Mi Transgracanaria - Starter

jueves, 14 de marzo de 2024

Tras dos días amaneciendo a eso de las 05h00 y un tercero a las 03h13 agradecí profundamente que mi carrera no saliera temprano. No hay necesidad de que las carreras se hagan pronto, por dios, organizadores, tened piedad. Y fue el caso. Total para 21 km... Por eso, levantarse por fin descansado se agradecía, no es que fuera un augurio de un buen día pero mejor empezar así la jornada.

El siguiente paso era el desayuno, que no dejaría de ser una anécdota excepto cuando el hotel tiene bufet libre. En el tercer plato me dije que quizá debería de cortarme porque lo iba a pagar; pero es mucho mejor sufrir y vomitar que pasar hambre. Dónde va a parar.

Desayuno unipersonal estándar precarrera aunque sea corta. La IA entiende ("pantagruelic breakfast with Canarian islands background before trail running race") que hemos venido a comer, no a sufrir a la vida. 

Aunque pensaba ir en autobús me pidieron el favor de ir en coche. De paso llevé a Antonio Martínez el cual no pudo disfrutar de mis dotes de pilotaje por el tráfico en la carretera. Da la casualidad de que el a la postre ganador estaba en ese coche pero no voy a desvelar quién por respeto. Tras "aparcar" algo apresuradamente y vestirnos de gala me dirijo a la salida, quedaban unos minutos cuando recibo una llamada: se ha roto el embrague. Las cursivas son mías por no señalar a culpables. Total, que a pocos minutos de la salida estaba tratando de hacer lo posible por contactar con la empresa de alquiler para tratar de solucionar el problema. A todo esto toda la gente se colocó y tuve que utilizar mis artes para no salir detrás, de hecho me coloqué muy delante. No voy a decir el cómo, lo podréis leer en mis memorias.

Antes de salir un colega de fatigas me pide ayuda para tratar de desatascar un bastón, no lo conseguimos. Es decir, cargó con medio kilo de bastones para no poder usarlos. Cosas que pasan. Digamos suavemente que no había preparado demasiado bien la carrera. De hecho me sorprendió el desnivel poco antes de competir, 1400 m, qué perezón. Miré el perfil de la carrera que estaba impreso en el dorsal para hacerme a la idea de cómo era y traté de leer las letritas así de pequeñitas para poder ver los kilómetros de los avituallamientos pero no fui capaz. No he hecho la cuenta pero creo que es la carrera de todo el evento que más desnivel tiene proporcionalmente, y posiblemente también la más bonita porque discurre por el interior lejos de la isla sin los condicionantes de salida o meta... y porque no tiene noche, el fraude de las ultras del que nadie se atreve a decir que las organizaciones nos roban el dinero yendo de noche, ¡no se ve el paisaje, las montañas, las vistas, nada!

Salida, la gente pesca a correr bastante rápido, me sorprende el ritmo, era rapidito pero es que se sube todo corriendo al principio, y cuando la gente empieza a andar en las primeras rampas me tomo mi venganza: donde mejor rindo es en esas pendientes entre correr y andar, me suele ser sencillo seguir corriendo sin un desgaste mayor. A los pocos metros de salir me he percatado de que llevo la mochila mal puesta, el lado izquierdo dada la vuelta, pensé en colocármela más adelante cuando parase en un avituallamiento pero se me olvidó, la verdad, y así fui todo el rato.

Clásico paisaje transgrancanareño si levantas la vista de tu ombligo @The Adventurure Bakery

Iba correteando en las las subidas, como digo, sin un gran esfuerzo aparentemente hasta que te das cuenta de que el calor es mayor del esperado y te sigues empecinando en correr a toda costa. Este mismo día había previsión de nieve en mi localidad y yo empezando a padecer calor, qué cosas oye. Empecé a replantearme la táctica cuando llevaba un considerable calentón así que al llegar a la primera carretera decidí pensar con las neuronas de la cabeza y no del cipote y corté, necesitaba bajar la temperatura y algo el pulso. Tocaba estabilizar porque así no llegaba ni a la esquina. Miré de reojo y vi 360 de desnivel, me dio un poco de bajona porque básicamente acababa de empezar pero es lo que pasa cuando no sabes correr.

A mejor ritmo fui progresando, pelo enciscado con la competición, pero se me estaba olvidando mirar los paisajes y en el camino de la Plata eché un par de vistazos, el día era espectacular, las vistas infinitas y aquello era realmente bonito. Poco después veo algo raro a pocos metros de mí, una corredora se había desplomado, momentos de confusión, se le puso a la sombra y con un teléfono ajeno llamé a emergencias. Nadie allí sabía qué hacer realmente, demasiadas opiniones y buena voluntad y la situación no era poca cosa. Mirada perdida cuando los ojos estaban abiertos, mandíbula apretada, completamente ida. Nunca había vivido una situación así y no me gustó nada por la sensación de no ser capaz de hacer nada útil. Tras lo que calculé como unos diez o quince minutos me fui, no hacía nada, la situación estaba estabilizada, con muy malas sensaciones y si hubiera tenido opción posiblemente me hubiera ido a casa. Pero no la tuve. Con muy mal rollo en el cuerpo seguí, obviamente descansado, y de una forma no planeada me apreté con lo que tras un buen rato digamos que entré de nuevo en carrera, en algún momento pensé qué podía haber pasado, creo que un golpe de calor, que no necesitas 45 ºC, necesitas generar más calor del que el cuerpo es capaz de disipar y el cuerpo desconecta igual que se apaga un móvil cuando se sobrecalienta. Por la tarde supe que había sido rescatada y que todo estaba bien.

Clásica subida (o bajada) de Transgrancanaria, camino de la Plata. Zona realmente chula @David Delfour

Tras adelantar a bastante gente (lógicamente en ese momento no estaba en mi sitio) me estabilicé de nuevo. De hecho en algún momento llegué a pensar que me sorprendía que todavía hubiera gente detrás con todo lo que había estado parado, luego he visto que era algo menos de lo que pude calcular: el tiempo es estable, nuestra percepción no lo es. Tras un buen rato voy detrás de una chica y veo que se le cae el cierre de un gel, entre que me doy cuenta y reacciono se me han ido unos metros y me da pereza volver. Poco después veo cómo claramente la misma chica tira el envase del gel al suelo y ahí sí, me paro, lo cojo y aprieto para alcanzarla, le digo que "esto es tuyo", ni mira, ya le doy un toquecito en el brazo y se lo digo en castellano e inglés, creo que en ese momento se lo podría haber dicho en uzbeco, chino mandarín y quechua, pues me cogí un importante cabreo.

