24h Mountain Bike - Monegros

domingo, 1 de octubre de 2006

Alguna vez la cabeza ha pensado qué debe ser eso de dar vueltas a un circuito durante 24 horas seguidas. Corriendo ni me lo planteo, no me atrae, me parece 'innecesario' y "prometo" no hacerlo nunca. Pero en bici es distinto, no hay tanto dolor, puede ser algo más ameno, y se supone que no hay tanto sufrimiento. Si además el circuito es ameno, puede ser hasta divertido... algunas horas.
Y un día te lo planteas más en serio y te decides a hacerlo. No se sabe el porqué, pero lo piensas con más seriedad, ves una prueba en el calendario... y a por ello, poco a poco. Tuvimos el verano para entrenarla, me prometí no tomármelo muy en serio (y lo cumplí con creces), mi deporte es otro, y esto simplemente es probar algo nuevo. Entrené algo más de lo planeado porque hice un par de entrenos interesantes y motivantes (Canal Imperial de Aragón y, sobre todo, dos ramales del Canal de Castilla), pero sin mucho más. Como digo, no quería entrenarlo, ir con la mente abierta y ver si me gustaba.

Conocía Sariñena de una prueba durísima que hice en 2002, casi 130km a pie, y me traía buenos y duros recuerdos. Esta no iba a quedarse a atrás en ninguno de ellos.

El circuito es junto a la Laguna de Sariñena, reserva protegida de aves, con un trazado prácticamente llano (sólo un pequeño repecho suave y corto... pero tampoco con bajadas, lo que significaba 99% de tiempo de pedaleo), algo aburrido a priori, pero que a mí no me lo pareció, en parte porque era la primera vez que hacía una carrera de este tipo y todo te resulta tan novedoso que vas distraido en ello. La inscripción no salió por unos 32€, nada cara teniendo en cuenta la paliza que supone para los organizadores, eso se cobra por cualquier marcha de cierto prestigio y a nadie se le caen los anillos.

Una vez más te surgen las dudas de cómo te planteas un evento de estos, porque sólo de pensar en tener el culo aplastado un día entero sobre el sillín ya da apuro, como poco. Porque la intención era, evidentemente, parar los mínimo, lo que me podía ayudar para preparar física y psicológicamente para mi objetivo de la temporada, la Boavista Ultramarathon.

A las 1200h salimos una buena panda, la mayoría para competir en equipos (de cuatro) o parejas, y unos pocos valientes para hacerla individualmente, entre ellos, mi hermano, Caño y el que esto escribe. Nos planteamos desde el principio salir muy muy suave, y en tres vueltas ya estábamos doblados, aunque fuera por los equipos... pero es que poco después nos doblaron individuales... evidentemente alguien se estaba equivocando. Nosotros somos inexpertos en esto, pero había ritmos que me parecían dudosamente sostenibles durante 24 larguísimas horas, no sé, te entran muchas dudas, y no sabes si estás haciendo lo correcto o no, pero nos mantuvimos en nuestras 'trece' y continuamos dándole suave a los pedales. Caño se lanzó un poco más y casi me llega a doblar, se enzarzó quizá un poquito con los ritmos de otros, pero tampoco a esas velocidades que no sé si alguien puede mantener tanto tiempo y que yo intuía completamente erróneos.

No hay demasiado que hacer durante tanto tiempo en un circuito tan suave, te aprendes los baches, la trazada buena para cuando llegue la noche, tratas de no cebarte y mantenerte muy constante, coges algo de comida según pasas, bebes bien, empieza a molestarte el culo, te molesta más el culo, te tortura el culo, te duele de verdad el culo... llega la noche, donde se ganan y pierden las carreras. Bajan las temperaturas, se suavizan, casi todos seguimos rodando, pero los ritmos hace horas que se han calmado, y ya vamos casi todos igual, y la diferencia la marcará el parar o no a comer y dormir. Mi intención era alargar lo más posible la primera parada, y lo hice hasta que no veía por donde iba, puse las luces (una en la bici y un frontal en el casco), y a seguir. Poco aguanté porque unos macarrones (servidos por la organización) me "obligaron" a parar. Unos minutillos no hacen daño a nadie...

Entro la noche de verdad, seguíamos rodando la mayoría, pero cuanto más tarde se hacía, menos lucecitas había en el circuito y menos te pasaba la gente. A altas horas de la madrugada la carrera se decidió: la mayoría de la gente se paró a dormir (¿por mucho correr durante las primeras horas?) y casi éramos los únicos rodando, los tres empalmadísimos, cada uno a nuestro aire, yo con mi música, cogiéndonos referencias en un punto del circuito, y clavados como relojes vuelta tras vuelta. Para mí fueron momentos realmente buenos, rodando a buen ritmo, sin cansarme, la música atronando en mis oídos y sabiendo que éramos muy pocos los que estábamos en pista, incluyendo equipos de cuatro...

Así pasaron unas buenas horas, pero, lógicamente, uno se cansa y fue cayendo en dolores, dureza, lamentos. La noche se hizo larga, empecé a hartarme de tanto dolor de culo, seguí a mi hermano mucho rato, a un ritmo que me degollaba, hasta que no aguanté más y le dije que me paraba, que no aguantaba más... justo cuando él también necesitó parar. Me maté en esas horas, justo antes de amanecer, acabé con mis reservas y me agotó.

Desayunamos algo, tardé mucho en volver a salir, y justo ya había amanecido. Es una pena perderse el amanecer cuando te has tirado toda una noche rodando. Además empezó -o empecé a sentir- a hacer mucho frío, con una humedad impresionante, me abrigué, pero aún así la primera o dos primeras vueltas me las pasé tiritando. Caño ya se había tenido que parar por dolores en la rodilla, y creo que fue una buena decisión para no arriesgarse a algo más serio, le quedaba un buen número de horas y no creo que tenga demasiado sentido; un par de horas vale, pero mucho más, no. Rodaba a buen ritmo, y creo que lo podría haber hecho como nosotros o casi.

El final más que agónico o doloroso, que lo fue, significó un lento arrastrarse por el circuito, dejando que pasaran las horas, porque no debes parar para que los veloces -que habían dormido- no te pasaran, pero sin ninguna motivación más que acabar. Ya sabíamos, que salvo debacle, seríamos primero y segundo, un excelente resultado para ser 'rookies', y mucho más para mi hermano que no había entrenado nada, algo que nunca nadie se podrá explicar. Me sacó una vuelta a pocas horas de amanecer, yo iba demasiado cansado y dolorido, y ahí se acabó la competencia.

Un final asquerosamente largo. Y meta. Un kilometraje excesivo, a mi juicio, me cuesta creer tantísimos kilómetros (¡465,8km!) y dolores para unos cuantos días. Una vuelta penosa a las pocas horas de acabar. Y una merecida cama.
s

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