Si algo no me ha gustado de estas selecciones es que hemos ido con el gancho al cuello todo el día, no nos daba tiempo ni a hacer una digestión, todo el día con prisas, la tienda hecha un caos, la bici sin engrasar… un poco “anárquico” por mi parte y para mi gusto.
Pensándolo de otra manera, nos quería probar en muchos diferentes aspectos y no había más tiempo que dos días, con lo que nos han atropellado con prisas y horarios, lo que nos ha mantenido frescos, despejados y activos. ¿Contradicción? No. Me gusta ir con más calma por la vida y me molestan los asfixiados, pero ha sido divertido ir a toda leche todo el día.
Con los mofletes aún rumiando el desayuno ya estábamos en la primera prueba. Nos dividieron en grupos de cinco o seis e íbamos rotando por las pruebas. Afortunadamente, nosotros empezamos con una relajada a nivel físico, que hacía bastante fresco (a las 0800h, 1,5ºC) y no apetecía nada correr o montar en bici. Estas primeras pruebas eran de habilidad, coordinación y trabajo en grupo; un cursillo básico de maniobras de recuperación de un vehículo (eslingas, planchas de arena, tractel, etc.); un test en inglés de mecánica básica (básica si sabes lo que es un motor, si no, es chino mandarín para ti; se me ve concentrado en la foto, ¿eh?); y una de orientación aparentemente muy sencilla. Y en realidad lo era: una matriz de 6x6 –creo recordar- y había que ir de un punto a otro siguiendo un recorrido específico e ir picando como en orientación campestre. Me resultó fácil hasta que en un momento dudé, seguí, pero tendría que haber comprobado que esa duda había quedado bien resuelta, y no fue así. Fallo gordo por mi parte, no tener la sangre fría de comprobarlo y rehacer si era preciso. Me arrepentí de nuevo, creo que sólo he cometido tres errores importantes , y éste era el segundo a primera hora de la mañana del segundo día.
El segundo bloque de pruebas era de escalada. Primero nos hacían pasar por esos puentes tibetanos de varios tipos que dan un poco de respeto –la altura no era extraordinaria, pero te partías en dos si la seguridad fallaba-, para acabar con una divertidísima tirolina de150m, a unos 40km/h pero que no daba ningún miedo: creo que todos llegamos con una amplia sonrisa abajo porque era realmente divertido. Nos esperaba luego una sencilla pared de escalada, primero subiendo y luego asegurando, y acabamos con lo más difícil –para mí- y más físico: jumar. “Jumarear” es subir por una cuerda con un jumar, un aparato de escalada que es un puño metálico y que, ayudándote de dos brazos y una pierna, te permite progresar por una cuerda. Es mitad coordinación mitad fuerza, y creo que no tengo ni lo uno ni lo otro, con lo que me pegué un buen calentón, pero lo hice sin más problema que tostarme un poco; afortunadamente no había tiempos, era apto/no apto.
El tercer bloque era mountain bike: un recorrido de unos dos kilómetros, cinco vueltas y contando tiempo. Una primera vuelta de reconocimiento, y a salir a morir. Sabía el tiempo del que yo intuía que iba a hacer el récord del día, y salí con ese objetivo. Desde la primera vuelta supe que no lo batiría porque me van muy muy mal esos esfuerzos tan intensos y breves, iba fuerte y a buenos ritmos, pero me ardían las piernas –ión lactato a espuertas- cada vez que apretaba un poco, y tenía que ir cortando continuamente, y vuelta a acelerar. Es lo que tiene que tus dos últimas carreras de mountain bike hayan sido de 24 horas, que no vales ni para tomar por culo en esfuerzos cortos. Me metieron los primeros al menos un minuto y medio en media hora, mucho para luchar por puesto, poco si se me conoce mi nula potencia y explosividad. Desgraciadamente un compañero se cayó y se rompió la muñeca; fue una prueba que dejó bastantes lisiados, pero sólo éste de gravedad.
Antes de comer teníamos unos entremeses en forma de natación. Es una prueba obligatoria por “Decreto-Ley” con lo que tenían que probarnos sí o sí. Lo malo es que no había piscina cubierta, y dudo bastante que el agua superase los 5ºC. Era un “charco” que no llegaba a los quince metros ni en sueños, ida y vuelta, pero estaba increíblemente helada. Creo que si no llega a ser obligatoria me hubiera pensado mucho meterme aunque me hubiera penalizado. Lo hice el segundo, rápido y aún así me empezó a doler la cabeza en menos de diez segundos en el agua. En esta prueba un colega malagueño casi fallece, se quedó bloqueado por el frío y casi no la pasa… o algo peor, se tiene que meter de nuevo a intentar hacerla.
