Um grazinho de terra

viernes, 8 de diciembre de 2006

Dice una leyenda local que cuando Dios acabó de hacer el mundo le sobraban algo y lo tiró donde pilló, creando Cabo Verde. Me da a mí que esto no va a ser cierto, pero en uno de esos grazinhos estoy, Boavista, la más oriental, a poco más de 500km de Dakar, aporreando un teclado que va como el culo porque estará lleno de arena, que lo inunda todo.

Unos prolegómenos.
El lunes me levanté con la garganta jodida, y es que aquí frío no hace pero sopla un viento de cojones. Y la cosa acabó en fiebre. Bien. El martes aún peor, fiebre, malestar general y debilidad. Estaba malo y tenía que meterme 150km al día siguiente. No es que me pensase mucho el salir o no, es evidente que sí iba a salir, pero no tenía muy claro cómo podía acabar la cosa. Posiblemente desde Jordania 2001 no pienso antes de competir que la retirada es una opción posible; lo malo era saber hasta donde se puede llegar con "cordura". Mal empezábamos pues.

También en la revisión técnica me faltaba el certificado médico y yo juraría que sólo era necesario el electro y el grupo sanguíneo; con lo que firmé un papelote de descarga de responsabilidades y aunque creo que suponía sanción no sé si la harán efectiva.

Para desquitarme de los malos pensamientos nos alquilamos un quad por 60 pavos todo el día y me hinché a pegarme cruzadas (imposible llevarlo recto, es que se va él solito), a hacer playas kilométricas y a pillar dunas. Auténtico escándalo cómo me lo pasé hasta que lo empancé en una duna (era de esperar por otra parte) y luego casi vuelco un par de veces. Merece la pena venirse sólo por rodar por caminos, playas y dunas y sin agentes de verde que te persigan.

Total, que medio malo y no muy seguro de mis fuerza me iba a meter un palizón de los antológicos.
Hice mis preparativos, dormí bien, no llegué tarde a la salida (!) y a por ello.

Veinte mil caboverdianos salieron delante, tres italianos y un espagnolo detrás, a ritmeta. En un kilómetro ya estábamos en la arena y en siete llegamos al primer CP, curioso porque era junto a un barco encallado, realmente espectacular. Es un pecio español, de 1968, que iba camino de Brasil con comida, ropa y un par de coches nuevos. Quiero pensar que estaban de peloti en peloti y se les olvidó que en el Atlántico hay tierra de vez en cuando. Y ahí sigue desde entonces. Podéis verlo, para aquellos privilegiados que tenemos Google Earth, en 16°12'12.95"N 22°51'54.07"W

Hasta el quince era seguir la costa, sin pérdida; pero con mucha arena, fuerte viento y continuo subebaja. No estaba mal la cosa, frescos te pueden meter lo que fuera, pero más adelante ya es otra cosa.

Uno de los tramos que me preocupaban de orientación era el del 15-22, con datos en el road-book del tipo free orienteering (a tu bola, vamos). Pero me junté con un caboverdiano y me llevó increíblemente entre dunas, valles pedregosos y lugares que parecían el fin del mundo, directos a la Grande Palma que era la referencia del control; aluciné en colores cómo se orientan, y yo como un monigote detrás. Me encantó cruzar dunas sin saber adonde carajo iba, pero a la vez fue algo estresante porque me tiré una hora sin ver a nadie ni a nada que me hiciese pensar que estábamos por el camino correcto o que no nos habíamos saltado el CP. Pero sí estábamos en nuestro sitio, fuera el GPS (GlobalPositionSystem), llega el CVS (CaboVerdianSystem).

Hasta el 30 era un tramo insulso, hasta una alta chimenea de una antigua fábrica abandonada de tejas, ladrillos y vasijas (lugar que ya habíamos visitando, y junto a ella una gran duna de la que se podías pegar unos saltos increíbles, hablo de unos 8m tranquilamente, y sin sangrar copiosamente luego). Allí estaba Raquel, el único punto donde me vio, reposté y a tirar por la costa. Venía un tramo infinito de casi 55km cerca del mar. Prometía ser duro. Adelanté a algún caboverdiano tirando a petadillo, empezó a pegar el sol bien y tenía viento a favor. Fuimos girando de oeste, a sur y a norte; primero una playa de 30 minutos; luego un campo de piedras de casi una hora; una playa de 15km; ya un poco tostadillo en el 55 me encontré a un local en el suelo con tirones, poco pude hacer excepto avisar a la organización después; y en el 57,5 (CP 9) me dijeron que iba segundo. Sorpresa.

Es fácil soñar, pero con cien kilómetros por delante y ya con el cuello un poco 'pallá' no se puede hacer mucho el tonto. Empecé a notar ya el paso de los kilómetros cuando necesitaba andar con más frecuencia, no más de quince minutos en hora y media, pero me empezaba a pesar el viento y las piedras en los pies, que me los estaban machacando. Un pueblo, abandonado, una salina, horas y horas sin ver a nadie, y se me hizo de noche, justo al llegar al 83. Lo malo de correr en diciembre es que los días son cortos, y me pillaba con poco más de la mitad de la prueba, y bien servido.

No había aún Luna, me desorienté al salir del CP y encima vi a dos que llegaban cuando yo salía, es decir, querían soplarme la nuca. Casi en el 100 había que subir a un faro (porque el control no podían haberlo puesto abajo, no qué va), pero me confundía continuamente con el camino a seguir; harto de hacer zigzags, tiré tudo direito y aunque me metí en algún berenjenal, no fue mal. De nuevo a la salida del CP vi a mis perseguidores, metiéndome una prisa que me apetecía mucho mucho.

