título de este post ves unas comillas.
Ligeramente mosqueado me deja el proceso de inscripción pero luego por casualidad ver "+1800 m". ¿Cómo? ¿Qué entendéis vosotros como maratón en bajada? Vamos a ver, que yo estuve aquí hace bastantes años y era casi todo en bajada, ¿+1800 metros, en serio? No me suena, aquí pasa algo. No sabéis medir desniveles. A no ser que...
A cuatro días de la carrera consulto la web a ver cómo es la prueba. Y para sorpresa leo ¡-2800 m! Pero qué cojones es esto. Miro con más atención ¡y no es el mismo recorrido que hace once años! Anda qué cosas. Eso se avisa, coño.
Algún listillo habrá pensado: haberte leído la información. Ya, claro, muy listo tú. Qué fácil es hablar sin saber. SI FUERA INTELIGENTE NO CORRERÍA, TONTOPOLLAS. Es que madre mía, todo hay que explicarlo. Elegí correr porque sólo había que poner un pie delante del otro tratando de contener los esfínteres (a ser posible), no para pensar. De 42 km con ¿-1500? pasé a casi 48, +1800 y -2800 m. Un Emosido engañado en toda regla.
Lo que peor sabor de boca me dejaba era la previsión de tiempo, porque a ojo, 50 km=5 horas y +1800 m=2 horas, 5+2=7 horas. A ojo. Porque además yo llevo bastante peor el desnivel negativo, no sólo por inutilidad sino porque si me revientan las piernas pierdo años (de tiempo y de vida). Y -2800 es para que esto ocurra.
La verdad, andaba ligeramente preocupado por el desnivel y avergonzado por salir en la primera oleada pero ya estaba hecho. Pero primero tenía que asimilar un primer madrugón (02h00) sin apenas dormir, el cambio de tiempo (cambiar de estación, yo llegaba de hacía una semana con 5 ºC de máxima) y no marearme en el viaje a la salida.
Porque en esa misma edición de 2014 eché la pota de camino y no es la mejor manera de salir a una maratón ni a una "maratón". No sólo eso si no que el jueves me fui a "reconocer el recorrido" con un nefasto pseudopiloto venido a menos y eché tres potas. Y no, no es lo normal en mí, de hecho las dos últimas veces que he potado han sido en Gran Canaria.
Receta para el éxito 2: alimentación precarrera
Afortunadamente el conductor que nos acercó a la localidad de la salida, Tejeda, no era un demente que se cree el Sebastien Loeb de Mendaro y llegué con el estómago en perfecto estado. Mi desayuno había consistido en un mendrugo de pan duro con una mantequilla hurtada en el bufet del hotel pero en el pueblo me encalomé una de sus famosas palmeras que me dejó perfectamente preparado para competir. Turbopalmera la llamo desde entonces.
Un comentario antes de la carrera en sí: ver amanecer camino de Tejeda, con unos paisajes absolutamente marcianos me pareció increíble. No lo recordaba tan bonito y me impactó. Muy marciano.
Me situé en la parte trasera de la salida, seríamos ¿250?, ni idea, pero si mi sitio no era el primer grupo de salida no me iba a colocar ni medio delante. A aproximadamente tres segundos de salir mi GPS encontró los satélites más o menos al mismo tiempo en el que me centré porque aunque sea una "maratón" es una paliza seria.
Salida y la peña que sale zumbando, un callejeo, curvas, subidas cortas e intensas, para tras un rato... volver a pasar junto a la salida. Esto y los siguientes ¿dos kilómetros? son de asfalto y su fin es evitar atascos. Las carreras tienen derecho a crecer, a ingresar más dinero y el único esfuerzo por nuestra parte es algo más de asfalto y salidas escalonadas. No me parece un precio ni digno de mencionar. Y no me importa salir en asfalto para centrarme y acordarme de dónde estoy, que falta me hace. Lo mejor de la salida fueron aquellos chavales que chocaban las manos en una curva, no deja de ser viernes y día lectivo y ellos seguro que no protestaron por saltarse un rato de clase. Y a nosotros nos alegró.
Receta para el éxito 3: no correr como un gilipollas
Tras unos cuantos rampones llega el sendero. Por delante unos diez kilómetros y +1000 m. Mi objetivo era no calentarme en la subida que formaba parte de un plan superior: no correr como un gilipollas. Llevaba en la cabeza continuamente la palabra dickhead, del inglés dick y head, parafraseando a un profesor que una vez dijo que buldózer viene de bul y dózer. Dickhead tiene muchas traducciones pero se asemeja a gilipollas, carapollas no porque está registrado por el honorable alcalde de la villa de Madrid. Y por qué no correr como un gilipollas. Sencillo: porque esto es lo normal en mí.
