Charlie Engle, uno de los dos tipos que intentar cruzar los Estados Unidos a ritmo 'sólo puede quedar uno', abandona su travesía. Tras comprobar que no tiene fracturas por estrés, seguir andando, renquear y arrastrarse como buenamente podía 18 horas al día, ha decidido dejarlo... a medias. Deja de correr, incapacitado por las lesiones y los dolores, pero se ha hecho con una bici y quiere llegar y acompañar a Marshall Ulrich. A eso se le llama determinación.
Y como Marshall le llevaba un buen trecho, va y casi el primer día se mete 200 millas (320km) del tirón... le van a salir unos forúnculos como puños, ya que lleva un año sin tocar una bici, según él. Además, no lleva pedales automáticos, no aguanta el ir con el pie enganchado y sus tobillos no le permiten ponerse de pie en la bici y se está metiendo buenos puertos por Colorado. Y si en Nevada se cocía de calor, ahora está pasando más frío que un tonto, con vientos fuertes y lloviéndole a saco. Huevos para dar y repartir.
También le ha sacado la parte positiva del asunto, pues, según dice, así se podrá parar más a hablar con la gente, para redescubrir lo más profundo de su país, uno de los objetivos de Running America.
Marshall, por su parte, sigue, pero también pasó por el hospital pues también sospechaba que podía tener fracturas por estrés. Al descartarse, y con una galopante tendinitis en su pie derecho, ha podido continuar a un ritmo de 60-68 millas diarias (96-109km). Me pega toa la risa.
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2 comentarios:
Esperemos que esta historia no acabe en amputaciones o algo peor....109km al dia, a mi no me da la risa, a mi me preocupa.
A ver que piensa de esto Luis CyT.
Veo que la historia te impresionó.
Quiero pensar que fue algo muy puntual, ¿no? Yo, al menos, jamás lo había oído.
Como mucho se quedarán atontaos de tantos kilómetros.
s
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