A estas alturas de la noche ya había una espléndida Luna llena y no volvería encender el frontal porque se veía perfectamente; es realmente bonito moverte sin luz artificial, lo ves todo con nuevas tonalidades, el mar, la arena, es un fantástico lujo.

Hasta el 102,5 podemos decir que fui entero; pero con más de doce horas empecé a caer; se me hizo bastante largo hasta el 109, y soplaba un viento indecente; en contra de mi opinión, el viento no iba a decaer por la noche, algo frecuente en muchos sitios; si tuviese pasta iba a montar aquí unos aerogeneradores que me iban a hacer de oro. Absolutamente insano, bochornoso y reprobable que la organización no previera lo del viento y pagara a quien fuera para que apagase el ventilador. Inhumano que haya soplado en contra al menos dieciocho horas de carrera: al que no le guste el viento que ni se deje asomar por aquí, pero claro, yo no lo sabía, si no, iba a estar aquí quien yo me sé...

Pues el 109. Según me siento al llegar al CP, más muerto que vivo, aparece un figura con un gorro que parecía de coña y que quería adelantarme. Salimos juntos pero me sacaba un palmo en cada zancada y me era imposible ir a su ritmo; todo atleta sabe que si no vas a tu ritmo vas a petar tarde o temprano, no hay que ser especialmente espabilado, pero eché lo que pude hasta que reventé por todos los lados. Digo yo que lo oiríais. Fue aquel 'boom' a las 0400h más o menos. Siempre que sufres mucho crees que es la vez que más has sufrido en tu vida, por eso hay que verlo con perspectiva; pero que sufrí como un poseso y que iba dando más tumbos por mi lamentable estado que por la arena es cierto. Tengo serias dudas de que todo eso fuesen sólo diez kilómetros. Indescriptible, para qué contar más.

Casualidades de la vida, nos juntamos el segundo, tercero y cuarto en ese CP, km 119. Y claro, derrengaíto perdido como estaba, tenía que seguir intentándolo. Ni cuento cuánto me dolían las plantas de los pies. La parte buena es que sólo quedaba carretera; la mala es que lo que aquí llaman carretera es un empedrado mortal para unos pies jodidos. Sorprendentemente no llegué mal al 125 y me lancé con ánimos al 135, coño, sólo a 25 de meta.

Aquí fue cuando volvisteis a sobresaltaros con el segundo 'boom'. Ciego es poco. Tronadísimo y me quedo corto. Se supone que eran diez kilómetros, pero con las eses me debieron salir 30 al menos. Muy muy mal. Me presioné para no pararme entre controles, y conseguí no hacerlo, pero a un precio demasiado alto: no es lógico torturarse tanto. Al llegar a ese control casi se me cae alguna lágrima del estrés que me estaba autoinfringiendo. De nuevo, manos a la cabeza; de nuevo, horrorizado de lo mal que se puede pasar voluntariamente.

Pero era el último control, quince kilómetros más del puto empedrado de mierda y estaba en meta. Motivado de nuevo, 5km "sin enterarme", llego al último pueblo hablando con un paisano, el aeropuerto, esto me lo conozco bien, viva la madre que me parió, no me duelen los pies, Thom Yorke en mis oídos, un coche me dice algo, tutto bene no hay problema, insiste el pesado, me paro y me dice que me he saltado un control, que o me doy la vuelta al último pueblo o me caen cuatro horas. Me ofrecen llevarme y no iban a decirlo a nadie, lo cual es rechazado sin pensármelo (nadie dijo que fuera inteligente). No fue todo por mi culpa, hubo alguna confusión, pero bueno, lo asumí. Me doy la vuelta, y salen de mi boca algunos insultillos dirigidas a ciertas divinidades, a mi madre (lávate mamá que me he cagado en ti), etc. etc. Derrengado llego al pueblo, tardo cinco minutos en encontrar el control, ficho y al tajo otra vez; pero habían cambiado muchas cosas, justo ya había amanecido, me dolían los pies muchísimo de nuevo y estaba francamente mosqueado por la "injusticia", no porque pasara a escasos veinte metros del control y no me dijeran nada, sino porque es injusto que me pasen estas memeces siempre a mí, cojones.

Fatal como iba, sólo me arrastré a duras penas, me acompañó un tipo que estaba de footingueo por allí, maldecía mis pies, el tipo que me acompañaba se paró a hablar con uno de un coche y acabaron untándose los morros, me filmaron la llegada, y se acabó.

Y la clásica decisión post-mortem: ducharse versus comer versus domir.
Y quejidos varios.
Y cantidad de chorizo que me encalomé las horas posteriores para aromatizar el apartamentillo.
Y un cuarto puesto del que estoy bastante orgulloso por lo duro que ha sido.
Y hoy ya apenas me duele casi nada excepto los pies, tobillos, hombros, espalda y alguna rodilla que otra.
Y me quedan unos días de vacances de calor y sin lluvia.

Boavista.
Tredici.
s

+: Boavista Ultramarathon

+s13: Index: Mis otras ultramaratones

Boavista Ultramarathon - Slide


+s13: Index: Mis otras ultramaratones

Flyin' Fogo

Tras la Boavista Ultramarathon y como seguimos una semana más de vacaciones, aparecimos un buen día en Fogo, una de las islas con "más" turismo por el bonito volcán que la dio a luz.

