Veía hace unos pocos días el vídeo resumen del UTMB, bien ejecutado pero con poca alma, en mi opinión, correcto, sin más, y en el apartado en el que habla Emelie Forsberg me sentí muy identificado. Ella por dos embarazos, yo por una larga lesión con tres operaciones y una pandemia de por medio, de repente un buen día te planteas un reto que estaba a tu alcance en el pasado pero que dicho pasado no te garantiza ningún éxito; en el deporte el pasado no existe más que como referencia o en ocasiones como autoengaño. Emelie confiesa que ella había hecho carreras largas pero que le tenía miedo a hacerlo otra vez y es exactamente lo que pasa cuando, por la razón que sea, pasa demasiado tiempo entre objetivos y la seguridad flaquea.
Así me sentí ante el reto del año, mi paseo por tierras norteamericanas. Llegué justito de entrenamiento, y me di cuenta allí; la preparación era también francamente mejorable más allá de lo físico; psicológicamente no es que rindiera mal pero el foco no lo tenía del todo afinado; y lo acabé con cierto sabor agridulce, cosas mías supongo, a pesar de que todo saliera bastante bien en realidad. Los días que sucedieron a la parte deportiva me recordaron lo mucho que me gusta viajar por el mundo y me reencontré también con esta faceta de vivir sin prisas y al libre albedrío.
Un viaje extra a los pocos días de aterrizar me dejó para el arrastre y ahí sí, ya descansé algo mentalmente de correr, y es que ya en pleno verano me apetecía poco y me dejé ir. Pensé hacer algo de bici en septiembre pero siempre me deja el verano sin demasiadas ganas, algo exprimido y no hice nada al final. Y cuando apreté algo corriendo me pseudolesioné. No sé exactamente desde cuándo pero al menos agosto empecé a tener problemas en el isquio izquierdo, glúteo y zonas periféricas. Lo fui dejando porque no me voy a estresar, pero pasado ya un tiempo hasta me empezó a preocupar. Una delas conclusiones de Nuevo México es que debía entrenar más sobre todo más días a la semana, días quitándoselos a la natación (que me tiene enfurruñado por razones de mamoneos públicos-privados en mi localidad). Entrenar más de lo que te lesiona no es la opción más inteligente. Pero no elegí correr para pensar. Llegué a ir al fisio y y darme un par de masajes, cosa que no hacía desde 2016 o así con lo que da idea de que me vi entre la espada y la pared y sin recursos propios para salir por mí mismo. Y así han pasado muchos meses, entrenando despacio, alarmantemente lento en ocasiones, y sobre todo molesto y sin disfrutar. Creo que el problema fue hacer series en llano y alargar zancada así que he hecho dos buenos bloques en el año y las he dejado sin fecha de vuelta. Hablo en pasado de la lesión pero no se me ha ido del todo aunque sí es cierto que ya la tengo algo controlada. O eso creo.
He estado motivado, he viajado con la excusa del deporte, he conocido mundo y la parte laboral relacionada con el deporte me ha motivado de nuevo. Lo considero un buen año sobre todo por poder y querer volver a correr algo largo, tirarme a la piscina sin saber si había agua o si hacía pie o incluso si aún sabía nadar. Porque lo de que dos semanas antes de hacer el viaje tomara la decisión de montarme un tema como el que hice fue algo loco pero cada vez me gusta más pensarme menos las cosas y atrochar en la vida. La luz estaba ahí sólo había que ir a por ella. Y fue lo que hice, atrapar la oportunidad que pasaba por delante de mis narices.
Respecto a los datos del año me quedo con uno: cero caídas en bici. ¡Cero! Impresionante. Y no estoy tan viejo como para ir tranquilo, así que es una proeza. He soltado la bici unas cuantas veces, algunos sustos mayúsculos y una innumerable cantidad de uy uy uys que siempre le dan salsa a una salida en bici. De montaña exclusivamente. Por-su-pues-to. Sobre cosas irrelevantes, algo más de 3400 km corriendo, 2200 en bici y casi 150 km nadando, de más a menos interés que he demostrado este año. Un año más, 365 días entrenados. Nunca lo había mirado pero 6,65 millones de pasos, curioso. La peor nota, sin duda, se la llevan tres estúpidas caídas corriendo, todas iguales, rozando la puntita del taco con algún saliente y morrón de boca. Una rodilla tendrá una marca durante algunos años que ya me conozco cómo me cicatrizan algunas heridas. Muy patético pero que me ha creado cierta inseguridad y no me ha gustado.
Los últimos meses, a pesar de a veces estar ciertamente cojo, he disfrutado entrenando más días a la semana, no demasiado en tiempo ni distancia al no tener objetivo, pero sí el ver cómo poco a poco me iba rehaciendo como corredor y asimilaba cargas de entrenamiento que antes no podría. Llevo demasiados años alternando demasiado deportes y eso me ha penalizado en correr, y ahora volver a hacer cinco días a la semana me ha costado. Pero la flexibilidad del cuerpo es asombrosa y dos entrenamientos largos que he hecho últimamente me lo han vuelto a confirmar. Todos los días de tu vida deportiva se aprende algo de esto de correr y de las reacciones del cuerpo.
Y poco más, guardo grandes recuerdos de Nuevo México, lo que aprendí, las lecturas, el reencontrarme con esa soledad deseada y la incertidumbre. Al final estos son algunos de los momentos que te llevarás a la caja.
Espero que, animado lector, te haya ido todo bien y que tengas un gran 2024. Yo espero tenerlo también.
s
2 comentarios:
Bien Sergio, mucho ánimo con la lesión, me encantaba leer tus aventuras. Estás de vuelta y disfruta ndo, es lo importante
Muchas gracias, Peche. Hay cosas que sé que nunca más volveré a hacer pero sigo disfrutando en el día a día y en los retos que me pueda plantear. Y de eso se trata todo esto.
Saludos,
s
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