Misma subida desde otro ángulo. El desalmado organizador nos hizo subir desde la carretera hasta este punto y todavía quedaba un rato. No tiene corazón @David Delfour

Calentito llegué al avituallamiento de El Garañón, antes de llegar vi que llevaba agua, había dosificado bastante, con lo que no rellené, había empezado un gel y por precaución cogí otro, luego un segundo y un cuarto de naranja, no necesitaba parar más, no creo que estuviera mucho más de treinta segundos, no tenía que hacer nada allí. Poco después vi dos geles de la marca del avituallamiento lo que me apenó por lo estúpidos que somos. En un bastante transitado camino al Roque Nublo me volví a apretar bastante las tuercas, me pasé el punto de dar la vuelta porque no entendí las indicaciones de la persona que allí estaba (ejem) y me lancé a la bajada con un tío al que supuse francés, por lo mucho Decathñon que portaba, y al que dejé pasar porque era claramente más rápido. Tiempo después le adelanté y cuando me pilló de nuevo le volví a dejar pasar para, en la primera curva, patinar y casi irse, y en la segunda volver a patinar y estamparse. Si es que van como locos.

Esforzado corredor anónimo llegando a las proximidades del Roque Nublo con cara de estar concentrado @José Miguel Muñoz

Poco después cogí una buena rueda en la bajada, una chica de Scott que me llevaba bastante apretado pero sin irse. Como no sé ir concentrado iba viendo sus trazadas (ventaja de ir detrás) y decidiendo sobre la marcha las mías, que eran bastante diferentes porque yo hacía menos curvas, hacía más rectos (dentro del sendero, nada de atroches). Me parecía como el que empezó a hacer mountain bike con una 26" y sin suspensión (o corta) y ahora lleva 29" doble de más recorrido: sigues haciendo las mismas trazadas de antaño pero no deberías, podrías ir más recto pero mentalmente no te dejas hacerlo. En las piernas tenemos 30 cm de recorrido de suspensión, si puedes y sabes puedes ir más recto y absorber más piedras y la rugosidad del terreno. No soy yo el más indicado para hablar de bajadas porque soy un patán pero la teoría algo me la sé. También iba pensando en la cantidad de escalones que estoy haciendo en dos carreras, más que en toda mi vida junta. Otro de los pensamientos es el de lo fiables y confiables que me estaban resultando las zapatillas (Hoka Stinson 6 ATR), muy estables, algún resbalón tontorrón pero en general una grata sorpresa. Y sí, llevo una parte del cerebro en la bajada y la otra (80-90 %) pensando en mis movidas, luego que si pasan cosas o que si voy lento. Total que tras una, para mí, larga y algo exigente bajada, mi liebre se me fue porque se encontró a alguien de su equipo, me distraje un poco y adiós muy buenas.

La alcancé en el segundo avituallamiento, que directamente me salté, ni un segundo invertí, seguía llevando agua y no había acabado el primer gel. Pero en el siguiente tramo de hormigón-asfalto se me volvió a ir para no verla más. Una pequeña crisis a 4-5 km de meta me dejó un poco sin fuerzas, arrastradete, tercer encuentro con el colega francés, iba servidisímo el angelito, me dejó pasar y de reojo le vi con la sirena, luces gálibo, antiniebla, el pañuelo por la ventana y el cuello tronchado; esta vez ya fue la última que nos encontramos. Cuando por fin llegué a la última bajada y sin referencias me relajé algo hasta que el típico tocapelotas me alcanzó, a correr de nuevo. Fui consciente de que llevaba las patas bastante bien (=no muertas) y decidí apretar lo que pude en la bajada, para mi sorpresa mi perseguidor no conseguía echarme mano, yo alcancé a alguno pero en una corta subida a los pies del pueblo mi perseguidor me sentenció, iba vacío. Quizá unos 300-400 ml de agua en un día con calorcete y un gel en casi tres horas no es la mejor táctica del mundo, pero poder se puede hacer, eh, sin miedo. Me desquité adelantando a dos en línea de meta y ya está. Carrera rara la mía. Pero muy bonita, razonablemente competida por mi parte, demostrándome una vez más lo mal que compito, más dura de lo que esperaba y contento por superar los diversos aconteceres del día. Que no había acabado.

Tras ir a por el coche que estaba aparcado por ahí, como dos horas esperando a que llegara la grúa, casi una hora esperando al taxi, un atasco por un accidente nos retrasó para llegar a por el coche de sustitución e importantes prisas porque tenía que asistir a un evento. Batí/batimos el récord de Europa de ducha, a falta de confirmación de Guinness. Pero al final se hizo todo y bien, no pasó nada grave y estamos todos vivitos y coleando (menos un embrague). Las cosas fuera del guion de las cuales sólo una parte estaban en mi mano las resolví (o dejé pasar, que a veces es lo que hay que hacer) sin excesivas tensiones porque cuando estoy en modo zen me alteran pocas cosas. Una buena experiencia.

Ya que estaba por allí pues le eché un vistazo al evento en sí, la carrera gorda y demás. La verdad, qué privilegio. Todo. Si vas porque vas, si no porque la ves en casa; los alojamientos de Canarias suelen ser un lujazo; la gente es amable y cercana; el buen rollo general; el evento es el segundo del mundo, sin duda, qué complicado tienen que ser con tantas carreras y tantos frentes abiertos; el streaming, en mi opinión, el mejor que se ha hecho nunca en este deporte; la calidad deportiva, extraordinaria; me volvía a reencontrar con gente y conocí a nueva; ver a los héroes de este deporte tan cerca, tan humanos, tan poco divos; ver a los anónimos esforzarse; compartir habitación, desplazamientos, comidas o transportes con gente maja de este mundillo; el pedazo de chiringuito que es una carrera de estas ni nos imaginamos lo que es la mayoría; o el fortísimo apoyo de The North Face y lo que implica que alguien de este porte se moje de verdad: muchas cosas chulas y las tenemos aquí al lado. Somos unos afortunados, a ver si nos lo creemos un poco más.

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Tertulia: sobre precios, pasta, billetacos, guita y lebros en el trail running

miércoles, 6 de marzo de 2024

Por tercera vez nos reunimos el tridente maléfico del trail para charlar en esta ocasión sobre lo caro o barato que es el trail. Vaya por delante que la pregunta no es la mejor porque aunque usamos la misma unidad de medida (el euro) comparativamente no nos vale porque no todos cobramos lo mismo y de ahí que podamos tener percepciones diferentes. Y no menos importante, nuestro orden de prioridades.



