B'latta

sábado, 30 de septiembre de 2000

Por 'B'latta' entiendo la Ruta o Vía de la Plata, y la llamo así porque de ahí surge el nombre 'plata', nada que ver con el metal precioso. B'latta, en árabe, es como llamaban a los caminos empedrados de los romanos, que al llegar aquellos a la península, se encontraron por toda nuestra geografía, en una magnífica red que aún aprovechamos, pues muchas de nuestras carreteras utilizan esos antiquísimos trazados.

Por 'B'latta' también entiendo mi mayor y más cruel esfuerzo de mi vida, sobrepasando claramente lo ilógico, y entrando de lleno en la estupidez. Todo tiene un límite, el sufrimiento voluntario también, y si no está luchando por tu vida, que no era el caso, lógicamente, hay que saber decir "hasta aquí hemos llegado". No fue el caso, y desde entonces (2000) no he vuelto a hacer una ruta andando, en buena parte por el sufrimiento de aquellos días.

Como casi siempre, lo hice a mi aire y según mis propios planteamientos. Primero, lo hice "al revés", de norte a sur. ¿Por qué? Pues porque así me lo planteé, y cuando empecé a leer más del recorrido ya tenía esa idea en la mente y no quise cambiarla, no veía necesidad, la mayor parte de los caminos son de ida y vuelta, y no sé porqué un sentido tiene que ser preeminente. Segundo, hice de Astorga a Mérida, el original; leí bastante del tema y creo que ése es el trazado romano original, porque el ramal Mérida-Sevilla, por ejemplo, ya no correspondía a la auténtica Vía de la Plata. Por cierto, no es un Camino de Santiago, se puede utilizar para llegar allí, pero no lo es originalmente. Por último, lo hice, como más me gusta, solo (esto es una "obligación" porque es difícil encontrar compañeros para cosas que se te ocurren cuando se te ocurren) y en autosuficiencia, lo que me supuso cargar con unos 23kp en la salida, demasiado.

Desde el principio noté muchísimo el peso, excesivo para mí, mis hombros y mi cuerpo, pero que despacito, lo iba llevando. Pero a partir del tercer día llegó mi problema andando: pasadas unas buenas palizas (generalmente tres consecutivas) se me bloquean los tibiales anteriores, completamente contracturados y llenos de desechos, apenas puedo mover el pie hacia arriba y me duelen muchísimo. Si te quedan unos kilómetros a meta, llegas como sea, pero si te quedan diez días habría que haberse ido para casa. Pero no, no me fui y me reventé en un esfuerzo inhumano, casi desesperado y con poco lógica. Sufrí como un auténtico animal, para hacerme más y más daño, psicológico, el que deja huella y el que recuerdo casi una década después.

Hubo también cosas bueno, por supuesto. Vi un poquito más de España y sus grandes variedades, desde los infinitos campos castellanos, a la Sierra de Béjar o los robledales extremeños. Pisé auténticas calzadas romanos yo solo en medio de la nada, crucé bellas ciudades como Salamanca, o me encontré con las siempre apacibles gentes del campo, que sin problemas me dejaban dormir donde me placía o me daban agua. Sin duda la sensación de libertad y de hacer lo que me venía en gana pero con un objetivo definido fueron las sensaciones más intensas y profundas del viaje, una tranquila soledad (creo que me crucé sólo con unas trece personas y todas en sentido contrario), y una tranquila perspectiva de vivir al día que deberíamos tener todos en nuestra vida normal. Fascinante en este sentido.

Esto fue en el año 2000, apenas estaba marcado (y en el otro sentido); el camino es ahora mucho más transitado y todo ha cambiado, entre ellos yo. Quizá ahora no me plantearía 500km a pie, la bici es un vehículo realmente apropiado para estas distancias, pero es una forma lenta y amable de transitar si tienes tiempo, ganas y piernas para hacerlo.

No pude completarlo 'sin asistencia' por una tremenda lluvia que me cayó un día y que me obligó a pernoctar en una pensión; y el penúltimo día, cuando me fueron a buscar mis padres, dormí también bajo techo porque no era lógico quedarme yo solo en el campo cuando me habían ido a buscar. Eso sí, el 'sin asistencia' te obliga a muchos compromisos, como ir cargado, solventar problema... o beber agua verde cuando te pasas más de un día sin encontrar fuente alguna. Increíblemente duro, y por ello también increíblemente intenso.
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B'latta - Slide

viernes, 29 de septiembre de 2000


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100km/24h

domingo, 18 de junio de 2000

Si superar la distancia maratón es ultramaratón, yo ya lo había hecho antes en mi ruta del GR10-10.1-10, pero no la había hecho en competición. El salto de maratón a 100km es enorme, comparable al de media a maratón, por ejemplo. Es más de dos veces. Y cuando piensas en la mítica distancia, ya te pones serio porque supone un esfuerzo extraordinario... y quieres hacer más del doble...

