Eurafrica Trail 2019 (2): Aurum 43

jueves, 21 de noviembre de 2019

Madrugo un pelo más para irme a trotar 20', pero según planto los pies en el suelo me doy cuenta de que tengo los cuádriceps desguazados. Mierda. Precisamente esta temporada me he percatado de que al día siguiente de hace desnivel negativo estaba decente, a las 48 horas estaba para chopped. Teníamos un día de traslado, con lo que previsiblemente mañana estaré bastante peor y hoy ya voy bien tocado. Pues nada, a joderse.

Desayuno, autobús a Tánger, ferry, Tarifa, autobús al campamento europeo, Jimena de la Frontera. Según pasa el día voy claramente a peor, no puedo hacer nada así que no me preocupo demasiado, los 'tens', masajes, hidratación o nutrición pueden ayudar, pero una vez hecho el daño es, sobre todo, tiempo, tiempo que no tenía. Al día siguiente, en efecto, estaba bastante peor. Rumbo a Benaoján.

La sierrecita prometía ya desde el autobús y según nos habían dicho habría dos partes, una técnica y lenta tipo Marruecos y otra corrible. En 2019, con carreteras y modernos medios de transporte ves los pueblos encaramados en las lomas o en angostos valles y piensas lo alejado que está esto de todo, no me quiero imaginar hace un siglo o dos, pasto de caciques locales, bandoleros y apreturas de cinturón. La parte buena es que son pueblos bien conservados por su aislamiento y Benaoján es un buen ejemplo. Una coqueta plaza nos vería salir, pero antes se hizo un minuto de silencio en recuerdo de SúperPaco, todos vistiendo con una camiseta que nos habían facilitado, un héroe anónimo de los que en ocasiones levantan más pasiones y admiración que campeones en lo suyo.

Salida y rampón, hala, ya estamos en faena, con neblina por arriba, ritmo bueno. Sin quererlo de nuevo iba con Maite Maiora, en subidas (y descansado) no me cuesta demasiado seguir esos ritmos y me mantiene tenso porque yendo solo me relajo bastante en tramos andando. Tras unos 5 km tiene una caída tonta, pero dentro de lo malo era el mejor sitio, porque era sobre pradera, nos pasamos mucho rato sin ver más que piedras en el suelo, así que dentro de lo malo, mejor caer en blando y despacio... a la vuelta a casa se descubrió dos costillas rotas, eh, a mí que nadie me llame gafe que se cayó ella solita. Y a bajar, y técnica y puñeterilla, empecé bien, se me fueron Maite y compañía, que eran buena rueda, y como me suele pasar, voy yendo a menos hasta acabar hasta las mismísimas pelotas de bajar, de piedras, de caliza y de todo, y además, con tramos finales delicados con esas lajas que apuntan a tu pecho o tu cara con ganas de partirte en dos: no entiendo cómo se puede bajar rápido por ahí.


Bastante hartito llegamos a un llanazo curioso, porque es una dehesa entre sendas sierras y donde pastan las vacas tranquilamente, es un poco irreal, vienes de un terreno técnico y lento y de repente, a darle zapatilla pero bien, transición cero. Y como quería desquitarme del final técnico, que no me había gustado, pues como pollo sin cabeza. Y oye, muy bien, estuvo entretenido. No duró mucho (menos mal, a ese trapo yo no aguantaba demasiado), subida, bajada y tercer avituallamiento. Lo de los avituallamientos me ha resultado curioso, el primero me lo salto siempre, con medio soft flask o menos voy que tiro; el segundo dependiendo de cómo me pille quizá coja algo de comer; quizá en el tercero coja agua, mitad en cada soft; y si hay más, picoteo, menos de 20" en cada uno. Esto es un sinvivir (y un sincomer y un sinbeber), no bebo un litro en 3, 4 o 6 horas, como cuatro mierdecitas y lo que llevo encima, y es muy estresante, no me gusta, hombre, vamos a pararnos, charlamos un poco y ya con la comida masticada y deglutida, seguimos, pero no, todos a piñón, como si hubiera bombas a punto de estallar bajo las mesas. De verdad, qué coñazo de carreras cortas, lo que se corre, lo competitiva que es la gente, no le da tiempo a uno ni a ver el paisaje.


A lo que vamos, en ese avituallamiento me cazan la cuarta y quinta mujer, Silvia Puigarnau y Ester Alves, me dejan en bajada pero no las pierdo de vista, y cuando llegamos a pista y el primer pueblo (Cortes de la Frontera) ya vamos los tres juntos, y poco después me escapo, llevan buen ritmo, bajan mejor que yo pero puedo ir algo más rápido en "mi" terreno. En algún momento creo que iban cerca de mí pero no volví a mirar atrás, otro llaneo pasando otro pueblo (Cañada del Real Tesoro, ea) y nos encontramos con el río (Guadiaro) que nos acompañará hasta meta. Primero por una pista sin mucha chicha, luego subía para tener unas bonitas vistas (y acompañamiento, una marcha, lo que siempre es agradable para tener alguna referencia) y a continuación un avituallamiento, el último, que para mí supuso un cohete en el culo. Sabíamos que la etapa estaba recortada, creo que por temas medioambientales, y cuando hice los cálculos en ese avituallamiento me quedaban como seis a meta. A darle. Sendero de bajada, puente (¡y cueva!) espectaculares (de los Alemanes), subida a degüello, bajada y bonito sendero a meta, que hubiera estado bien hacerlo fresco pero ya con cierta tostada encima se trataba de minimizar daños y llegar a meta dignamente. 4h13', 36 km, +1400 m. Satisfecho.


Nos hizo un buen día, solete, nos pudimos duchar, dar un rápido masaje, comer (¡chorizo!) y charlar. La vida simple mola. Simple para nosotros, porque creo que a estas alturas el que más o el que menos se había dado cuenta de lo compleja que es esta carrera, en desplazamientos, voluntariado, autobuses, etc., un chocho muy serio. Simplemente esta etapa, la más sencilla quizá, es en línea por lo que ves más mundo como corredor, pero llévate mochilas a meta, intenta tener un sitio donde ducharse en un pueblo sin instalaciones para ello, dales de comer a los famélicos si puede ser, y manda de vuelta a la gente en oleadas según van llegando en una etapa en la que entre el primero y el último hay unas cuantas horas. No creo que haya muchas carreras en España más difíciles de organizar por la itinerancia, los distintos escenarios donde se desarrolla y las dificultades de, en casi todas las ocasiones, localizaciones pequeñas donde un evento de este tipo son puntuales y no tienen apenas capacidad de servir a las necesidades que se plantean. Quien se metió a organizar esto no sé si sabía en su día la que se le venía, ahora ya con la maquinaria rodada y con las misiones repartidas la cosa irá mejor, pero ha debido de costar y lo que te rondaré morena, porque a más variables más cosas pueden pasar.

Mientras tanto, comiendo plácidamente de una barbacoa, mi cabeza estaba en la matemática simple: 2 de 4, y habiendo hecho, se supone, lo peor ya. Lo que menos me apasionaba es que "se oían truenos de fondo", se comentaba que mañana podría llover. Me gusta la lluvia entre cero y nada.

+: Eurafrica Trail
Fotos: John Ortiz

3 comentarios:

Somal dijo...

Más!

luis dijo...

No trocees, copón.
SPJ

ser13gio dijo...

Habrá más, tranquilidad. Hay que tener en cuenta que no se está acostumbrado a leer más allá del tuit, si lo meto todo del tirón os puede dar un soponcio.

Cuidarse,
s

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