Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (1)
La salida, tarde, recuperando en el kilómetro de asfalto inicial, llego al sendero. Aunque no es fácil se puede adelantar de vez en cuando y lo hago cuando puedo tratando de recuperar. Paso a mucha gente y sé que voy más rápido de lo que debo pero preocuparse por lo que vendrá dentro de unas horas es clarísimamente de perdedores. No noto especialmente el calor, algo la humedad, voy bien y disfrutando del paisaje, me encanta ver el mar y será nuestro compañero muchos ratos, el sendero es compacto, agarra bien, no hay problemas, hay algunos escalones y muchos más que vendrán, se mueve uno rápido. Tras un buen rato alcanzo a Francesca Canepa, ella va a hacer the Grand Sam (las tres carreras, miércoles, jueves y viernes-sábado, una buena paliza, cerca de 200 km por un terreno que me parece lento y exigente) y creo que ya está más o menos bien de remontar. En cierto momento llegamos a asfalto y cruzamos una presa, un laguito interior que nutre de agua fresca a la ciudad. Es una buen vista, un rato de asfalto más y sigo recuperando. Aquí ya sí voy midiendo mis fuerzas pero sigo adelantando a menor ritmo porque la gente ya va corriendo bien, corro a ratos con algunas mujeres y trato de mantener un ritmo constante. Estoy en el primer avituallamiento, segunda presa y voy bien, me lo salto porque así lo había planeado pero no planeé casi romperme un tobillo o los dientes en un pequeño corte en el suelo de un canalón. No pasó nada esta vez. Se irían sucediendo algunos tramos de escaleras y unas buenas vistas. Detesto las escaleras, no siempre coinciden con tu paso y en bajadas además tienen el riesgo de rozar el talón y calzarte una monumental con lo que traté de estar muy atento. No sé si recuerdo hacer toda una carrera tan concentrado tanto tiempo pero surtió efecto: ningún tropezón serio y alguna patada fuerte a una piedra pero no más. Y mejor que sea así, caer en afilados escalones no da buena suerte.
Vistas reales durante la carrera, nada de postales de enmarcar. Así unas cuantas. Espectacular. |
Hong Kong 100 puede diferir bastante de lo que normalmente conocemos por carreras de montaña en España o Europa. Si vas buscando eso quédate en casa mejor. Pero es que el trail running es más que montaña. Por aquí vas a ir mucho tiempo en suelo no natural, hormigonado, asfalto menos de lo pensado y muchos muchos escalones. Con una ciudad de no lejos de ocho millones de habitantes el terreno se tiene que proteger de alguna manera. Pasa aquí, pasa en los Alpes o pasa en Estados Unidos. Depende del grado de protección, de la gente que quieras rescatar y de las lluvias y escorrentías así deberías de proteger el suelo. Y aquí el que tenía el contrato de hacer escalones se puso las botas. Debe de ser el tío con más pasta de Hong Kong. Porque madre mía todos los que hay. De hormigón, de piedra, en buen estado, destrozados, altos, razonables, tendidos. Pero el terreno es así y se viene llorado de casa. Y no hay mucha alternativa. Es un sitio muy protegido, no pueden pasar coches, apenas bicis (por carretera, nada en caminos), para llegar a las playas hay que hacerlo tras una hora de caminata y lo que no es camino es casi una selva impenetrable. Si buscas montaña pura no vayas; si buscas otra experiencia seguro que te parece interesante. Aparte de la ciudad de Hong Kong que ya merece un buen vistazo, las vistas de la carrera son muy muy bonitas, cruzas varias playas que no es lo más normal en un trail tampoco, vas viendo cómo corre esta gente o qué material usa, todos le vamos poniendo nota a la organización según vamos viendo la señalización, los avituallamientos, el montaje o la bolsa del corredor y en global la experiencia sí es muy chula, es otro mundo, otra forma de trail con su forma particular de hacer las cosas, ves cosas nuevas y lo nuevo, lo diferente a unos les retrae y a otros nos motiva y enriquece. Correr me ha llevado a sitios increíbles, desiertos, selvas, volcanes o lagos helados, he corrido casi en cualquier continente, en decenas de países sobre distintas distancias y terrenos, y de todo aprendes si quieres aprender, si tienes las ganas de hacerlo. Y me gusta mucho más esto que buscar el último rendimiento deportivo, correr donde lo conozco todo o repetir. Para mí correr es mucho más que correr.
He dejado algunos flecos, vamos a ello para que puedas tener una mejor idea de aquello. Organización: muy buena, a medio camino entre las hogareñas norteamericanas y las medio grandes europeas. Con cercanía, calorcete humano, con amor por lo que hacen. Pero profesionales, un marcaje excelente, unos buenos avituallamientos, los servicios que se requieren y buena imagen. Me gustó, me gusta que siga habiendo carreras que saben crecer a su ritmo, sin prisas y con pie firme.