Dicho esto y suponiendo un sueldo mínimo rondando la media, unas ciertas apreturas vitales, un encarecimiento de todo en la vida... sí, sigo pensando que no es caro. Caro o no caro no significa que no sea bastante dinero pero sigo pensando que es una cuestión de prioridades y de saber elegir. Somos nosotros los que nos dejamos obnubilar por los marcas, medios de comunicación, influencers o pros y queremos las zapatillas X con suela Y y peso Z. Hay que impermeabilizarse ante lo que nos enseñan, coger lo que vale y desechar el resto: recuerda que ninguno de esos paga. 

Afortunadamente el mercado es muy amplio (no necesitas tal o cual marca), hay cosas muy decentes a precios muy buenos (excepto la marca china plagiadora que no me merece ningún respeto, Aonijie), existen las rebajas (no recomiendo la segunda mano en zapatillas si no estás muy seguro de lo que compras), en general el material es muy duradero si lo cuidas (remienda, parchea, aplica deperlantes, lava bien, almacena con cuidado, raramente recomendaría resolar), puedes entrenar y competir sin nutrición o geles de pago y puedes vivir sin competir si el precio de las inscripciones (+viajes+alojamientos+...) es realmente el problema. 

Sí, todo ha subido una barbaridad y está en nuestra mano no entrar en ese círculo vicioso en lo que podamos (en zapatillas podemos, en la leche apenas) y de paso mandar un mensaje claro: marcas, os estáis pasando tres pueblos*. Y si hay que prescindir de algunos dorsales, pequeños lujos y racionalizar las compras, se hace. Más problema me parecen los horarios de mucha gente y la voluntad que le echa al salir muy pronto o muy tarde y eso tiene muchísima más difícil solución. Luego está llevarlo al nivel de roñería de un servidor con calcetines remendados en muchas ocasiones (dudo muy mucho que conozcáis a alguien con algunos calcetines como los llevo yo) o usar camisetas con bastantes más de veinte años. Y no se me cae la cara de vergüenza, oye.

No pretendo convencer a nadie, que conste, pero considero que todo depende de la situación personal y vital de cada uno y de cuál es el orden de prioridades que no es fácil de alterar porque no todo depende de ti pero por ahora correr es gratis, las montañas no requieren pagar y se puede hacer de una forma modesta y digna. La fanfarria para quien pueda y quiera pagarla.

 


*Las cosas no cuestan lo que valen si no lo que se está dispuesto a pagar por ellos. Tatúatelo. Créeme, sé de lo que hablo.

Sobre esto y aquello con Trail Running Review

lunes, 4 de marzo de 2024

Tras un intercambio de manos de un abultado sobre la gente de Trail Running Review decidió entrevistarme. Para quien no los conozca, Trail Running Review, Trailrunnfbsgarevw o simplemente TRR, son los personajes más odiados por la RAE y de hecho tienen sus caretos a la entrada de la academia por haber difundido el bulo de que review es una palabra mejor que prueba o test y a la que mucha gente se ha acostumbrado desde entonces. Arderán en los infiernos por ello.

Hablamos de World Trail Majors en la primera mitad de la entrevista-tostón, luego de pasados, de la vida en general, compartimos nuestras recetas de cocina favoritas y cómo tender la ropa para planchar menos. Todo esto y mucho más en un Tuich (o algo así), un YuTuf (que no voy a buscar) o mejor un poscas.

Dos salvedades: al material le queda margen, a quién no se le ha ocurrido un sistema revolucionario para ser asistido en carrera o de portar la hidratación para ganar segundos en un avituallamiento, de ambos tengo ideas que ya quisiera la F1 para sí (y que están a la venta por unos módicos precios que comienzan con cinco ceros); y que, un purista como yo que trolea a sus hijas por Guasap cuando le ponen abreviaturas diga "contra más duro" me duele en el alma, precisamente la coña es "contri más duro". En fin, por bocazas. 


Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (y 3)

viernes, 9 de febrero de 2024

Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (1)


Es altamente probable que no sea ya pero os imagináis que lo soy y ya está. Un buen número de locales llevaba polainas para estos breves tramos de arena, hacedme caso, no hacen falta a poco que sepas correr en arena (y sin esto también) ©Anta Brand


Íbamos ya servidos, pasada una crisis entre el match y el set ball. Por dos razones no pienso que fue leve: una, lo pronto, mediada la carrera; y dos, por lo del casi mareo, esto no es que me preocupase pero no me gustó. Pero poco a poco se salvó. En una de esas situaciones en las que sólo se puede agachar la cabeza y pasarlo lo menos mal que se pueda. Porque cuando la gente te pregunta por esos momentos malos y dolorosos, que cómo consigues vencerlos en mi cabeza está un mono con unos platillos, no sé... ¿te piensas que puedo apartar el dolor de mi cabeza? No claro, pero sí uso una desarrollada estrategia basada en El Arte de la Guerra, de Sun Tzu: me jodo y me aguanto.

Pasado el momento crítico, que no lleva cinco ni cincuenta minutos pude recomponerme, corría siempre que era posible incluso en subidas fuertes, estaba rodeado de gente igual de motivada y nos íbamos viendo con lo que es algo más sencillo que la pereza y la excusa barata nos venciera. El desgaste ya era más normal, progresivo, aunque ya iba en modo finisher y a tomar por culo todo: dícese del modo en el que te empieza a sobrar carrera y sólo quieres llegar pero que vas a llegar por la gloria de tu madre.

Ay ay ay ©Anta Brand

Penúltimo avituallamiento, me lo tomo con cierta calma pero adelanto a alguno, me encuentro un pelo mejor y empieza a oler a meta aunque sin euforias. De este avituallamiento recuerdo un medio sándwich que, reloj en mano, me llevo dos horas y tres minutos tragarlo, cago en mis muelas, se me hizo bola pero mejor no forzar que la repatriación y tal tiene que ser un lío de papeles y no quiero eso para mis seres queridos. Diecisiete horas después... por fin último avituallamiento y arreando que es gerundio, veo que están echando agua por encima y me sumo. No menos de 20 litros me echaron y no exagero nada. Menos mal que tengo un móvil impermeable pensaba cuando me empaparon de pies a cabeza. De hecho me dejan helado que casi me da una tiritona a más de 20 ºC a la sombra y 70 % de humedad. Pero vamos a acabar esto. La verdad, nos hizo un día excelente, mejor cuando vienes del invierno (aunque sea suave), el día absolutamente precioso con fantástico azul propio de latitudes mediterráneas. Y sí, padecí creo que la humedad, pero firmo por un día así, fue sencillamente fantástico.

