Rock and Ice Ultra - Sobre los hielos (2)

Yellowknife vivió en su día del descubrimiento de oro, y desde hace bien poco, también de minas de diamantes. En la ciudad están todas las grandes empresas del mundo de extracción de metales preciosos y ‘pedruscos’ (De Beers incluida, los del archiconocido eslogan ‘un diamante es para siempre’). De hecho, la mayor del mundo, BHP Billiton, es la principal patrocinadora de la Rock and Ice Ultra. A unos 300km al noroeste de la ciudad está una de las mayores minas de diamantes del mundo –Ekati- propiedad de la anterior empresa; los ganadores tienen un viaje en helicóptero a la mina, lo que debe de ser la mar de interesante… pero claro, hay que ganar. También se llevan diamantes de verdad, no como los nuestros, los de los “simples” finishers, que son de ‘palo’.

Scott Smith, el director de la prueba, como muchos de los ciudadanos de la localidad, trabaja en el sector de la minería, buscando por el mundo los lugares más rentables para explotar. Le mandas un mail, te contesta al mes siguiente y te dice que está en una zona remota del Amazonas, del Ártico o en las montañas de Yemen, donde está ahora. Y para este tío remoto tiene que ser la leche, porque para él Yellowknife es una ciudad con todas las comodidades del mundo y para nosotros, el culo del mundo. Supongo que ganará una pasta, porque al menos por disponibilidad lo merece: el año pasado durmió diez días en casa.

Yellowknife se hizo famosa por un documental de National Geographic sobre las autopistas sobre el hielo, incluso a muchos de nosotros nos han llegado Powerpoints al respecto. Luego, el Canal Historia hizo una serie tipo reality sobre los camioneros que se juegan el pescuezo por bastante dinero (bastante información en Wikipedia). Estas “autopistas” son los caminos que se trazan sobre el hielo para llegar a las minas, en este caso, a la de Ekati que te he comentado. Dado que la zona es pantanosa la mires por donde la mires, la única forma de abastecer Ekati por ”tierra” es sobre el hielo, y sólo en los meses de invierno, cuando el hielo es los suficientemente sólido para soportar camiones de gran tonelaje. Y es que en esos meses tienen que llevar todo lo que necesiten y crean que van a necesitar durante el año entero, excavadoras, combustible, ropa, alimentos, repuestos, todo, porque luego sólo se puede acceder por el aire, muy caro y con evidentes limitaciones de peso.

Dado lo especial del terreno, existen unas normas específicas para transitar sobre el hielo, variables según el país (lógicamente hay autopistas de hielo en unos cuantos países). Por ejemplo, siempre sin cinturón de seguridad, por si hay que saltar en marcha; van de cuatro en cuatro, separados entre ellos, y a los 500m otro convoy, para no meter demasiadas vibraciones al hielo y que no se produzca una resonancia que parta el hielo, como aquel mítico vídeo del puente de Tacoma Narrows; los puntos de ruptura suelen ser los bordes, cuando el hielo toca tierra; las velocidades tienen ajustarse a unos límites máximos y mínimos y nunca se tienen que parar en el hielo; por las noches se arreglan las grietas simplemente echándoles agua; et cetera. Tuvimos el placer de poder correr sobre esta pista los últimos kilómetros de la tercera etapa, llegando a Yellowknife, y dado que los vehículos limpian de nieve el suelo, ves el hielo y las infinitas grietas que tiene; se ve que es un hielo grueso, nos comentaron que de un metro aproximadamente, pero ver tus pies sobre el abismo para mí no era nada tranquilizador, y volvía adonde no veía el ‘agua’ (más bien, lo negro), donde había nieve, vamos; de vez en cuando volvía a pisar el hielo para acojonarme otro poco, era entretenido, y con los clavitos en los pies, crack crack crack, ¿y si se rompiese?
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