En el CP3 nos preparamos para la noche, parada larga, mallas largas gruesecitas, camiseta de manga larga y cortavientos -todo Raidlight, ya describiré el material con detalle-; Buff a modo de gorro; liofilizado a la buchaca; frontal; entrevista; ¿vamos o qué? Jaume y el que esto escribe, junto con el libio Ramadan, salen ya con la noche completamente cerrada a eso de las 2000h. En el primer sendero me perdí el año pasado y tuve que hacer una zona de escalada no programada. Esta vez me fije mucho y bien en el suelo, mientras Jaume iba con el GPS confirmando la ruta. No es nada fácil este tramo, hay que fijarse con atención y como es piedra, no se ven huellas apenas. Hay que usar todos los trucos conocidos, y yo miraba el suelo con atención para leer las huellas; os lo creáis o no, las mierdecillas de camello y ovejas me guiaban más que el GPS, porque al fin y al cabo era un puertecito, un paso natural entre dos zonas separadas por una pequeña cordillera, y por ahí andarán pastores y caravanas camelleras. En un rato dimos con el rumbo correcto para alegría de todos, perdí un buen rato el año pasado y no quería repetir.
A partir de aquí, Jaume, primero del trío, empezó a andar a buen ritmo y un servidor que es flojísimo en esta disciplina, iba con el gancho bien apurado. Continuamente me iba quedando y tenía que darme carreritas para cogerle, aguantaba un rato y de nuevo me descolgaba. Muy pronto alcanzamos la baliza 1; para llevarte por la zona que quieren los organizadores, éstos sólo en este tramo disponen de dos balizas como las de orientación que debes encontrar y picar la tarjeta que llevas, asegurando así que has pasado por ellas. No tiene nada de orientación dado que vas con GPS, simplemente hay que ir exactamente a esos puntos, picar y seguir, no tiene más historia.
Un rato después alcanzamos a la balilla italiana Ivan y a otro corredor. Y poco después a otros dos si no recuerdo mal. Nos hicimos un buen grupeto... hasta que se paró Jaume a quitarse arena y un servidor comenzó a seguir huellas de coche que no iban por el mismo camino que nos decía el GPS. Me planteé si seguirlas o no, se abrían y podía suponer un recorte hasta la segunda baliza... me lo pensé, seguí mi instinto, y me fui alejando del grupo. Alguna luz hizo el amago de seguirme, decidí continuar por mi camino pasara lo que pasara, me fui alejando más y más de la seguridad de la ruta establecida en busca de un recorte y más bien de una diversión. Más y más lejos, apenas veía ya las lucecitas en la distancia, empecé a disfrutar mucho con la música y con lo que estaba haciendo, seguí mi camino y empecé a entrar en 'terra incognita'. Las huellas seguían pero intuía en la negra noche un perfil escarpado de unos montes. Toda la zona está plagada de espectaculares zonas de escalada, con algunos puntos de pasos concretos; como bien dicen en el reglamento, el Akakus es un laberinto, y debes seguir la ruta marcada. Pero no, tuve que buscar mi rumbo alternativo. Empecé a preocuparme cuando perdí huellas, cuando seguía sin ver zonas de paso evidentes, cuando sólo veía perfiles escarpados, cuando iba en sentido contrario a la zona de la baliza 2, y cuando seguía y seguía obcecado en buscar un paso que ni siquiera sabía si existía. Casi con ansiedad, con los sentidos muy alerta, y con algo de preocupación, avancé con muchos problemas sin saber qué me depararía esa excursión, además de que si tenía algún percance, nadie me buscaría por ahí. Me centré, saqué el GPS que a veces llevo dentro, intuí todo lo intuible, más me valía, y, mucho después, conseguí salir de la red que yo mismo me había tejido. Un buen rato más tarde conseguí encontrar la baliza 2 y puse rumbo directo al CP4. No sabía si había perdido tiempo o no, no veía a nadie, ni por delante ni por detrás, sólo algunos coches de policía, seguí bastante rato motivado hasta el CP4. Allí me enteré de que había perdido casi una hora.
Después, es fácil lamentarse y darse cuenta de los errores. Fue un error, es evidente, perdí tiempo, perdí a un buen grupo de vista, perdí puestos y me desgasté innecesariamente. Nunca más volvería a correr con nadie, me tiré más de 120km solo, con lo que ello conlleva a nivel ritmo y motivación. Lo hice yo, el culpable soy yo y nadie más. Dicho esto, y sin recomendar excursión solitaria alguna, fue un momento especial, motivante y en el que me sentí vivo, no lo puedo llamar divertido salvo unos ratos al principio, pero sí que lo viví con intensidad, por las enormes dudas de cómo iba a salir de ahí y por la magnífica soledad del lugar.
