Libyan Challenge 2011: a por la 'triple corona'

La cancelación de la edición 2010 me dejó bastante descolocado, pero luego gracias a sugerencias, no dejarme caer en la apatía, y a tener un poco de flexibilidad creo que salió una temporada bastante maja; fue toda atropellada, sin planear nada, y que considero tuvo momentos bastante interesantes que no hubiera vivido si no hubiese ocurrido lo de la Libyan. Pero una vez pasada y con ganas de descansar, dejé pasar los meses sin motivación aparente. Hubiese ido a la Jungle con buenos amigos... pero para esas fechas tenía otras ocupaciones. Para esas fechas también estaba medio lesionado.

Una vez estabilizado el tema personal, el tema deportivo seguía muy en el aire, no tenía nada en mente porque casi todo me lo absorbía la cuasilesión del tendón de Aquiles (creo que era/es el soleo), y sin estar bien físicamente no se puede aspirar a preparar nada. A la vez quería dejar las cosas acabadas, cabezón que es uno, la 'triple corona' que me había planteado en 2010 había quedado inconclusa, y cuando algo se me corta tan tan cerca de haberlo conseguido, se me queda una puta espina clavada que sólo se saca de una manera. Nunca se me había ido del todo de la mente participar en la Libyan 2011, pero ¿de verdad quería hacerla otra vez? Es un palizón antológico, la han aumentado otros 10km, ya estamos en los 215km, hostiaputa, esto te quita unos meses de vida; soy de la opinión que nuestra vida deportiva es corta... por carreras como esta, que exigen entrenar mucho y competir a tu límite, y hay que seleccionar bien qué quieres hacer porque una que haces, otra dejas de hacer, así lo veo yo.

Pienso en los recuerdos de ediciones pasadas, siempre fantásticos, y me hierve la sangre por ir. El primer año, el del desafío de semejante distancia, me salió todo bastante bien y "sin quererlo" llegué mucho mejor de lo esperado. En 2009, creo que era evidente que no iba en buenas condiciones, sufrí como pocas veces en mi vida, pero estoy francamente orgulloso de haber llegado a una meta que semanas, días, e incluso horas antes se me antojaba imposible, no difícil, imposible. Y ese no querría que fuese mi último recuerdo (que no lo es).

La edición 2010 contaba como novedad el salir a medianoche, con lo que para los que la hemos hecho a otras horas supondría que era una carrera completamente diferente, y eso me gustaba. Y me gusta. Otro aliciente es la participación de gente muy potente, Sebastien Chaigneau, Julien Chorier, Mohamad Ahansal, Antoine Guillon, Guillaume LeNormand... percal del bueno, que si fueran todos -cosa que dudo porque luego se les aflojan los tarantos o les baila la tapiborla a más de uno- creo que sería la carrera desértica con más nivel de cabeza, en mi opinión. Pero nada de esto hace más que motivar, pero si el cuerpo no te responde no hay nada. Me llevo apretando las tuercas un par de meses y el soleo parece que responde, sigue molesto y ya he asumido que no se me va a pasar hasta que no descanse un par de meses al menos, pero aguanta por ahora; he pasado una montaña rusa de sensaciones poco deseable, pero al final me he dado cuenta de que he vuelto a caer otra vez en mi trampa: estaba pensando demasiado en la Libyan 2011 como para darle más vueltas, así que hace dos semanas dije que sí, que iré, no sé en qué condiciones, pero si no ocurre nada raro -Gadafi, me cago en tus muelas, pórtate- allí estaré, junto a otros 160 corredores, récord de participación. Allí veré a buenos colegas con los que espero pasar una semana inolvidable; espero que la carrera me salga como merezca por lo que haya entrenado; y por supuesto espero disfrutar de uno de los ecosistemas más bellos del mundo, a ritmo humano, despacito pero siempre avanzando.

Vamos a acabar lo que hemos empezado.

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© Sergio Fernández - http://ser13gio.blogspot.com