Una vez allí alquilamos un coche, un Suzuki Vitara con 'slicks' para "mejorar" el agarre en las carreteras (nada de asfalto, todo empedrado) y nos fuimos a dar una vuelta, literal, por la isla. Yo albergaba la esperanza de poder hacer algo interesante, pero sin conocer nada de la zona ni ninguna información más que algún que otro trasteo por internet y algún vistazo en Google Earth, era demasiado soñar.

El día consistía en dar la vuelta a la isla (creo recordar que unos 100km) por unas carreteras bastante pestosas, estrechas y, como ya he dicho, de ese "fantástico" empedrado de basalto que tanto daño me hizo en la carrera. Para acercarte al volcán tienes que subir por una carretera con bonitas y comprometidas vistas para salvar el primer cráter, el que cubre buena parte de la isla; pero, de repente, te encuentras con el volcán reciente, el espectacular y precioso que, en ese momento, decidí que tenía que subir como fuera.

La vista era magnífica, sabía que se podía subir, pero la cuestión era el cómo. De GPS ni hablamos, claro, era todo improvisación.

La localidad que está en las faldas del volcán, Cha das Caldeiras, que por supuesto alguna vez ha tenido que ser evacuada a marchas forzadas por la erupción del vecino, era el inicio del trekking clásico: pero dado que hay guías locales (en realidad unos chavales que te acompañan, nada serio ni oficial), no había nada marcado ni carteles ni senderos visibles para que pases por caja. Dimos unas cuantas vueltas, hasta que se acababa un camino, no había nadie por allí, y casi me di por vencido tras un buen rato... hasta que en un momento todo se solucionó al llevar a una mujer en el coche que cargaba un espectacular saco. La acercamos un par de kilómetros y "a cambio" nos dijo dónde arrancaba. Era muy sencillo, pero no era visible.

Emocionado, me cambié, dejé a Raquel tomando el sol y leyendo, y salí zumbando para arriba, era tarde y la adrenalina me hervía.

Poco después me encontré con los dos españoles que nos habíamos cruzado en el aeropuerto de Sao Filipe, curioso encuentro; su guía me dijo que en una hora a ese ritmo llegaba arriba... Se empezó a empinar, ritmo alto andando, alguna sección que me lié yo solito; más paredes, más arena suelta; cierto cansancio, algún que otro riesgo estúpido, algún creo otro rodeo por perder el sendero; alguna subida ayudado por las manos; y me cruzo con unos cuantos que iban de bajada, iban haciéndolo por tramos porque creo que no podían bajarla del tirón (esos cuádriceps que tiran lo suyo...), e intuí que me quedaba poco.

Un rato después me vi en el filo de un precipicio, el borde cráter en realidad; incluso me dio un poco de vértigo y decidí, tras unas cuantas fotos, que no pintaba nada allí. Sí que coroné en una hora o muy poco más, como bien me dijo aquel chaval guía. Para abajo. Primero con calma, zonas algo técnicas y mucho cuidado, porque una caída podía tener consecuencias graves (altitud, desconocimiento del lugar, sin seguro, solo, etc. etc.)
Pero llegó la arena... y el desparrame. Sin ninguna de las dudas, la mejor bajada que jamás he hecho, la más rápida, la más agresiva y la más alocada. Descendí casi 1000m en poco más de cinco minutos, absolutamente "a machete", alucinado, de arena hasta bastante más arriba de los tobillos, con los ojos como platos y con la sensación que experimentas cuando sabes que estás haciendo algo único. Fantástico. Y me quedo corto.

Alcancé a los que me crucé en la subida, los rebasé a la velocidad del rayo completamente "empalmado" y seguí a por todas, disfrutando como un auténtico poseso. En la foto se puede ver a alguien (¿yo?) bajando por semejante pared, a buen ritmo (o lo parece) y levantando una buena polvisquera. Y en el vídeo, tomado con la cámara de fotos, unos segundos de semejante espectáculo. Parece que vas en moto al ver lo que vas levantando, sencillamente espectacular.

Muy recomendable. Sonrisa de oreja a oreja. Inolvidable experiencia.
s


+: YouTube - Flyin' Fogo

+s13: Index: Mis otras ultramaratones

Boavista Ultramarathon - Media

jueves, 7 de diciembre de 2006


Salió un artículo de casi cuatro páginas en Runner's World; creo que quedó bien, con una impresionante foto abriendo el artículo con ese "barco fantasma" de fondo

+: Runner's World - Contra Viento y Arena

Como es lógico, al estar la prueba organizada por italianos, salieron muchas noticias allí; dejo unas cuantas como ejemplo.


+s13: Index: Mis otras ultramaratones

From Cape Verde

martes, 5 de diciembre de 2006

Hi.

I came back from another sport trip.
This time to a sunny and warm island, Boavista, in Cape Verde, around 600km west Dakar.

I love non-stop races, i'm not made for them, but they are a big challenge for me. It was 150km, and that's a lot for me. Terrain is sand, few dunes, rocky and some kms of 'paved'. Paved for these guys is like road cycling in Paris-Roubaix, simply a torture.

I had very bad news before the start; i was ill, probably for strong winds and some fresh weather on afternoons. It's not a good way to start an ultra, but i had no option. Starting was not a doubt, but finishing... Fortunately i did not notice any weakness, but surely it had a little influence the fever.