Otra foto de playucas chulas. En realidad son tres o cuatro pero la estampa es increíble ©Anta Group

Una última subida, un pequeño collado, donde mañana se desviarán los valientes de la larga para hacer la segunda mitad. Llevo un buen rato con un tipo bufando detrás y aunque no sé lo que queda exactamente porque llevo un ligero retraso en el GPS creo que cinco. En desnivel creo que recordar que eran 2000 pero al subir el track al GPS me puso 1750 lo que me hizo confiarme cuando pasé de los 1000... pero los GPS no se hicieron para medir altitudes y al final me salieron como 2075 que es menos desnivel que lo que suele haber en España pero el que me diga que es corrible le arranco la nuez, sin violencia, de un impacto seco. Corrible lo que me cuelga. Sí, se puede correr pero hostia que te dejas los riñones también y con tanto puto escalón en bajadas tampoco vas precisamente suelto. Y no te cuento en esas bajadas donde la huella del escalón es enana, no te entra el puñetero pie, subiendo sin problema, pero bajando pones el pie de medio lado.

¿Eso es la meta? Eso es la meta

A lo que íbamos que me disperso. Acaba la subidita y empezamos a bajar hacia meta, no era pendiente, no era difícil, no era el momento de fallar, así que a mi rollo, de hecho bajo algo lento pensando en no piñarme y sospechaba que mi sombra me iba a adelantar en cualquier momento pero mientras no lo haga yo pongo el ritmo que no era precisamente veloz. El tipo que llevo bufando detrás no se me descuelga y no me va a relevar, si me releva es para pegarme un palo y yo con dorsal me defiendo con uñas y dientes me da lo mismo el puesto. Con lo que cuando se suavizó la pendiente y pude alargar zancada fui yo el que le cambié como buen picado que soy. Dejé de escuchar bufidos. No sabía lo que me quedaba pero era un cambio algo optimista a priori hasta que poco después entramos en el asfalto final y ya sabía lo que quedaba, ¿menos de un kilómetros quizá? Ya puedes correr, chaval. Cambio sostenido hasta que diviso meta y veo dos almas en pena, uno no se resiste, el otro sí, carne de cañón. Hecho. 7h37' o algo así, 41º creo. He tenido suficiente.

"He tenido suficiente", definición gráfica

Tras lavarme, parlotear y comerme alguna hamburguesa llega el temido momento. Volver. Con la puta bici de las Árdenas. Se iba a dejar los riñones Rita. Subí hasta donde pude, anduve unos 300 metros y bajando con los claqueteos de los juegos de los bujes y la dirección, apunté a casita. Había sido un día largo, suficientemente duro y volvía contento con la experiencia.

Lo que quedaba de tarde de vagueo, cómo lo disfrutamos con el cansancio en el cuerpo, haciendo que trabajaba, sentado en un porche al solete hasta que me empezaron a acribillar los mosquitos y poco más de día.

Para el siguiente pude ver un buen rato de los de la 100 km y en otro momento tuve oportunidad de dar un paseo por Hong Kong y un agradable piscolabis en una terraza con unas bonitas vistas y mejor compañía haciendo tiempo para coger el avión de vuelta. Un larguísimo viaje creo que de en torno a las quince horas, breve escala en Londres (donde tuve el tiempo justo de dejarles un buen pino) y camino Españita. Sonado unos días pero con una gran experiencia personal por todo lo vivido.

El otro Hong Kong, el único que la mayoría conoce

Decía antes que había corrido en muchos sitios y tal, algunas veces no era consciente del privilegio de ciertas cosas, esta vez sí lo he sido, es un privilegio ver mundo; correr en sitios diferentes; conocer a gente (Steve, Janet, Jeri, Ricardo, Núria, Montse y mucha gente cuyo nombre no recuerdo ya); conocer a compañeros muy diversos con los que te has juntado por los caminos; ver, aprender, llenarte de recuerdos que vives intensamente. Quién me iba a decir que un día fuera a correr en Hong Kong, cuántos planetas no se tienen que alinear para que acontezcan ciertas cosas y a veces van y ocurren. Debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, es un privilegio poder vivir razonablemente acomodados, tener algo de dinero sobrante y tener en qué emplearlo. Y tener una afición que nos permita rellenar el día a día. 

En este par de semanas en casa he leído varias noticias de Hong Kong, una que se han cargado a Evergrande (agujerazo inmobiliario a China), una movida de banderitas y demás (el tema va a ir en aumento) y no sé qué más. Siempre me pasa, creo que a todos, que cuando estamos en un sitio siempre luego vemos más noticias de ese sitio, no es casualidad pero no es que haya más noticias, es que tu radar tiene ya otro objetivo. Y está muy bien llevarte ese pedacito del lugar que visitaste, nos humaniza y nos acerca. No sé si nos hace mejores pero sí diferentes.  

Ha sido un privilegio vivir esta experiencia que se vendrá conmigo hasta la tumba o hasta que me azote el alemán, uno de dos.

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Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (2)

jueves, 8 de febrero de 2024

Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (1)

La salida, tarde, recuperando en el kilómetro de asfalto inicial, llego al sendero. Aunque no es fácil se puede adelantar de vez en cuando y lo hago cuando puedo tratando de recuperar. Paso a mucha gente y sé que voy más rápido de lo que debo pero preocuparse por lo que vendrá dentro de unas horas es clarísimamente de perdedores. No noto especialmente el calor, algo la humedad, voy bien y disfrutando del paisaje, me encanta ver el mar y será nuestro compañero muchos ratos, el sendero es compacto, agarra bien, no hay problemas, hay algunos escalones y muchos más que vendrán, se mueve uno rápido. Tras un buen rato alcanzo a Francesca Canepa, ella va a hacer the Grand Sam (las tres carreras, miércoles, jueves y viernes-sábado, una buena paliza, cerca de 200 km por un terreno que me parece lento y exigente) y creo que ya está más o menos bien de remontar. En cierto momento llegamos a asfalto y cruzamos una presa, un laguito interior que nutre de agua fresca a la ciudad. Es una buen vista, un rato de asfalto más y sigo recuperando. Aquí ya sí voy midiendo mis fuerzas pero sigo adelantando a menor ritmo porque la gente ya va corriendo bien, corro a ratos con algunas mujeres y trato de mantener un ritmo constante. Estoy en el primer avituallamiento, segunda presa y voy bien, me lo salto porque así lo había planeado pero no planeé casi romperme un tobillo o los dientes en un pequeño corte en el suelo de un canalón. No pasó nada esta vez. Se irían sucediendo algunos tramos de escaleras y unas buenas vistas. Detesto las escaleras, no siempre coinciden con tu paso y en bajadas además tienen el riesgo de rozar el talón y calzarte una monumental con lo que traté de estar muy atento. No sé si recuerdo hacer toda una carrera tan concentrado tanto tiempo pero surtió efecto: ningún tropezón serio y alguna patada fuerte a una piedra pero no más. Y mejor que sea así, caer en afilados escalones no da buena suerte.

