Batallita del abuelo cebolleta.
Corría el año 2001 y, para "desgracia" mía, me embarqué en la Desert Cup, en Jordania, una locura de 168km, por desierto, en autosuficiencia. Me estrenaba en el mundillo ultra internacional y sobra decir que nunca había estado en el desierto, que nunca había completado una distancia similar y que me temblaban las rodillas sólo de pensarlo. Pero hay veces que no es posible una evolución paso a paso y hay que tirarse al vacío.
Me tiré. 300.000 de aquellas pesetas -aunque ya tuviéramos el euro-, mucho entrenamiento y toneladas de ilusión. Había muy pocas carreras del estilo en aquella época, y ésta la organizaba alguien de fiar, Patrick Bauer y su gente, los mismos que la laureada Marathon des Sables, el germen de todo esto.
Antes de ir ya hubo algunas dudas porque fue menos de dos meses después del 11-S, y recuerdo que Jordania es un país musulmán. A los "valientes" que nos atrevimos a no cancelar el viaje, Jordania nos recompensó con un país pacífico, despejado de turistas (¡incluso en Petra!) y con 'todo el desierto para nosotros'. Poco después estallaría la invasión de Iraq por parte del subnormal Bush y dado que Jordania es frontera con este país, una edición más y se fue al garete.
A lo que iba, que me pierdo. Que merodeando por el campamento los días previos a la salida vi unos preciosos Buff conmemorativos del evento; Buff patrocina la Marathon des Sables desde hace siglos y es normal que lo hiciesen también en esta Desert Cup. Pensé, "cuando acabe, si eso, me pillo alguno". Grave error: ¡aprovecha el momento y no esperes segundas oportunidades! Para mi desgracia, así fue, me quedé con cara de idiota cuando al finalizar la carrera ya se habían agotado.
Tiempo después de volver a casa tuve la ocurrencia de mandarles un mail a la gente de Calviro SL, como antes se llamaba la empresa Buff, para preguntar si por esas casualidades de la vida, pudieran tener alguno por allí; se lo compraría con mucho gusto, no era ni siquiera para utilizarlo, era un recuerdo de unos días muy especiales. Por supuesto, no tenía un enlace con nadie y lo mandé a un mail genérico, tipo info@... Sorprendentemente me contestaron y me dijeron que lo buscarían, a ver si con suerte había alguno en el almacén. "A cambio" yo les mandé un 'informe' sobre qué uso le daba la organización al producto, la visibilidad en carteles, precio de venta, etc.
Con gran estupefacción y más ilusión, poco después tenía dos Buff Desert Cup de recuerdo y otro normal por si quería usarlo. Todo por un total de cero euros. Uno de ellos está en mi particular 'hall of fame' (vitrinas que hago post-carreras), con las zapatillas originales, el dorsal, la medalla, etc. Y nunca lo he utilizado.
Desde entonces -aparte de que sea una empresa española/catalana (paso de nacionalismos) con fuerte repercusión en el extranjero, algo que creo que siempre es motivo de orgullo- me han caído simpáticos; por supuesto he usado en muchas ocasiones los Buff, porque me parecen una gran invento y en parte, en el fondo de mi subconsciente, por ese altruismo tan poco frecuente.
Siete años después, tras "largas y arduas" negociaciones, hemos llegado a un acuerdo de colaboración, algo que me satisface enormemente, porque el trato ha sido de lo más cordial y porque me alegra colaborar con alguien que me ha demostrado que en la vida hay algo más que negocios.
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Buff y yo
domingo, 14 de septiembre de 2008
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1 comentarios:
Me ha gustado mucho la vitrina con los recuerdos de la Desert Cup. ¿Puedes colagar fotos de las otras que tienes?
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