The race started with many capeverdians in front, and some italians and me following them; them most difficult section in orienteering was one through dunes, but i was running in that time with a local guy and we where off any reference; after 40 minutes i started to feel some nervous, are we lost? will we jump a checkpoint? Twenty minutes later we where in CP as a miracle, amazing! CVS (CapeVerdianSystem) worked better than GPS (that is not allowed). After that there was long long section with the sea at your right, sand or rocks under your feet and strong winds ahead; during 55km. I've never seen a wind as constant and strong like these, it didn't stopped a second, and always, obviously, against. I think it rolls when you turn.

I was second in 57,5km and motivated me. But rockey pistes killed my feet, not blisters, i never have, but just pain. The bad part of running in december is that days are very ahort, and only with 83km i was dark night. Third and fourth were very close to me, and it pushed me in the right way... until km109 when a capeverdian catch me and trying to following him (i had to try it) and i suicide. Always i suffer a lot, and i think it was the worst moment in my sport life, but i can remember other times that were really horrible, in which you don't enjoy nothing and just push, push and push, probably with no sense except you are in a competition. It hurted a lot from 109-120 and 125-135. I also lost third place in 120km, and i tried again to follow the guy, but was not possible. Much later i knew they were not far from me, but without lights (it was a very beatiful full moon) you have no references of others. I was competitive until finish, but they were just better than me.

Last ten kms were fantastic, very motivated, knowing i was gonna finish, and remembering those past and tough moments... until a car came to me and told me i jumped a CP. Imagine my polite words i said to me... Instead of 150, was 155km for me, very smart... But, fortunately, i did not lost a postion and finished in 23h48', good time for me, considering terrain, wind and 5kms more. 4th in the end, and capeverdians invict.

I think it was a good experience, in a beatiful place, and tough enough to motivate ultra runners; also organisation was good enough to forget them and focus on you and your race. I recommend it.

I had a nice dessert. Another island (Fogo; Cape Verde is a 10 island country) has a beatiful volcano of around 3000m; and one week later i could run-walk to summit in a very fast ascension; the best part was the most amazing downhill in my life. Around 800m height in five minutes!!!

If any of you is interested, info and photos: Boavista Ultramarathon

I had a complete year, with a stage race (in Hoggar mountains, Algeria, 4th), a 24h mountain bike (2nd, 465,8km) and this non-stop (4th). It's time to rest...

See you.
Sergio

+s13: Index: Mis otras ultramaratones

Addenda - Boavista Ultramarathon 2006

lunes, 4 de diciembre de 2006

Desde hace tiempo pienso que las pruebas non-stop son más íntimas, de disfrutar en solitario, tratando de buscar algo de paz por ahí dentro, sin ayudas externas, y que son para uno mismo. Dentro del egoísmo que nos caracteriza a los que damos tanto en algo, este tipo de pruebas pueden ser de lo mejor (o lo peor, según se mire) que puedes hacer. Lo haces y deshaces tú, con tus miedos, con tus fortalezas. Nadie te animará entre una etapa y otra, posiblemente estés solo muchas horas y te descubrirás a ti mismo mejor que nunca.

Por todo esto me imponen mucho respeto. Me estrené en este mundillo en una prueba parecida a esta, sin la preparación ni la experiencia requeridas, y me pasó factura. Tuvo que pasar un lustro para que me atreviese a afrontar algo similar, y eso es porque me impresionó sobremanera, en parte, en el mal sentido. Recuerdo sufrir mucho, recuerdo agonizar, dar tumbos y destrozarme por cruzar una "absurda" línea de meta. Cinco años son muchos en la vida de un deportista.

Pero reuní el valor, un buen día, y me encaré con mis miedos y mis incapacidades: me considero un corredor mediocre en larga distancia, pero me atrae tanto que caí voluntariamente en su trampa.

Intuía, con muchas reservas, que podía hacerla del tirón, sin dormir, sin descansar mucho y tratando de hacerlo lo mejor posible, compitiéndola incluso. Mi objetivo era el non-stop de verdad, y autoreafirmarme un poco en las largas distancias. Me sentía mucho mejor, no muy bien preparado pero sí mucho más experimentado. La entrené con ciertas apreturas (por correr las 24h en mountain bike de Monegros) pero al final llegué confiado. Dentro de lo confiado que se puede estar en estas circunstancias: 150km me seguían y siguen pareciendo la rehostia.

Toda mi confianza y preparación se me vino abajo dos días antes de salir, me puse malo, con un poco de fiebre. Increíble. No me lo podía creer. Maldije bastante, me tomé mis religiosas Aspirina Complex, descansé lo que pude y me preocupé. Afortunadamente el día anterior a la salida nos lo pasamos con un quad viendo la isla y se me olvidó un poco. Pero sabía que estaba débil.

Me levanté bien, pero empezar a ir bastante justo tras poco más de 40km no era lo normal, y creo que es ahí donde noté esos dos días de fiebre. Tuve que sufrir mucho para acabar, pero me sentí sin fuerzas, y al final me colapsé de tanto sufrir, pensando lo justo y haciéndome daño, en mi motivación, en mi futuro en las non-stop: muy dentro sé que no debo sufrir tanto, que pierde todo el sentido, que esto también tiene un límite.

Buena temperatura (¡en diciembre, qué maravilla!), arena (polainas necesarias los primeros kilómetros, recomendable el resto), probables vientos... y no vayas muy valiente a pesar de las agradables temperaturas los días previos que te puedes costipar...