Vistas reales durante la carrera, nada de postales de enmarcar. Así unas cuantas. Espectacular.

Hong Kong 100 puede diferir bastante de lo que normalmente conocemos por carreras de montaña en España o Europa. Si vas buscando eso quédate en casa mejor. Pero es que el trail running es más que montaña. Por aquí vas a ir mucho tiempo en suelo no natural, hormigonado, asfalto menos de lo pensado y muchos muchos escalones. Con una ciudad de no lejos de ocho millones de habitantes el terreno se tiene que proteger de alguna manera. Pasa aquí, pasa en los Alpes o pasa en Estados Unidos. Depende del grado de protección, de la gente que quieras rescatar y de las lluvias y escorrentías así deberías de proteger el suelo. Y aquí el que tenía el contrato de hacer escalones se puso las botas. Debe de ser el tío con más pasta de Hong Kong. Porque madre mía todos los que hay. De hormigón, de piedra, en buen estado, destrozados, altos, razonables, tendidos. Pero el terreno es así y se viene llorado de casa. Y no hay mucha alternativa. Es un sitio muy protegido, no pueden pasar coches, apenas bicis (por carretera, nada en caminos), para llegar a las playas hay que hacerlo tras una hora de caminata y lo que no es camino es casi una selva impenetrable. Si buscas montaña pura no vayas; si buscas otra experiencia seguro que te parece interesante. Aparte de la ciudad de Hong Kong que ya merece un buen vistazo, las vistas de la carrera son muy muy bonitas, cruzas varias playas que no es lo más normal en un trail tampoco, vas viendo cómo corre esta gente o qué material usa, todos le vamos poniendo nota a la organización según vamos viendo la señalización, los avituallamientos, el montaje o la bolsa del corredor y en global la experiencia sí es muy chula, es otro mundo, otra forma de trail con su forma particular de hacer las cosas, ves cosas nuevas y lo nuevo, lo diferente a unos les retrae y a otros nos motiva y enriquece. Correr me ha llevado a sitios increíbles, desiertos, selvas, volcanes o lagos helados, he corrido casi en cualquier continente, en decenas de países sobre distintas distancias y terrenos, y de todo aprendes si quieres aprender, si tienes las ganas de hacerlo. Y me gusta mucho más esto que buscar el último rendimiento deportivo, correr donde lo conozco todo o repetir. Para mí correr es mucho más que correr.

He dejado algunos flecos, vamos a ello para que puedas tener una mejor idea de aquello. Organización: muy buena, a medio camino entre las hogareñas norteamericanas y las medio grandes europeas. Con cercanía, calorcete humano, con amor por lo que hacen. Pero profesionales, un marcaje excelente, unos buenos avituallamientos, los servicios que se requieren y buena imagen. Me gustó, me gusta que siga habiendo carreras que saben crecer a su ritmo, sin prisas y con pie firme. 

Creo que nunca he hablado de la bolsa del corredor pero voy a hacer una excepción. Este año la carrera tenía un patrocinador nuevo, Anta, que no la conoce casi nadie pero es la dueña, entre otras, de Salomon. Pero lo que es la marca en sí no se vende fuera de China, por ahora. La camiseta de la carrera, la sudadera de finisher o una bolsa que me dieron en meta son los mejores productos que me han dado nunca en una carrera, calidad excelente y me quedo corto con el adjetivo. Aparte, situó numerosos fotógrafos a lo largo del recorrido, llevó a corredores patrocinados e hizo una zapatilla conmemorativa, que me hubiera molado tener pero no debía de haber de mi talla. Un patrocinador que no se queda en baratijas y poner su logo, aporta a la carrera de verdad y a todos.

Sobre la forma de correr local los primeros iban loquísimos pero como casi siempre. En mi carrera obviamente no les vi el pelo pero en la larga les vi en algún punto y me impresionó verlos correr en escalones que me llegaban a la rodilla y muy verticales. Hay mucho nivel y mucha densidad. Corren mucho mucho. En el pelotón, donde iba yo, la gente sabe correr, que nadie se crea que están verdes, leches en vinagre, corren bien, hacen avituallamientos veloces, pliegan y despliegan bastones más rápido que yo pestañeo y la gente va motivada. El material que usan por supuesto que es muy bueno, por si alguien pudiera pensar que iban en alpargatas o algo. Negativo. Hacer trail en estas latitudes para muchos es un ocio al alcance de no tantos, no diría que de ricos pero de pobres no es. Vi mucho material bueno, actual y cosas que nunca había visto, marcas que sé lo que valen y que yo al 50 % no compro. En zapas Hoka arrasa, en mochilas mucha variedad con importante presencia de marcas locales, y en textil mucha variedad con presencia también de productos locales de alta calidad y precios acordes. Sí, por supuesto que me fijo en el material que lleva la gente, técnica de correr, cuándo corren y cuándo andan, iba descubriendo marcas que nunca había visto y analizando todo y más, luego que que se me olvida comer o beber, ¡estoy a otras cosas!

Esta foto ya tiene el truco del dron pero las vistas eran así, el color del mar también, el día espectacular, las playas muy chulas. Francamente bonito, en ocasiones de quitar el hipo ©Anta Group

Cruzar las varias playas, cortas y con la arena no muy blanda, me gustó mucho. El recorrido me recordó mucho a la Costa Brava, allí hice una vez una carrera por etapas y el terreno era parecido, costero, a veces artificial, a veces más natural, absolutamente todo sendero (excepto el asfalto que era poco, entre el 8-15 o así había ahí lo que más) y muy buenas vistas. Y aunque a veces te cruzabas con gente paseando o haciendo senderismo la mayor parte del tiempo ibas solo con la gente de la carrera. Recuerdo: a pocos minutos una ciudad con un área urbana de más de siete millones de almas. 

Entre tanta divagación y tratando de absorberlo todo vino un momento delicado. La palabra del día fue toasted. Me la repetía constantemente, toasted por el calorcete que no era mucho pero sí combinado con la alta humedad; toasted de ir tostado de ritmo porque se te hubiera ido de las manos; toasted  a alguno que pasaba y que iba con la cabeza de medio lado; y toasted también aplicado a mí. Entre el 26 y el 35 aproximadamente iba toasted pero bien. Lo que había reconocido en otros me tocaba a mí. Una subida que se me hizo durísima, casi único momento sin sombra, pegando el sol en todo el cabezón, ligeramente mareado (creo que por contracturas de cuello), me noto algo seco y llevo poca agua y hambriento. Si tienes hambre es que ya vas tarde. Llevaba más de cuatro horas y había bebido medio litro o así y comido algo de fruta en los avituallamiento y una barrita y medio gel. Toasted de manual. Modo superviviencia on.

