Manguitos Moeben

No sé si en Estados Unidos no conocen mucho los manguitos, esa prenda tan versátil que proviene del ciclismo -de lo poquito válido que ha aportado la bici de carretera al mundo-, pero parece que hayan descubierto "las Américas".

Los manguitos tienen más años que Matusalén, y en la bici se usan desde tiempos inmemorables: sencillísimo en su concepción, permiten absorber cómodamente cambios de temperatura o intensidad. Por ejemplo, en bici es enorme la diferencia en la intensidad y el viento relativo (el que tú generas con tu movimiento) entre una subida y la bajada de un puerto. Corriendo no es tan importante esa diferencia, pero a cambio podemos llegar en montaña a importantes altitudes puntualmente con el consiguiente frescor, no justificando usar un cortavientos o chaqueta, por no llevarlo o por pereza de sacarlo de la mochila. Sin embargo unos manguitos siempre se pueden llevar y la diferencia de llevar los brazos al aire o no es francamente importante.

Otra utilidad es la de la protección solar, tanto corriendo como en bici el Sol pega directamente y con el mejor ángulo para achicharranos vivos, de ahí que tengamos muchos pecas.

Pero la bici de carretera es sumamente clásica y los colores se reducen a negro y poquito más. Ahí está Moeben, con colores cañeros -rosa, amarillo- y estampados brutales, de llamas o piel de leopardo '100% Loca' realmente llamativos (para estos últimos hay que tener la geta bastante dura y/o nulo sentido del ridículo). Molan.

Como curiosidad, el nombre de la marca proviene de los dos hijos mayores, Moe y Ben, de la dueña de la empresa, Shannon Farar-Griefer, ultramaratoniana.

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