La carrera te pierde en esta desolada isla del medio del Atlántico, desierta y algo desangelada, pero que para los que nos gusta el desierto, y para los que lo vemos circunstancialmente, en su regalo para mente y espíritu. Unas pocas dunas en las que hay que cuidar la orientación antes de la primera maratón, bordear la isla durante horas y horas, y una noche fantástica... si no fuera por mi lamentable estado y el fortísimo viento (algo probable en futuras ediciones). De recia belleza, Boavista un día se convertirá en un destino turístico de masas, para alegría y desgracia.

Mientras tanto recomiendo esta experiencia, con una organización que para mí rozó la perfección, y con una personalidad como sólo un hombre de amplia sonrisa y enorme corazón como Piergiorgio Scaramelli le ha podido otorgar. Parece que tiende al plano comercial, pero debe despegar, y no será fácil si no se apoyan en un carácter internacional.

Fueron unos días fantásticos en Boavista, con otra gente que me he encontrado en la Libyan Challenge, con el fantástico hotel que cogimos (Ca' Nicola), con la tranquilidad de Cabo Verde y la amabilidad de sus gentes, y con la buena compañía que me "llevé". Me parece realmente sencillo volver unas cuantas veces más a estas islas.

Me conocí un poco más.
s

+s13: Index: Mis otras ultramaratones

Real Acequia del Jarama

domingo, 19 de noviembre de 2006

Para entrenar la Boavista Ultramarathon hice un par de entrenamientos largos, éste es uno de ellos. Con la Real Acequia del Jarama cerraba mi Trilogía de Canales, pues en este mismo año hice el Canal Imperial de Aragón
y el Canal de Castilla.

La Real Acequia del Jarama discurre por el sur de Madrid, se nutre del río Jarama cerca de Rivas-Vaciamadrid, y desemboca en el Tajo, en el término de Mocejón. Como otros proyectos de la época (como el Canal Imperial aragonés), trataba de 'extender' la influencia del río más allá de sus límites naturales, para que sirviese a los regadíos de la zona. Su historia comienza hacia 1578 y se continuó a trompicones durante unos dos siglos. Actualmente sigue haciendo su función de regar los campos del sur de Madrid, en municipios como San Martín de la Vega, Ciempozuelos o Añover de Tajo.

No sé porqué siento cierta atracción por las obras civiles de hace unos siglos, pero dado que tenía que entrenar largo y me pilla cerca de casa, pues lo estuve 'sondeando' en unas cuantas salidas en bici, buscando por dónde iba, liándome unas cuantas veces y haciendo buenas kilometradas otras. Dado el abandono y el desinterés en el que se encuentra en buena parte de su recorrido, el acceso no es nada sencillo, ni en su comienzo ni en la desembocadura en el Tajo, con lo que hay que trabajárselo. No pude sacarlo entero con la bici, pero sí una gran parte, el resto a base de SigPac y Google Earth se intuyó sin problemas.

Como eran muchos kilómetros y no veía capacitado para semejante paliza (recuerdo, era un entrenamiento, no una competición sin dorsal), lo dividí en dos tramos, el primero desde la Presa del Rey, cerca de Rivas-Vaciamadrid hasta cerca de la M-404, en Ciempozuelos, y al día siguiente, desde este mismo punto hasta el final, en Mocejón, donde desemboca en el río Tajo, cerca ya de Toledo.

La salida fue ya complicada, porque o das un rodeo muy importante o tienes que hacer 'inventos'. Elegí fin de semana porque sabía que accedería 'subrepticiamente', y así fue, porque tuve que saltar una valla de una de las graveras para poder llegar a la Presa del Rey. Lamentable que para acceder a un lugar interesante, como esta pequeña presa de la época de Carlos III, de los pocos que tenemos en la Comunidad de Madrid, haya que andar saltando vallas para no dar rodeos de bastantes kilómetros. Cómo no, una persona de la gravera me vio, medio kilómetro de la presa, le conté la típica historieta, y con buena voluntad, me dejó seguir.

El canal en sí no tiene mucha historia, muy poca pendiente, no demasiado que ver excepto alguna obra concreta, pero me resultó ameno, tranquilo e interesante. En pocos kilómetros pasas de estar perdido por el campo a ir paralelo a la A4 (Carretera de Andalucía) con su consiguiente ruido, hacer kilómetros de carretera porque el canal está en una finca privada (!) a de nuevo ir por campos cerealísticos más solo y tranquilo que nadie.

Es fácil de seguir, apenas tiene pérdida, excepto en algún punto concreto, que hay que imaginar y, si no eres de la zona ni puedes verlo previamente, ir con alguna foto aérea, que para eso están esos maravillosos recursos, grandes aportaciones para los aventureros.

El primer día hice 17,6 km (más 3,2 para llegar a la Presa del Rey, la salida); y el segundo 57,3 en 5h22'42", buen ritmo, en el entrenamiento más largo hasta la fecha. Aunque ya había hecho otras dos veces 53 (Vía Verde de la Jara y Canal de Castilla), esta vez lo acompañé con una primera etapa no precisamente de descanso, pero sí controlando mucho el ritmo. Me fue muy bien, fue duro e intenso. Buena experiencia que recomiendo.
s

+: Breve historia de la Real Acequia del Jarama, Libro Real Acequia del Jarama, Ingeniería Civil y Militar en Ciempozuelos

+s13: Index: Trail Trip

Real Acequia del Jarama - Slide

sábado, 18 de noviembre de 2006


+s13: Index: Trail Trip

Castilla en canal (2: Canal del Sur)

domingo, 5 de noviembre de 2006

Casi dos meses después de hacer los Canales Norte y de Campos en mountain bike me lancé a cerrar el círculo. Otro madrugón, otros kilómetros... y una multa que me cascó la Guardia Civil por "circular por una vía de doble sentido de la circulación sin arrimarse lo más cerca posible al borde derecho de la calzada"... ni que decir tiene que me he llevado muchas broncas por cortar alguna que otra curva, pero en esta ocasión ni de lejos invadí el carril contrario, lo que pasa es que creo que pensaban que iba bien servido de alcoholes y al no tener alcoholímetro no querrían que me fuera de vacío... Pues eso, que si hacía fresquito en esa mañana de noviembre, yo podría haber empezado en tirantes...