Por ahí se me ve dándolo todo. Nota: no soy la de amarillo ©Anta Group

Francamente me vi justo, avanzaba muy lento, bajaba de penita y no veía llegar el avituallamiento. Razonablemente justo y demasiadas cosas a la vez, racionar agua, que el mareo que no sea por nada raro, a ver si se me pasa el hambre y no perder mucho tiempo que esto no deja de ser una carrera. Y a ser posible sin hostiarme en ninguna bajada. Fue un mal momento. Vendría otro después, en un desesperante sendero junto al mar turquesa con muchas piedras puestas de cualquier manera que me impedían correr, coger algo de ritmo, hacer algo que no fuera penar. Cojones de piedras y de hostias en vinagre. A esta gente no les invadieron los romanos que sabían poner las piedras en orden, no, todas tiradas ahí de cualquier manera entorpeciendo el camino. Rocé el ponerme de mala hostia porque iba lentísimo y me apetecía avanzar un poco, hacer kilómetros y nada, horror. No sentía que tras comer algo y beber me estuviera recuperando pero es que debía pasar tiempo, que el cuerpo se rehiciera. Lo hizo, poco a poco pero lo hizo. Y en cuanto pude correr, corrí, no estaba tan mal. Recuerdo buenos tramos corriendo pero los que llevaba al lado también, cabrones, cobardes, dejaos pasar. La gente muy amable se dejaba adelantar y yo lo hacía también, alguno me dijo que no, que tirara yo delante, no sé si porque iban filmando y querrían grabar una leche pero bueno el caso es que se iba haciendo camino y pasando los kilómetros. 

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Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (1)

miércoles, 7 de febrero de 2024

Para no alargarme con el previo diré que unos cuatro meses antes de la carrera me contactó el organizador sobre la posibilidad de correr la prueba y lo rechacé porque me pareció un engaño por mi parte; cinco semanas antes, en otras condiciones, acepté con lo que empecé a entrenar con ese objetivo; a dos semanas mi gozo en un pozo, no había viaje; el viernes anterior va y me suelta: "Nos gustaría que estuvieras, ¿cómo lo tienes para viajar el lunes?". De viernes a lunes, a Hong Kong. Agárrame el cubata o lo que beban por allí.

En ocasiones el caos lo puede todo. Pero hay caos y caos (dígase en plural aunque caos sea igual en singular y plural). Los hay apetecibles, oportunidades que llegan si no en tiempo sí en forma. Llevaba (y llevo) bastantes meses mediolesionado, medio significa que voy molesto pero entreno. Quería entrenar más y lo estoy haciendo pero a trancas y barrancas y sin hacer nada específico porque un isquio y un glúteo no me dejan demasiado. Pero, con problemas, he ido avanzando y cuando a esas cinco semanas (cuatro contando que la última es de descanso activo) me puse un poco más en serio me sorprendió. El segundo día desde la noticia corrí 28 km sin grandes problemas, a principios de la semana siguiente fui a la montaña a entrenar-destrozar-mis-débiles-cuádriceps, iba a hacer veintipico pero iba echando cuentas y la cosa se alargó más de lo que pensaba hasta la maratón sin acabar excesivamente mal.

Dos semanas de destrozo importante después para, esta vez sí, hacer una maratón o algo más plenamente consciente de ello. Fue el día de Navidad y curiosamente es el día que más gente me he cruzado en la vida en mis montañas, como doce personas, una rareza. Fueron 47 km y unos +1750 m. Haciendo cálculos eso eran dos tercios del esfuerzo al que me había decidido hacer. Porque uno de los debates internos era saber qué distancia hacer, si 33, 56 o 103. Muy a mi pesar descarté por ilógico e irreal la última y no me arrepiento. Por eso, para 56 y +2000, unos 76 km de kilómetros-esfuerzo, me sentía razonablemente preparado.

No acaban aquí las peripecias. Navidad, tiempo de familia y virus. Además de una semana de "esquí" (siempre le pongo comillas porque lo mío no es esquiar), actividad que me vuelve a destrozar las piernas. Y de virus es la vez que me ha demostrado que o soy inmune o asintomático a todo o lo he surfeado mejor que Kelly Slater. Tres covids, un par de virus de la gripe que ha pillado mucha gente y yo ni un moquillo colgando y encima habiendo entrenado dos maratones que me dejan el sistema inmunológico para el arrastre.

Lo dicho, a tres días de viajar me entero de que sí viajo y ponte a hacer maletas. Era tal mi preparación que pensé que iba a hacer frío (tenía el recuerdo de los vídeos de Ultra-Trail World Tour con la gente bastante abrigada), cuando a horas de irme miro la previsión y ni de coña, calorcete. Desconociéndolo casi todo de la carrera, el recorrido y el lugar me embarqué en un atestado avión de Cathay Airways con más plazas de business que he visto en mi vida (llenas, por cierto) y con la esperanza de poder descansar un poco o la cosa se iba a empezar a complicar. Por supuesto, no pegué ojo.

Si el aeropuerto o el tren que me llevaron a la ciudad no me dieron idea de lo que me esperaba el choque de realidad fue cuando salí de la estación porque para kilómetro y pico prefiero ir andando. Nunca he visto una ciudad tan limpia, sí más caótica (Delhi), pero sobre todo me quedo con el show peatonal, me explico: hay aceras a pie de calle pero también pasarelas por todos lados, pasarelas a varios pisos de altura, pasarelas que cruzan edificios y mil y una maneras de llegar a los sitios de formas increíblemente creativas. Cuan Paco Martínez Soria en Hong Kong iba alucinando con el tema tratando a ser posible de llegar a mi destino. Que no era fácil. Porque la feria del corredor era en un edificio multipropósito como muchos aquí las primeras plantas pueden ser un centro comercial, luego oficinas, luego gimnasio, luego una parte del gobierno local para atender tema de aguas y no sé qué más. Pero lo encontré y me congratulo por ello.

En la feria había una habitación "reservada" para mí con un tapiz y varias máquinas. Pero lo mejor, un sillón reclinable para echar una cabezada de un par de horas, cosa que conseguí. Y me sentaron como diez. La pequeña feria, la presentación de la carrera y del circuito World Trail Majors al que pertenece vendrían después. De paso conocí a los castellanoparlantes que andaban por allí, Núria Picas y Ricardo Cherta, gente muy maja con la que pude hablar en "cristiano" aparte de la cuasivecina de pueblo que me encontré y que te hace replantearte si lo de los seis grados es una exageración o lo podemos dejar en dos y cuarto.

