Ka Khan

martes, 12 de julio de 2005

Sain baina uu.
Qué tal, gente.
Tras largas y agónicas búsquedas he encontrado un internés abierto, y es que aquí estamos de fiesta y no ha sido fácil.
Historietas varias que contar.

A ver por donde empezamos.
Bueno, cronológicamente y según me vaya acordando.
Viaje. El peor de mi vida. Tras día de curro y partida de casa a eso de las 2100h,
primera noche en avión rumbo Moscú; allí teníamos una bonita espera de 13h, algo más amenas porque nos encontramos a dos españolas en el aeropuerto rumbo Mongolia también; pero muy coñazo como se puede imaginar. Segunda noche en avión rumbo Ulan, allí pasamos la mañana esperando a los que venían de Beijing y luego comimos en una restaurante brasileiro. Y toda la tarde haciendo el mono en el aeropuerto porque volábamos mas tarde. El vuelo doméstico era chulo, en avión pequeño, pero al final aterrizamos en un aeropuerto más lejano y uno de los ocho que Mongolia tiene asfaltados; gran decepción porque yo esperaba aterrizar entre ovejas, las cuales no hubiese visto porque ya estábamos en la tercera noche, que no está mal; por ahorrarnos unos leuretes nos metemos unos viajes lamentables. Y quedaba la emoción de los 'jeeps' rusos, auténticos trastos (UAZ 469 y UAZ 452) que molan lo suyo y se comportan en campo que ya quisieran los súper Cayenne, Hummer y sus muertos. Cuatro horitas más de dar botes y cabezazos contra el cristal, a la par que iba cogiendo waypoints con el GPS para la vuelta, que iría por ahí yo con la bici en una semana solito y con un mapa un tanto pobre. Sin duda el peor viaje de mi vida, llegamos a eso de las 0400h totalmente reventados, o yo por lo menos, y pillé la cama (camastro, más duro que la madre que lo parió) con ganas.

El lugar en el que estábamos se llama Toilogt y es un campamento turístico; ciertas comodidades como agua caliente y luz algunas horas, y comida más o menos decente. Dormíamos en gers, tiendas tradicionales mongolas, pero algo más cutres y más feas, como luego me di cuenta en mi periplo por la estepa. El campamento en si no es que tenga demasiado de destacable, tiendas, un restaurante-meeting room... y un espectacular lago a su vera. El lago en sí se llama Khovsgol o Hovsgol, según lo leas, más o menos ruso/mongol, mide unos 120x35km y se nutre de, creo, 92 ríos, que en esta época estaban más secos que la pata Perico. Él, a su vez, nutre al ruso Baikal, uno de los más grandes del


mundo. Tiene una buena profundidad de 230m de media y está absolutamente helada el agua, metido el dedillo para ver que tal y no se baña allí ni Cristo (no Hugo, tú tampoco); de hecho, el riesgo de morir en diez minutos por hipotermia es real. El lugar es sencillamente espectacular, montañas a un lado y un precioso lago tranquilo al otro. Si algún día estáis absolutamente quemados de trabajo u hembras (algo fácil, esto último), un lugar de retiro y contemplación excelente puede ser este, eso sí, en verano... porque en invierno se llega a congelar con 1,20m de hielo; tan es así que los camiones procedentes de Rusia lo cruzan por encima para llevar suministros al sur, aunque está prohibido por ser un Parque Nacional; al parecer hay unos 40 camiones en el fondo del lago... Aquí se pueden hacer buenos trekkings, montar a caballo, kayakes, bici, o tocarse las bolas y marear la perdiz.

Teníamos tres días completos y nos dedicamos a dar vueltas, paseos varios, hablar con la gente, regatear para comprar algún recuerdo, etc. Y yo mientras algo tenso porque no me llegaba la bici. Algún avioncillo se ha estampado por sobrepeso y ahora lo llevan a rajatabla, con lo que al final la bici y el remolque iban vía terrestre en todo terreno. Me llegó la noche del segundo día, con lo que el tercero me dediqué a montarla y probarla.

El tiempo era muy inestable, y alguna carrera hubo que darse para no empaparse, lo normal en montaña, vamos. Cayeron algunas tormentas muy fuertes y yo acojonadito por si nos caía eso en carrera, que por ahí arriba hubiese sido bastante desagradable. Pasaba de la manga corta al Gore-Tex en 20' y las noches eran bastante frías, no llegaba a helar pero casi.