El punto de encuentro, desde donde me desvié la anterior vez y donde nace el Canal de Campos conseguí memorizarlo, no sin poco esfuerzo: [carretera] CL-613 km5. El Serrón, donde hay una bonitas esclusas.

Allí me planté una fresca mañana de domingo para intentar hacer 50km de entrenamiento y llegar a Valladolid por mis propios medios. Al poco de salir encontré algunas zonas de barrillo, pero la pista era buena y no había confusiones de ningún tipo al ser la parte más frecuentada, lo que se agradece. El paisaje fue algo más monótono, especialmente comparado con el ramal Norte, muy castellano, mucho campo cultivado, algunas zonas de arbolados a ratos, buenos tramos paralelo a la carretera nacional (lo que facilita el seguimiento de un acompañante) y al ser todo nuevo, distraído, pero no recomendable repetirlo porque cansaría rápido.

Se cruzan, o se rozan, Palencia, Villamuriel, Dueñas, Valladolid... y nada más, se divisan algunos pueblos más, pero un canal no une poblaciones como una carretera, sino que buscaba las mejores condiciones para su construcción y el agua no atiende a razones. Es por esto que nos encontramos con muchas antiguas fábricas, molinos o harineras a la ribera del canal, porque se tuvieron que desplazar allí, no pudiéndose llevar el canal a los asentamientos naturales de las fábricas, en pueblos o ciudades y sus cercanías.

"Rácano" en la alimentación, como siempre, en 50km consumí medio litro de agua; medio Powerbar; medio Isostar de proteína; medio Actifood de Isostar; y... nada más. Luego que si pego reventones, con razón.

La llegada siempre es un pequeño shock porque vienes de estar horas tú solo en medio del campo y en poco tiempo te ves metido en una gran ciudad, cansado, incomprendido y con ganas de que se acabe tu reto y tanto bullicio. Alguna intuición tuve que sacar al final, algún callejeo, un parque... y meta. Se acabó.

No tuve problemas de orientación, ni con perros, ni con nadie. Fue todo apacible, y sólo me centré en correr despacio y en no agotar (era un entrenamiento). Y más o menos los conseguí.
Recorrido hermoso, tranquilo, solitario y suave. Largo, pero reconfortante.

Es agradable para algunos pensar que se ha y se está rehabilitando bastante el Canal de Castilla, sobre todo por los esfuerzos de Junta de Castilla y León, a ver si aprenden algo en otras comunidades con otros canales o caminos históricos.
s

+s13: Index: Trail Trip

24h Mountain Bike - Monegros

domingo, 1 de octubre de 2006

Alguna vez la cabeza ha pensado qué debe ser eso de dar vueltas a un circuito durante 24 horas seguidas. Corriendo ni me lo planteo, no me atrae, me parece 'innecesario' y "prometo" no hacerlo nunca. Pero en bici es distinto, no hay tanto dolor, puede ser algo más ameno, y se supone que no hay tanto sufrimiento. Si además el circuito es ameno, puede ser hasta divertido... algunas horas.
Y un día te lo planteas más en serio y te decides a hacerlo. No se sabe el porqué, pero lo piensas con más seriedad, ves una prueba en el calendario... y a por ello, poco a poco. Tuvimos el verano para entrenarla, me prometí no tomármelo muy en serio (y lo cumplí con creces), mi deporte es otro, y esto simplemente es probar algo nuevo. Entrené algo más de lo planeado porque hice un par de entrenos interesantes y motivantes (Canal Imperial de Aragón y, sobre todo, dos ramales del Canal de Castilla), pero sin mucho más. Como digo, no quería entrenarlo, ir con la mente abierta y ver si me gustaba.

Conocía Sariñena de una prueba durísima que hice en 2002, casi 130km a pie, y me traía buenos y duros recuerdos. Esta no iba a quedarse a atrás en ninguno de ellos.

El circuito es junto a la Laguna de Sariñena, reserva protegida de aves, con un trazado prácticamente llano (sólo un pequeño repecho suave y corto... pero tampoco con bajadas, lo que significaba 99% de tiempo de pedaleo), algo aburrido a priori, pero que a mí no me lo pareció, en parte porque era la primera vez que hacía una carrera de este tipo y todo te resulta tan novedoso que vas distraido en ello. La inscripción no salió por unos 32€, nada cara teniendo en cuenta la paliza que supone para los organizadores, eso se cobra por cualquier marcha de cierto prestigio y a nadie se le caen los anillos.

Una vez más te surgen las dudas de cómo te planteas un evento de estos, porque sólo de pensar en tener el culo aplastado un día entero sobre el sillín ya da apuro, como poco. Porque la intención era, evidentemente, parar los mínimo, lo que me podía ayudar para preparar física y psicológicamente para mi objetivo de la temporada, la Boavista Ultramarathon.