Por una entrevista a destiempo me perdí la salida grupal con Núria así que me fui a mi aire, de noche y sin saber adónde, para descubrir un bonito paseo marítimo con unas vistas impresionantes de la parte continental. Hong Kong originalmente se fundó en una isla, escarpada y que da para lo que da; al lado tiene otra (Lantau); no muy lejos está Macao, antigua colonia portuguesa; pero Hong Kong acabó creciendo por el lado continental, frente al Hong Kong originario. A pocos kilómetros, aunque estés en China, está la frontera con la China "real" y Shenzen, otra megaurbe. 

Tras las guerras del opio y los procesos colonizadores de aquellas tierras retornó hace un cuarto de siglo a su propiedad original, China, y aunque Hong Kong sigue siendo medio autónoma el futuro parece ser que tiende a acercarse a China lo quiera o no y de una forma que se va acelerando. Pero aún es una ciudad muy cosmopolita, donde mucha gente habla inglés, la mayoría de cosas están escritas en ambos idiomas, muy segura, abierta y posiblemente lo más occidental que te puedas encontrar en miles de kilómetros a la redonda pero con un carácter original que me resultó muy atractivo. He visto ciudades grandes, muy grandes, verticales, pero ninguna con esta densidad, cómo se organiza, cómo se urbaniza, cómo ha debido evolucionar y adaptarse me resultaron muy interesantes y no me importaría volver para conocerla más a fondo. No siendo especialmente amigo de las ciudades, horrorizándome la idea de vivir en una de ellas, no dejó de resultarme sumamente interesante conocer Hong Kong aunque fuera de una forma breve y algo apresurada.

A tope con los vatios, que no se diga

Tras un cena en un hipódromo donde conocí a gente de Anta por fin pude dormir muy bien y al día siguiente me fui a trotar a la salida de la carrera The Third, pues se distribuyen una cada día. Estaba a unos cinco kilómetros de donde dormía e incluía un puertecillo en el medio. Estuve viendo el sarao y cuando lo consideré me volví, al día siguiente me tocaba a mí. 

Peeero antes recibe el organizador una llamada: un avituallamiento está siendo comido por jabalíes. ¿Qué harías tú? Pues coger unos palos de golf e ir para allá. Con mi hierro 6 y un frontal, vimos a los puñeteros jabalíes que se estaban poniendo las botas de unos polvos de Overstim's. Jabalí y jabato miraban a los golfistas sobrevenidos pero el avituallamiento estaba bien protegido y no hubo que usar la violencia. Esto casi a medianoche. Ahora sí, de vuelta a casa y a dormir. O intentarlo.

Tú te imaginas que esto lo han hecho unos jabalíes porque te estoy contando la película yo, ¿vale?

Tras apenas descansar un día, hacerlo muy bien al siguiente, ¿qué crees que tocaba? Pues casi no pegar ojo. No exagero si digo que creo que no dormí más de tres horas, claramente insuficiente. También me levanté con el cuello de aquella manera. Pero es lo que hay. Primer problemilla: cómo ir a la zona de salida/meta. Cinco kilómetros de ida y sobre todo de vuelta me parecían un tanto excesivos para ir a pie. Desconocía si había algún transporte público y en coche no podía. Así que se me ocurrió la excelente idea de ir en una bici que me dejaron. Guay. Era de carretera, odio y no uso manillares de esos del Demonio y me quedaba pequeña. Mal empezamos pero para cinco kilómetros no pasa nada.

A dios gracias que justo cuando me incorporé a la carretera pasó un coche y recordé que aquí conducen por el lado equivocado que si no me pongo por mi derechita y me llevan por delante. Estaba alojado en la península donde se disputa la carrera, protegida, un parque natural, y aunque hay carreteras dentro apenas hay tráfico interno porque está prohibido, algo hay de la gente que vive y poco más pero ese coche que vi al salir me pudo salvar de algo serio. Pues nada por la izquierda hay que ir. 

Empiezo a subir. Qué pasa aquí. Llevo todo el desarrollo metido, cadencia de tres pedaladas por minuto y no puedo con mi alma. Miro y esta bici lleva los desarrollos de una bici holandesa, no lo miré pero detrás no llevaría una corona más allá del 23 y con esto tengo que subir. El manillar es estrechísimo, la posición raruna, me queda bastante pequeña, voy sin pedales automáticos y con un desarrollo larguísimo. Y encima con el tiempo en el culo, no sólo para correr si no que me dijeron de dar la salida. Visualizo a 650 personas esperando por mí. A muy duras penas consigo subir rompiendo a sudar y empiezo a bajar. Es cierto que comprobé los frenos al salir pero una vez estoy bajando ya una buena rampa me doy cuenta de que no sólo no frena un carajo si no que tiene juego por todos lados, dirección y buje al menos. Con lo que voy de todo menos confiado. Y luego tendría que volver tras siete u ocho horas corriendo. En los jaleos que me meto yo solito.

El miedo que pasé con ese zarrio, la madre que me parió. Prefiero tirarme por los cortados del Red Bull Rampage. Pero hemos venido a vivir la vida a tope.

Llego sano y salvo a menos de media hora de la salida, porque llegar con antelación es de perdedores, dejo la bici por ahí, pido el dorsal y dejo la bolsa. En el dorsal no me incluye una calcomanía con el perfil con lo que voy a ciegas. Sin problema, saber lo que te viene es de perdedores también. 

Aquí deben regalar algo, sino de qué va a haber tanta gente ©Anta Brand

Total, que antes de lo esperado estoy con un espray bocina en la mano y con la cuenta atrás. Quizá no estoy demasiado centrado para lo que me viene, que va a ser un buen palizón. Para qué preocuparse. Total que 10, 9, 8... 3, 2, 1, bocinazo padre, hala a correr, chavales y chavalas. Y cuando me quiero dar cuenta y casi he vaciado el spray, miro a lo lejos y veo la de dios de gente corriendo. Cojones, que salgo el último todavía. Suelto el espray y a correr. 

Prueba de que me debía a mis quehaceres y de que estoy atontado ©Anta Brand

Voy pensando que seguro que en un kilómetro se estrecha y hay sendero y atasco con lo que debo remontar todo lo que pueda. No sé mi estado de forma, no estoy para tirar cohetes pero me desesperan los atascos (como a casi todo el mundo, supongo) y no quiero palmar tiempo (ni yo ni nadie, supongo). Sin emplearme demasiado porque me espera mucho adelanto a bastante gente hasta que entro en el sendero y algo de atasco hay como era previsible pero menos de lo esperado.