Con dos puntos del freno de mano echado, sin calentarme nada, sin apenas sudar, fui tranquilamente viendo culos y no dejándome guiar por lo que me pedía el cuerpo. En las subidas no hace falta normalmente ir muy centrado, iba pensando en alguna movida, oliendo de vez en cuando algo mal (joder a la peña cómo le huele el sudor, pero tras varias veces sospeché que podía ser yo), entretenido leyendo las camisetas o los pantalones de la gente y tratando de que no me sacaran un ojo los de los bastones. No sé si alguna vez he expresado mi opinión sobre ellos pero allá va: son de perdedores. Otra cosa es que flipaba con lo que suda la peña, yo apenas.
Una hora antes de salir ya me estaba meando y como había cola en los meaderos me esperé a la carrera, lo cual hice coronando Garañón. En ese avituallamiento tenía un importante deber: atarme con más fuerza los cordones. No sé cuánta gente me pasó, alguna docena, mientras me los ataba bien pero fue el tiempo mejor invertido de la carrera porque venía el primer mil negativo. Me armé de ganas y cierta concentración por mis débiles tobillos y por no desguazarme las patas a las primeras de cambio. Y es que a veces en -300 m ya estoy servido, con las patas como piedras.
La llegada al camino de la Plata me centró, es tan fácil cargarse en demasía o torcerse un tobillo (no digo caerte al pequeño abismo de la derecha) que me requirió concentración. Entiéndase, jamás me concentro al 100 %, sitios en los que me he podido matar alguna vez sigo con medio cerebro pensando en otras cosas.
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Grácil corredor de bella estampa descendiendo por el famoso camino de la Plata, Transgrancanaria "Marathon" 47K 2025. Imagen generado por IA. O no. |
Al poco de empezar vi a Quim Farrero y Teresilla, siempre es agradable ver a gente conocida y me dio un pequeño subidón. También recordé dónde se desplomó aquella chica el año pasado cuando hice la media, se cayó redonda y pasó al menos diez minutos inconsciente. Cosas que no se olvidan fácil (y que no deben hacerlo).
Seguí centrado, me vi torpe y sin soltura. El porqué es debido a que hacía muchos meses que no hacía una bajada a cierto ritmo por nieves y hielos en mi zona habitual de entreno y algo se nota. Pasada la carretera empecé a mejorar lentamente, me dejó de pasar gente y algún puesto más adelante pude recuperar, para mi sorpresa. Empezaba a ser consciente de que estaba comiendo poco y bebiendo de aquella manera. Tras un buen rato se empezó a escuchar la megafonía, se acercaba Teror.
Segundo avituallamiento y mitad de carrera... si esto fuera una maratón. De nuevo algo lento, cojo un par de geles y un par de ¿sextos? de sándwiches que me llevó bastante comer entre toses por las migas que no querían bajar. Un poco de asfalto y una subida tendida que para mí era claramente corrible, iba contento porque no había notado las piernas como piedras en la bajada y me encontraba bien. Las últimas zetas, estas sí andando, nos hacían coronar el puertecito y luego a media ladera encarábamos la segunda bajada, ay ay ay. Primera caída de un gel (de las tres que tuve), ritmos constantes, sin penar y el camino se empieza a poner pabajo, y esto ya no es algo arregladito como la bajada anterior, mucho más roto y que requiere ir más centrado pero sigo conservador, tratando de no perder tiempo y aunque a veces pierdo algún puesto y otras (pocas) gano. Pero con los adelantamientos de la subida el saldo me sale claramente positivo, de hecho durante toda la carrera fui ganando posiciones, muy poco normal en mí.
Receta para el éxito 4: concentración para evitar imprevistos
Bajada rotilla, pedruscos majos, fuerzas menguantes. A menos de un tercio de acabarla se me va ligeramente un tobillo, le pego una pequeña patada a un piedra con el pie derecho y luego una fuerte con el izquierdo, esta sí duele. Los tres hechos fueron seguidos. La concentración no era la mejor y empezaba a estar hasta la santísima polla de bajar. De hecho llego a sospechar que puede ser algo serio lo del último golpe por el intenso dolor puntual y porque percibo algún fluido corporal (en el pie, guarrete). Te destripo que no, nada serio pero sí una uña no está contenta y va a abandonar mi cuerpo en los próximos meses. Como dato irrelevante, la última vez que perdí una uña me tardó seis meses en crecer por completo la nueva desde el golpe, creo que es bastante.
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"Hasta aquí hemos llegado", le dice una uña al cuerpo al que pertenecía |
Sí, se me estaba haciendo bola el final de la segunda bajada pero con -2500 m en las piernas me la pelaba ya todo, estaba hecho lo peor. Soy de los que piensa que el entrenamiento está sobrevalorado pero en raras ocasiones vale para algo. Y ya veía la presa de Ayagures con lo que sabía que de verdad esto se acababa.