Pero algún día hay que hacerlo. Mi decisión de hacerlo en los 100km en 24h de Corricolari vino más bien por fechas. No me apasionaba la idea de que no fuera una competición y tampoco distinguía demasiado en ese momento si prefería o no asfalto. Ahora, en la distancia, pienso que nunca correré 100km en asfalto, pero en el año 2000 no sabía qué derroteros llevaría, aunque lo empezaba a intuir.

La carrera discurre por el norte de Madrid, y aunque el recorrido ya se ha modificado sustancialmente, originalmente iba por localidades como Tres Cantos, Colmenar Viejo y San Sebastián de los Reyes, y empezaba y acababa en "La Peineta", el Estadio de la Comunidad. El recorrido iba primero cruzando Madrid hasta salir por El Pardo para llegar a Tres Cantos; de ahí, por solitarias pistas hasta Colmenar Viejo; de Colmenar a Tres Cantos por otras pistas; de Tres Cantos a San Sebastián de los Reyes; y de aquí, finalizando en "La Peineta" de nuevo, en un tramo que para todo el que corriese sería nocturno.

Aunque no fuese una competición, para mí sí era una carrera, no me interesaba el plazo de las 24 horas, lo mío era correrla hasta mi límite. Y así fui. En esta carrera, dado lo avanzado del año, o hace mucho calor o cae una tromba de agua impresionante fruto del fin de la primavera. Y aunque detesto el agua, no sé si hubiera sido peor que el intenso calor que nos hizo, con máximas de 35ºC y el 80% del tiempo por encima de 30º, lo que es mucho.

Como buen maratoniano, aunque salí despacio, me defendí bien el primer tramo (35,3km) hasta Tres Cantos, pero pronto después ya reventé y agonicé para llegar a Colmenar Viejo, algo preocupante porque era la mitad de la carrera (51,4km, para ser más exactos), fruto de mi inexperiencia, el hambre y el intenso calor. Sin embargo, de vuelta a Tres Cantos me sentí mucho mejor, corriendo a buen ritmo y creyendo que había sido sólo un mal bache. El sector más corto, para llegar a San Sebastián de los Reyes, en el km76,3, tampoco fue especialmente duro...

...Pero alimentándome a base de glucosa, con el calor de todo el día, y con la distancia más larga que jamás había hecho en mi piernas, se aliaron para que poco después me hundiese. Afortunadamente me acompañaba mi hermano, si no creo que aún iría dando tumbos. Ciego perdido llegaba muy justo a mi objetivo de bajar de doce horas. Me tuve que tumbar en el suelo incluso en medio de este tramo, algo que no he hecho nunca. Con sufrimientos indescriptibles conseguí cruzar la línea de meta cuarto (aunque no hubiera clasificaciones) en 11h57'50", apretando los últimos kilómetros y esprintando para llegar a meta sub 12h. Tiempo después me dice mi hermano que fui segundo, mi memoria es horrible.

Durísima experiencia. Como guinda, no conseguí casi dormir de los fuertes dolores que tenía en las piernas, algo realmente injusto tras tanto padecer. Pero que supongo que me había ganado a pulso.
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+: 100km/24h Corricolari

Aneto X-Treme Marathon

jueves, 15 de junio de 2000

Me considero un auténtico afortunado por haber corrido esta prueba, ahora mítica y por algunos recordada con anhelo. En muy poco tiempo se convirtió en el punto de referencia español de carreras de montaña, y explotó tan rápido como desapareció, dejando un gran vacío que quizá sólo hoy Zegama puede cubrir.

Lo recuerdo como un momento pasional, me fui solo, me pillé una habitación en Cerler, y me metí una preciosa carrera en los Pirineos, un sueño para mí, que ni había estaco nunca allí, ni tenía experiencia en alta montaña.

Benasque era una auténtica fiesta, estábamos más de 800 corredores por allí -más acompañantes y organización-, lo que supuso un despliegue que, en parte por eso, acabaría matándola. Morir de éxito, que dice Valdano. Pero los que pudimos disfrutar alguna de sus ediciones creo que podemos estar bien orgullosos de haber tomado parte, que estoy seguro de que alguno ahora mira con envidia. Pero hubo que estar en esos años y hubo que tener cierto valor, porque aunque empezábamos a espabilarnos en la montaña, era todo un reto. Y más para los que somos de tierras llanas.

La carrera era francamente sencilla: salida de Benasque, subir al Aneto, volver a Benasque. No se subió hasta la misma cima porque un paso (de Mahoma) era estrecho y se preveían atascos. Pero sí incluyó una fuerte y larga subida, un glaciar, una zona de cuerda fija breve y un descenso infinito. También incluyó, en mi caso, un pequeño descontrol al bajar de culo por una zona de nieve... que me hizo pegarme contra un montón de nieve-hielo... y que me rompió un metacarpo. También incluyó, en mi caso, otro esguince más de tobillo, y un impresionante hostiazo en un río cerca de meta. Vamos, que no tuve el día fino.

No sé en base a qué gilipollez se suspendió a partir de este año. Y no volvió a celebrarse. Gran pérdida.