A las 1200h salimos una buena panda, la mayoría para competir en equipos (de cuatro) o parejas, y unos pocos valientes para hacerla individualmente, entre ellos, mi hermano, Caño y el que esto escribe. Nos planteamos desde el principio salir muy muy suave, y en tres vueltas ya estábamos doblados, aunque fuera por los equipos... pero es que poco después nos doblaron individuales... evidentemente alguien se estaba equivocando. Nosotros somos inexpertos en esto, pero había ritmos que me parecían dudosamente sostenibles durante 24 larguísimas horas, no sé, te entran muchas dudas, y no sabes si estás haciendo lo correcto o no, pero nos mantuvimos en nuestras 'trece' y continuamos dándole suave a los pedales. Caño se lanzó un poco más y casi me llega a doblar, se enzarzó quizá un poquito con los ritmos de otros, pero tampoco a esas velocidades que no sé si alguien puede mantener tanto tiempo y que yo intuía completamente erróneos.

No hay demasiado que hacer durante tanto tiempo en un circuito tan suave, te aprendes los baches, la trazada buena para cuando llegue la noche, tratas de no cebarte y mantenerte muy constante, coges algo de comida según pasas, bebes bien, empieza a molestarte el culo, te molesta más el culo, te tortura el culo, te duele de verdad el culo... llega la noche, donde se ganan y pierden las carreras. Bajan las temperaturas, se suavizan, casi todos seguimos rodando, pero los ritmos hace horas que se han calmado, y ya vamos casi todos igual, y la diferencia la marcará el parar o no a comer y dormir. Mi intención era alargar lo más posible la primera parada, y lo hice hasta que no veía por donde iba, puse las luces (una en la bici y un frontal en el casco), y a seguir. Poco aguanté porque unos macarrones (servidos por la organización) me "obligaron" a parar. Unos minutillos no hacen daño a nadie...

Entro la noche de verdad, seguíamos rodando la mayoría, pero cuanto más tarde se hacía, menos lucecitas había en el circuito y menos te pasaba la gente. A altas horas de la madrugada la carrera se decidió: la mayoría de la gente se paró a dormir (¿por mucho correr durante las primeras horas?) y casi éramos los únicos rodando, los tres empalmadísimos, cada uno a nuestro aire, yo con mi música, cogiéndonos referencias en un punto del circuito, y clavados como relojes vuelta tras vuelta. Para mí fueron momentos realmente buenos, rodando a buen ritmo, sin cansarme, la música atronando en mis oídos y sabiendo que éramos muy pocos los que estábamos en pista, incluyendo equipos de cuatro...

Así pasaron unas buenas horas, pero, lógicamente, uno se cansa y fue cayendo en dolores, dureza, lamentos. La noche se hizo larga, empecé a hartarme de tanto dolor de culo, seguí a mi hermano mucho rato, a un ritmo que me degollaba, hasta que no aguanté más y le dije que me paraba, que no aguantaba más... justo cuando él también necesitó parar. Me maté en esas horas, justo antes de amanecer, acabé con mis reservas y me agotó.

Desayunamos algo, tardé mucho en volver a salir, y justo ya había amanecido. Es una pena perderse el amanecer cuando te has tirado toda una noche rodando. Además empezó -o empecé a sentir- a hacer mucho frío, con una humedad impresionante, me abrigué, pero aún así la primera o dos primeras vueltas me las pasé tiritando. Caño ya se había tenido que parar por dolores en la rodilla, y creo que fue una buena decisión para no arriesgarse a algo más serio, le quedaba un buen número de horas y no creo que tenga demasiado sentido; un par de horas vale, pero mucho más, no. Rodaba a buen ritmo, y creo que lo podría haber hecho como nosotros o casi.

El final más que agónico o doloroso, que lo fue, significó un lento arrastrarse por el circuito, dejando que pasaran las horas, porque no debes parar para que los veloces -que habían dormido- no te pasaran, pero sin ninguna motivación más que acabar. Ya sabíamos, que salvo debacle, seríamos primero y segundo, un excelente resultado para ser 'rookies', y mucho más para mi hermano que no había entrenado nada, algo que nunca nadie se podrá explicar. Me sacó una vuelta a pocas horas de amanecer, yo iba demasiado cansado y dolorido, y ahí se acabó la competencia.

Un final asquerosamente largo. Y meta. Un kilometraje excesivo, a mi juicio, me cuesta creer tantísimos kilómetros (¡465,8km!) y dolores para unos cuantos días. Una vuelta penosa a las pocas horas de acabar. Y una merecida cama.
s

+: 24h Monegros, Vayahistoria - Más fotos

Castilla en canal (1: Canal del Norte y Campos)

lunes, 11 de septiembre de 2006

El 28 de marzo de 1999 vi en el suplemento 'El Viajero' un breve reportaje sobre el Canal de Castilla escrito por Raúl Guerra Garrido. Me trajo y me lo guardé.

Busqué bastante información durante una época. Que guardé.

Me lo planteé, en sueños, de muy diversas maneras: corriendo en autosuficiencia; corriendo en etapas; una parte en bici y otra corriendo, como un potente duatlón. Pero la oportunidad s eme planteó cunado tenía que preparar dos pruebas bien distintas: 24h de mountain bike en Monegros y, dos meses después, la Boavista Ultramarathon, 150km non-stop corriendo. Y me dio por pensar un poco...

El 11 de septiembre de 2006, tres semanas antes de las 24h en bici, me lancé a hacer dos de los tres ramales en bici, del tirón, con asistencia, y rapidito, como un buen y variado entrenamiento. Allá que nos fuimos, a Alar del Rey, para ir en "bajada", un buen madrugón, una buena kilometrada para llegar, una foto rápida, y a por ello.