Comida. Pero no comas mucho porque antes de que empieces el postre ya te están diciendo que en cinco minutos empieza la siguiente prueba. ¿O comes bien y ya te arrepentirás luego? Más bien esto segundo. Igual que tuve suerte por la mañana al empezar suave, por la tarde comenzó mi grupo con orientación. Si alguien no sabe lo que es la orientación le hago un resumen rápido: te dan un mapa y una tarjeta en blanco, tienes que buscar unos puntos marcados –ocho en nuestro caso- en el mapa y cuando lo encuentras en el campo sellas una tarjeta que legitima que lo has encontrado, y hacerlo todo en el menos tiempo posible. Resumen aún más rápido: ir “a pijo sacao” buscando unas telas naranjas con mirada felina, picar y volar a la búsqueda de la siguiente tela naranja. Muy bien para después de comer, ¿no? Lo hice una vez en mi vida, en 1999, nocturno y dentro de la ciudad de Madrid, con lo que es como si no tuviera nada de experiencia. La verdad, se me dio mucho mejor de lo que me esperaba, lo acabé en 15’ creo (de 20’ máximos posibles)… hasta que me di cuenta de que una de las balizas no me correspondía, pero es que estaban a 70m una de la otra y la vi, y fui como una flecha a por ella, sin mirar el número ni nada. La segunda parte de la orientación era muchísimo más sencilla, era con GPS y sólo había que buscar dos puntos: es prácticamente imposible no dar con puntos del GPS porque te lleva como un tonto, sólo tienes que seguir una flechita, la única diferencia es el tiempo, dar más o menos rodeo. Me salió bastante bien y lo acabé en menos de cinco minutos, y casi no podría bajar ese tiempo ni sabiendo previamente dónde estaban los puntos porque apenas dudé.
Prueba “final” del día. ¡Land Rover! Honestamente, la bici, la orientación, o correr lo haces cualquier día, pero no siempre puedes catar un Land Rover Discovery 3 de 50.000€ por zonas un poco técnicas, y en parte por eso me ilusionaba la G4. Primero unas clases previas de toda la electrónica que lleva (control de descenso, altura de la carrocería, control de tracción, etc. etc. etc.); luego una vuelta por parte del Douggy, nuestro monitor escocés en un circuito de “motocross”; y a continuación, una vuelta cada uno conduciendo. Estas gentes de Land Rover son unos auténticos descerebrados, porque mira que dejarme a mí un coche tan caro con nula experiencia… Incluso después nos dimos una vuelta por campo, cruzando un puente de troncos, haciendo subidas con algunas piedras sueltas, algún descenso majo, un poco de barro, vamos, un festival, yo iba disfrutando como un niño, en serio.
Teóricamente las pruebas habían acabado. Ja. Una prueba de cámara en inglés que fue mi tercer error que yo me haya notado; sencillamente no me salían las palabras, no es que sea yo muy ‘fluent’, pero algo más de lo que demostré sí, yo creo que tenía la mandíbula y la neurona congeladas del frío que empezaba a caer.
Otra vez el amigo Pep Vila con su soniquete “en cinco minutos todos preparados aquí con la bici, ropa de bici y el frontal”… y a correr a preparar todo. Nos esperaba el ‘Eliminator’. ¿Cuálo? Un circuito de cuasi-BMX, quince tíos con la adrenalina a tope, ronda eliminatorias, prueba nocturna iluminada con los focos de los todoterreno, la prensa y la organización mirándote. Y a morir. En la primera ronda se eliminaban los cuatro últimos; en la segunda, los tres; en la tercera, último y penúltimo; a partir de aquí, sólo el último. Creo que ya he dicho alguna vez que me potencia es nula, que soy ultramaratoniano, que si las carreras de bici de 24h, pamplinas. He visto muchas carrera de motocross y supercross en mi vida y al menos algo he aprendido; lo que me faltaba de potencia lo suplía en la salida con picaresca y agresividad. Creo que nadie se percató de porqué salía alejado de todos, y era porque tenía una muy buena –y corta- línea recta y porque no pillaba un bache que me descolocaba. Así, hacía muy buenas salidas, con bastantes ‘holeshot’ (salir de la primera curva liderando) y, con ello, media manga hecha. Lo malo es que luego venía una buena subida de unos 100m y me abrasaban por potencia, chispa y cadencia. Conservé un poco las energías en las primeras mangas con mis buenas salidas; iba atacando más en las siguientes; tracé muy bien y cerraba con ganas; y me planté en la final para mi sorpresa. En la final también salí primero, de nuevo, metiendo hombro y entrando muy fuerte en la primera curva, pero en la subida la rueda trasera me botó varias veces, di varias pedaladas en vacío seguidas y me quedé tan clavado que casi tengo que plantar el pie en el suelo, perdiendo toda posibilidad de ganar. Pero bueno, me lo pasé muy bien, quemamos adrenalina como animales y fue un espectáculo interesante, seguramente desde fuera también, porque desde dentro, tensión aparte, era divertidísimo pero muy exigente.
Noche cerrada, ducha, a cenar y… “en cinco minutos bla bla bla…”. Sorpresa. Nos dividen en dos grupos, pozas de agua y barro, dos Land Rover, y mucha eslinga, tractel y troncos en el suelo. Mal rollo. La prueba final consistía en mover un Land Rover por tracción humana por encima de una poza construyendo un puente de fortuna, y luego meterlo en la segunda poza de barro y sacarlo de ahí también con tracción ‘manual’. ¿No babeábamos todos con el Camel Trophy? Pues toma Camel. Creo que debió de ser un digno espectáculo verlo desde fuera, gente metida en el barro con mierda hasta las cejas, currando a degüello, todos pegando voces y dando órdenes, problemas que surgían, pique entre dos grupos; todo ello en un ambiente sano y competitivo, con flashes y cámaras revoloteando y, seguro, todos opinando qué harían ellos y qué estábamos haciendo mal. Salieron fotos muy bonitas y espectaculares y dejo una larga galería al final. Ahora, a toro pasado, te das cuenta de que a los cuatro candidatos finales masculinos nos habían puesto en parejas en ambos grupos para ver cómo nos desenvolvíamos. Ganamos, por cierto. A la ducha en zapatillas y pantalones y a la 0100h a la cama. No está mal, 18h30’ en pie y casi siempre ocupados y la noche anterior que apenas había pegado ojo.
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