Libyan Challenge 2009: día D-1

lunes, 2 de marzo de 2009

Amanecimos hacia las 0900h si no recuerdo mal; antes ya nos había despertado un puto gallo tocapelotas que estaba dando por culo desde las 0500h el muy cabrón; no sé cómo está aún vivo, la verdad. Era el Día D-1, el de las verificaciones técnicas y administrativas, el de hacer y deshacer la mochila innumerables veces y el de rezar a los últimos santones para que sean favorables al día siguiente.

A media mañana entregamos el pasaporte, abonamos los 45 religiosos euros por el visado y nos dispusimos a los controles. Como cuando hacías exámenes, tienes cierto gusanillo de cuasinervios, como si nos estuvieses seguro de que todo lo que llevas es correcto. Certificado médico, electrocardiograma, bien; espejo, manta térmica, silbato, sales, espejo, mechero... ¡cuchillo!: lo tenía en la bolsa de viaje por razones de aeropuertos y se me olvidó; saco de dormir; GPS, frontal y pilas para ambos; comida a cascoporro; firma de declaración de responsabilidad ('Yo y sólo yo soy lo suficientemente gilipollón para intentar correr 200km, y no demandaré nunca al organizador a pesar de que sea un cabronazo'). Todo OK en cuanto llevé el cuchillo. Deberes hechos.

Luego fuimos a la mesa de Jaume y lo que a él le faltaba era el espejo; hicimos la 13-14 (le dejé el mío) y empezó a pasar su control. Su abundante cantidad de embutido ibérico hizo que se le arqueasen las cejas a más de uno a medio camino entre la envidia y la sorpresa. Todo bien también.
Pasados los controles, me tocó conceder entrevista a los medios junto con Seb y Guillaume Le Normand, los dos previsibles candidatos al triunfo. El primero, de The North Face, ha ganado las dos anteriores ediciones; tipo simpático y humano, lo más parecido a un niño pequeño de lo que se mueve, es un tío de puta madre, y su lado deportivo queda eclipsado por su personalidad. Guillermo 'El Normando', de lo más fuerte en carreras de montaña al norte de los Pirineos, patrocinado por Quechua, armario de dos cuerpos, es algo más reservado pero buen tipo también. Da gusto que algunos de los mejores corredores de este mundillo sean aún afables y cercanos.

Al infiltrado, del equipo Buff, alguna apuesta aún confiaba en él por su segundo puesto en 2008, pero ya delante de las cámaras empezó a lamentarse de que tenía pupita. Para sus adentros pensaba que tenía un 99% de posibilidades de no poder plantar cara a los mencionados, pero como tuviese oportunidad, iba a hacerles escupir sangre.

El resto del día fue lo típico de estas carreras: qué me llevó, qué dejo; arriesgo con menos ropa y me jodo de frío o aseguro; cuántas pilas llevo de repuesto para el GPS; ¿me llevo la cámara o ahorro 200 valiosos gramos?; más comida de verdad o mierda energética. Hacer y deshacer.

Me llevé la báscula para medir el ansiado momento de saber cuánto te vas a joder los hombros. 7,2kp. ¡Joder! Y eso que se supone que había aligerado bastante (¿cuánto llevé el año pasado?). Y faltaba el agua. El alcohólico Sebastien decía que él salí con cuatro litros; con eso tengo yo para toda la carrera, pero me hizo dudar. No parecía que hiciese mucho calor, pero ya me deshidraté el año pasado antes del CP2 y no me gustó la sensación. Finalmente decidí salir con litro y medio de agua... es decir, cargaría con 8,7 kilazos a la chepa. Mucho para mí.

Por cierto, nada de calor durante el día y bastante frío durante la noche. Prefiero lo contrario y me hacía dudar además del material, porque si hace frío de verdad te dobla con facilidad. Tenía el comodín del saco Raidlight que se convierte en chaleco, pero creo que sólo debe usarse en casos de emergencia, no debes hacer una carrera en la que dependas de eso. Al final cogí lo que consideraba en ese momento y ya vería si me equivocaba.

Me costó bastante dormirme mientras a mi lado Jaume resoplaba como un bucéfalo, pero al final también plegué la oreja. En un rato me enfrentaría a una de las temibles carreras non-stop.
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