Toda aventura o aventurilla debería tener un trabajo previo de análisis de riesgos. De forma medianamente chapucera eso hice antes de embarcarme rumbo a Rusia, para tratar de discernir, entre la ingente maraña de cosas que podían salir mal, aquello que era realmente peligroso. Concluí que tres temas requerían una más detallada atención.
Frío
Congelaciones, hipotermia, que si me quedo sin algún dedo. Pensar en frío es pensar en eso, y desde la distancia no es fácil saber cuánto aguantas, qué material debes llevar y cómo usarlo. Ni hay que pasarse (peso, coste...) ni quedarse corto (problemas físicos, vuelta a casa antes de tiempo, consecuencias graves...) y la experiencia en esto es un grado. Yo tenía la de Canadá, y en eso me basé, pero un viento fuerte, una mala combinación de capas, mojar el material, una mala gestión de la humedad o cualquier otra causa pueden comprometer mucho esfuerzo y sacrificio.
Pero no solo de frío corporal está hecha Siberia. Y el título de este apartado no se refiere solo al frío que pases o dejes de pasar, es que tiene una influencia dramática en todo: cocinar, calorías consumidas, hacer agua, confort para descansar, duración de pilas y baterías, cremalleras atascadas, tacto con manoplas o guantes, etc. etc. La forma más sencilla de imaginarse el tema es vivir dentro de un congelador, si consigues hacer esa abstracción podrás imaginarte el material que debes llevar, qué te puede dar problemas y qué no. Y, por supuesto, alguna sorpresa te llevarás. La mía y más gorda fue que casi no consigo hacer funcionar el hornillo, lo que hubiera supuesto una retirada rápida. Hay mil cosas (y mil trucos) que pueden fallar debido al frío, con lo que, aparte de que te impida tu objetivo o disfrutar, puede tener consecuencias trágicas. Lo más importante a lo que concluí era que nunca debería llegar al límite, ni al físico (de estar agotado) ni de que llegase a impedir hacer tareas cotidianas, especialmente las manos, porque, por ejemplo, si tras una dura jornada tienes las manos en mal estado y no consigues montar la tienda, prepárate, pero bien preparado porque estás en situación de riesgo vital.
Vodka
La segunda preocupación eran los habitantes locales, dados a llevar más vodka en las venas que sangre. Recuerdo, iba solo, algo determinante en temas de seguridad personal. Especialmente la mitad sur está relativamente habitada, coches circulan de vez en cuando, a veces no te ven, a veces se paran a preguntar, y muy tontos tienen que ser los dimitris para imaginar que no llevas dinero en metálico encima y buen material. Llevas de ambos y todo cristo lleva un hacha o similar para romper hielo en el coche. Así que... Realmente no tuve ni un problema, ni una mala mirada, ni un tonto, y tomé solo las lógicas precauciones de no acampar en la "pista", nunca cerca de núcleos habitados, y tratar de no usar luz visible desde lejos. Pero con que te salga un idiota ya te la ha liado.
Agua
Vas sobre una superficie helada, muy sólida y resistente... pero viva. El riesgo real más importante es la caída al agua por apertura de canal o por congelación en falso de una grieta. Es un riesgo real, tan real que cierto personaje se cayó el año pasado, a pesar de mis sabios consejos de no avanzar por la noche. Primero, no se debería avanzar nunca por la noche porque pierdes mucha capacidad de estimación del riesgo; segundo, debes ser extremadamente cauto, algo imposible en muchos kilómetros, pero sí en pasos críticos, que los habrá; y tercero, proveerte de formas de salir del agua y un protocolo de actuación si ocurre. Desconozco qué probabilidad de supervivencia se le pueden dar a alguien que cae en el agua, arrastrando un pulka, solo, en una zona helada y a temperaturas bajas, pero no creo que mucho más que un cara o cruz, no creo que tengas más de dos minutos para salir del agua, a partir de ahí, entre intentonas fallidas, nervios y congelación, dejarás de tener fuerza y no creo que ya consigas salir por ti mismo. De ahí que hacer una cosa solo sea muchísimo más difícil que en pareja o trío, sea lo que sea, navegar, escalar o hacer expediciones polares. A pesar de todo, yo no vi ningún canal abierto, sí grietas con agua, que requerían tacto y cuidado, y vi y escuché roturas de hielo, las más acojonantes bajo los pies (pero eran las primeras, luego no eran para tanto), una que parado se hundió el suelo un centímetro y oír el agua fluir muy cerca la última noche-amanecer. Y, por supuesto, llevaba medidas que ya explicaré, para tratar de salir en caso de caída, las cuales no usé ni sé si me servían realmente, aunque confío en que sí.
Riesgos no resueltos
Pero no todo va a ser tan sencillo como comprarte las mejores manoplas del mercado y problema solucionado. Dos situaciones me preocupaban especialmente dado que no conseguí resolverlas y eran potencialmente letales.
La primera era que diese la puta casualidad de que se abriese un canal debajo de la tienda. Sería mala suerte de verdad, pero si caes envuelto en la tienda con todo el material... con todos mis respetos, creo que no sales. Puedes tener un cuchillo a mano para rasgar la tienda, pero si te pilla durmiendo lo más posible es que no te diese tiempo a nada. Mal rollo.
La segunda era caer en una grieta y que el pulka cayese contigo. Estuve haciendo pruebas a varias velocidades y sobre diferentes superficies para ver cuánto avanzaba el pulka sin tirar de él, 'a vela', y sí, sobre hielo desliza bien y se cae contigo, eso sin contar con que al caer le pegarías un tirón extra. Aunque hay alguna solución -mosquetón para soltarlo- lo más importante sería en cuanto te cayeses evitar que se volcase y tratar de sacar "el bicho" antes de salir tú. Si se vuelca, coge agua, empieza a pesar, y no consigues desengancharlo de ti... ya sabes lo que te espera.
Ambas situaciones me inquietaban, por supuesto, de hecho requieren un cierto control de la ansiedad, y prefiero no haber vivido la experiencia de caer al agua; en realidad tiene que ser muy interesante ver cómo reaccionas tú en una situación absolutamente límite, pero si no lo sé es que también hice las cosas moderadamente bien, y creo que es un punto a mi favor, no necesitaba más aventura de la que tuve, pero hay que estar preparado para casi todo.
s
2 comentarios:
Espectacular imagen. En efecto calcular los riesgos es vital para realizar un viaje tranquilo.
Si no lo haces dejas de ser un aventurero y te conviertes en un inconsciente.
s
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