Receta para el éxito 5: la importancia de la nutrición en carrera
Llego a Ayuguras correteando, me echo un poco de agua en la cabeza, cojo dos chucherías que no comí, un poco de jamón, relleno agua y salgo. Sobra decirlo pero el único jamón es el jamón serrano, el otro es J. York, no hay discusión sobre esto. La mala fortuna (o las manos de Click) hacen que saliendo del avitu de Ayugaures se me caiga al suelo una loncha de jamón la cual recojo y va directa a la boca. Faltaría más. Recomendación: comer jamón mientras corres no es la mejor idea pero si hay una forma digna de morir es esta. Por cierto, otra cosa muy sobrevalorada es la nutrición, apenas comí un gel y medio y medio soft flask con ese maravilloso potingue caducado en 2016. Apenas sentí hambre y ni un bajón. Sígueme para más consejos de nutrición.
Por alguna razón el avituallamiento de Ayaguares me sienta de maravilla y justo al otro lado de la presa de Ayaguaras intuyo que al que llevo delante lo conozco. En efecto, es James Elson, director de carrera de South Downs Way 100 y nos saludamos efusivamente. Me dice que vamos a llegar en menos de seis horas, ¿en serio? Por error miré una vez el reloj con 36' de carrera, no volví a hacerlo, pero me sorprendió mucho el tiempo que me dijo, 4h10', a ver si salí en el cajón correcto y yo sin saberlo. Va pelo acalorado y tras un poco con él de charleta decido irme a corretear. La pista es muy buena, subida de unos +300 m pero la pendiente era suave. Correteo hasta una curva de 180º que pensé que era más pendiente, sigo corriendo hasta unos 300 metros de coronar donde decido andar por prudencia. La siguiente bajada nos llevaría al tramo del que muchos hablaban mal y temían, pero antes quien venía detrás tuvo algún incidente breve por lo que obviamente me paré unos breves segundos.
Hago un pequeño paréntesis: qué buen rollo en general, con corredores, organización, voluntarios, si te viene alguien detrás le indicas por dónde pasar y le dejas, que vas más rápido pues te dejan, todo buen rollo, pequeños ánimos y buena educación. Nos jugamos cero aunque todos somos competitivos pero un poco de educación o preocuparte ligeramente por que un tío se te para desfondado delante no hacen daño a nadie y no cambia en nada tu resultado. No perdamos las formas, seamos amables, preguntemos en caso de duda, aguantemos los nervios y deseos de adelantar, cedamos el paso. Este deporte es mucho mejor con amabilidad, comprensión y solidaridad.
Un segundo paréntesis: durante casi toda la carrera tuve a mujeres a la vista. Ninguna acompañada, todas corriendo bien, sin perder tiempo, competitivas. Algo estamos haciendo bien en este deporte si la participación femenina sigue aumentando.
Recordaba de 2014 un final duro y feote, un cauce-aliviadero artificial desagradable. Decían que este era también feo y tal, que es el peaje para llegar a meta. A ver, sin ser bonito no me parece mal, zonas de pedrolos de un cauce seco, psicológico y sin más. Un wadi como dios manda —o Allah—, con sus piedras redondeadas que a veces se mueven, sus curvas y recurvas y por mi parte, excepto 20 metros que comí (y de los que me arrepiento, claro) el 99,5 % corriendo (ese 0,5 %...). La gente a mi altura corría bastante pero ninguno todo, así que bien. Un avituallamiento sorpresa y unas personas más adelante dicen "3 km a meta", ummmm, ¿me lo creo? ¿o miro el GPS? Ni lo uno ni lo otro pero cambio de ritmo sutilmente. Aquí sí, entro a una pista feota y ancha, y sorprendentemente nadie a la vista en al menos 400 metros, ¿dónde se ha metido la gente? Pues nada, se ve que no recupero más.
Voy francamente satisfecho, contento, he corrido muy bien, no he sufrido, no he petado, las patas decentes con tanto desnivel negativo para mí y estoy casi en casa. No he corrido como un gilipollas, mi único objetivo real del día. Un tipo me mete una lijada maja y no hago amago de seguirle, estoy viejo. No me apetece calentarme y ahora sí estoy seguro de dónde estoy, puente final, asfalto y hecho. Pues sí, por debajo de seis horas, soy el primer sorprendido y no tengo que pedir perdón por salir en la primera oleada.
De lo mejor que he hecho en bastante tiempo. Prometo no volver a repetirlo, petar es mi segundo nombre, ha sido un error no haberlo hecho otra vez.
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