Las dos noches previas a la carrera apenas pude dormir, pero sí descansar. La última noche nos teníamos que levantar a las 0315h, y un tal Fernando tuvo la feliz idea de llenar la estufa hasta las manillas y del calor ni Cristo durmió en nuestro ger. Nuestro ger de cuatro, Fernando, Andre (cachondo mental, belga, no menos de 70 castañas), Jamie (vino desde Ulan en bici con asistencia, el vivo retrato de Mallory en vida) y muá. Buena gente y muy de puta madre.
Lo dicho, levantándonos a las 0315h, desayuno rápido y a ultimar preparativos. A las 0427h por mi reloj y el de Fernando nos acercábamos a la salida, cuando, sorpresa, ya había salido todo el mundo; lo triste no es que te pase eso, sino que te pase dos veces. Mal. Pero bueno, encontramos el sendero rápido y a por ello. Se sale por bosque 4km en noche cerrada, y no es demasiado difícil dejarse los piños por tropiezo; con el tiempo perdido es fácil ponerse un poco a rabo al principio pero me lo tomé con mucha calma, pasando a la gente y con cuidado por los tobillos. Desde la salida noté que el vendaje que me había hecho para evitar esguinces me rozaba, y, en efecto, me hice buenas herida que aún me duran. Al llegar a la pista empezaba a amanecer y ya se pudo apagar el frontal, porque se ve mejor y porque así nadie ve donde estás (estrategias). Seguí cogiendo gente a mi ritmo, y posiblemente fue el mejor momento de carrera, poco a poco, recuperando, con cabeza. No sabía mi puesto y preguntaba a la gente, pero nada, más despistados que yo. Paré a hacer una foto... y sin pilas, soy gilipollas, lo sé, no tengo ninguna foto, y había sitios muy espectaculares; el que quiera verlos, ya sabe...

En el km11 más o menos empezaba la primera subida, una buena pared de pista, que empecé corriendo, casi parado, hasta que media hora después me pilló un tipo y me desanimó, porque pensé que iba cogiendo tiempos a la cabeza y en realidad otro me iba cogiendo a mí. Lo bueno, ahora lo sé, es que quien me pillaba fue el ganador, récord de calle de la prueba. Al llegar a la cima vi uno de los paisajes más espectaculares de mi vida: a la izquierda, un precioso lago, y la derecha unas montañas muy brutas, disgregadas y rotas por el frío glaciar de los largos inviernos.

Bajada sin problemas, en la que me da un subidón porque adelanté al tipo ya mencionado: ¡¡¡no soy el peor bajador del mundo!!! ¡¡¡Yupi!!! Lo tenía asumido, pero no, los hay aún peores. Un rato de bosque precioso, húmedo por rocío (justificando el Gore XCR de zapatillas, recomendable), y tras un buen rato de encontrarme bastante mal, llego a la segunda subida, más corta pero más dura, de bosque, campo traviesa, dura. Alcancé a unos mongoles que se iban parando de tanto en tanto; sin querer ofender, no saben correr, van a tirones y no son constantes; no tienen experiencia, pero sí son fuertes naturalmente; desde luego tienen cosas bastante más importantes que hacer que entrenar: sobrevivir, por ejemplo.

Bajada todo-recto campo a través (aquí se cayó Fernando y se dio hasta en la cabeza, no preguntéis cómo, nadie sabe cómo se puede uno pegar tal revolcón) y pista tendida hasta el km42. Como el auténtico culo y muy muy fatigado llego a la maratón; a un mongol le están dando masajes en cuadríceps y trato de hacer una 'transición rápida': tenemos una bolsa con nuestras cosas, bebo, dejo la cámara, me quito el Gore y me quedo de manga larga, cambio mallas por pantalones cortos y salgo lo antes posible. Pero voy muy muy fundido, algo que no entiendo. No sé si es que iba ligeramente malo porque había cogido frío dos noches, pero iba mal. Iba absolutamente disparado de pulso, y eso me hace pensar lo de ir ligeramente malo. Total, que me lo tuve que tomar con calma hasta el 55 porque si no no llego. La verdad es que las sensaciones que tuve el 90% de la carrera fueron muy malas, nunca fui fino ni suelto, y es para mi lo peor que me podía ocurrir, es para lo que entreno, no tanto para un puesto o un tiempo. Por eso tengo un sabor agridulce de mi carrera (no de la carrera). En el 55 empezaba más subida, pero me anima el enterarme que voy segundo, ni puta idea de como iba.

Estos kilómetros fueron preciosos, bosques, ríos secos, valles espectaculares, gers al fondo, locales que te venían a visitar... precioso. Desde el 25 fui solo y sin ver a nadie, con lo que se agradece que al menos se pueda disfrutar del entorno. Lógicamente me iba degradando cada vez más, poco a poco, y aunque lo hacía casi todo corriendo excepto subidas duras, iba lentillo. La carrera era totalmente en solitario y sin referencias entre nosotros (excepto si te podías fiar de los controles) y una contrarreloj con mucha cabeza y sin más secretos: si pillabas a uno casi seguro que le ganarías, y si te pillaban, te jodías. Sólo me despiste en una ocasión, y un jinete me puso de nuevo en ruta; muy bien marcada, porque este error fue mío.