Gente corriendo mientras yo hago el retarded ©Anta Brand

Próximamente en sus pantallas, la segunda parte.
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Charlando en Anécdotas de triatlón

jueves, 1 de febrero de 2024

Por alguna razón desconocida para el que esto escribe desde este podcast se pusieron en contacto conmigo y charlamos amigablemente de lo divino y lo sagrado. Ameno, cómodo, carreritas, viajes y alguna aventura. Sólo para los bastante cafeteros, claro, porque habla quien habla. Si te aburres, ya sabes, en el episodio Ken Roczen habla un servidor.

 
Run the History por aquí y otras movidas en este blog, nada nuevo si frecuentas este lodazal.

Run the History en Territorio Trail

jueves, 25 de enero de 2024

Por alguna razón que desconozco me llamaron de Territorio Trail para una breve conversación sobre el viaje deportivo-turístico que acometí a mediados del año pasado en Nuevo México, Estados Unidos. No hubo mucho tiempo para contar demasiadas cosas pero sólo con escuchar mi voz ya es apetecible, faltaría más. A partir del minuto 62 pero no os pasa nada por escucharlo entero, claro.

En el improbable caso de que quieras saber más de esta y otras correrías tienes para unas cuantas horas de lectura.

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2023...

lunes, 1 de enero de 2024

Veía hace unos pocos días el vídeo resumen del UTMB, bien ejecutado pero con poca alma, en mi opinión, correcto, sin más, y en el apartado en el que habla Emelie Forsberg me sentí muy identificado. Ella por dos embarazos, yo por una larga lesión con tres operaciones y una pandemia de por medio, de repente un buen día te planteas un reto que estaba a tu alcance en el pasado pero que dicho pasado no te garantiza ningún éxito; en el deporte el pasado no existe más que como referencia o en ocasiones como autoengaño. Emelie confiesa que ella había hecho carreras largas pero que le tenía miedo a hacerlo otra vez y es exactamente lo que pasa cuando, por la razón que sea, pasa demasiado tiempo entre objetivos y la seguridad flaquea. 

Así me sentí ante el reto del año, mi paseo por tierras norteamericanas. Llegué justito de entrenamiento, y me di cuenta allí; la preparación era también francamente mejorable más allá de lo físico; psicológicamente no es que rindiera mal pero el foco no lo tenía del todo afinado; y lo acabé con cierto sabor agridulce, cosas mías supongo, a pesar de que todo saliera bastante bien en realidad. Los días que sucedieron a la parte deportiva me recordaron lo mucho que me gusta viajar por el mundo y me reencontré también con esta faceta de vivir sin prisas y al libre albedrío. 

Un viaje extra a los pocos días de aterrizar me dejó para el arrastre y ahí sí, ya descansé algo mentalmente de correr, y es que ya en pleno verano me apetecía poco y me dejé ir. Pensé hacer algo de bici en septiembre pero siempre me deja el verano sin demasiadas ganas, algo exprimido y no hice nada al final. Y cuando apreté algo corriendo me pseudolesioné. No sé exactamente desde cuándo pero al menos agosto empecé a tener problemas en el isquio izquierdo, glúteo y zonas periféricas. Lo fui dejando porque no me voy a estresar, pero pasado ya un tiempo hasta me empezó a preocupar. Una delas conclusiones de Nuevo México es que debía entrenar más sobre todo más días a la semana, días quitándoselos a la natación (que me tiene enfurruñado por razones de mamoneos públicos-privados en mi localidad). Entrenar más de lo que te lesiona no es la opción más inteligente. Pero no elegí correr para pensar. Llegué a ir al fisio y y darme un par de masajes, cosa que no hacía desde 2016 o así con lo que da idea de que me vi entre la espada y la pared y sin recursos propios para salir por mí mismo. Y así han pasado muchos meses, entrenando despacio, alarmantemente lento en ocasiones, y sobre todo molesto y sin disfrutar. Creo que el problema fue hacer series en llano y alargar zancada así que he hecho dos buenos bloques en el año y las he dejado sin fecha de vuelta. Hablo en pasado de la lesión pero no se me ha ido del todo aunque sí es cierto que ya la tengo algo controlada. O eso creo. 

He estado motivado, he viajado con la excusa del deporte, he conocido mundo y la parte laboral relacionada con el deporte me ha motivado de nuevo. Lo considero un buen año sobre todo por poder y querer volver a correr algo largo, tirarme a la piscina sin saber si había agua o si hacía pie o incluso si aún sabía nadar. Porque lo de que dos semanas antes de hacer el viaje tomara la decisión de montarme un tema como el que hice fue algo loco pero cada vez me gusta más pensarme menos las cosas y atrochar en la vida. La luz estaba ahí sólo había que ir a por ella. Y fue lo que hice, atrapar la oportunidad que pasaba por delante de mis narices.


Respecto a los datos del año me quedo con uno: cero caídas en bici. ¡Cero! Impresionante. Y no estoy tan viejo como para ir tranquilo, así que es una proeza. He soltado la bici unas cuantas veces, algunos sustos mayúsculos y una innumerable cantidad de uy uy uys que siempre le dan salsa a una salida en bici. De montaña exclusivamente. Por-su-pues-to. Sobre cosas irrelevantes, algo más de 3400 km corriendo, 2200 en bici y casi 150 km nadando, de más a menos interés que he demostrado este año. Un año más, 365 días entrenados. Nunca lo había mirado pero 6,65 millones de pasos, curioso. La peor nota, sin duda, se la llevan tres estúpidas caídas corriendo, todas iguales, rozando la puntita del taco con algún saliente y morrón de boca. Una rodilla tendrá una marca durante algunos años que ya me conozco cómo me cicatrizan algunas heridas. Muy patético pero que me ha creado cierta inseguridad y no me ha gustado.

Los últimos meses, a pesar de a veces estar ciertamente cojo, he disfrutado entrenando más días a la semana, no demasiado en tiempo ni distancia al no tener objetivo, pero sí el ver cómo poco a poco me iba rehaciendo como corredor y asimilaba cargas de entrenamiento que antes no podría. Llevo demasiados años alternando demasiado deportes y eso me ha penalizado en correr, y ahora volver a hacer cinco días a la semana me ha costado. Pero la flexibilidad del cuerpo es asombrosa y dos entrenamientos largos que he hecho últimamente me lo han vuelto a confirmar. Todos los días de tu vida deportiva se aprende algo de esto de correr y de las reacciones del cuerpo.

Y poco más, guardo grandes recuerdos de Nuevo México, lo que aprendí, las lecturas, el reencontrarme con esa soledad deseada y la incertidumbre. Al final estos son algunos de los momentos que te llevarás a la caja.

Espero que, animado lector, te haya ido todo bien y que tengas un gran 2024. Yo espero tenerlo también.

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