0630h de nuevo, patas de madera, desayuno potente, 15km de curvas hasta Cadaqués. Tardó bastante en llegar el autobús, tiempo más que suficiente para pensar qué iba a ser de mí las próximas horas. Tenía muchas dudas, y aunque confiaba en que nadie iba a estar especialmente descansado, sabía perfectamente que yo estaba tocado. Muchas veces creo que los demás van frescos como lechugas, que sólo puedo petar yo y que sólo a mí me duele todo. Y no, claro. Empezando porque si no estarían muchos minutos delante de mí en la clasificación, algo que no se correspondía con la realidad.
A menos de cinco minutos para salir tomé una decisión
bastante en contra de mi moral deportiva: me tomé un Espidifen. Me dolían mucho los cuadríceps, pero a la vez soy un fiel defensor de tomar lo mínimo. Dándole la razón a quien no debo, yo sabía que era "sólo dolor", nada más, no había lesión alguna; molestias muy fuertes, de las de bajar las escaleras como Chiquito, pero no era serio. Lo que sí hacía era descentrarme, y como intuía batalla, al menos quería tener la cabeza a lo que tenía que estar, a correr, a la táctica y a ver piedras, no tener medio cerebro soportando un dolor un poco tonto. Realmente no creo que afectase mucho, porque ese tipo de molestias una vez caliente (y con calentón) se pasan bastante, pero bueno, lo dicho, me tomé el sobre mágico, y que no sirva de precedente.
En 200m ya estábamos con las putas escaleras, hay que joderse, las odio, y subidón de muchos minutos. Mientras la mayoría iba andando yo, si puedo, prefiero correr aunque sea a ritmo andarín; iba ligerísimamente más rápido que andando y en poco me puse primero del grupo -un tío se nos escapó como un rayo- y creo que llevaba a alguno un poco más forzado de lo que quisiera. Pero yo iba cómodo, marcando mi ritmo y haciendo mi carrera, sin apretarme pero sin ir despacio, desgastando y desgastándome. Iba con bastantes más fuerzas de lo esperado -aunque si me hubiesen apretado supongo que esta sensación hubiese desaparecido- y tras el primer fuerte monte vino un falso llaneo precioso y pedregoso. Yo tenté la suerte dos o tres veces, vi varios tobillos más que se iban a su rollo, pero quien se llevó la peor parte fue David 'Diedre' quien se lo jodió bien. Nos paramos todos un momento, pero su carrera cambiaba radicalmente por un despiste.
Poco a poco se nos iba Joel "el balilla" hasta que dejamos de verle, desde luego que o iba muy bien o estaba echando un órdago, porque nosotros tampoco íbamos de paseo. Poco antes de la larga bajada hacia el primera avituallamiento nos juntamos unos cinco o seis corredores y así llegamos al refrigerio con ¡tres minutos de desventaja! Si yo le llevaba seis y en 12km me había recortado la mitad, algo había que hacer. Salgo el último del avituallamiento disparado (véase la foto de Rayo McQueen) y poco después la cabeza empieza a hacer cálculos: si en el próximo sector nos coge sólo un minuto más, con las alas que da liderar y el empalme lógica de saberse luchando por la victoria, puedo agonizar al final. Y no me apetecía. Así que moví ficha. A correr. Cable cruzado. Me pongo a correr como un perro por un bonito camino que combinaba piedra, alguna playa, escaleras, poco asfalto, paseos de madera y no sé qué más superficies (como ha sido toda la carrera) pero sorprendentemente bastante plano (para la Costa Brava, entiéndase), a un ritmo bastante majo pero pensando que no podía tampoco vaciarme porque mi principal rival -Victor- lo tenía en el cogote. Menos mal que tampoco lo pensé demasiado porque en frío no sé si hubiese hecho lo que hice, lanzarme con bastante ímpetu hacia Joel y puede que descojonándome de cara al final de la etapa contra Victor.
Íbamos pasando a los "pobres" de la Xtrem, jodidillos ellos, lentos (¡faltaría más!), pero para mi sorpresa casi todos corriendo... ¡con la paliza que se habían metido el día anterior! Tras bastante rato por fin dimos alcance a Joel, me costó unos 7km quizá, lo que indica dos cosas: que nuestro ritmo era fuerte en comparación con el suyo y/o que se le había ido la mano y lo estaba pagando. Fue cogerle y flojear, sentí alguna debilidad y quienes debían copar el podio, Victor y Cyril, me llevaron un rato con no demasiadas buenas sensaciones, no petaba, pero supongo que parte de la motivación se me había ido tras neutralizar a Joel.
Volví a recuperar fuerzas, íbamos bastante centrados y el tramo final hasta el pueblo de Colera -segundo y último avituallamiento- discurría por un cabo y un bosque bastante agrestes, una pequeña playa y una buena subida donde arriba estaba Jaume para explicarnos cómo no perdernos en el siguiente tramo. Ahí iba francamente bien, confiado en que podía ganar, pero que si no lo hacía quien fuera de los dos iba a tener que escupir sangre, porque a 5km de meta y con tres minutos de ventaja aparte de un fuerte ritmo me tenía que vaciar de alguna forma ilógica para no dosificar ese tiempo. Bebimos y comimos algo, salimos juntos y rumbo a la última subida, bastante dura, casi toda andando, raspándonos las maltrechas piernas, y que nos llevaría a un sendero con unas vistas acojonantes. Ni Victor ni Cyril me tentaron de verdad, sólo pensaba en estar centrado, no desfallecer y no torcerme los tobillos. Fue pasando el tiempo, avanzábamos hacia meta y no pasaba nada, ¿sería el final tan tranquilo? Un cuarto hombre nos acompañaba, se le pusieron los ojos del revés al verse con posibilidades de ganar y el podio bajamos alegres hasta Portbou, juntos. No creo que pensáramos demasiado en el puesto, estábamos francamente contentos de haber superado una dura carrera, tras tres días de incertidumbres; ahí estábamos, bajando hacia Portbou, el último pueblo antes de cruzar a Francia, los tres juntos, deseando que acabaran las penurias.
Para mí fue un final perfecto, sin grandes agobios, una etapa dura, sensaciones bastante decentes, y sin disputar al final algo que no quería, fue mucho mejor llegar los tres juntos y que las anteriores etapas hubiesen decidido la general.
¡Guanyador de la cursa!
Me resulta extraño, inverosímil casi, pero sí, gané. No hay muchos secretos en esto del correr, tanto para lo bueno como para lo malo. Tampoco me nubla un puesto, me quedo con bastantes otras sensaciones de mucho más valor, y ya guardo un excelente recuerdo de un fin de semana largo de carreras y buen ambiente, para mí, lo que quedará en el tiempo.
Cháchara, masaje, cháchara, "ducha" en un gélido Mediterráneo, más cháchara, podio, 750km, y se acabó. Quedan recuerdos y dolor de piernas; y esto se pasará en dos o tres días. Una muy buena experiencia deportiva y una mejor vivencia personal.
s
30,87 - Distancia (km) - 104,52
1.212 - Desnivel positivo (m) - 3.929
3h07' - Tiempo - 10h46'
6'03" - Media (/km) - 6h11"