La clave de mi carrera fue el km76, donde nos esperaba nuestra segunda bolsa y avituallamiento. Y no había nada. Completamente fundido, casi sin agua, sin energías y la tripa vacía... y hasta el 88 no había otro control, el mismo que el 55. Ese tramo, por bosque, sinuoso y muy duro, se me hizo eterno; maldije a todo Cristo por dejarnos un poco tirados y por el hambre que me estaban haciendo pasar. Puse el modo 'survival' y a aguantar. Tardé mucho en aceptar la situación, fruto del cansancio y la neblina que empañaba mi cerebro. Momentos muy malos, sólo sufriendo y nada de disfrute, fatal. Sufriendo sufriendo conseguí llegar al 88, justo cuando empieza a llover, y un minuto antes de que me cogiese el tercero. Se me quedó una cara de gilipollas que no veas, unos 90km solo, 75 sin ver a nadie y me pillan al final. Salí a intentar defender el puesto, pero iba agotado. Él me siguió a los 20". Puse el turbo, el NOS y todo. Puse un ritmo que ni Cristo lo aguantaba hasta meta, pero eso lo sabía yo. Cuando, en el km89, un mongol borracho como una cuba me intenta parar, lo evito como no hizo Vanderlei en Atenas, y pesco a correr aún mas rápido cuando veo que me persigue mientras su mujer le grita; sólo porque iba muy muy mamado no me pilla, y ante su realidad, engancha una piedra: desgraciadamente la IAAF no estaba presente para homologar mi récord, porque los batí todos. Divertido fue luego y lo es ahora contarlo, pero en el momento... je je. Dicho sea de paso, es el único incidente con algún local; el resto todo lo contrario, gente la mar de agradable y maja, siempre ayudando y muy hospitalarios, pero me tocó el imbécil de turno. 'Entré' de nuevo en carrera y mantuve el ritmo mortal un par de kilómetros más, hasta que, afortunadamente, el mongol, (ganador del año pasado) se dio por vencido; menos mal porque yo estaba en las últimas. De hecho me tuve que parar cuatro veces porque iba muy bajo mínimos. Así llegamos a meta, segundo, currado, y sin ser un buen día para mí en lo deportivo, pero sí en lo personal, por lo que lo luché y lo bien que creo que replanteé la carrera desde el incidente de la salida hasta no ir nada fuerte.

Al día siguiente parecía que veníamos del Love Gay Parade o de una marcha de 8000km a caballo, daos por culo, vamos. Y yo que me tenía que ir con la bici al día siguiente...

Mongolia Crossing

Recuperé rápido, me despedí lo más rápido posible de la gente y puse rumbo a mi aventura personal. +800km en bici, solo, sin asistencia, 'terra incognita' e idioma aún más incógnito; y para darle emoción, mi primer viaje en bici y saliendo cansado.

Desde el primer momento iba fatal por el peso, a 12km/h y muy inestable de delante, con varias intentonas de pegármela; un puerto de media hora a 4,5km/h todo-metido, me dejó baldadillo, y ciertas lluvias lo acabaron de amenizar. Iba echando cuentas con la velocidad media que llevaba y me salían muchas muchas horas al día, no me equivocaba. Ese día cometí un grandísimo error y fue el de no dejarme comida a mano para la jornada; y por idiota, no paraba a cogerla de la bolsa. Tras 80km me tuve que parar absolutamente exhausto, de los mayores esfuerzos de mi vida, a tomarme un Kit Kat, que ni veía. Casi me duerme del agotamiento al comerlo. Y ya iba buscando agua cuando tras 90km diviso un lago. Por fin acampaba. Las distancias se calculan mal aquí y me llevó más de una una hora llegar a él, y cuando lo hago me doy cuenta de que he reventado el Camelbak y que el lago es... salado. El día que más he
sufrido en tiempo y con la gran duda de qué hacer. Con mis pobre conocimientos en supervivencia sé que es mejor beber salado que no hacerlo, y lo necesitaba, eso sí, me pasé seco buena parte de la tarde, la noche y la mañana. A unos kilómetros había gers, pero decidí beber salado al final. Creo que por eso me cogí una ligera diarrea un par de días, por exceso de sal, pero nada serio. Mongolia 1- Personajillo 0.

