En un error garrafal vi una llamada en el móvil y la cogí. Ya estaba sentenciado. Habría de desaprovechar 1h45' de mi valiosísimo tiempo hablando con un tipejo sobre material de montaña de hace no 20 si no 30 y más años. He de reconocer que iba a pecho descubierto, no tenía tan claro de qué íbamos a hablar y mi memoria no es precisamente buena; salvamos los muebles, creo, pero con algo de mejor memoria podría haber estado mejor. Creo que este deporte empieza a tener el suficiente tiempo como para que la historia sea razonablemente rica y esté lo suficientemente dispersa como para que se vayan perdiendo, posiblemente para siempre, muchos datos.
Leía hace poco que el 30 % de todo lo que se ha escrito en internet se ha perdido, para siempre, sin posibilidad de recuperarlo. Nos puede sorprender que el saber humano se haya destruido casi en su totalidad varias veces en diferentes incendios de bibliotecas, saqueos y demás; ahora, de un modo pacífico, ocurre algo parecido. Las revistas ocupan, internet ocupa espacio y supone gasto, y ambos parecen prescindibles. No existe la necesidad de hacer perdurar este conocimiento o historia y aunque estamos aún no tan cerca de que algunos protagonistas fallezcan y con ellos su historia, creo que no equivocarme si digo que ocurrirá. Ahora mismo indagar de material de los 90 sería bastante complicado, con webs y foros desaparecidos, sin que hubiera medios de comunicación (o muy muy primigenios) y con gente desmemoriada como yo.
Pero bueno, dejando las filosofías de todo a cien de lado, si tienes un rodaje larguito puede valer y si no pues esperamos no haberte provocado daños irrecuperables. Y si has aprendido algo, mejor. Por aquí abajo en Ivoox sin aceptar cookies (o aquí, mejor en la aplicación para no ceder tus datos), Spotify y supongo que alguna más pero lo buscas tú, coño, procrastinador de los cojones. Hala, arreando.
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