Escayolado me volví, pero también con una enorme sonrisa en la cara, como pocas veces. Tengo más metacarpos.
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+: No Limit

P.D.: en mayo de 2004 me llegó una carta de la Mutua de Accidentes de Trabajo (MAZ)... me reclamaban 12.000 pesetas por las radiografías... estaba tan caducado el tema que había cambiado hasta la moneda y casi ponen a mano los 72,12€.

1010110

martes, 13 de junio de 2000

Ahora lo veo como el principio de todo. Atraído por las historias de grandes hazañas de otros, me sentí tentado por eso mundillo de aventura y superación personal, de acercamiento a uno mismo y búsqueda de unos límites interiores que no sabía adonde me podían llevar.

Las competiciones han sido el reducto en el que podías darlo todo sin que "te llamaran tonto", con un dorsal y disputando un puesto y/o un tiempo tenías que sentirte medianamente realizado en esas condiciones cuasiartificiales que impone ese curioso entorno. Pero hay mucho más, en exploración, en aventura y en sufrimiento. Hay mucho más que puedes descubrir tú mismo sin la necesidad que nadie lo haya hecho por ti. Son proyectos solitarios, que preparas con mimo y dudas y que sólo tú comprendes. Y que evitas tener que explicar, porque quien no lo entiende no lo hará nunca, y quien entienda no va a preguntar.

No recuerdo de donde salió la idea, ni me voy a esforzar mucho en recordarlo, pero un día mi cabeza hizo 'clic' y se sintió atraída por un sendero, el famoso GR10, que debería cruzar la península ibérica de lado a lado. Me interesaba la parte madrileña, con buenas dosis de montaña y de parajes por descubrir.

Hay que ser más serio cuando te planteas un reto solitario que crees que ronda tu límite, porque no habrá una organización, ni unos médicos, ni unos avituallamientos que te ayuden. Pero siempre hay algo de incertidumbre, parte del atractivo, por otra parte, aunque a veces desearías que hubiese menos aventura y más seguridad.

El GR10 entra en la Comunidad de Madrid por el Pontón de la Oliva, cerca de Patones; sigue por localidades de la presierra con Torrelaguna, La Cabrera, Bustarviejo, Miraflores, Manzanares el Real, Navacerrada, Cercedilla, Puertos de la Fuenfría y Guadarrama, Abantos y El Escorial. A partir de aquí sigue en dirección Ávila.

Existe un ramal, el denominado 10.1, que en Bustarviejo se desvía hacia los Puertos de Canencia, Morcuera y Cotos (previa bajada a El Paular), para engancharse de nuevo al 10 en el Puerto de la Fuenfría. Este ramal me gustó, me pareció más agreste y solitario, lo que buscaba yo.

Mi objetivo era, siguiendo la estela de los Sector No Limits, 'solo y sin asistencia', como más me gusta hacer las cosas. Para hacerlo corriendo en estas condiciones, porque andando no me interesa, tienes que asumir unos compromisos importantes, entre los que se encuentran no llevar funda de vivac o tienda; no llevar hornillo; no llevar ropa de abrigo; no llevar comida de verdad, sólo en polvo y barritas energéticas (ni liofilizados); purificar tu agua; no llevar esterilla para el suelo; etcétera. Es decir, muy justo en todo, muy cerca del desastre muchas veces, y sin apenas posibilidades de que nada se te tuerza. Y si algo se complica, resolverlo con los pocos medios que llevas e imaginación; y si no, a sufrir.

No me apetece demasiado hacer una crónica, está demasiado hondo en la memoria. Sólo un breve resumen. Sufrí mucho, cometí algunos errores, pero me llenó bastante. Lo hice solo, apenas nadie se enteró y lo disfruto como algo íntimo y personal. Estimulante.

Breves datos.

Etapa 1: Pontón de la Oliva-Bustarviejo
Pontón de la Oliva-Patones-Torrelaguna-La Cabrera-Valdemanco-Bustarviejo
41,5km (aprox)
8h00'
137ppm

Etapa 2: Bustarviejo-Fuente de la Canaleja
Bustarviejo-Puerto de Canencia-Puerto de la Morcuera-El Paular-Puerto de Cotos-Fuente de la Canaleja
46,7km (aprox)
9h09'
129ppm

Etapa 3: Fuente de la Canaleja-El Escorial
Fuente de la Canaleja-Puerto de la Fuenfría-Marichiva-Puerto del León-Abantos-El Escorial
43,1km (aprox)
9h38'

Supongo que aquí empezó todo.
Ha pasado mucho tiempo desde 1999.
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1010110 - Data

Hay muchísimas fuentes ahora sobre esta ruta, y no me apetece mucho recopilar. Te dejo sólo un par de cosas, que en su día me fueron útiles.

Revista Grandes Espacios mayo 1998

+: Grandes Espacios - GR10

Mi pobre Roadbook...

Y el mejor libro del tema:

+: Excursiones a pie por la provincia de Madrid - Domingo Pliego
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