Afortunadamente la cosa fue a mejor, en orientación, búsqueda de agua (en esta época no fluye ni un río seco excepto los muy grandes, tres en cerca de 850km), comunicación con locales, etc. Lo que no fue a mejor fue el culo, desde el segundo día usaba dos culottes, sufría lo indecible y me minaba la moral. Uno de los mayores sufrimientos que he tenido nunca, lo peor del viaje sin ninguna de las dudas, y motiva que ahora mismo casi odie el ciclismo. Es increíble lo que se puede llegar a sufrir por una nimiedad.

El resto me ha ido bien. Hacía bastante calor al mediodía y aledaños, unas cinco horas de sensación térmica por encima de 30ºC; me encontré a unos españoles el segundo día; las pistas más o menos se seguían con facilidad en cuanto a orientación pero precisaban de una buena elección de la pista en sí, hay mil paralelas, porque, o estan muy bacheadas o, a partir del tercer día, son arenosas. He tenido decenas de horas para mi tesis sobre cual es el peor terreno para una bici; tras los baches revienta-culos y encías, las piedras cojoneras y la arena hasta-aqui-hemos-llegado, me quedo con la arena, patético ritmo, muy duro. Y hasta crucé alguna duna el cuarto día...

Lo mejor han sido los valles infinitos, de 50, 80, 100km, todo el santo día en el mismo valle, avanzando a velocidad de tortuga (medias reales de 11-13km/h), poquísimo trafico (hasta un vehículo cada hora) y gers a kms de distancia. No apto para personas necesitadas de sociedades y ciudades. Muy solitario, pero a la vez casi siempre con vida cerca, porque algunos locales venían a caballo a hablar conmigo, yo me acercaba a preguntar por la ruta usando el GPS mongol (Ger Position System, preguntar a saco), o para buscar agua, y la gente muy agradable, me han dado más de una vez leche, agua fresca y limpia -que no sé de dónde sacan-, y una vez ya acampado unos chavales me dieron como un kilo de yogur, que sus podéis imaginar cómo me supo. Me he podido lavar tres veces, y sin jabón porque lo perdí en el segundo calcetín que remojaba en el río. Y directamente en los últimos 350km no he visto agua, excepto un río del que me dijeron que no bebiera; segundo momento crítico del viaje, muy seco, sin gers, sin coches... Se resolvió, claro.

Me han tocado los huevos los mosquitos dos días, casi desesperándome, muy mal, los odio con toda mi alma. El quinto día, creo, tardé 80km en encontrar mi primera bajada de verdad, justo el día más flojo de energías, no acababa nunca de coronar montecillos, uno tras otro, todo el santo día.

La cuarta jornada tuve una caída lenta a eso de 20-25km/h, rompiendo la maneta del desviador delantero (Pequeño, ya estas pidiendo una Deore), doblando patilla (y desalinenado el remolque por ello). Si rompo algo más serio me quedo en tierra y cojo el primer jeep que pasara, pero tras una hora de ajustes e intentos de arreglo pude seguir sin desviador, bloqueándolo en el plati mediano. El cambio me ha dado mucha guerra, pero el resto ha ido más o menos bien; los frenos se han fundido lo suyo, porque no podía ir nada rápido en bajadas; no he pinchado nunca (bueno, la almohada, ya reparada); y el remolque se ha desoldado por abajo, pero cuatro bridas y un pelo de preocupación lo han resuelto.

De comida he ido algo justo, adelgazando al final, sólo al final. Porque decidí ponerme a tope para llegar un día antes, haciendo 300km en tres días, lo que para mí es una proeza, en campo, cargado, etc. Estaba de 6 a 8h30' al día de pedaleo, avanzando, si no recuerdo mal, 93-90-73-112-87-86-100-113-87 km cada día. Mucha paliza. A veces, muchas, he creído que me había excedido y que el reto me estaba superando de largo; y sin embargo lo he podido hacer al final, con cierto exceso de sufrimiento por el culo, pero relativamente bien por el resto, con muchos problemas pequeños de todo, pero solventables. El lugar es fantástico, y la forma de hacer las cosas como yo me las he planteado, muy gratificantes, pero demandan mucho. Quizá haya que replantear algunas cosas en un futuro.



Desde entonces estamos por aquí de turismo, comiendo como un auténtico animal (con un empacho increíble el primer día tras seis platos y tres postres), y muy relajado; estamos cuatro tipos, muy majetes y viendo cosas.

En tres días vuelvo, y aunque por una parte apetece, por otra... es que Cadena Dial me supera...

Gracias por los mailes, hasta hoy no he podido leerlos, pero me han alegrado.

Me las piro a pegarme otro atracón. Me quedan mil historietas en el tintero, pero hay prioridades, la panza es quien me mueve.

Cuidaos, un abrazo.
Byartai.
Sergio

Ulanbaatar, 2005-07-12

+: Mongolia Sunrise to Sunset, Mongolia Crossing Waypoints

+s13: Index: Mis otras ultramaratones

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