Mi Hong Kong 100 Ultramarathon - The Half (1)
Íbamos ya servidos, pasada una crisis entre el match y el set ball. Por dos razones no pienso que fue leve: una, lo pronto, mediada la carrera; y dos, por lo del casi mareo, esto no es que me preocupase pero no me gustó. Pero poco a poco se salvó. En una de esas situaciones en las que sólo se puede agachar la cabeza y pasarlo lo menos mal que se pueda. Porque cuando la gente te pregunta por esos momentos malos y dolorosos, que cómo consigues vencerlos en mi cabeza está un mono con unos platillos, no sé... ¿te piensas que puedo apartar el dolor de mi cabeza? No claro, pero sí uso una desarrollada estrategia basada en El Arte de la Guerra, de Sun Tzu: me jodo y me aguanto.
Pasado el momento crítico, que no lleva cinco ni cincuenta minutos pude recomponerme, corría siempre que era posible incluso en subidas fuertes, estaba rodeado de gente igual de motivada y nos íbamos viendo con lo que es algo más sencillo que la pereza y la excusa barata nos venciera. El desgaste ya era más normal, progresivo, aunque ya iba en modo finisher y a tomar por culo todo: dícese del modo en el que te empieza a sobrar carrera y sólo quieres llegar pero que vas a llegar por la gloria de tu madre.
Ay ay ay ©Anta Brand |
Penúltimo avituallamiento, me lo tomo con cierta calma pero adelanto a alguno, me encuentro un pelo mejor y empieza a oler a meta aunque sin euforias. De este avituallamiento recuerdo un medio sándwich que, reloj en mano, me llevo dos horas y tres minutos tragarlo, cago en mis muelas, se me hizo bola pero mejor no forzar que la repatriación y tal tiene que ser un lío de papeles y no quiero eso para mis seres queridos. Diecisiete horas después... por fin último avituallamiento y arreando que es gerundio, veo que están echando agua por encima y me sumo. No menos de 20 litros me echaron y no exagero nada. Menos mal que tengo un móvil impermeable pensaba cuando me empaparon de pies a cabeza. De hecho me dejan helado que casi me da una tiritona a más de 20 ºC a la sombra y 70 % de humedad. Pero vamos a acabar esto. La verdad, nos hizo un día excelente, mejor cuando vienes del invierno (aunque sea suave), el día absolutamente precioso con fantástico azul propio de latitudes mediterráneas. Y sí, padecí creo que la humedad, pero firmo por un día así, fue sencillamente fantástico.
Otra foto de playucas chulas. En realidad son tres o cuatro pero la estampa es increíble ©Anta Group |
Una última subida, un pequeño collado, donde mañana se desviarán los valientes de la larga para hacer la segunda mitad. Llevo un buen rato con un tipo bufando detrás y aunque no sé lo que queda exactamente porque llevo un ligero retraso en el GPS creo que cinco. En desnivel creo que recordar que eran 2000 pero al subir el track al GPS me puso 1750 lo que me hizo confiarme cuando pasé de los 1000... pero los GPS no se hicieron para medir altitudes y al final me salieron como 2075 que es menos desnivel que lo que suele haber en España pero el que me diga que es corrible le arranco la nuez, sin violencia, de un impacto seco. Corrible lo que me cuelga. Sí, se puede correr pero hostia que te dejas los riñones también y con tanto puto escalón en bajadas tampoco vas precisamente suelto. Y no te cuento en esas bajadas donde la huella del escalón es enana, no te entra el puñetero pie, subiendo sin problema, pero bajando pones el pie de medio lado.
¿Eso es la meta? Eso es la meta |
A lo que íbamos que me disperso. Acaba la subidita y empezamos a bajar hacia meta, no era pendiente, no era difícil, no era el momento de fallar, así que a mi rollo, de hecho bajo algo lento pensando en no piñarme y sospechaba que mi sombra me iba a adelantar en cualquier momento pero mientras no lo haga yo pongo el ritmo que no era precisamente veloz. El tipo que llevo bufando detrás no se me descuelga y no me va a relevar, si me releva es para pegarme un palo y yo con dorsal me defiendo con uñas y dientes me da lo mismo el puesto. Con lo que cuando se suavizó la pendiente y pude alargar zancada fui yo el que le cambié como buen picado que soy. Dejé de escuchar bufidos. No sabía lo que me quedaba pero era un cambio algo optimista a priori hasta que poco después entramos en el asfalto final y ya sabía lo que quedaba, ¿menos de un kilómetros quizá? Ya puedes correr, chaval. Cambio sostenido hasta que diviso meta y veo dos almas en pena, uno no se resiste, el otro sí, carne de cañón. Hecho. 7h37' o algo así, 41º creo. He tenido suficiente.
"He tenido suficiente", definición gráfica |
Tras lavarme, parlotear y comerme alguna hamburguesa llega el temido momento. Volver. Con la puta bici de las Árdenas. Se iba a dejar los riñones Rita. Subí hasta donde pude, anduve unos 300 metros y bajando con los claqueteos de los juegos de los bujes y la dirección, apunté a casita. Había sido un día largo, suficientemente duro y volvía contento con la experiencia.
Lo que quedaba de tarde de vagueo, cómo lo disfrutamos con el cansancio en el cuerpo, haciendo que trabajaba, sentado en un porche al solete hasta que me empezaron a acribillar los mosquitos y poco más de día.
Para el siguiente pude ver un buen rato de los de la 100 km y en otro momento tuve oportunidad de dar un paseo por Hong Kong y un agradable piscolabis en una terraza con unas bonitas vistas y mejor compañía haciendo tiempo para coger el avión de vuelta. Un larguísimo viaje creo que de en torno a las quince horas, breve escala en Londres (donde tuve el tiempo justo de dejarles un buen pino) y camino Españita. Sonado unos días pero con una gran experiencia personal por todo lo vivido.
El otro Hong Kong, el único que la mayoría conoce |
Decía antes que había corrido en muchos sitios y tal, algunas veces no era consciente del privilegio de ciertas cosas, esta vez sí lo he sido, es un privilegio ver mundo; correr en sitios diferentes; conocer a gente (Steve, Janet, Jeri, Ricardo, Núria, Montse y mucha gente cuyo nombre no recuerdo ya); conocer a compañeros muy diversos con los que te has juntado por los caminos; ver, aprender, llenarte de recuerdos que vives intensamente. Quién me iba a decir que un día fuera a correr en Hong Kong, cuántos planetas no se tienen que alinear para que acontezcan ciertas cosas y a veces van y ocurren. Debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, es un privilegio poder vivir razonablemente acomodados, tener algo de dinero sobrante y tener en qué emplearlo. Y tener una afición que nos permita rellenar el día a día.
En este par de semanas en casa he leído varias noticias de Hong Kong, una que se han cargado a Evergrande (agujerazo inmobiliario a China), una movida de banderitas y demás (el tema va a ir en aumento) y no sé qué más. Siempre me pasa, creo que a todos, que cuando estamos en un sitio siempre luego vemos más noticias de ese sitio, no es casualidad pero no es que haya más noticias, es que tu radar tiene ya otro objetivo. Y está muy bien llevarte ese pedacito del lugar que visitaste, nos humaniza y nos acerca. No sé si nos hace mejores pero sí diferentes.
Ha sido un privilegio vivir esta experiencia que se vendrá conmigo hasta la tumba o hasta que me azote el alemán, uno de dos.
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