En el CP4 vi por última vez a Jaume, que salía -y resalía, dieron una vuelta sobre sí mismos al equivocarse al principio-; también a Ivan 'El Terrible', tumbado en el suelo, con una manta, roto. Aunque fuera un poquito fantasmita, da mucha pena ver a un tío doblado, supongo que con la cabeza dándole vueltas a lo que le espera, desmotivado y aturdido. Días después me diría en privado porqué estaba tan reventado. Me recuperé un poco y salí a por el quinto control.
Incluye este tramo una zona peligrosa, de una caída considerable. No tiene nada de difícil, ni vas cerca del 'abismo', simplemente hay que prestar atención y no salirte de lo marcado en el GPS, nada más, aquí y en algún sitio más, hay que seguir los puntos de paso al pie de la letra, sin 'pelar' las curvas ni nada.
En lo más profundo de la noche empecé a cometer algún error. Primero seguí una pista que me condujo más de 500m a la derecha de la ruta, teniendo al final que recortar 'todorecto'. Después, empecé a pegar cabezadas muy serias, incluso teniendo microsueños; fijaba la dirección con el GPS, me fijaba en una estrella y apagaba el GPS para economizar pilas. De vez en cuando le echaba un vistazo a la estrella referencia y ya está, es muy fácil ir así sin orientarse con nada más. Pero dando tumbos de las cabezadas que iba pegando, me desvié bastante, no sé el porqué, y otros 500m a la derecha que me había ido. Nunca había luchado tanto contra el sueño a pie (sí en bici, Viseu 2008), no sé por qué me dormía tantísimo, no sé si eran restos de la fiebre. Pero el caso es que era una lucha bestial contra el sueño, y ganaba él, claro.
A eso de las 0300h, empezó a hacer un frío acojonante, vientecito, bien abrigado, y en el punto justo de pasar algo de frío, pero que si me paraba, me quedaría tieso. Conclusión: no parar por nada del mundo, había que mantenerse en movimiento hasta el amanecer. Me puse guantes y la capucha del cortavientos; sólo me quedaban los manguitos y los guardaba para más adelante, aunque al final no los usé, y el comodín del saco de dormir-chaleco de Raidlight, sólo si de verdad lo pasaba mal. Se me hizo larguísimo, fui muy muy lento, y amaneciendo alcancé el quinto control. Había pasado la noche, había ralentizado mucho mi ritmo y había perdido puestos. Pero la segunda etapa estaba concluida. Estaba en el kilómetro 116, poco más de la mitad en distancia, aproximadamente la mitad en cuanto a sufrimiento, con unas 22h en las piernas. Muy cansado, pero aún vivo, me empezaba a machacar el tendón del tibial anterior izquierdo -el derecho es el que más guerra me ha estado dando durante la temporada-, y tenía dudas de que esa fuerte molestia no fuese a más. Además, los cuádriceps, hacía mucho que me dolían de verdad, los entrenamientos con mochila parece que no habían sido suficientes.
Liofilizado de muesli con chocolate, cortavientos fuera, frontal fuera, energías renovadas con el naciente sol. En un espectacular valle, con la tripa un poco más llena y el ánimo algo reconfortado, salí a por el segundo día de carrera mientras veía a lo lejos lucecitas que me perseguían. Seguía vivo, aún con algunas fuerzas y con ganas de seguir.
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Libyan Challenge 2009: la nuit
martes, 3 de marzo de 2009
Publicado por ser13gio en 22:13
Temas: Buff, Celsius, Garmin, Injinji, Libyan Challenge, Raidlight, Temporada 2008-2009, Yo
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1 comentarios:
grande campeon jaja que lindo como lo contas pero sera lo mismo vivirla ?
Creo que si, pero ,para mi leerlo , ya me es suficiente jajaj como dice mis companeros cagon animate . no con leer tus aventuras por haora me siento de maravillas pero me pica y estimila a intentar alguna de esas ultras largas quisas, no en desierto
pero ya .
felicitaciones es vivirlo mientras se lee, que dones tenes Sergio la de ultrafondista y de escritor, narrador gracias
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