La salida es bonita y amena, un ancho canal, bien surtido de aguas del Río Pisuerga, te despide, entre árboles, con el frescor de la mañana y la sombra. Unos primeros kilómetros agradables, tranquilos, apacibles, mucha vegetación, bonitas esclusas de gran belleza, y un terreno fácil y cómodo. Las primeras horas, con la novedad y lo apacible del recorrido, se pasan rápido, entre un buen ritmo y unas rápidas fotos de recuerdo. Es imposible perderse, vas junto al canal todo el tiempo, hay pistas y sendas perfectamente visibles, incluso hay carteles e indicaciones turísticas, en un intento de convertir este bonito canal en un destino turístico, al estilo, salvando la distancia, Camino de Santiago.

Sólo en un punto, en la Presa de San Andrés, te tienes que salir de la vera del canal, ir a busca la vía del tren y cruzar por un puente. Hay una forma más bonita de cruzar, con un barcaza de accionamiento eléctrico, pero sólo funciona unos día determinados, hay que llamar a un teléfono, etc., no apto para personas que van con "prisa" como yo. Este desvío no presenta mayor problema, está indicado.

Esta no es una guía de turismo, ni pretender serlo, pero diversas construcciones abandonadas, esclusas de bello diseño y ejecución, puentes elegantes, presas que ahora parecen estar perdidas en medio del campo, animan a todo aquel que tenga un poco de sensibilidad estética, más allá de las clásicas catedrales, esculturas y pinturas. Además, al encontrarse en medio de la "nada", te permiten disfrutarlo con una tranquilidad que algunos apreciamos especialmente cuando salimos de turismo.

Justo lo contrario a lo que me ocurrió llegando a Frómista, donde se encuentran unas bellas y esculturales esclusas, fruto de la técnica, pero también ejecutadas con gusto y estilo: empecé a ver gente, algo que te sorprende cuando sólo ves en las pocas poblaciones que cruzas o rozas, cada vez más, todo andando, sin parecer que fueras de paseo, por la mochilas. Pronto caí en la cuenta de que era peregrinos del Camino de Santiago, y, aunque por una parte me gustó ver a gente cumpliendo sus propios sueños, me apenó lo masificado que está este recorrido. En menos de dos kilómetros debí ver a 25 personas, y para mí eso es masificado, acostumbrado a entrenar y competir sin ver casi a nadie. Me desencantó en unos segundos. No es justo, lo sé, pero es lo que sentí en el momento. Sí que me gustó el silencio que guardaba la mayoría de la gente, y es que Frómista está todavía lejos de Galicia...

Aproximadamente a partir de aquí empecé a tener ciertas dificultades, porque sólo uno de los márgenes es, generalmente, el bueno, y no hay, la mayoría de las veces, ninguna indicación fiable que te diga cuál es. Intuición, un poco de suerte y alguna que otra equivocación que te supone pelearte con la frondosa vegetación de la ribera de todo cauce fluvial. No es tan complicado marcar cuál es el lado "correcto", y éstos son los detalles que demuestran cierta desidia y desinterés.

Mucho después llegué a El Serrón, donde el Canal de Castilla se bifurca. Hasta aquí, este ramal, se denomina Canal del Norte, y a partir de ahora, o vamos dirección a Medina de Rioseco (Canal de Campos) o a Valladolid (Canal del Sur). Me fijo unas referencias (nada de GPS, para qué, trato de memorizarlo para cuando vuelva) y curva a la derecha, rumbo al Canal de Campos. Hasta aquí todo iba bien, excepto lo ya comentado de las márgenes, pero empezaba a intuir que se iba a alargar bastante más de lo esperado.

Ya hacía tiempo que sólo divisaba kilométricos campos de cultivo, sin apenas sombra, sin casi nada que se la pareciera a un árbol, y ésto sería prácticamente lo que me esperaba hasta Medina de Rioseco, enormes campos de cultivo (algunos ganados a la naturaleza a golpe de desecación de lagunas), sin cruzar (si no recuerdo mal) ni una sola población, y un canal que como no es el más utilizado para fines turísticos, se va abandonando, hasta el extremo de que cerca ya de Medina me es completamente imposible seguir al lado del canal, y tras mucho tiempo perdido, mucho "campo traviesa" y muchas maldiciones, tengo que cruzar un campo arado y hacer los últimos kilómetros por carretera. Maldije, porque aparte de que no hay interés por mantenerlo abierto si no va a reportar pingües beneficios turísticos, alguien que ha escrito un libro sobre el tema no ha podido pasar por aquí, no me lo puedo creer, ni una sola mención a semejante caos de vegetación y troncos que me impidieron hacer un corto tramo por donde debe.

Todo cabreo se me pasó al llegar a Medina de Rioseco, localidad que, en su zona histórica, me pareció de gran belleza, con una tonalidad de la piedra realmente bonita, y con una bonita dársena, donde muere el Canal de Campos, preciosa. Una barcaza, oxidada y aparentemente abandonada, es testigo del final del canal en este punto, donde una inmensa obra, una ingente cantidad de recursos económicos, y unos sueños murieron. Final realmente agradable.

Fueron unos importantes 165km hechos en 8h50', buena paliza, sí señor, a pesar de que no acabé demasiado cansado. Un gran entrenamiento para las 24h que estaba preparando.
s

+s13: Index: Trail Trip

Related Posts with Thumbnails