Creo que nunca he hablado de la bolsa del corredor pero voy a hacer una excepción. Este año la carrera tenía un patrocinador nuevo, Anta, que no la conoce casi nadie pero es la dueña, entre otras, de Salomon. Pero lo que es la marca en sí no se vende fuera de China, por ahora. La camiseta de la carrera, la sudadera de finisher o una bolsa que me dieron en meta son los mejores productos que me han dado nunca en una carrera, calidad excelente y me quedo corto con el adjetivo. Aparte, situó numerosos fotógrafos a lo largo del recorrido, llevó a corredores patrocinados e hizo una zapatilla conmemorativa, que me hubiera molado tener pero no debía de haber de mi talla. Un patrocinador que no se queda en baratijas y poner su logo, aporta a la carrera de verdad y a todos.
Sobre la forma de correr local los primeros iban loquísimos pero como casi siempre. En mi carrera obviamente no les vi el pelo pero en la larga les vi en algún punto y me impresionó verlos correr en escalones que me llegaban a la rodilla y muy verticales. Hay mucho nivel y mucha densidad. Corren mucho mucho. En el pelotón, donde iba yo, la gente sabe correr, que nadie se crea que están verdes, leches en vinagre, corren bien, hacen avituallamientos veloces, pliegan y despliegan bastones más rápido que yo pestañeo y la gente va motivada. El material que usan por supuesto que es muy bueno, por si alguien pudiera pensar que iban en alpargatas o algo. Negativo. Hacer trail en estas latitudes para muchos es un ocio al alcance de no tantos, no diría que de ricos pero de pobres no es. Vi mucho material bueno, actual y cosas que nunca había visto, marcas que sé lo que valen y que yo al 50 % no compro. En zapas Hoka arrasa, en mochilas mucha variedad con importante presencia de marcas locales, y en textil mucha variedad con presencia también de productos locales de alta calidad y precios acordes. Sí, por supuesto que me fijo en el material que lleva la gente, técnica de correr, cuándo corren y cuándo andan, iba descubriendo marcas que nunca había visto y analizando todo y más, luego que que se me olvida comer o beber, ¡estoy a otras cosas!
Esta foto ya tiene el truco del dron pero las vistas eran así, el color del mar también, el día espectacular, las playas muy chulas. Francamente bonito, en ocasiones de quitar el hipo ©Anta Group |
Cruzar las varias playas, cortas y con la arena no muy blanda, me gustó mucho. El recorrido me recordó mucho a la Costa Brava, allí hice una vez una carrera por etapas y el terreno era parecido, costero, a veces artificial, a veces más natural, absolutamente todo sendero (excepto el asfalto que era poco, entre el 8-15 o así había ahí lo que más) y muy buenas vistas. Y aunque a veces te cruzabas con gente paseando o haciendo senderismo la mayor parte del tiempo ibas solo con la gente de la carrera. Recuerdo: a pocos minutos una ciudad con un área urbana de más de siete millones de almas.
Entre tanta divagación y tratando de absorberlo todo vino un momento delicado. La palabra del día fue toasted. Me la repetía constantemente, toasted por el calorcete que no era mucho pero sí combinado con la alta humedad; toasted de ir tostado de ritmo porque se te hubiera ido de las manos; toasted a alguno que pasaba y que iba con la cabeza de medio lado; y toasted también aplicado a mí. Entre el 26 y el 35 aproximadamente iba toasted pero bien. Lo que había reconocido en otros me tocaba a mí. Una subida que se me hizo durísima, casi único momento sin sombra, pegando el sol en todo el cabezón, ligeramente mareado (creo que por contracturas de cuello), me noto algo seco y llevo poca agua y hambriento. Si tienes hambre es que ya vas tarde. Llevaba más de cuatro horas y había bebido medio litro o así y comido algo de fruta en los avituallamiento y una barrita y medio gel. Toasted de manual. Modo superviviencia on.
Por ahí se me ve dándolo todo. Nota: no soy la de amarillo ©Anta Group |
Francamente me vi justo, avanzaba muy lento, bajaba de penita y no veía llegar el avituallamiento. Razonablemente justo y demasiadas cosas a la vez, racionar agua, que el mareo que no sea por nada raro, a ver si se me pasa el hambre y no perder mucho tiempo que esto no deja de ser una carrera. Y a ser posible sin hostiarme en ninguna bajada. Fue un mal momento. Vendría otro después, en un desesperante sendero junto al mar turquesa con muchas piedras puestas de cualquier manera que me impedían correr, coger algo de ritmo, hacer algo que no fuera penar. Cojones de piedras y de hostias en vinagre. A esta gente no les invadieron los romanos que sabían poner las piedras en orden, no, todas tiradas ahí de cualquier manera entorpeciendo el camino. Rocé el ponerme de mala hostia porque iba lentísimo y me apetecía avanzar un poco, hacer kilómetros y nada, horror. No sentía que tras comer algo y beber me estuviera recuperando pero es que debía pasar tiempo, que el cuerpo se rehiciera. Lo hizo, poco a poco pero lo hizo. Y en cuanto pude correr, corrí, no estaba tan mal. Recuerdo buenos tramos corriendo pero los que llevaba al lado también, cabrones, cobardes, dejaos pasar. La gente muy amable se dejaba adelantar y yo lo hacía también, alguno me dijo que no, que tirara yo delante, no sé si porque iban filmando y querrían grabar una leche pero bueno el caso es que se iba haciendo camino y pasando los kilómetros.
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